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Capítulo XXIX: Cartas

Aunque yo no dije nada, ni ninguno de mis amigos, en el colegio se enteraron de lo sucedido. Rabastan no fue expulsado,  fue castigado. No supe qué castigo le dieron, pero al parecer sus padres estaban muy avergonzados con sus conducta, o eso dijeron. No lo creía, la verdad, pero todos debían pensar que la familia Lestrange estaba en contra de lastimar a los impuros. Me enteré de todo cuando llegué a casa de Trish luego de tres semanas en mi casa. Al saberlo, me senti mucho más aliviada.

Mi amiga dijo que iríamos de fiesta, que haríamos picnics, que su familia estaba feliz de recibirme... Yo agradecía sus intentos de contentarme, pero no dejaba de pensar en Sammy y la expresión en su rostro cuando le dije que me iría donde Trish. No había soportado las miradas de mis padres, ni sus obstinados silencios. No sabía por qué, pero esas miradas me hacían pensar en Amycus y sus palabras: "Si mis padres fueran como los tuyos, no me preocuparía".

Luego de lo sucedido en el tren, hubiera querido dejar de pensar en Carrow, pero no lo lograba. La manera en que había tomado mi mano había sido tan real que no podía olvidarme. El sólo pensar que podría verlo dentro de seis semanas me ponía nerviosa. Hubiera querido que el tiempo pasara más rápido, pese a que la vida en casa de Trish era muy agradable... Dormíamos en la misma pieza, tenía mi propia cama y espacio para mis cosas, sus padres eran muy buenos conmigo y siempre había algo divertido que hacer.

Había recibido cartas de Alan, muchas. Él insistía en que mis sentimientos por Carrow eran dañinos, que debía olvidarme de mi obsesión... Le pregunté en una carta si él pensaba que yo era obsesiva. Después de todo, mi amor por él había tardado años en perderse, pese a que él nunca podría amarme. Alan dijo que no, que no era obsesiva... Pero no dijo nada para justificar su respuesta.

Era difícil dejar de pensar en Sammy y en Carrow... cuando me pasaba eso de forma tan intensa, necesitaba desahogarme con alguien. Trish ya había oído varias veces mis problemas y ya no quería aburrirla más con mis dudas. Mi madre no estaba ahí para aconsejarme y sabía que Alan no querría ayudarme con esto.

Era tarde y no podía dormir. Encendí la lamparita, sabiendo que Trish no se despertaría (tiene el sueño muy pesado y llevaba un buen rato dormida). Tomé un pergamino del cajón que mi amiga había destinado para mí y rebusqué para encontrar una pluma. Y comencé a escribir...

Amycus :

Dudé un momento. No sé por qué. No iba a enviar la carta, era sólo un desahogo. Miré hacia donde estaba Trish, como si me diera vergüenza que ella pudiera enterarse de lo que escribía. Saqué otro pergamino y comencé a escribir una carta para Sammy.

Querido Sammy:

Espero que te encuentres bien, pese a todo. Pese a que estés enfadado conmigo por haberme ido. Sé que estás muy enfadado y temo no poder hacer nada para que me entiendas.
Yo te quiero, eres la persona que más quiero en el mundo y no estar contigo me duele mucho. Pero necesito que comprendas que mi relación con papá y mamá no se parece en nada a la que tú tienes con ellos. Que, pese a que los amo, me duele tenerlos cerca. Cuando están cerca, estoy más consciente de sus sentimientos acerca de mí. Y eso me lastima mucho, por eso me he ido de tu lado.
Espero que llegue el día en que estemos juntos. Sé que tú no aceptarías dejar a nuestros padres por vivir conmigo, pero espero que podamos compartir como solíamos hacer... El próximo año terminaré mis clases en Hogwarts y seré considerada una adulta. Sueño con tener un lugar donde recibirte, para que te quedes en vacaciones o puedas venir cada vez que quieras. Ojalá logre cumplir ese sueño.

No me odies, por favor

Con amor

Jamie

Enviaría la carta al día siguiente. Me sentí un poco mejor ahora. Quizás, al escribirle a Amycus, también me aliviaría. Me tranquilicé ante la idea de escribirle a Carrow, aunque no enviara la carta, y tomé otra hoja para escribir:

Amycus:

No sé por qué te escribo esto. No sé por qué pienso en tí todo el tiempo. No sé por qué, luego de meses enojándome contigo, combatiéndote, enfrentándote... quiero estar cerca de tí. Y abrazarte.
No fue Alecto con sus palabras, ni Trish cuestionándome sobre mis reacciones al estar cerca de tí. Fui yo, que comprendí, de repente, que te quería. Pese a que seas como eres, te quiero. Te quiero mucho.
Quisiera, como cualquier persona que quiere, que tú me quisieras de vuelta. Pero sé que es imposible, que soy estúpida por sólo imaginármelo. Ojalá pudieras responderme y decirme que me equivoco. Pero después de las palabras que has dicho, sólo puedo pensar que tengo razón.
Y no sabes cuánto me duele.

Jamie

Guardé las cartas en un sobre para no perderlas y escribí el nombre de mi hermano. Al día siguiente mandaría su carta con Jerome. Tenía mucho sueño, así que dejé el sobre allí y me cubrí bien con la colcha. Me quedé dormida muy rápido y soñé con algo muy hermoso. Sammy estaba de visita en mi casa, que tenia un hermoso jardín, del porte de un parque...

...

Cuando desperté ya era bastante tarde. Trish ya se había bañado y hacía la cama cuando yo abrí los ojos.

- Eres una dormilona- me acusó. Yo me restregué los ojos, cansada. Hubiera querido seguir durmiendo.

-¿Qué hora es?

- Las diez.

- No dormí muy bien... Me desvelé y escribí una carta para Sammy- observé la mesita y vi que el sobre no estaba. -¿Dónde está?

- Te pregunté esta mañana si querías que la enviara y dijiste que sí.- Trish se rió de mi expresión desorientada mientras colocaba la almohada en la cabecera de la cama. Recordaba vagamente esa situación, así que me encogí de hombros. Me levanté, con la sensación de que algo estaba mal. Me bañé, con la misma sensación. Cuando ya me había vestido, lo recordé.  Busqué por todas partes... la carta de Amycus no estaba.

-¡Triiiiiiiiiish!- salí corriendo por la escalera y ella, que desayunaba, me miró como si hubiera enloquecido. Y quizás era así.

- Trish... en el sobre de Sammy había dos cartas y una era para Amycus...- logré decir, sin resuello.

-¿Por qué le escribirías a...? Oh, por Merlín... - Trish dejó el tenedor sobre su plato, nerviosa- Sammy leerá esa carta. ¿Y qué hacemos ahora?

- El problema no es que lea la carta... aunque yo nunca le haya hablado de Carrow. Sammy leerá la carta y la mandará a Amycus con Jerome. Tu lechuza no tendrá problema alguno en encontrarlo...

Trish negó con la cabeza.

- Jamie... ¿Qué escribiste en la carta?

- Era un desahogo... Escribí la verdad- me senté en la silla del comedor, asustada.

- Jamie, Jerome no va a encontrar a Amycus... Es una lechuza lista, pero no tanto...

Trish subestimaba a Jerome. Pasé dos días esperando que regresara, esperando que trajera mi carta consigo... Y regresó.

Pero la carta había sido reemplazada por otra. Y no era de Sammy. La carta sólo decía:

Estás equivocada.

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