Mi frágil alegría ha muerto ante mis ojos

Mi última palabra de amor se ha desvanecido

Las ganas del perdón ya no existen más

Los alaridos de la tentativa muerte me han despertado

Sus delirios tenebrosos se convierten en eternas y agrias pesadillas

Esas malignas fuerzas de la muerte arrancan el corazón de alegría que me quedaba

Y, siendo cortantes y con prisa, me dijeron:

«Tu augurio destino se parece al hogar de los demonios asesinos que se encargan de absorber la falsa felicidad que sobra dentro de ti»

Aquellas voces malévolas desgarran las cicatrices de mis últimos momentos con la gente que amaba

No puedo parar de sentir las amargas heridas que llevo dentro

La picardía de mis ojos me permite observar mi clavada realidad

Sin darme cuenta, me sumergí en el sueño eterno de la tristeza

Mientras tanto, aquellas pícaras energías de la muerte me dicen:

«Cortarás tu cabeza de enfermo con la soga que llevas contigo»

Los impulsos de matarme nacieron dentro de mí

De inmediato, pude coger el cuchillo gris filoso y alargado

Para empezar a abrirme con aquel objeto mi inocente cuello

Aquel instrumento con relucientes filos atravesaba mi amargo estómago

Mientras que la risa burlona de la muerte se volvía tenebrosa como el infierno

Mi sangre se calentaba como el amanecer del Sol

Y se desplazaba como el aire navegando por la mañana

Mi cadáver muerto ya está

Y mi memoria vivirá hasta el fin de los tiempos