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Diecinueve

Cartas

—Naruto— chilló Hinata, empujando más fuerte a Menma para alejarlo, pero con el mismo resultado.

Otra vez, Hinata quería que se abra el suelo de madera y la tragara, con Menma y todo. Su cabeza cayó sobre el bíceps del rubio borracho una vez más cuando el peso fue demasiado. Ella forzó su cuello para levantar la cabeza de nuevo. Los ojos de Naruto se habían afilado sobre ellos dos.

—¿Qué...?— murmuró, pero no terminó la pregunta mientras su mirada los recorría a ambos. Sus ojos se quedaron clavados en las piernas de Hinata, enredadas con una de Menma.

— N-no es ... No es lo que piensas— dijo Hinata con un tartamudeo.

Su cuello empezaba a doler, pero siguió forzando el músculo para ver a Naruto. Los ojos tras las gafas volvieron a su rostro, por un momento ella vio dolor, pero con un parpadeó cambio para parecer distante.

— Tendré gafas, pero no creo poder confundirme—, dijo Naruto con voz dura y enojado, la vela tembló en su mano.

Hinata tragó saliva, jamás había escuchado ese tono en él.

— Tu hermano.. él.. yo ...—. Hinata terminó apoyando la cabeza en el brazo de Menma y cerró los ojos, no podía sostener la mirada furiosa de Naruto —. Me desperté y no podía dormir. Baje a hacerme una taza de leche y encontré a Menma borracho hasta el pescuezo, tirando en el suelo. Se quedó dormido, cuando quise despertarlo, se me abalanzó y no puedo quitármelo de encima. Yo...

— Mierda...

Hinata escuchó los pasos apresurados de Naruto a la mesa y abrió los ojos. En pocos segundos él estaba de rodillas del lado de la espalda de su hermano sin la vela. Ella lo observó, sus ojos ya no parecían tan furiosos.

— Lo siento, Hinata—, Naruto le sonrió—. Menma tiene algo cuando se emborracha, me ha pasado varias veces cuando éramos más jóvenes.

Ella no pudo evitar la sonrisa, aunque sentía su cara arder de vergüenza.

— Quédate quieta, intentaré librarte de su abrazo de oso—, gruñó un poco mientras tomaba a su hermano de los hombros y lo obligaba a ponerse de espaldas contra el suelo.

Hinata soltó un largo suspiró cuando la mayoría del cuerpo pesado la dejó, Naruto tomó el vaquero de su hermano a la altura del muslo y sacó la pierna de las de Hinata. Ella misma se sacó el pesado brazo del cuello e intentó levantarse. Manos calientes la tomaron de los hombros desnudos y la ayudaron a sentarse. Sus ojos fueron a Naruto, pero los de él estaban en su cuerpo.

Hinata bajó la mirada, notando que la bata no sólo se había abierto abajo, sinó también arriba. Las mangas se habían caído por sus brazos para terminar en sus codos, y mostraban la musculosa fina y con encaje negro. Ella jadeó al notar las pequeñas cuencas de sus pezones contra la tela. Sus manos se movieron rápidamente para acomodar la bata y cerrar la tela inútil contra su camisón y levantó la mirada a Naruto, su rostro caliente.

Naruto había desviado la mirada y parecía más interesado en el rostro de su hermano. El profundo ronquido llamó la atención de Hinata y ella también bajo la mirada.

— Hace rato que no lo veía de esta forma—, murmuró Naruto mirando a su hermano y dejando caer su trasero en el suelo al lado de Menma—. Yo.. no podía creer que mí hermano hiciera eso, pero la prueba estaba ante mis ojos. No podía dejarla sola en la ciudad..

Hinata tragó saliva mientras apretaba su mano en la bata para mantenerla cerrada. Miró profundamente a Naruto mientras él se pasaba la mano por los cabellos rubios, alborotándolos un poco más. Sus facciones de repente se pudieron furiosas.

— No puedo creer que me haya visto la cara. Si la tuviera al frente ahora mismo..—, gruñó mientras apretaba sus manos, todo su cuerpo se apretó en tensión. Pero luego suspiró y volvió la mirada hacia ella—. Lo siento, no entiendes nada de lo que digo ¿eh?

Hinata bajó la mirada y se mordió el labio, sin atreverse a decir que ella había escuchado todo el drama de la ex de Menma. De todos modos, Naruto no espero respuesta y se volvió a parar. Él se movió hacia su lado.

— Déjame ayudarte—, dijo extendiendo las manos a ella.

Hinata mantuvo una en la bata y la otra la extendió a Naruto. Él la tomó con las suyas y la ayudo a levantarse de un tirón. Ella se tambaleó con sus pies descalzos y terminó pegada al cuerpo de Naruto, jadeó mientras la mano que había sostenido su bata voló para terminar apoyada sobre el torso duro de él. Su rostro fue hacia arriba para conectar la mirada del rubio mientras él bajaba la mirada a ella. Sus facciones estaban algo escondidas, ya que él estaba de espaldas a la mesa y no le daba la luz de las velas. Aún así, Hinata se sintió casi abrumada por la colonia varonil que desprendía y el calor y dureza de su cuerpo.

Su respiración se volvió algo superficial cuando ninguno de los dos hizo nada para separarse. Naruto la seguía sosteniendo con una de sus manos, pero la otra la había tomado de la cintura para que no se cayera.

—¿Estás bien?— preguntó en voz baja.

Hinata no podía hablar, se quedó congelada mientras sus rodillas parecían perder fuerza por su tono ronco. Naruto la sostuvo más fuerte de la cintura y la pego más a él cuando ella casi se derrumba en el suelo como un charco de agua.

Ella volvió a jadear y subió su mano, la que tenía en su duro estómago, hasta su hombro para cerrar sus dedos allí. Parpadeó, mirando al reflejo luminoso que daban sus gafas, sin poder saber qué reacción tenía en su rostro. Pero retuvo la respiración cuando sus dedos se movieron en una tierna caricia en su espalda, provocando escalofríos que casi la hacen doblarse por la mitad. Naruto hizo un ruido sordo, parecido a un gemido y ella abrió la boca, sin saber qué decir.

—A la mierda..—, murmuró él para luego bajar rápidamente la cabeza y conectar sus bocas en un beso hambriento y desesperado.

Hinata jadeó, dejando que la lengua desesperada de Naruto se sumergiera en su cavidad. Ella simplemente no podía seguir el ritmo de su arrollador beso cuando él le mordió el labio inferior. Gimió, aunque no era de dolor y sus uñas se clavaron en su hombro. Naruto, o no la escuchó o no le importó, porque siguió con la misma violencia atacando su boca como si estuviera muriendo de sed y ella fuera un oasis frío.

De repente, él llevó la otra mano que tenía atrapada al cuello, y bajó ambas manos de él hasta su trasero. Hinata jadeó, tirando la cabeza hacia atrás, cuando él apretó las mejillas, cortando el beso más alucinante que había tenido en toda su vida.

— Hinata..—, jadeó él, siguiendo con su ataque en su mandíbula y cuello.

Ella gimió el nombre de él de forma entrecortada mientras Naruto chupaba su cuello y apretaba su cintura contra ella. Volvió a soltar un ruido ahogado cuando sintió algo duro chocar contra su vientre más suave, y unas ansias de querer treparlo nacieron desde su vientre. Ella podía sentir lo húmeda que le había puesto su beso, y lo palpitante que estaba su clítoris con sólo su toque. Naruto sólo necesitaría tocarlo para que ella llegara al orgasmo.

Pero así como de imprevisto había empezado su ataque, él se detuvo.

Ambos respiraban con fuerza, Hinata podía sentir su vientre apretado, su vagina palpitando en la nada mientras más humedad se filtraba de ella. Los dedos de Naruto apretaban las mejillas de su trasero casi en un agarre doloroso, y su polla dura se agitó contra su vientre. Su respiración pesado y caliente golpeaba contra su cuello, justo abajo de oído, provocando más escalofríos en ella.

Pero entre medio de sus respiraciones agitadas, ambos escucharon un fuerte ronquido.

No pudieron evitarlo...

Ambos empezaron a reír.

Continuará...

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