Año 3006
                Desde el banco del parque rojo

Tiempo:

Dicen tanto de ti.

Lamento decirte, pero eres muy poco querido.

Y lo entiendes, sé que lo entiendes, no es tu intención escapar tan rápido de nuestras manos pero aún así lo haces.

Pero no es tu culpa, yo lo sé, tú nunca diste un fragmento específico al cual te acogerías, simplemente soy yo que siempre quiero más de ti. Pero no puedes, no me darás más ni tampoco menos.

Y eso está bien, lo entiendo, pero aún así, en ocasiones, quisiera que fueras más despacio, que me dieras más segundos para recordar esto. Que la arena se deslizará más lento, solo unos segundos más.

Pero no lo harás, tú nunca paras, nunca te detienes, no te congelarás.

No obstante te doy las gracias, por los segundos antes de llegar tarde, por las horas de desvelos, por los años bisiestos y los minutos del reloj de arena.

El reloj, tu viejo compañero y amigo, solo él sabe lo que de verdad sientes.