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Veinte

Cartas

Hinata fue tras Naruto con una de las velas mientras él subía por las escaleras con su hermano sobre el hombro. Ella estaba asombrada por la fuerza que demostraba Naruto.

Su corazón estaba aún latiendo fuerte en su pecho y se sentía algo sensible por dónde Naruto la había tocado, con las manos y labios. Ella lo siguió hasta que terminaron en una de las habitaciones del final del pasillo y él abrió la puerta. Hinata los observó desde el umbral y Naruto dudo antes de acostar a su hermano.

—Hinata..—, la llamó de repente y ella se precipitó hacia adelante.

—¿Qué sucede? ¿Necesitas algo?

Naruto hizo una mueca mientras acomodaba a su hermano más arriba de su hombro y le sonrió algo apenado.

— Le daré una ducha rápida a Menma, si quieres puedes ir a tu habitación. ¿Quieres llevarte la vela?

Hinata dudo, ella no quería dejar a Naruto sólo y también estaba preocupada por Menma. El rubio con gafas pareció notar su indecisión, porque hizo otra mueca.

—No es necesario que veas a mí hermano en este estado. Lo conozco, y se enojara bastante si se despierta y te ve en el baño con él. Aunque...—, de repente su mirada bajó por su cuerpo y se quedó en sus pies descalzos. Naruto agitó la cabeza y volvió a verla con una sonrisa —. Ve, por favor. Si quieres, te diré cómo sigue más tarde, si es que estás despierta.

Hinata se mordió el labio, pero terminó asintiendo.

—¿Dónde te gustaría que deje la vela?— le pregunto.

Naruto giró en su lugar, como buscando donde podría dejarla.

— ¿Sabes qué? — dijo cuando volvió a mirarla—. Puedes dejarlo en el baño, donde mí hermano se lava la cara. Ahí no hay peligro de que si se cae se prenda fuego algo.

Hinata fue la primera al entrar al baño y la dejó en el pequeño lavamos, cuando se movió un poco notó a Naruto dejando a Menma en la bañadera vieja y amarillenta. Ella sonrió al notar la forma tan delicada que él rubio de gafas dejo a su hermano, se preocupó en sostener con una de sus manos la cabeza de Menma para que no se golpeara contra la bañadera. Ella aprovechó que tenía ambas manos libres para volver a cerrarse la bata y atarla rápidamente.

— ¿Estás seguro que no necesitas ayuda?— preguntó Hinata cuando lo vio agarrar una toalla que estaba colgada cerca y hacerla un bollo , para ponerlo en la nuca del rubio borracho que lanzó un alto ronquido cuando su boca quedó abierta.

Naruto resopló por el ruido que escapó de su hermano y luego se rió en voz baja.

— No te preocupes, Hinata. Gracias.

Ella sonrió, con esa tonta sonrisa que siempre parecía asaltar en su rostro cuando Naruto la miraba. Él estaba haciendo justamente eso sobre su hombro, en cuclillas al lado de la bañadera.

— Ve a descansar—, dijo con un movimiento de cabeza. Sus ojos fueron a sus piernas desnudas para luego volver a su rostro—. De seguro debes estar cansada.

Hinata se mordió el labio para evitar decir que no se sentía cansada en lo más mínimo. Pero también estaba segura que Naruto no la quería allí mientras él hacia algo tan íntimo como bañar a su hermano gemelo para sacarle la borrachera.

— De acuerdo. ¿Me dirás cómo está Menma antes de que te vayas a dormir?

— Lo haré, linda. No te preocupes—, contestó mientras empezaba a desabotonar la camisa de su hermano sin mirarla.

Hinata tomó eso como su llamado de salida y se movió rápido para salir de la habitación de Menma. Ella cerró lentamente la puerta después de ver qué no hubiera nadie en el pasillo y luego se movió silenciosamente hasta su habitación.

Gracias a Dios, no se cruzó con nadie y suspiró aliviada cuando la puerta de su habitación estuvo cerrada con ella adentro. Ella se sentó en la cama, pero él sueño ni siquiera parecía una opción mientras aún se sentía en parte preocupada por Menma y excitada por todo lo que había pasado con Naruto.

Hinata terminó tomando su laptop y la encendió, agradecida de que tuviera suficiente batería. Ella abrió el programa donde escribía sus historias y se mordió el labio al ver la última escena que había escrito. Borró todo y comenzó de nuevo, a escribir el beso más espectacular que tendría su protagonista...

Y que ella misma había experimentado.

Hinata estaba sonrojada cuando, casi dos horas después, su puerta sonó con suaves golpes.

Recordar el beso abrazador que Naruto le había dado, y haber transmitido esos sentimientos por escrito, hicieron cosas en ella que no podía expresar con simples palabras. Sólo recordar las manos de Naruto por su cuerpo y sus dientes en sus labios, la hacia palpitar y no sólo su corazón.

Casi se cae de la cama cuando se levantó para atender la puerta. Eran casi las cuatro de la mañana, pero ella aún no tenía sueño. Su día había sido súper agitado, y su noche mucho más, pero ella estaba tan excitada que no podría dormir aunque quisiera.

Hinata abrió la puerta, sin preocuparse en ponerse su bata, aunque en realidad ni siquiera se le había pasado por la cabeza. Ella sonrió a penas vió a Naruto en el pasillo. Notó que se había cambiado de ropa y llevaba una remera holgada color negra y un chandal gris. Supuso que se había mojado mientras había bañado a su hermano. Hinata alzó una ceja cuando notó que llevaba una bandeja con dos tazas en las manos, y volvió la vista a su rostro.

Naruto sonrió, aunque parecía un poco apenado.

—¿Te importa si paso? No quiero que tengas problemas por si se despierta tu padre y me ve aquí en tu puerta a estas horas—. Naruto se movió un poco incómodo en sus pies —. Aunque lo más seguro es que corte mis bolas—, dijo con cierto humor.

Hinata sonrió y se hizo a un lado.

— Claro, tienes razón. Pasa.

Hinata espero a que estuviera dentro para sacar la cabeza por el pasillo y dar una mirada antes de cerrar la puerta al comprobar que no había nadie más que Naruto allí.

Ella se volvió para notar como Naruto dejaba la bandeja en la mesita de luz y tomaba una taza. Se volvió con una sonrisa y se la extendió.

— Café descafeinado con leche—, sonrió.

Hinata no podía dejar de sonreír, sus mejillas se sentían algo adoloridas. Caminó rápidamente y tomó la taza que Naruto le ofrecía y le agradeció con un sonrojo, más aún cuando el rubio con gafas bajó su mirada por su cuerpo. El reflejo de querer taparse fue fuerte, pero ella no lo hizo. Su mirada no la hizo sentir como un objeto sexual, que era por lo que siempre de tapaba, sino que él la observó como si ella se tratara de uba obra de arte. Con curiosidad, algo de incomprensión y hasta con un deje de anhelo.

Ella se sentó en la cama y lo invitó a que también lo hiciera con un gesto. Naruto tomó la última taza que estaba en la bandeja y se sentó en la cama desordenada. Él dió una mirada a la pantalla de su laptop aún abierta y alzó una ceja mientras tomaba un sorbo.

—¿Estás trabajando?— preguntó después de tragar su café.

Hinata se sintió algo atrapada, sus mejillas quemaban mientras tomaba la laptop y se aseguraba de guardar lo que había escrito.

— Algo así..—, contestó mientras la apagaba y la dejaba a un lado.

Cuando ella levantó la mirada tímida, con su rostro algo sonrojado, y llevando la taza a sus labios, se congeló. La mirada seria de Naruto la dejó casi sin aire.

—¿Menma está bien?— se preocupó en seguida, bajando la taza sin tomar nada.

— Él está bien—, descartó con rapidez, haciendo un ademán con la mano—. Mañana tendrá una jaqueca de los mil demonios, pero nada que él no se haya buscado al tomar tanto.

—¿Se despertó mientras lo bañabas? — preguntó divertida para después darle un sorbo al maravilloso café que Naruto le había hecho.

"¡Naruto me hizo un café!" Gritó en su cabeza sin poder creerlo aún, sintiéndose más eufórica cuando se dió cuenta que hasta la cantidad de azúcar él se había acordado.

Naruto soltó una risa profunda y baja.

— Oh, si. Lo he regañado bastante por tirarte al suelo también, pero mañana hablaré mejor con él. Estaba diciendo estupideces —, él negó con la cabeza mientras le daba toda su atención a su café.

Hinata retuvo la respiración por unos segundos, preguntándose qué cosas habría dicho Menma a su hermano. Se hizo la desentendida, tomando más café y dando eso como normal. Cuando Naruto no volvió a hablar, y estuvo extrañamente silencioso, ella volvió a mirarlo.

Los ojos celestes de Naruto estaban clavado en ella, pero parecía querer leer su mente. Su semblante también estaba serio y, parecía un poco enojado pero no del todo. Hinata lo quedó mirando sin saber qué decir, sin siquiera animarse a respirar.

— Tenemos que hablar seriamente, Hinata —, le dijo.

Hinata tragó saliva, pero asintió.

Continuará...

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