Intertwined Hearts
— ¡Hey, JiMin! — lo había llamado SunHee, su amiga pelirroja. — Te manda esto alguien de la otra sección.
El chico miró con atención aquel sobre que le había entregado su amiga; con una hermosa caligrafía estaba escrito “Para: JiMin”. Con delicadeza abrió el sobre y se encontró con una carta. Sus manos le temblaban y su mente le daba varias opciones de quién le podía haber dado ese pequeño detalle.
Desdobló la hoja color azul y observó la decoración que constaba de corazones de distintos tamaños y colores. Varios de sus compañeros se habían acercado para enterarse quién era aquella admiradora que le había entregado la carta; sin embargo, el rubio se los impidió. Era su regalo, no el de ellos; sólo él tenía derecho a leer lo que en esa hoja estaba plasmado. Sonaba egoísta de su parte, pero se sentía especial, se sentía querido.
☀
¡Hola!
Tal vez esto te tome por sorpresa, o incluso no te importe en lo más mínimo, pero te pido que leas hasta el final...
Eres un chico súper lindo, y algo de ti me llama la atención... Creo que empiezas a despertar sensaciones que creí olvidadas hace tiempo, y eso... me hace bien. Me hace bien tu mirada, tu emoción al hablar con tus amigos, y el sonrojo natural de tus mejillas; por lo que debo de aceptar que empiezas a gustarme más de lo que estoy dispuesta a admitir.
De hecho a estas alturas ya debes de saber que conmigo nada es fácil, pues complicó todo por mis dramas, y la mayor parte del tiempo hablo sin parar, aún si no tengo idea de qué decir. Me ilusiono mucho y a veces me emociono en niveles extraordinarios y entrego demasiado sin pensar un poco en lo que pueda pasar.
Vivo mi Ying y mi Yang de forma total. Soy de esas chicas que pintan millones de estrellas en el cielo y escriben cartas de amor, de esas que demuestran todo en acciones y detalles, de las que llaman sólo por oír tu voz, y de las que se desviven en un abrazo.
¿Qué hago si mis emociones se confunden cada ocasión en que te veo? Supongo que es mi eterna montaña rusa por complicar todo y por mi miedo de no aceptar que quiero quererte.
Tal y como lo dije en un principio: puede que nada de lo que escribí te importe; pero te seré sincera, espero que nada cambie entre nosotros, y que en aquellas dos clases que compartimos juntos no intentes alejarte... No quiero que nada cambie, por favor.
≈Kim HaNeul≈
☀
El rostro de JiMin en ese momento debía ser un chiste; el calor invadía sus mejillas con una rapidez increíble. No podía creer que aquella chica de baja estatura le escribiera una carta. Su amigo YoonGi se acercó a él y lo miró con indiferencia, puesto que la mayoría de las chicas intentaban acercarse al rubio, pero su timidez no le permitía notarlo.
— Alguien traiga una charola. Al mocoso se le caerá la baba y no quiero que ensucie el laboratorio.
— ¡YoonGi! — gritó SunHee — ¡No molestes en este momento! — lo reprendió la pelirroja.
JiMin ni siquiera prestó atención a la discusión que estaban comenzando sus dos amigos, pues en su mente sólo estaba la imagen de aquella chica de cabello castaño que se sentaba junto a él en el taller de lectura y redacción. No podía evitar pensar en los bellos ojos color chocolate que eran protegidos por las gafas que ella usaba.
En completo silencio tomó asiento frente a la mesa de su equipo, posó su mochila junto a él y esperó a que su profesora de química llegara a impartir su clase. Aunque, siendo sinceros no prestó atención a aquellas fórmulas tan extrañas, pero no lo podemos culpar, ¿quién pondría atención a su clase después de enterarse sobre los sentimientos que alguien tiene por su persona?
☀
La clase había finalizado, por fin.
— Yo me adelanto — anunció JiMin —, adiós chicos. ¡Nos vemos mañana! — sin decir nada más, abandonó el laboratorio de química.
Si tenía suerte, aún encontraría a HaNeul en la escuela. Necesitaba hablar con ella, aún su no se atrevía a mirarlo a los ojos. Subió con rapidez las escaleras que daban a uno de los tantos jardines del colegio, y la encontró allí, sentada en el césped junto a dos de sus amigas, y junto a TaeHyung.
HaNeul se encontraba de espaldas, razón por la cual no se había percatado de la presencia del joven que se robó su corazón. Tae miró a su amigo con expresión de sorpresa y después a la castaña; sin decir nada se puso de pie y jaló a sus amigas con la única intención de dejarlos solos, gesto que JiMin agradeció con una sonrisa.
— ¿¡Eh!? ¿Tae a dónde van? — la suave voz de HaNeul llegó hasta los oídos de JiMin. Se puso de pie y giró sobre su propio eje. — ¿¡J-JiMin!?
— Hola HaNee... — susurró JiMin.
HaNee era el apodo que él mismo había decidido para su compañera de clase.
— ¿Qué haces a-aquí?
Sus orbes color chocolate evadían la mirada de su amor platónico. Mientras tanto, JiMin trataba de no desfallecer ahí mismo.
— HaNee, leí tu carta... — la castaña tragó saliva con dificultad — Yo... Tú... — las palabras se agotaron en su garganta. — Ah, demonios, ¡me gustas!
Y así es como una nueva historia de amor comenzó a florecer entre JiMin y HaNeul, quienes se querían en secreto desde que se habían conocido. Sus corazones se entrelazaron.
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