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Capítulo 4: La primera prueba

Ambos gemelos se presentan frente a sus equipos, al igual que los segundos al mando; en el equipo de Ale y Miguel hay ocho hombres y siete mujeres, en el equipo de Victoria y Álex, es al contrario.

Cuando los capitanes han terminado de explicar las condiciones del lugar y las reglas a sus equipos, todos murmuran expectantes, ansiosos por conocer la primera prueba del reto, entonces, una sombra negra comienza a rodear a los equipos.

—Comprenderán todos, que el tiempo en Somnium transcurre de forma diferente —murmura la profunda voz de Morfeo—; lo que aquí pueden parecer apenas unos minutos, en el mundo real pueden ser horas completas, o viceversa; puede que pasen días aquí mientras que allá solo despiertan de una siesta.

»Somnium solo está disponible para ustedes durante la noche, y debe estar presente la mayor parte de los integrantes de ambos equipos para que se les permita comenzar con las pruebas, de lo contrario, se juzgará como trampa.

»Ahora, lo que todos están esperando… la primera prueba y que comience el reto de Somnium.

La sombra se desvanece en el aire dejando una hoja que ambos capitanes atrapan de un salto, el texto escrito en ambas hojas es el mismo:

“Al lugar de los primeros sueños de la mente que lleva la cabeza del equipo contrario deberán llevar sus pasos.

Allí, entre urnas y anaqueles velados, cada uno encuentra lo que ha anhelado. Objetos preciados aguardan en su lugar, añoranzas infantiles que el individuo solo puede esperar.

El camino es largo, en grupo, pero solo; cada uno avanza a su ritmo y modo. Al destino indicado, deberán llegar y en su propia senda, deben andar.”.

Álex termina de leer la nota con los ojos abiertos levemente y se pasa la lengua por los labios mientras piensa.

—De acuerdo —exhala tras unos segundos—. Debemos ir a buscar un objeto que de niños siempre hayamos soñado tener y que no tengamos en este momento, ¿de acuerdo?

El Equipo Hyperion asiente comprendiendo el punto, pero Vicky se acerca a él y vuelve a leer la hoja.

—Al lugar de los primeros sueños de la mente que lleva la cabeza del equipo contrario deberán llevar sus pasos —recita de nuevo antes de mirar a Álex—. ¿Quiere decir que debemos buscar el lugar de los primeros sueños de tu hermana?

—Creo que se refiere a uno de los primeros lugares donde mi hermana soñó estar —repone el chico con una mueca—. Lo cual es, de hecho, más complicado.

—Vamos, puedes recordar cuál fue el lugar fantástico favorito de tu hermana —apremia Antonio.

—¡Es que no tenía uno! —exclama Álex con algo de estrés—. Así como es actualmente de que sus cosas favoritas le duran tres días, de niña era peor. En un solo día tenía tres lugares favoritos distintos.

—¿Cuál es el más antiguo? —pregunta Jatziri—. La pista dice “los primeros sueños”.

—No sé, hay varias opciones, literalmente podría ser cualquier lugar —murmura Álex moviendo su pie frenéticamente mientras piensa—. A menos que…

Alex se aleja un momento, hasta llegar al límite del campamento improvisado donde se encuentran y se ve un camino en medio de los árboles.

—Morfeo —llama Álex alzando la cabeza ligeramente—, ¿el lugar puede ser de cualquier tipo?

—Así es, capitán —afirma la voz profunda—. Cuando tenga una idea debe mencionar algo acorde a ese lugar para que el camino aparezca frente a ustedes, al igual que su destino.

Álex asiente un momento, inhala profundamente, mira hacia donde conduce el camino y suelta un chillido similar al de los juguetes reclinables para perro, el equipo lo mira con el ceño fruncido hasta que el suelo comienza a temblar.

Algunos árboles se desaparecen del camino, exhibiendo una tierra seca desértica que desemboca en un valle rocoso donde se resalta una imponente y muy alta montaña de dónde sale humo.

—Bien, tenemos destino —exhala Álex.

—¿Qué es eso? —pregunta Isa acercándose junto al resto del equipo.

—La montaña del dragón —responde el capitán antes de tomar la hoja de nuevo —. “El camino es largo, en grupo, pero solo; cada uno avanza a su ritmo y modo”. Bien, todos vayan a su manera y nos vemos fuera de la cueva del dragón.

—¿Podemos llegar de cualquier manera? —pregunta una chica del equipo que lleva una vestimenta muy similar a la de Isaías, pero con una máscara de ladrona sobre los ojos.

—Aquí no dice que haya un límite —apunta el chico mostrando la hoja.

—Efectivamente, no lo hay, pueden usar cualquier medio para llegar mientras este sea individual —informa la voz de Morfeo—. Si alguien no soñó nunca con un medio de transporte, deberá recorrer el camino al modo tradicional.

—Bueno, ya escucharon —exclama Álex con un suspiro—. Todos los que tienen su medio de transporte, nos vemos allá, y los que no, a caminar.

El grupo parte entre teletransporte, plantas que aparecen de la nada, vuelo o criaturas veloces que montar dejando al joven mosquetero parado solo en medio del camino.

—¡¿Es en serio?! —reclama al ver que nadie está a su lado—. ¿Soy el único pendejo que jamás soñó con su medio de transporte veloz y eficaz? Genial.

El chico bufa con molestia antes de comenzar a caminar, el trayecto es impresionantemente largo, eso le tomará tiempo, por lo menos hasta que un recuerdo se hace paso entre su mente. Mira a su alrededor asegurando que no haya nadie para verlo y cruza los dedos de sus dos manos.

—Que funcione, que funcione por favor, no quiero quedar en ridículo —murmura para sí mirando al cielo antes de suspirar con fuerza y comenzar a entonar una canción de la caricatura a la que corresponde el escenario—. “A la montaña del dragón, del dragón, del dragón. A la montaña del dragón ahora marchamos…”.

A la par, el Equipo Fauno obtuvo su respuesta un poco más rápido, aunque se topan con otro inconveniente.

—El lugar de los primeros sueños de la mente que lleva la cabeza del equipo contrario deberán llevar sus pasos —recita Ale con simpleza—. Fácil, Timbiriche.

—Timbiriche es un grupo musical, Ivette —apunta Miguel con una mueca.

—Sí, pero una de sus primeras canciones, cuando aún eran los integrantes originales de Timbiriche, lleva por título “Timbiriche”, y habla de un mundo de ensueño diseñado para jugar, Álex soñaba con estar algún día en un lugar como el que se describía —explica Ale con una sonrisa.

—Bien, ¿y cómo llegamos allá? —cuestiona el teniente explorador.

—Volando —responde la chica con una mueca.

—¿Qué? —exhalan varios del equipo.

—La canción hace mucho énfasis en las nubes y cosas que vuelan, así que supongo que así es como llegaremos —exhala Ale con los labios fruncidos.

—Para que el camino, o la forma de llegar sea visible para ustedes, deben mencionar algo que pueda invocar dicho lugar —anuncia Morfeo de pronto.

—Eso quiere decir que… ¿tengo que cantar? —inquiere Ale sin obtener respuesta—. Creo que lo tomaré como un sí, el problema es que no recuerdo cómo va la canción.

—No te preocupes, yo puedo ayudar —exclama una chica haciéndose paso entre los jugadores y haciendo aparecer en su mano una hoja con la letra de la canción—. De niña quería saber las letras de todas las canciones.

—Muy útil, gracias —contesta Ale tomando la hoja con cuidado antes de entonar la letra—. “Vamos a volar, vamos a volar, por el nuevo mundo que acabamos de crear. Vamos a volar, vamos a volar, por el nuevo mundo que acabamos de crear”.

Un fuerte trueno retumba en el cielo y al momento siguiente aparece un cúmulo de nubes rosadas y lilas sobre el cuál relucen varios edificios, pero sobretodo, un castillo encantado.

—Bueno, tal parece que efectivamente tendremos que volar —murmura Miguel al ver su destino.

—Mi mundo y mi juego no tienen limitaciones, pero si el destino al que se dirigen las tiene, temo que deberán cumplirlas —informa Morfeo haciendo que todos vuelvan la vista hacia arriba.

—¿A Álex le gustaba la película del castillo vagabundo? —pregunta Vale mirando dicho edificio en las nubes.

—Honestamente, jamás vimos “El Castillo vagabundo” —responde Ale antes de jalar aire con fuerza—. ¿Y los que jamás soñaron con alguna forma de volar?, ¿pierden automáticamente?

—Me parece que esa canción menciona un medio de transporte —repone enigmáticamente la voz.

Ale revisa de nuevo la hoja y al pasar por el coro encuentra su respuesta.

—El tren de la risa y los sueños —susurra antes de volver la vista al cielo.

—Cualquiera que haya soñado una forma de volar, ya sea en solitario o con ayuda de un animal o transporte, recomiendo que inicie su camino —anuncia Morfeo—. Aquellos que no hayan tenido dicho sueño, debajo de las nubes los estará esperando el tren que los llevará a su destino.

—Gracias —responde Ale con una sonrisa infantil antes de volverse hacia su equipo—. Bueno, ya escucharon, los voladores, hacia arriba, los demás, nos vemos cuando lleguen.

Cinco personas, entre las cuales se encuentran Miguel y Valeria, comienzan su camino por tierra hacia el tren que los ayudará a subir; el resto comienza a llamar a sus medios de subida.

Un par de chicos despegan o levitan naturalmente, otros, como Sofía y Josué, despliegan alas de hada o de algún animal a sus espaldas, preparados para comenzar a aletear, finalmente, están los que llaman a sus monturas.

Por el cielo aparecen dos caballos blancos con alas y crines doradas, uno de ellos viene tirando de una carroza; tras ellos se escuchan resoplidos poderosos que anuncian la llegada de tres grandes y temibles dragones dignos de aparecer en “Juego de Tronos”. Para cerrar la comitiva, aparece un último dragón de un diseño más simpático, rayando en lo infantil, era más similar a un braquiosaurio con alas que realmente a un dragón.

—¡Dragón! —llama Ale agitando su mano llamando al juguetón animal alado que cerraba el grupo.

—¿En serio la capitana del equipo tiene un dragón tan infantil? —pregunta Josué incrédulo al ver al ser mitológico aterrizando a un lado de la chica.

—No me culpes, por él le agarré gusto a los dragones y este era su diseño en la caricatura —reclama Ale antes de trepar por la cola del animal para montarlo—. Además, era esto o un dragón chino.

—Mejor dejémoslo así —acepta Sofía.

Cuando todos han subido a sus monturas, despegan, cada quien de un modo particular, con un grito, un látigo o una simple orden.

El trayecto no es largo, todos aterrizan con cuidado sobre nubes de fresas con crema, un letrero flotante advierte que las nubes violetas no sostienen humanos por lo cual todos se alejan de ellas, cobra sentido su funcionalidad cuando un tren azul noche repleto de estrellas amarillas sube usándolas como rieles.

—¿Cómo estuvo el viaje? —pregunta Ale acercándose a Miguel y Vale que bajan del tren.

—Debo admitir que fue bastante divertido —responde Miguel con una sonrisa risueña que Valeria secunda.

—Me alegro —admite la capitana con una sonrisa antes de dirigirse al resto del grupo—. Ahora, Equipo Fauno, al castillo.

Entre gritos de júbilo y algunos tropezones, el equipo se dirige a la entrada del gigantesco castillo de ladrillos grises y portones de abeto, Ale y Miguel llegan liderando y en cuanto se paran frente al portón de tres metros que sirve por entrada, se dan un asentimiento firme y empujan las puertas, los recibe una estancia ennegrecida y, entre las sombras, aparecen unos ojos morados que los despiertan a todos.

Mientras tanto, el Equipo Hyperion espera fuera de la cueva del dragón, la entrada está llena de estalactitas y por dentro se ven varias formaciones rocosas entre luces rojas que presagian fuego y lava. Victoria, Antonio, Isa y Jatziri miran a su alrededor.

—¿Dónde está Álex? —pregunta Jatziri, todo el equipo lleva varios minutos reunido, pero el capitán no aparece.

—No veo señales de él —informa Antonio mirando a lo lejos—. ¿Habrá perdido?

—No lo creo, ya tendríamos un nuevo capitán —repone Victoria pensativa—. ¿O no?

—Así es, su capitán sigue en el juego y viene en camino —responde la voz de Morfeo.

—¿Pero en qué viene? —cuestiona Isa con impaciencia—. ¿En una tortuga?

Antes de que alguien pueda responder, un sonido metálico y un ronquido se escuchan provenientes de la ladera, varios miembros del equipo se acercan con desconfianza, aquellos que tienen armas las empuñan o apuntan, preparados para atacar.

Una mano pálida aparece levantándose como un muerto viviente saliendo de su tumba y se agarra de las rocas de la plataforma, con un renqueo de esfuerzo, se ve que los nudillos de la mano se ponen blancos hasta que otra mano sube, apoyando el codo en la roca para subir un poco más, con algo de esfuerzo comienza a asomar la cabeza del capitán.

—¡Álex! —exclaman los amigos del chico al verlo apoyado colgando de la plataforma.

—¿Me ayudan? —pide el muchacho estirando una de sus manos.

Isa y Antonio se acercan a él con rapidez para ayudarlo a subir por completo, en cuanto el chico tiene sus rodillas sobre tierra firme se gira un poco para arrancar el mosquete que dejó clavado entre las rocas para apoyarse y finalmente se derrumba en el suelo.

—¿Viniste caminando? —pregunta Antonio doblándose sobre él, Álex solo asiente.

—¿Por qué? —cuestiona Isa incrédulo.

—Porque el niño leía muchas novelas de fantasía histórica y le parecía entretenido hacer a pie los viajes de trescientos kilómetros de las cruzadas de caballeros —repone el chico levantándose lentamente—. Y definitivamente habría sido entretenido si hubiera hecho el camino con alguien más.

—¿No pensaste nunca en una forma de acortar los caminos? —inquiere Jatziri y Álex aparta la mirada.

—No en una que recuerde ahora —responde en un murmullo—. ¿Ya están todos aquí?

—Solo faltaban tú —asegura Victoria.

—De acuerdo —exclama el chico respirando con fuerza—. Equipo Hyperion, hora de entrar a la cueva.

Todos avanzan a paso firme a la caverna, pero tan pronto como ingresan, una nube negra los envuelve y un par de ojos violetas los despiertan.

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