Domingo 10 de Noviembre, 2024

Hola, mi Layne,

Hay una fresca brisa, aquí en mi dormitorio, el viento corre fuerte y roza en mi rostro y en tu fotografía. Yo te miró en ella con mi perdura sonrisa y me hace amarte con anhelos y fervor. Tomé tu foto y te acerqué conmigo a la ventana, para que sintieras el viento relajador y vieras conmigo el perfecto y bonito cielo celeste, rodeado de nubes y después volví a sonreírte y te hablé, como siempre suelo hablarte, mi Layne. Te pregunté si a caso habías sentido el viento y sé que lo sentiste en tus mejillas, porque tu tierna sonrisa, me pareció por unos instantes más latente, lo que me hizo de nuevo sonreír y sonreírte.                      

Aquel viento otra vez entra a mi dormitorio y juega con la cortina de mi ventana, la que insiste en mostrarme el cielo cubierto de nubes. Muchas nubes, las que me detengo a mirar y veo una que es igual a la de un corazón, mi corazón enamorado de ti y de tu ternura y bondad.

Siempre tuya
Stephanie.