Para: Jules Davies
De: Micaela Jones

Hoy se cumple el primer mes desde que te fuiste, Jules. Esto a sido... Difícil. Muy difícil para todos, para mí y siento que en especial para Juan Pablo.

¿Recuerdas cuando éramos niñas y queríamos estar siempre comunicadas cuando tenía que irme a mi casa? Teníamos que agarrar los teléfonos de nuestros padres a escondidas para hablarnos pero todo se fue a la mierda cuando nos descubrieron y vieron que éramos la razón del por que su saldo se agotaba rápido. Así que buscamos el método de mandarnos cartas. Sí, éramos unas dramáticas por que al día siguiente nos veíamos en la escuela y nosotras mismas nos las entregábamos.
Bueno pues, no sabía de que otro modo hablarte y ponerte al tanto de las cosas que han pasado desde que te fuiste.

- Aprieto la pluma en mi mano para seguir escribiendo.

Es una lastima que donde quiera que estés no haya un maldito teléfono o WiFi para hablarnos.
Así que aquí voy...

Tus pruebas de fertilidad llegaron a la semana de tu partida... Y... Tal y cómo te lo juré, eras fértil, Jules. Joder, eras cien por cierto fértil para poder ponerte gorda como vaca por la cantidad de hijos que de seguro querías tener con Juan Pablo.

- Sonrió con lágrimas en los ojos.
Algunas caen sobre el papel pero no importa.

Cuando lo supe estaba con Juan Pablo. Él se puso peor de lo estaba. Y creo que jamás debí decirle eso por que después de ese día se tiró al alcohol, ¿sabes?
Bebía desde el día en que te sepultamos. Isaza y Simón decían que estaba hecho mierda. Con ojeras, más delgado, pálido y con un genio de los mil demonios. No dejaba que nadie se acercara a él o a la casa. Mucho menos sus padres.
Yo tampoco salía de casa. No quería levantarme de la cama ni saber nada de nadie. Pero en cuanto supe lo de tus resultados y lo de Juan Pablo, pensé que sería buena idea que él lo supiera. Así que por primera vez en una semana me puse de pie y salí hasta su casa. Él también iba de salida cuando estaba a punto de tocar la puerta.
Lucía bañado y con olor a alcohol pero parecía un poco mejor a como lo habían descrito.
Le entregué el sobre y le expliqué todo y... Error mío. Nunca debí hacerlo. Ahora lleva un mes entero bebiendo.

No sabemos como ayudarlo. No sabemos como darle palabras de aliento cuando todos estabamos hechos mierda al igual que él, Jules.
Nos dejaste como un maldito barco a la deriva. Sin capitan que nos guíe. Sin un mapa de adónde ir ahora que no estás.

- suspiro y vuelvo a escribir.

Martín también es uno de los mas afectados. No sale casi de casa si no es para trabajar. Dejó de ir al gimnasio. Ya no sonríe, ya no tiene ese carisma que tanto lo caracterizaba.

Simón se la pasa llorando a escondidas pero nos damos cuenta cuando vemos lo hinchado de sus ojos y lo rojo de su nariz. Aún así, trata de ayudar a su hermano y al resto de nosotros.
Nath se fue hace una semana. Sus clases iniciaron está semana
El embarazo va bien. Llevo dos meses y la barriga comienza a notarse.
Te estás perdiendo esta etapa que es importante para mí. Una que deberíamos estar compartiendo juntas...
Al final de la carta, incluiré dos fotografías de las ecografías del primer y segundo mes por que quiero hacerme a la idea de que las verás.
Isaza se emociona cada que mira las ecografías. No se pierde ningún detalle cuando vamos a las consultas con la ginecóloga.
¿Puedes creer que aún no sabemos el sexo y ya ha comprado miles de cosas para el bebé? Dios, está insoportable e incontrolable.

Nos mudamos hace unos días a tu casa. Por qué sigue siendo tuya.
Juan Pablo me dio las escrituras junto a una carta tuya que no dejo de releer todos los días.
Gracias por la casa, gracias por dejarme en buenas manos y no dejarme sola. Gracias por llegar a mi vida y llenarme de esa luz que te hacía ser especial, Jules.
Gracias por ser mi compañera, mi amiga, mi hermana y mi cómplice.

Con amor y cariño, Mica.

Sorbi la nariz y doblé la carta en tres partes. La metí dentro de un sobre color azul pastel, la sellé y la abracé contra mi pecho.

Sabía perfectamente que la carta no tendría una dirección para ser enviada. Así que la guarde una cajita de terciopelo morada que dejé escondida en mi clóset.

Volví al tocador para releer su carta.

De: Jules Davies
Para: Micaela Jones.

Seguramente estarás furiosa por que no te dije nada. Pero era una sorpresa, Micaela. Así que déjate de dramas.
Te doy esa casa por que quiero que te encargues de volver a hacerla mucho mas que una simple casa. Quiero que sea de vuelta un hogar en el cual cada que entres puedas sentir el cálido amor a felicidad que emana de sus paredes.
Quiero que la pequeña - por que sigo insistiendo que es una niña - crezca ahí dentro. Quiero que las mismas paredes que nos vieron crecer a las dos, la vean crecer también a ella.
Quiero que Isa y tú le den tanto amor que la harten y terminé por odiarlos por que no la dejan en paz.

Se que cuidarán bien de esa casa y borrarán todo rastro de malos recuerdos que mi familia y yo dejamos marcados.
Arregala y decorala a tu gusto. Vendré en las próximas vacaciones para darle un vistazo.

Te amo tanto, Mica. Gracias por estar y apoyarme siempre. Gracias por salvarme por que ahora soy feliz como tanto lo quería.

Con amor, Jules.