Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Razón


Sintió el frío calar por todo su cuerpo, acabando en un horrible toque eléctrico en lo más superior de sí, podía sentir su mirada clavada en él, como esta lo juzgaba -o eso era lo que creía-, imaginaba su expresión en defensa, totalmente firme y lista para enfrentarlo; ahí, a solas, con palabras hechas navajas.

¿Cómo es que sabe?, ¿Hoseok le contó?, ¿me espía?. No puede ser, fui cuidadoso todo este tiempo, no es posible que ella sepa lo que siento, aunque son obvios mis sentimientos hacia ella comparados a los que tengo por él...no tiene sentido lo que pienso.

—No parece ser de tu tipo –lo descolocó por completo, estaba dando por hecho de que entiende de quien está hablando, con miedo y con la mente bloqueada, no sabe qué decir. Aguanta la respiración y sin poder exhalar, comienza a ahogarse en su propia trampa, parecía que el momento había llegado y que aunque le haya tomado tiempo y dedicación ocultar tan bien sus reales sentimientos, no está listo para romperle el corazón a quien fue su compañera en este lapso de encuentro de la razón y el consciente.

—Si...yeon.

—Digo, no sabía que te gustara tanto la mitología, en especial la griega. Y esa escultura de Zeus y Hades, están maravillosas. A decir verdad, luces un poco distinto a tus gustos, siempre creí que eras un poco...plano, respecto a lo que aparentas .

Botó el poco aire que le quedaba acumulado comenzando incansablemente a toser, preocupando a la joven quien rápidamente se levantó para ofrecerle un poco de agua. Mientras ella se acercaba a la cocina, Jungkook, volvió a respirar. Había sido una suposición de muy mal gusto, para quien vive atormentado por sus propios pensamientos, algo como un descontrol en su vida rutinaria y cambio de su realidad, le habría descompuesto su ser y obligado a enfrentar lo que sería su mayor miedo.

Rápidamente, se incorporó al ver como la joven llegaba con un vaso goteando un líquido que no parecía ser más que agua con un poco de azúcar, al parecer esto ayudaría al chico a calmar sus nervios y fuerte impresión, causando nuevamente desconcierto en la chica que extrañamente se sentía culpable de haberle provocado tal cambio.

—No soy un fan de la mitología, o bueno, ya no tanto como antes. Esas son reliquias de mi padre que dejó en su estudio, es lo que pude rescatar, además de sus libros y las cartas que se enviaba con mamá.

—¿Así es como surgió la movida de las cartas?

—La verdad es que sí, me inspiré en ellos y en lo complicado que resultan estos tiempos para crear una genuina relación.

—Entonces, es a ellos a quien debo agradecer –la joven le sonríe cálidamente, para luego acercar su rostro al del joven, quien correspondió a su casto beso.

—Debo irme, tengo cartas que entregar hoy, y no creo que los chicos de basquetbol me perdonen nuevamente por no recibir sus respuestas a tiempo. Puedes quedarte si quieres, traeré algo para comer en la noche.

La joven asintió y con lentitud se incorporó entre las sábanas desordenadas de esa cama alterada al igual que quien posa su cuerpo cada noche con una mente cerrada y explosiva de pensamientos.

Agilizó su paso por las calles de la ciudad, con un bolso totalmente protegido de cualquier cambio climático y percance, lleno de contenido romántico para personas con un corazón cálido. El simple hecho de que podía juntar a parejas le parecía encantador, como es que tanto chicos y chicas entregan sus cartas con cierto sonrojo en sus mejillas y  miradas desviadas de vergüenza. Puesto que el contenido en ellas, no siempre es dulce, si no, más bien, un poco erótico. Él podía leer las intenciones de los escritores con solo notar el temblor en sus manos, en sus voces y en como observan la carta con tanta preocupación, por terror a que alguien más las lea y dejar al descubierto la sensualidad en frases.

—Tranquila, está segura, y él lo recibirá con total confidencialidad. No tienes porqué preocuparte, está en buenas manos –mencionó el joven al retirar una de las tantas cartas de una fémina, quien hace poco tiempo había ingresado a este sistema, y aunque sabía su nombre, en ningún minuto quiso nombrarla, para que creyera que no es tanta la fijación de saber para quien es y a quien pertenece, que él solo realiza su trabajo profesionalmente, y que no hay que temer. La muchacha tranquila finalmente suelta la carta y le agradece a Jungkook con una sonrisa.

—Pareces ser alguien en quien todos confían, y eso me calma.

Terminó por sonreírle de regreso y al alejarse del lugar, debía llegar antes de tiempo para que los chicos quienes siempre se mostraban impacientes, pudieran recibir lo más pronto posible sus dichosas cartas, las mismas que llevaban meses en viajar ida y vuelta.

Se encontraba ya cerca del lugar, un poco más y podía imaginar la emoción en el rostro de los chicos, quienes notaron a lo lejos al joven con su tan característico bolso, cabello negro, largo, tomado en una coleta improvisada con pequeñas porciones de cabello corto situados a los costados de su frente, los chicos saludaban sin cansar a Jungkook quien esperaba ver la luz verde para poder cruzar, mientras que los autos pasaban y veía en ciertas divisiones los movimientos de quienes lo esperaban en el otro extremo.

Cuando todo pareció congelarse, el joven había encontrado con su mirada al chico de cabello ondulado, castaño oscuro, y de firme postura, vistiendo prendas flojas, sosteniendo en sus manos un balón de basquetbol, el cual parecía ser el que compartía con los muchachos en el juego. Era él, al que realmente vería el día de hoy, la razón no reconocida del porqué se da tanta prisa al momento de entregar. Del cual muere por ver pero que al mismo tiempo tiene la necesidad de huir.

Finalmente llega al lugar y entre preguntas, gritos, y saludos, sigue observándolo a lo lejos como acomoda su cabello mientras que él, con movimiento lento y con rostros cubriendo su objetivo, retira las cartas del espacio del bolso, las cuales fueron rápidamente arrebatadas por los chicos ansiosos.

—Se nota en todo tu rostro, idiota –escucha murmurar cerca de su oreja, el comentario lo había hecho despertar y rápidamente reaccionar, para mirar lo próximo a su rostro que se encontraba su amigo– sino quieres que nadie sepa, no seas tan obvio, Yoongi comenzó a sospechar, mira al suelo y finge que dije algo gracioso –el joven acudió a las órdenes y soltando una carcajada casi inaudible como le había indicado, ríe para acto seguido levantar la mirada y encontrar la de Hoseok en frente suya.

—Gracias...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro