Ventiuno
Cartas
Hinata retuvo la respiración mientras Naruto bajaba su intensa mirada a la taza que mantenía entre sus grandes manos. Su corazón latió fuertemente en su pecho mientras ella apretaba sus dedos en la taza de cerámica blanca, sintiendo el calor del líquido claro, pero sin ganas de tomarlo.
—¿De qué quieres hablar?— murmuró con un hilo de voz.
Naruto movió su trasero en la cama, pero no levantó la mirada de la taza.
— Esto es tan penoso, Hinata. Quería pedirte disculpas por mí comportamiento...
Hinata jadeó asombrada y bajó rápidamente la mirada cuando sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas.
Él se arrepentía de besarla...
— La forma en que asalte tu confianza, y..—, él respiró profundamente y luego soltó el aliento, como si se detuviera justo a tiempo antes de decir algo importante—. Mí comportamiento no tiene escusa más que mí poco auto control.
—¿Tú...— ella tragó saliva y parpadeó sus lágrimas, su corazón doliendo inmensamente en su pecho —. Estás arrepentido.
Una mano grande y bronceada se apoyó en las suyas, que apretaban fuertemente la taza en su regazo. Ella no pudo evitar levantar la mirada a él, Naruto parpadeó al ver sus ojos brillosos por lágrimas no derramadas.
Naruto no contestó a su pregunta o declaración, ni ella misma sabía lo que era. En cambio, él dejó su taza en la bandeja y tomó suavemente la suya de sus dedos, dejándola en el mismo lugar. Él no dejó de ver su rostro y Hinata simplemente no pudo apartar la mirada. Arrastró su trasero por la cama, para estar más cerca de ella y siguió frunciendo el ceño mientras la observaba de cerca.
— Creo que no has entendido lo que dije— contestó al fin.
Hinata frunció el ceño algo confundida.
— Estás pidiéndome disculpas por el beso—, dijo todavía algo perdida y después de que las palabras salieron de su boca, se sonrojó por lo que implicaban.
— No. Bueno si—, Naruto suspiró como si estuviera algo ofuscado —. Estoy pidiéndote perdón por la forma en la que te bese, no por el beso, Hinata.
Ella se mordió el labio y bajó la mirada a sus manos aún unidas en su regazo. No sabía cómo contestar a eso, pero no necesito hacerlo ya que Naruto siguió hablando.
— Fui brusco y desconsiderado, algo cavernícola si quieres decirlo de algún modo. Ni siquiera pregunté si querías que te besara—, murmuró muy apenado.
Hinata sonrió de forma disimulada ya que sabía que si Naruto se lo hubiera preguntado, ella simplemente se habría desmayado como una tonta. Tampoco le extrañaba que Naruto le hablara de ese modo, ella lo consideraba muy amable y educado. Siempre lo había observado, él siempre se comportaba como un caballero, pero también le alegraba conocer esa parte de él hambrienta y algo alocada.
— Y-yo...—, tartamudeo.
— Pero—, él le interrumpió, acariciando con sus dedos largos los de ella—, nunca podría arrepentirme o pedirte disculpas por el.. mm, beso. Cómo ya te dije, Hinata. Me gustas.
Eso logró que ella abriera lo ojos y lo observará al rostro. Su expresión volvía a ser seria, intensa.
—¿En serio?— murmuró anonadada.
Naruto sonrió como si se fuera de un mal chiste y, está ves, él fue quien bajo la mirada.
— Desde la primera vez que te vi, me pareciste una chica muy bonita. Pero nunca podía acercarme a ti y casi nunca sales de tu casa. Creí que tenías alguna fobia con los hombres, no quería molestarte. Ya que siempre veía que hablabas con Chiyo y la mayoría de las vecinas mujeres, pero nunca vi que hablaras con hombres. Y jamás vi que un hombre entrara a tu casa.
Hinata alzó una ceja con su último comentario, y el rostro del rubio se puso un poco más oscuro.
— No es que estuviera observando tu casa todo el tiempo.. pero si le pregunté a algunas vecinas—. Él sonrió algo culpable—. Lo siento.
Hinata no entraba en sí de lo feliz que estaba, se mordió el labio más fuerte para evitar chillar de alegría.
— Decidí ir a tu casa a hablarte le otra noche, ya que Chiyo me comentó que tenías un amigo que aveces iba a tu casa. Yo.. El café no fue una escusa, podría haber pedido a cualquiera ya que no era la primera vez que me pasaba. Pero decidí tantear el terreno contigo.
Hinata estaba asombrada por eso confesión y sabía que hablaba de Kiba.
— Yo..—, ella también decidió ser sincera—. Creí que estabas con Sakura.
Naruto abrió los ojos tras las gafas y la observó asombrado. Pero luego resopló y su expresión se volvió algo enojada.
— Sakura era mí mejor amiga, mí amiga de la infancia. Éramos casi hermanos, como te habrás dado cuenta, sólo somos varones en nuestra familia. Yo la amaba como una hermana y la cuidaba como tal. Nunca vería a Sakura de otra forma, además que había sido la pareja de mí hermano gemelo.
—Yo.. creí que sí porque te referiste a ella como tuya—. Naruto la miró con el ceño fruncido—. Dijiste, y te cito. "Mí Sakura". No puedes culparme por creerlo.
Naruto tomó aire y lo expulsó con un suspiro. Se mordió el labio inferior, ese que era más pronunciado que el superior y la observó con una sonrisa contenida.
—¿Te estás riendo de mí?— Hinata lo miró con los ojos entrecerrados—. No tiene gracia..
—No, no. ¿Cómo podría burlarme?
— Pero te estás riendo—, casi gruñó.
— Perdón. No puedo evitarlo. ¿Eso quiere decir que sientes cosas por mí?
Hinata abrió la boca y la cerró. Su cara quemaba hasta su cuello, ella jamás se había declarado a algún hombre, su corazón golpeó duro en su pecho, casi parecía querer hacer un agujero y salir volando. Le habría gustado desviar la mirada, pero los ojos celestes de Naruto la atraparon y ella sólo pudo asentir.
Su cuerpo estaba tensó como cuerda de violín, por eso se dió cuenta que Naruto se acercó un poco más a ella. Su pierna cubierta por el chandal se apoyó en la suya desnuda. La piel de gallina se alzó desde sus muñecas hasta todo su cuerpo cuando los dedos de Naruto se volvieron a mover en su muñeca. Los ojos celestes del rubio estaban llenos de intensidad, parecía poder comerla de un sólo bocado.
— También siento cosas por ti, Hinata —, susurró.
Hinata no pudo evitar que un escalofrío bajará por su columna con su voz profunda y ronca.
—¿Puedo darte un beso?— murmuró él.
Podía sentir como las mariposas golpeaban en su estómago y como sus labios hormigueaban con el recuerdo del beso arrollador que le había dado.
Hinata volvió a asentir, con la respiración contenida.
Naruto sonrió de lado mientras se inclinaba lentamente hacia ella, Hinata apretó los dedos, levantando suavemente el rostro hacia él. Se encontraron en medio del camino mientras ella cerraba los ojos y sólo se concentraba en sus labios sorprendentemente suaves y delicados. Naruto parecía tantear sus labios con delicadeza, como si ella fuera el cristal más delgado del mundo, que con un mal movimiento se rompería.
Hinata había amado el primer beso, pero el segundo no tenía nada que envidiarle.
Naruto sumergió la lengua entre sus labios, mientras ella también salía a su encuentro. Él hizo un ruido ahogado mientras sus lenguas se tocaban y danzaban con una música que sólo ellas conocían. Hinata casi se derrite cuando sintió una mano caliente sobre su muslo desnudo, justo bajo su pantalón de pijama. Ella gimió mientras Naruto acariciaba su pierna como si fuera el lomo de un gato, Hinata podría haber ronroneando.
El beso siguió siendo lento y suave, casi parecía querer demostrarle que él de verdad sentía cosas profundas por ella. Pero, aunque era delicado, todas sus partes femeninas se despertaron con ese beso.
Pronto ella estaba necesitada de mucho más, las manos de Naruto se mantenían allí, con unas esporádicas caricias que sólo lo hacían consciente de como su cuerpo temblaba de necesidad por él. Ella simplemente apagó su cerebro y dejó que su cuerpo actuará por la más primitiva necesidad.
Las manos de Hinata fueron a los hombros de Naruto para sostenerse cuando se arrodilló en la cama y se sentó a horcajadas sobre el regazo de él. Su centro estaba tan necesitado, sus bragas estaban más húmedas que nunca y su clítoris palpitaba casi dolorosamente. Sus pechos se sentían más pesados y ella gimoteo cuando la tela de seda rozó sus pezones erguidos y sensibles.
Hinata mordió el labio inferior de Naruto cuando por fin su centro de apretó contra la dura erección que estaba apretada en los pantalones de chandal. Naruto gimió mientras ella hacia un ruido ahogado, sintiéndose casi desfallecer cuando su clítoris golpeó contra su polla dura.
— Hinata... No..—, murmuró Naruto mientras apretaba sus manos en las caderas de ella.
— Te deseo tanto, Naruto — murmuró buscando su boca de nuevo y atacándola como si ella fuera un explorador y Naruto tierra nueva.
No supo de donde saco la fuerza, pero logró acostar a Naruto en la cama, con ella encima y apretándose contra él como si fuera una desesperada por sexo. Pero en ese momento se sentía así, prácticamente, sentia que podría morir si él se detenía.
Naruto no se hizo rogar mucho tampoco, porque llevó una de sus manos a la mejilla de su trasero y apretó la carne mientras también mordía el labio de ella.
Hinata estaba totalmente perdida en las sensaciones que estaba sintiendo bajo su vientre. La forma en que temblaba y los sonidos que salían de su boca eran nuevos para ella. No podía detener a sus caderas que se movían sobre las de Naruto, restregando la suavidad de su sexo contra la dureza del hombre que había amado por mucho tiempo.
— Naruto..— gimió mientras tiraba la cabeza hacia atrás cuando él levantó sus caderas y golpeó en su clítoris.
Ella casi pega un grito cuando, de manera imprevista, Naruto la volteó en la cama y ella quedó abajo. Algo cayó sobre su cara, pero él lo sacó rápidamente. Cuando levantó la mirada, se dió cuenta que los lentes de Naruto habían desaparecido. No pudo decir nada de eso cuando él comenzó a morder su cuello y una de sus manos se apoyó en su estómago y bajó lentamente hacia donde más le dolía.
Hinata simplemente no se pudo mover cuando los dedos calientes y masculinos de Naruto se hicieron lugar entre su ropa y piel. Ella apretó las uñas en los hombros recubiertos por una remera cuando sus dedos tocaron su humedad. Jadeó cuando Naruto comenzó a acariciar su clítoris con movimientos circulares y apretados.
Sus ojos se quedaron clavados en los celestes de él mientras Naruto la observaba de cerca, sus ojos tan hambrientos y borazes como se sentía ella misma.
—¿Te correrás para mí?— preguntó con voz ronca y cruda.
Y Hinata no pudo evitarlo. Cerró lo ojos con fuerza y se mordió el labio para no gritar cuando todo su cuerpo pareció apretarse desde su vagina. Ella comenzó a temblar en el siguiente latido, como si hubiera puesto los dedos en un enchufe. Su cuerpo y mente pareció flotar en un mar de sensaciones maravillosas y poco a poco comenzó a bajar, mientras sus extremidades parecían quedar licuadas. Mientras volvía al mundo real, pudo escuchar que Naruto hablaba sobre su rostro, con respiración jadeante. Ella abrió los ojos y lo miró.
—.. si, bebé. ¿Así te gusta? ..Me encanta lo mojada que estás... No sabes lo que me haces, linda. Quiero comerte entera..
Hinata se mordió el labio cuando la cadera de Naruto tuvo un tirón y sintió su polla dura contra su muslo. Ella quería devolverle el favor, y bajó una de sus manos por su estómago, pero apenas lo sintió Naruto él se apartó de ella.
Hinata observó la espalda de Naruto cuando él se sentó en su cama, y se sintió algo fría cuando él viento de la madrugada entró por la ventana y golpeó en su piel mojada de sudor.
—¿Naruto?— lo llamó mientras se sentaba.
Él se había vuelto a poner los lentes y apenas la miró de reojo mientras ella se acomodaba la ropa.
— No quiero... Hinata, no necesitas tocarme ni nada—, murmuró.
Hinata frunció el ceño, ahora que la neblina sexual no estaba en su cabeza recordó que él se había negado un poco a tocarla. Ella sintió que su cara se sonrojaba.
—¿No quieres que te toque?
Eso hizo que Naruto la mirara, él parecía algo confundido. Sus mejillas sonrojadas y su frente llena de sudor haciendo que su cabello se pegará allí.
— Anhelo. Lo anhelo, Hinata. Pero, mí idea era ir despacio. Además que es algo incómodo estar aquí y tus padres están en la otra habitación. Tenemos suerte que no nos han escuchado todavía. No pude resistirme a tocarte y ver tu rostro mientras te corrías. Pero no podré controlarme si tocas mí polla. Voy a querer más que tocar y ver, nena. Te lo aseguro.
Hinata se mordió el labio, ella también lo anhelaba, pero Naruto tenía razón en algo. Si sus padres lo escuchaban... Sería muy vergonzoso, su padre era un gran celoso de su hija, y su madre ... Oh, su madre...
—Tienes razón — murmuró más para ella que para él.
Naruto estiró una mano y acarició su rostro con ternura.
— Eres preciosa—, le susurró para darle un suave beso en los labios y alejarse rápidamente —. Ya debo irme.
Naruto se levantó, y ella también lo hizo aunque sus piernas se sentían temblorosas. No pudo evitar bajar la mirada cuando él hizo una mueca y se acomodó con una mano su miembro. Los ojos de Hinata se abrieron asombrados cuando notó el perfil marcado de su polla erecta en sus pantalones tan finos. Era larga y gruesa, más gruesa de lo que alguna vez habría imaginado, y tenía una pequeña mancha de humedad en la punta que se notaba por el color claro del pantalón.
— Debo irme—, repitió Naruto volteándose para tomar la bandeja y volver hacia Hinata con ella en las manos—. Descansa, linda—, él volvió a darle un beso corto y no espero que ella se moviera.
Hinata observó su espalda salir por la puerta y cerrarla con suavidad después de guiñarle un ojo.
Ella se dejó caer en la cama con los brazos abiertos, rebotando en el colchón y sonriendo como una tonta adolescente.
¡La vida era tan bella!
Continuará...
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