Capítulo XVII: Incógnito
Los siguientes días fueron una constante de miradas extrañas de mi parte hacia Lestrange y Black. Sus capas, su forma de moverse por Hogsmeade, me inspiraban algo siniestro. Temía que estuvieran involucrados en algo peor que amedrentar estudiantes. ¿Eran capaces? Black parecía siempre tan correcto, que dudaba que pudiera hacer algo que dañara la reputación de su familia. Lestrange iba por las mismas, además era un chico irritante y poco más. Carrow había dicho que tuviera cuidado. Y ahora, cada vez que espiaba a Lestrange, notaba la mirada de Amycus sobre mí. Me miraba con una mueca de desagrado en el rostro. "Te estoy avisando" parecía decirme. "Déjanos en paz".
Yo sólo me hacía la desentendida, hasta que un día, antes de entrar a encantamientos, Lestrange hablaba con Black en la sala, como si estuvieran en confidencia y me coloqué estratégicamente en el asiento de adelante de ellos. Trish, que estaba sentada junto a Carl en los asientos de más adelante, me observó con extrañeza. El profesor aún no llegaba, así que había pocos estudiantes.
- ¡Roberts!- Lestrange pareció entusiasmado de verme. -¡Qué alegría que quieras acompañarnos! Vete a otra parte, ¿okay? No quiero tenerte escuchando mis asuntos- su voz no varió un ápice en su entusiasmo, pero definitivamente no me quería allí, ni para insultarme.
Me limité a quedarme sentada y Rabastan resopló.
-¿En serio, esperas que sea yo el que me cambie de lugar?
- Eres tú el que no quiere estar cerca de mi- me encogí de hombros y entonces escuché unos pasos fuertes y rápidos venir hacia nosotros. Carrow venía directo hacia mí.
- ¡Sal de ahí, Roberts! -exclamó. Hasta Rabastan se sorprendió de su arrebato. Yo miré a Amycus, temiendo que me golpeara. Pero no, no iba a tocarme, estaba a salvo...
Para mi sorpresa, me agarró del brazo y me sacó de la sala casi a rastras. Me aparté, furiosa, cuando salimos.
-¿Qué haces?- le espeté. Él negó con la cabeza.
- ¡Sabía que eras idiota! ¡Lo sabía, pero quise darte el beneficio de la duda! Claro, supongo que el idiota soy yo, a fin de cuentas- parecía hablar consigo mismo.
-¿De qué hablas?- volvía a hacerme la desentendida. Después de todo, Carrow había hecho como si no supiera del asunto de Lestrange y Black cuando nos encontramos en Hogsmeade.
- Te dije, te advertí, que no te metas en problemas- replicó él- No te acerques más a Lestrange, él es peor de lo que aparenta, ¿entiendes? Esto no es un juego de niños, ya no lo es.
Lo observé, de nuevo extrañada de que me estuviera hablando como si dijera la verdad. Como si se preocupara. Como si de verdad estuviera molesto conmigo.
- Lestrange y Black están metidos en algo turbio, ¿verdad?- pregunté. Amycus alzó la vista al cielo.
- ¡Aléjate de Lestrange!
- Tú no me mandas- repliqué, volviendo a entrar al salón. Carrow me siguió y volvió a agarrarme del brazo para detenerme. Lestrange y Black observaban la escena, con la cabeza en nuestra dirección, como esperando que Carrow me amedrentara más.
- Escúchame bien- Amycus me tenía agarrada tan fuertemente como ese hombre en Hogsmeade. Alcé la vista hasta sus ojos, frunciendo el entrecejo. Trish se incorporó de su asiento, pero Carl la detuvo y fue él quién vino en mi ayuda.
- Suéltala, Carrow- dijo, pero él no le hizo caso.
- Sólo quiero decirte una cosa, Roberts- Ahora su voz volvía a ser la de siempre, ante los oídos atentos de Lestrange- No te acerques más a nosotros, no nos molestes y nosotros no te molestaremos, ¿estamos de acuerdo? - Lo miré con odio y asentí. Por fin me soltó el brazo y Carl me llevó hasta donde estaba Trish.
- ¿Te duele?- preguntó ella, preocupada y negué con la cabeza. Volteé a mirar a Carrow, que se había sentado con expresión lúgubre junto a Lestrange, que le daba palmaditas en la espalda y parecía muy contento. Él también me miró y desvié la vista.
...
Las advertencias de Carrow parecían honestas, ya llevaba dos veces que parecía ser sincero. Que él me advirtiera de Rabastan era algo complejo. Rabastan nunca me había asustado verdaderamente, ninguno de ellos. Pero si hasta Carrow me estaba advirtiendo... No sabía si confiar en mi intuición, pero sentía que debía insistir, que debía averiguar y sobre todo, que otras personas debían saber lo que estaba pasando. Comencé hablando con la persona más obvia: Trish.
- Lestrange está metido en algo raro- le dije mientras estábamos en la biblioteca, y ella ni siquiera alzó la mirada de su libro.
- ¿Y eso te importa por...?
Resoplé. Trish suspiró.
- Lo que haga Lestrange no debería importarte, deberías mantenerte bien alejada de él, porque todo lo que averigües sólo va a servir para que resultes lastimada- dijo con rapidez. - Ya deberías tenerlo claro. ¿Por qué lo haces?
- Tengo un presentimiento- murmuré, porque no quería que alguien escuchara.
- Eso no significa nada.
- ¿No te preocupa que sus acciones tengan un trasfondo mayor?- me extrañé.
-¿Cómo cuál?
- ¡No lo sé!- exclamé, frustrada- Sólo sé que Carrow me dijo que tuviera cuidado.
-¿Qué?- Sólo entonces mi amiga me miró.- ¿Carrow? ¿Te amenazó, otra vez?
- No fue una amenaza, fue...- no fui capaz de explicarle que me había mirado de una forma que no lo había hecho antes, que su voz había sido diferente. Trish se reiría de mí por creerle. Yo misma me sentía tonta en ese momento. - Quizás son imaginaciones mías- zanjé, molesta.
- Si Carrow te ha amenazado otra vez, habla con Flitwick. Él puede hablar con Slughorn para que se aleje. No quiero que te moleste más, Jamie. De verdad.
- Yo tampoco quiero- repuse, levantándome y saliendo de la biblioteca. Trish iba a seguir estudiando, pero yo necesitaba hablar otra vez con Carrow.
...
Sabía que los Slytherin estaban en Herbología a esa hora, así que me dirigí a los invernaderos. Ellos ya estaban saliendo y varios me miraron con extrañeza, mientras me acercaba. Al verme caminar hacia allá, Carrow me miró fijamente. Y cuando vio que iba directamente hacia él, abrió más los ojos.
- Necesito hablar contigo- le dije.
- Ah, no... Tú estás loca- me acusó, fastidiado, pero en voz muy baja.
Me afirmó del brazo y me hizo doblar la esquina del invernadero junto con él.
- Te dije que te alejaras de Rabastan. Y eso incluye mantenerte alejada de mí- susurró.
- Tenía que preguntarte, necesito saber qué están haciendo Lestrange y Black...
- Ellos no hacen nada- respondió él.
- Dijiste que me alejara, que tuviera cuidado, tienen que estar haciendo algo.
Negó con la cabeza varias veces.
-¡Estúpida! - me insultó.
-¡Imbécil! - repliqué, molesta. Él se cruzó de brazos, mirándome con incredulidad.
- ¿Piensas que voy a dejar que me insultes? ¿Tú, sangre sucia?
- No has hecho nada hasta ahora, ¿o sí? - repliqué, sin que el epíteto me ofendiera- Me has defendido incluso, dos veces, si se puede llamar defender cuando me sacaste de la sala a rastras. Así que dime por qué lo haces. No creo que te importe si me muero por acechar a Lestrange.
- Tú no tienes idea- dijo, simplemente.
-¿De qué?
- ¡De nada! - salió del escondite, andando a paso firme.
- ¡Espera!- exclamé. Él se volteó.
-¿Qué?
Lancé una caja de grageas de todos los sabores que llevaba en el bolsillo de mi túnica. Él la agarró en el aire y me miró con extrañeza.
- Ese es mi pago por tu ayuda. Ya no quiero deberte nada, así que acéptalo. - le dije.
Pensé que la lanzaría al suelo, pero no lo hizo.
- Entendido- y se fue de allí.
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