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Me pones sexy

Aquella noche Lena y Rose vinieron a buscarme para sacarme a rastras de la casa y asegurarse de que iría con ellas. Lena se metió en mi armario para buscar un conjunto "para cazar" y Rose me obligó a hacerme un maquillaje más sofisticado.

- Tienes que estar rompedora por si Mikael aparece -Escuchaba decir a Lena- así se arrepentirá de ser tan sumamente gilipollas.

Suspiré por enésima vez. No es que estuviera precisamente contenta de que mi "posible", como Rose lo había bautizado, hubiese desaparecido del mapa, pero a fin de cuentas sólo hacía pocos días que lo conocía y a penas teníamos un comienzo de amistad.

El chico me parecía atractivo y cumplía las condiciones para llegar a ser algo más, pero eso era todo.

No obstante, por no llevar la contraria a mis estilistas, me arreglé especialmente. Al mirarme al espejo quedé satisfecha: estaba realmente preciosa.

- Hoy te vas a comer la noche, estás guapísima -dijo Lena.

- Os equivocáis -repliqué- ¡¡nos vamos a comer la noche!!

Empezamos a reír y nos dispusimos a salir. Esa noche iba a ser nuestra noche. ¿O no?

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Cuando llegamos, desde la puerta, podía escuchar el murmullo de la gente. Esa noche iba a estar lleno de gente y no era muy fan de las multitudes, pero tenía ganas de verle.

Sí, lo reconozco, realmente quería verle y preguntarle por qué había desaparecido de repente.

Rose pronto desapareció para volver con unos "margaritas".

- Venga Gabri, tómate uno de estos que te conozco y te vas a pasar sino toda la noche mirando hacia la puerta.

Me tuve que reír, porque tenía mucha razón, así que le tomé el "margarita" de las manos y di un sorbo. Inmediatamente me puse a toser.

- ¿¿Esto es un "margarita" o es media botella de tequila?? ¡Esto no hay quién se lo beba!

- Venga ya, Gabri -dijo Lena- lo que pasa es que llevas tanto tiempo encerrada en casa, que si te damos algo más fuerte que un malibú con piña te afecta.

- Tampoco es para tanto... -repliqué- sí que salgo...

Ambas me miraron con una ceja levantada, ¡era asombroso cómo podían llegar a sincronizarse con el único fin de causarme remordimiento de conciencia!. La verdad es que algo de razón tenían: quitando las últimas dos salidas, entre las que había pasado más de un mes, no era muy dada a salir.

Mi vida, desde que decidí pasar del amor, se centraba en estudiar todo lo posible para lograr llegar lejos a nivel profesional.

Lo malo, es que en el camino me iba alejando también de mis propias amigas y, eso, era algo que no podía permitir.

- Tenéis razón, malditas, soy un desastre y no os hago mucho caso, pero ya sabéis que os adoro...

Las tres nos echamos a reír de nuevo mientras acabábamos los margaritas de un trago.

La noche pasaba tranquila, Rose hablaba animadamente con un chico, Lena había fijado su mira sobre un moreno de ojos verdes y éste no tardó mucho en acercarse para bailar con ella.

La verdad es que tenía dos amigas muy guapas. Lena era bajita, morena, con cara de pícara y Rose era muy bonita y dulce.

Hubo un momento en que me quedé sola y mis pensamientos volaron hacia el lobo, pero enseguida cambié el chip: estaba para disfrutar, no para amargarme.

Entonces empezó a sonar la canción "Me pones sexy" de Thalía. No es que fuera de mis canciones favoritas, pero esa noche se me metió por el cuerpo y no pude evitar cerrar los ojos y empezar a contonear las caderas. Suavemente, con cadencia, dejándome llevar.

Noté que alguien me tomaba de la cintura y abrí los ojos de par en par, dejando de bailar en seco. Me encontré con un chico bastante guapo de rasgos asiáticos cuya cara me sonaba mucho, muchísimo.

- Preciosa, sigue bailando, lo haces muy bien. -Me dijo.

- No, la verdad es que no bailo bien -le contesté en un torpe intento de sacármelo de encima. El chico era muy guapo, sí, pero no me sentía cómoda.

En lugar de marcharse, se acercó más a mí; tanto que podía notar su aliento acariciándome el cuello. No puedo decir que no me gustase, de hecho empezaba a notar cosquillas en el estómago, pero yo esa noche estaba esperando a otra persona, así que me disculpé con la excusa de ir al baño y me alejé con la intención de salir un poco fuera y que me diera el aire.

Entonces lo vi entrando por la puerta. No lo recordaba tan guapo, tan sonriente, tan... especial. El rostro se me iluminó, el corazón se me aceleró, notaba el estómago lleno de mariposas. Iba a llamarle, que supiera que estaba aquí. De repente él miró hacia donde yo estaba, como si hubiera notado mi presencia. Le sonreí e iba a llamarle cuando él me hizo un gesto que me hizo callar.

Tardé en darme cuenta, probablemente porque nunca lo hubiera imaginado, pero de su mano iba una chica rubia con el pelo largo, preciosa, con los ojos azules, la nariz y los labios finos. Una chica que tenía la misma cara de felicidad que yo hasta un segundo antes.

Le miré sin aún comprender bien, esperando algún gesto de su parte, pero se limitó a bajar la mirada y seguir hacia delante, saludando a amigos a los que animadamente presentaba a esa chica, perdiéndose entre la multitud.

Yo me di media vuelta, incrédula, traté de buscar a Rose pero la encontré en un momento "romántico" con el chico con el que antes hablaba y no quise molestarla. Lena directamente había desaparecido, probablemente aparecería una hora más tarde o me llamaría al día siguiente para contarme su nueva historia, dependiendo de lo bien que le fuera.

Me apoyé entonces en una pared y cerré los ojos. No sabía cómo me sentía. No quería saberlo. Respiré hondo y vi que el chico de antes me miraba con preocupación, se me acercó de nuevo y esta vez no traté de huir. Le sonreí como buenamente pude y él me acarició suavemente la mejilla.

- ¿Estás bien? -preguntó directamente, sin tapujos. Parecía que su preocupación era sincera. Así que decidí serlo yo también y negué con la cabeza.

- No, pero lo estaré en un momento -en ese momento dejé de ser racional, ¡a la mierda todo!- ¿me ayudas?

Él me sonrió, la sonrisa de un tiburón, me tomó de las caderas y yo pasé los brazos para rodear su cuello.

- Por supuesto que sí, sweetheart, Takeshi siempre estará al servicio de las damiselas en apuros.

Él era muy guapo y yo no tenía que rendir cuentas a nadie así que, simplemente, me dejé llevar por la música.

De fondo sonaba un tema un poco antiguo: "gotta get thru this" de Daniel Bedingfield.

Give me just a second and I'll be all right

Surely one more moment couldn't break my heart

Give me 'til tomorrow then I'll be okay

Just another day and then I'll hold you tight





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Takeshi resultó ser un chico simpático y un gran bailarín. Debo reconocer que me hizo olvidar porqué me sentía tan mal un par de horas antes. No intentó siquiera besarme, y se lo agradecí, en ese momento sólo necesitaba despejarme la cabeza, no liarme más.

A las 5 de la mañana Rose se me acercó para preguntarme si quería que me llevara a casa, así que me despedí de él. Salió con nosotras a la calle para poder despedirse sin tanto ruido de fondo (eso dijo). Una vez fuera nos intercambiamos los números de teléfono, todo en un tono meramente amistoso.

- ¡¡¡Takeshi!!!

Una voz que se me hacia familiar hizo que mi recién adquirido amigo apartara su atención de mí. Yo no quise girarme, sabía perfectamente de quién se trataba. Lo que no entendía es qué hacía fuera, solo, después de haberme dejado como una idiota antes. ¿Acaso quería reírse más de mí?

- Hombre Mikael, veo que ha venido Tessa a verte. Hacía mucho que no veía a tu novia.

No sé que me sorprendió más si el hecho de que recalcase la palabra novia o que, sin venir a cuento, decidiera pasar su brazo sobre mis hombros en un gesto claramente protector y, sobre todo, posesivo.

Noté como la mirada de Mikael se oscurecía, como si le molestase el gesto de su amigo, pero a penas duro un instante, enseguida se recompuso y volvió a ignorar mi existencia, como si no me conociera.

- Sí, fue una visita sorpresa, no me lo esperaba... en absoluto.

Creí intuir que esa explicación era más para mí que para Takeshi, ¿de qué mierda iba? Toda mi tristeza se convirtió en un cabreo supino. ¿Me había tomado por imbécil? ¿de verdad pensaba que iba a tener algo conmigo después de mentirme? ¿¿de saber que ya tenía novia?? ¡Un huevo!

Mucho tenía que llover para que yo decidiera mandar mis principios a la mierda por un tío así.

- Pues deberías estar feliz, eres muy afortunado por tener una novia tan enamorada de ti -le espeté sin poder aguantarme más.

Él me miró apesadumbrado y con una sonrisa que no le llegaba a los ojos me contestó.

- Sí, tienes razón.

Por el rabillo del ojo noté que Takeshi nos miraba, analizándonos. Me acercó aún más a él alejándome de Mikael.

- Pues no está bien que dejes a tu novia sola entre tantos tiburones, amigo. Yo, al menos, nunca dejaría a mi sweetheart sola ni un segundo.

No sé qué era lo que pretendía Takeshi, ¿no se supone que eran amigos? En cualquier caso Mikael estaba claramente mosqueado. Nos miró a ambos, tratando de averiguar si era un farol o si realmente estábamos juntos como había dejado intuir.

Llegados a ese punto decidí abandonar a ambos machos. Estaba demasiado cansada para aguantar una pelea de testosterona sin sentido, así que le di un beso en la comisura de los labios a Takeshi (jódete, Mikael, por mentiroso) y me despedí de él (sí, sólo de él).

- Hasta mañana Takeshi, ¡sé bueno!

Y me fui con una Rose que no daba crédito a la situación. Me hizo un gesto tratando de buscar una explicación y yo negué con la cabeza. Estaba muy cansada, por la mañana ya les contaría a ella y a Lena con detalles.



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Cuando llegué a casa me di una ducha y me fui directa a la cama. Cogí el móvil para apagarlo y vi que tenía dos mensajes.

El primero era de Takeshi:

SWEETHEART, NO TE CREAS QUE LA PRÓXIMA VEZ QUE NOS VEAMOS VOY A DEJAR QUE TE ESCAPES COMO HOY. SÉ BUENA TÚ TB...

El segundo era de Mikael. Dudé si abrirlo o si borrarlo directamente, pero fui capaz de quedarme sin saber qué contenía. Era muy corto, sólo dos palabras:

LO SIENTO.

Sin saber por qué, empecé a llorar.



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