Ginna da un sorbo a su café mientras espera el autobús.

Para la pecosa ahora los sábados y los domingos son más que una tortura.

¡Es como ver los recuerdos de Snape cuando era joven!

Bueno, no era así pero las horas, los minutos y los segundos eran de miseria.

Ajusto su chaleco parte del uniforme de su colegio tratando de darse calor, pero mierda ¿el clima la odiaba?

No lo sabía, cuando vio al autobús escolar al frente suyo corrió rápidamente y claro en sus planes no estaba quedarse dormida.

Qué pena que su cuerpo no pensó lo mismo.

La pecosa cayó dormida.

Querida G:

A ti te gusta el café, a mí la limonada de mi madre.

A ti te gustan las caminatas silenciosas, yo amo reírme cuando le gano a alguien en una partida de futbol.

Yo te amo a ti, y tú no a mí...

¿O sí?

O, G...Estoy loco por ti.

Atte.: T

Y sí, todo era un misterio cuando Ginna despertó en la banca del colegio.