Capítulo VII: Un golpe
No supe de qué hablaron Carrow y Lestrange con McGonagall. Sólo sé que la clase de Flitwick fue mucho más agradable con ellos bien lejos de mí. No quería que se acabara la clase, pero cuando fue hora de ir a almorzar y tuve que regresar al Gran Comedor, le pedí a Trish que eligiera el almuerzo por mí, porque temía que me pasara alguna cosa extraña otra vez.
- Ellos no van a recurrir al mismo truco dos veces- dijo Carl, tranquilizándome.
- Y si lo hicieran, serían unos brutos- Trish me pasó mi plato repleto de comida. Por fin, había estado muriendo de hambre. Miré hacia la mesa de slytherin, esperando ver unas expresiones sombrías en Lestrange y Carrow. Pero no, parecían tan indolentes como siempre.
- Creo que podemos respirar tranquilos un momento- sonrió Trish.
Carl asintió, pero luego me dijo:
- ¿Cómo estás para el partido de mañana?
Era cierto. Mañana era el partido contra slytherin. Era el primer partido de la temporada y la mitad del equipo de slytherin había cambiado, luego de que el año anterior se hubieran graduado tantos. La identidad de los nuevos jugadores estaba en estricta reserva pero no era lo importante. Después de todo, cualquier slytherin tenía las mismas características de juego: violencia y trampa eran sus principales fortalezas.
- Estaré bien si me alimento bien- repuse, terminando mi plato en un momento y buscando el postre.
- Comes como un chico- me acusó Trish.
- Sólo cuando tengo tanta hambre- le recordé. Alan me miraba desde su lugar en la mesa y entonces intenté comer más calmadamente. No tenía idea por qué hacía eso, cuando no había forma de impresionarlo. Pero aún así, lo hice.
...
El partido contra slytherin era la circunstancia perfecta para vengarme de todos ellos en pleno. Si lograba destacar y ganar puntos, podría gritarles en tu cara a Lestrange y Carrow.
- Deja de pensar en esos tontos- me dijo Carl.- Intenta ganar por nosotros, Jamie.
Asentí, antes de irme hacia los vestuarios. Allí, nuestro capitán, Mike, comenzó su discurso.
- Los nuevos jugadores son Washington, Moscoso, Gillian y Carrow- dijo, con expresión molesta.
-¿Carrow?- repetí, con sorpresa.-¿Alecto, verdad?- Estaba rogando que lo fuera, porque si no era ella sería...
- Es Amycus, Jamie. Por favor, sé que tienes problemas con él pero...
-¿Problemas? ¿Hay alguien que no tenga problemas con él? Yo tengo una guerra con Carrow, Mike. Será una guerra.- Por alguna razón, me sentí más fuerte luego de oír que Carrow jugaría. Podría enfrentarlo directamente. Sería precioso verlo llorar por la derrota. Aunque llorara sólo por dentro.
- Jamie, piensa bien. La primera formación será en cabeza de halcón...- La charla de Mike era bien detallada y logré prestar atención hasta el final. Si había que hacer esto para vencer a Carrow, lo haría sin dudar.
Nos fuimos en dirección al campo de quidditch, escuchando los vítores y gritos en nuestros oidos. Mike iba primero, luego Kate, Bob y yo, Michael y Jonas... Y al final, nuestro buscador estrella: Marcus.
- Quiero un juego limpio- dijo el árbitro. Como si fuera posible, con los slytherin en cancha. Amycus me miró con una sonrisa de lado.
- Creo que hoy vas a llorar, Roberts- susurró al pasar junto a mí.
- En tus sueños, Carrow- le dije.
Sonó el pitazo inicial y de inmediato tomé la quaffle. Sobrevolé el campo para conectar la primera formación, de manera que Kate y Bob se pusieron a mis costados para protegerme de los golpeadores. Carrow lanzó la bludger pero Bob la detuvo con su escoba. Yo lancé la quaffle y marqué el primer punto del partido. Una ola azul se levantó en las gradas. Agité el puño en el aire, feliz, mientras los slytherins preparaban la ofensiva. Esquivé a Moscoso y logré tomar la quaffle que me había lanzado Bob. Se la pasé a Kate, que partió como flecha hacia los aros.
El segundo tanto fue rápido, igual que el tercero. Pero cuando tomé la quaffle, escuché que gritaban mi nombre. Y una bludger me pegó de lleno en la cara.
Me desmayé, supongo. Pero cuando desperté, estaban todos mis compañeros de equipo mirándome. Trish, Carl, Bob, Alan y Eddie parecían muy preocupados por mi.
- ¿Quien fue?
-¿Quién crees?- Carl puso los ojos en blanco, ya que sabía lo que se venía. Pero yo no estallé esta vez. Apoyé la cabeza en la almohada, sollozando. Trish se sentó a mi lado y me hizo cariño en la cabeza. Ya no me dolía, pero aún así le pedí que no me tocara. Ella asintió, suspirando. Los demás se fueron luego. Ni tuvieron que decirme que habían perdido, era obvio.
- Quiero quedarme un poco más- dijo Alan a la enfermera cuando los echó a todos. Ella lo dejó otros cinco minutos y Alan se sentó a mi lado.
- Gracias, Jamie- dijo.
-¿Qué?¿Por qué?- me extrañé, secándome las lágrimas.
- Por defenderme. No es necesario que lo hagas pero igual lo aprecio. Se siente bien dejar de pelear solo algunas veces.
- Pues...de nada- repuse.
- Esto fue muy injusto para tí, Jamie. Pero debes pensar bien antes de enfrentarte a Carrow otra vez.
Todos me lo estaban diciendo. Bajé la vista.
- Lo sé. Pero esto no fue venganza de ningún tipo, él sólo me lanzó la bludger como haría cualquier golpeador. Así que... supongo que no puedo culparlo esta vez. No quiero pensar en él, Alan. Sólo quiero... descansar un poco.
Él asintió.
- Te dejaré descansar entonces.
Apreté su mano.
- Quédate conmigo.
Él retuvo mi mano y nos quedamos en silencio. Pero no era incómodo. Era perfecto.
...
Saliendo de clase de Arritmancia, a la que íbamos los ravenclaw en pleno, vi que Carrow venía a buscar a Lestrange, el cual iba a nuestra clase. Extrañamente no me había dicho nada durante la hora y media. Quizás McGonagall lo había amenazado, y por eso no me había dicho ningún insulto, ni se había burlado de mi caída en el partido de quidditch. Cualquiera hubiera pensado que se burlaría apenas me viera.
- Eh... Roberts, aún tienes un chichón- escuché que decía apenas la profesora se alejó.
- Sabía que era demasiado bueno para ser verdad. Pensé que te había comido la lengua un gusarajo.
Rabastan se echó a reír.
- Carrow te pegó fuerte, parece. Sigues diciendo incoherencias. ¿O son las drogas que tomaste?
Sus comentarios me parecían el colmo.
- Tú sabes bien que pusiste esas cosas en mi comida. Y si no te acusé es porque no tengo pruebas.
Carrow se puso delante de Lestrange y me extrañé.
- Ese fui yo, Roberts. Yo. Rabastan no tuvo nada que ver.
Alcé las cejas.
- Veo que lo defiendes otra vez, Carrow. Pero no me interesas tú. Sólo eres una marioneta de Lestrange.
- Ah, entonces te intereso, Roberts. Me parece muy bien- Lestrange me sonrió con malicia y simulé vomitar.
- En tus sueños, Lestrange.
- No, en los tuyos.
Carrow me miraba como si tuviera cuchillos en los ojos. Antes de que dijera nada, me fui de allí. Tenía cosas mejores que hacer que esperar una aguda respuesta. Sabía que no la obtendría de su parte.
...
Al día siguiente, cuando fui a desayunar, noté una mirada sobre mí. Y cuando localicé la fuente de esa mirada, vi que era Carrow. Me estaba mirando fijamente. Tenía la misma mirada del día anterior, como si sus ojos dispararan balas. Yo bajé la vista a mi plato de cereales, sintiéndome intimidada por esa mirada. Además, aunque no lo estuviera viendo directamente, sabía que me seguía mirando. Cuando salí del gran comedor, supe que me seguía. Caminé a paso rápido, queriendo llegar pronto a mi salón. Pero él me alcanzó pronto.
- No quiero hablar contigo- le dije, antes de que me hablara siquiera. Él resopló.
- Yo tampoco quiero hablar contigo, Roberts.
- Entonces, ¿por qué me sigues?
- Estas obsesionada con que te sigo.
-¿Entonces no es verdad?
Él me cerró el paso para que no pudiera seguir caminando.
- No es verdad- repuso- Sólo voy a decirte una cosa y podrás irte.
Asentí y esperé que continuara.
- Yo no soy una marioneta de Lestrange y quiero que lo sepas.
Me pareció lo más ridículo que podría haberme dicho.
- ¿Te importa mucho que yo opine eso?
Sus ojos volvieron a echar chispas.
- Quiero que dejes de decirlo. Si lo dices a otros, los otros lo pensarán también.
- No. Si lo digo a otros y ellos te ven a tí actuar, pensarán que es verdad. Porque tú lo demuestras con tus actos.
-¡Eso es mentira!- exclamó y retrocedí un paso. - No quiero que hables de mí con otros, Roberts. Sé que quieres vengarte por lo que te hice en el partido, pero esto no se ve bien y lo sabes. Si me haces algo más, yo te haré algo peor. No soy bueno perdiendo. Nunca he perdido una batalla de éstas. Y no necesito a Lestrange para que me defienda, ¿entendiste?
- No pretendo vengarme por lo que pasó en el partido. Jugaste fuerte, claramente, pero era un partido y los partidos son así. Y respecto a lo de enfrentarnos, sé que no voy a ganar esto. - Bajé la vista, queriendo irme a clase por fin. - En realidad, estoy harta. Si pudiéramos finalizar esto, me harías feliz.
Me observó como si no me creyera.
- Ahora, tengo que irme. ¿Estamos bien? Eso espero- me fui y él no me detuvo.
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