Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8

🍑

Claro, pero en un rato. Creo que ya puedo ir a bailar unas piezas más, antes de que me vaya —Se ve más animada, esta claro su gran esfuerzo por quedar bien conmigo, no cabe duda que su amistad es sincera.

—Primero sus tragos nenas —Mateo está detrás de nosotras, ofreciéndonos margaritas. Las tomamos y las bebemos de inmediato.

—Vaya, aquí sí que se preparan para una fiesta de bienvenida, más bien parece un bar lujoso —expresa Carola y los tres nos ponemos de pie.

—¡Scarlett, vamos a bailar! —Drew viene corriendo desde la cabina del DJ, ahora Tom está ahí—. Vamos, terminó mi turno.

Los cuatro vamos a la pista. Tom ha puesto Nice And Slow de Jesse Green.

Drew me toma de las dos manos y comenzamos a bailar como en las discos. Mateo y Carola están bailando juntos, riendo mientras él le enseña a ella a bailar disco.

—Hace tiempo que he querido hacer esto —Me dice Drew al oído.

—¿El qué? —Le pregunto levantando la voz.

—Bailar contigo.

No puedo evitar sumergirme en el mar de sus ojos. Su sonrisa es hechizante y sus manos contra las mías… ¡Dios! Me pierdo entre sus fuertes brazos.

La canción comienza a cambiar poco a poco, me muevo lentamente contra Drew, él se acerca más y de pronto somos manos, piernas y roces provocativos, en el centro de la pista.

—¿Eso es un sí? —Me susurra al oído.

Estoy de espaldas a él, no veo su expresión, pero sé a qué se refiere con un . La pregunta que dejamos pendiente antes de que nos interrumpieran.

Me sigo moviendo a paso provocativo delante de él y me toma por la cintura, sus manos se sienten fuertes contra mí. La sensación de hormigueo se expande por todo mí cuerpo y entonces lo sé.

«Lo deseo y él a mí».

Lo quiero en mí vida y él me quiere en la suya.
Me doy la vuelta, sé que es lo que quiero y con quién. Aunque el miedo también me invade, sé que él jamás me lastimaria.

—Drew…

—¡Drew, ayúdame! —Stuart aparece de repente junto a nosotros.

Interrumpiendo nuevamente.

«¿Qué tiene este chico que no nos deja en paz?».

Por qué no se busca una novia y se va a hacer cochinadas por ahí.

—¿Qué pasa ahora, Stuart? —pregunta Drew, su tono no es molesto, pero sí cansado.

—Necesito que tomes diez minutos del turno de Tom, su novia se decidió a venir y él quiere bailar con ella un rato, yo no puedo hacerlo porque mi turno es el último y el más largo…

—Está bien, ya voy. Pero me deben una —advierte y Stuart asiente apresurado—. Scarlett, vuelvo en diez —Me dice y yo asiento.

«¿Por qué cuando la estábamos pasando tan bien, vienen a interrumpirnos?».

Volteo a ver la cabina, Drew está llegando y Tom me da una sonrisa de disculpa, ruedo los ojos y le sonrío. Antes de irse pone una última canción, supongo que es una disculpa. Lo sé, porque es una de mis canciones favoritas para bailar, Sophie Ellis Bextor canta Murder On The Dancefloor.

—¡Ven! —Carola me toma las manos y comienza a bailar—. Mateo me ha dicho cómo se hace, creo que lo hago bien.

Me muevo a su ritmo y ella se acopla al mío.

—No lo haces mal —aseguro y ella me sonríe—. Me encanta la música disco, es como entrar a otro mundo.

—Creo que lo disco es lo tuyo.

—La verdad lo mío, es lo clásico —Le aseguro y le doy una vuelta.

—Después de esta canción me voy ¿Quieres venir un rato?

No me imagino en su ambiente, aunque ella se ha esforzado por estar aquí y sé que no lo esperaba con ansias exactamente.

—Claro, por qué no. Pero solo un rato —contesto y ella me da más vueltas.

La canción está terminando y Carola me lleva a la salida. Levanto la mirada, buscando a Mateo, pero está bailando con un chico, le guiño un ojo y él articula las palabras: Él me lleva, yo asiento y sigo a Carola afuera.

Está helando, pero el chico del parkin me traé el Mercedes rápido.
Subimos y enciendo la calefacción, mientras salimos a la carretera.

—Para ser un baile de riquillos, no ha estado tan mal —admite después de unos minutos de silencio—. Sobre todo la música, no es del tipo que me gusta escuchar, pero tu amigo Mateo es muy buen maestro de baile.

—Lo sé, desde pequeño tomó clases, sus padres lo inscribieron y él lo hacía con gusto —explico encendiendo el reproductor de música.

Russian Red está cantando Nice Tick Feathers.

—Esa canción es algo indescifrable.¿Quién es? —Pregunta con curiosidad.

—Russian Red. No es muy comercial, supongo que casi no hay conocedores, pero es buena. Algunos productores han elegido su música para buenos proyectos cinematográficos —explico con orgullo, después de la música, el cine es mi pasión.

—¿Así que te gusta lo no comercial? —cuestiona con aprobación.

—Bueno, hay algunos artistas que son comerciales y me gustan, pero lo que más me llena, es la música que no necesita palabras o explicaciones. A veces las letras son literales, a veces metáforas o a veces no hay palabras y no importa el idioma, mientras te hagan sentir algo...

—¡Wow! Eso es muy profundo... —expresa y está vez, creo que
está realmente sorprendida—. ¿Sabes Scarlett? No sabía qué pensar de ti en un principio, pensé que serias como los demás riquillos de esa facultad; engreída, altanera y soberbia. Pero tus amigos más cercanos y tú, han sido otra cosa. Eres esa chica alegre y despreocupada, solidaria, caritativa, das sin esperar nada a cambio y en tu mundo… eso es extraño de encontrar. Además tienes un buen gusto musical. Lo que más me agrada de ti, es que no alardees de los éxitos de tus padres.

—Gracias Carola, no sé qué decirte, pero me alegra saber que tienes esa buena impresión de mi, creo que seremos buenas amigas. Con respecto a mis padres, no tengo por qué regodearme de sus éxitos. Son de ellos, no míos —explico riendo—. Y en cuanto a mi gusto musical. Aún no has escuchado nada.

—En ese caso, estoy segura de que sorprenderás a mis amigos —asegura con esa mirada indescifrable.

Entonces el miedo vuelve a instalarse en mi pecho. Ya lo había olvidado.

—¿Estás segura de que es buena idea que vaya?

—Tranquila, Scarlett, le caerás bien a mis amigos, además, ya te dije, eres realmente única.

Estamos llegando a su casa, antes me dijo que podía dejar mi auto en su garaje, pues el salón donde se está llevando la fiesta de sus amigos, no tiene estacionamiento y el barrio no es muy de fiar. Así que caminaremos diez minutos.

Apago el auto y salimos. Dejo mi bolso en el asiento y solo saco las llaves y mi celular, los guardo en el bolsillo de mi vestido.

«¡Dios mi vestido!».

Creo que estoy bastante arreglada para este lugar.

—Vamos Scarlett, se nos hará de día.

—Claro, voy —salgo del garaje y me toma del brazo.

—Tranquila, nada te pasará. Estoy aquí para defenderte.

—Debo advertirte, que tengo que llegar temprano a casa —Le explico,
sintiéndome un poco ñoña.

—Pero si me dijiste que tus padres no estaban, ¿por qué quieres llegar temprano a casa?

—Bueno, sí, no están. Pero como no me gusta estar sola en casa, me encierro temprano. Y así hago todas las noches, hasta que vuelven —confieso sintiéndome cada vez más avergonzada—. No sé, supongo que me da miedo estar sola.

—Sí ese es el problema, puedo ir a tu casa y quedarme esta noche, si
quieres —propone con seriedad.

Lo que me da un espacio para relajarme.

—¿De verdad? ¿Harías eso por mí? —pregunto con extrañes.

Carola es mi amiga, pero invitarla a mí casa. Ni siquiera la conozco bien, aunque se haya portado de maravilla.

—Claro, así estás más tranquila y podemos quedarnos mucho tiempo en la fiesta. ¡Animate! —La gran sonrisa que tiene se extiende hasta sus ojos.

Y ya llegamos al lugar.

Snoop Dogg suena a todo volumen, cantando Smoke Weed Everyday.
Conozco la canción porque Taylor tiene gustos diversos. La música se
oye a tres cuadras. Entramos y me siento como en otra dimensión.

Hay varios chicos raperos, cholos, darketos, otros que no logro distinguir, algunos enfundados en
solo negro de pies a cabeza, los cholos llevan algunas playeras blancas con paliacates en colores oscuros y los raperos llevan gorras, lentes, cadenas y todo el bling bling que pueden colgarse.

El lugar es grande, pero esta atestado de chicos y chicas de varias edades. Es de un solo piso, pero suficiente para dos barras grandes y algunas mesas, la mayor parte de la pista está apartada para bailar.

Mientras vamos entrando, todos voltean a mirarme, como si acabará de escaparme de un hospital mental y aún tuviera el chaleco de fuerza. Me agarro fuerte de Carola y ella le da una mirada asesina a todo cuanto me ve.

Con eso basta para que aparten la vista. Llegamos al fondo del lugar, a
una mesa que se ve exclusiva, está casi llena, solo hay dos lugares vacíos y Carola me lleva con ella.

Las luces parpadeando a nuestro
alrededor apenas me permiten apreciar a las personas frente a mí.

—¡Hey chicos! —grita a modo de saludo y todos levantan la mirada hacia ella y después a mí, frunciendo el ceño.

«¡Rayos!».

Después de todo no fue buena idea, de pronto quiero regresar corriendo a casa, aún estoy a tiempo...

—¿Quién es la muñequita de pastel? —pregunta un chico, que parece rapero por su aspecto. Camisa a cuadros, jeans holgados y una gorra negra que le aplasta la melena azabache.

—Chicos, ella es Scarlett, Scarlett, estos son los chicos. Iván —menciona señalando al rapero en cuestión, quien me guiña un ojo—. Ella es Rebecca —Una chica delgada vestida de negro—. Cassandra y Paul.

Señala a una pareja de negro, aunque ellos no son darketos, podría decirse que él es el macho alfa y ella; la chica que vi la otra noche, un poco llenita y de estatura promedio y por supuesto, la chica alfa. Ambos me ven con desprecio y yo decido ignorarlos.

—Y Roger, aunque puedes decirle Ro —termina señalando a otro rapero, aunque él no lleva gorra o paliacate, su ropa es un poco más holgada que la de Iván. Me da media sonrisa y eso es todo—. Este es mi grupo de amigos. Chicos, espero que traten bien a Scarlett.

—Carola, cualquier amigo tuyo, es amigo nuestro, en este caso amiga —asegura Iván poniéndose de pie y quitándose la gorra—. Siéntense chicas —Se hace a un lado y Carola y yo, ocupamos los asientos libres, ella junto a Rebecca y yo junto a Iván.

—¿Dónde está Aldo? —pregunta Carola buscando al susodicho por todo el lugar.

—Fue por unas chelas —contesta Roger animado—. Seguro no tarda en retacharse.

«¿Chelas? ¿Retacharse? ¿Qué está diciendo este chico? ¡Dios, no lo entiendo!».

—Habrá que conseguirle una silla, no esperábamos que trajeras compañía, Carola —apunta Paul con algo de desden en la voz, y viéndome con seriedad.

Su voz... Sus palabras son tan frías como témpanos de hielo y lo único que puedo sentir, es un escalofrío que recorre mi cuerpo.

—Bueno… supongo que ustedes han arribado para bailar, no para calentar las sillas —señalo intentando no sonar asustada y viéndolo a los ojos.

Al parecer lo consigo, pues Roger, Rebecca e Iván, sueltan una risita, aunque lo de Roger, es más una carcajada.

—Está chica es hábil, creo que me cae bien —asegura Rebecca con una pequeña sonrisa—. Tal vez podamos conservarla —agrega sin preocupación.

«¿Conservarme? Pues si no soy una mascota».

—Es toda una novedad —añade Ro, con esa media sonrisa.

Bueno, por lo menos tengo tres votos a favor.

—Ahora vuelvo —Carola se levanta y sale del círculo, va directo a la puerta y yo me quedo entre sus amigos, sin saber qué hacer.

«¡Regresa por favor!».

—Cuéntanos Sonia… Esmeralda... Susi... ¿Cómo dijiste que te llamabas? —Me pregunta Cassandra, con desinterés y distracción.

Puedo manejarlo, si puedo con Lara, Cassandra no es ningún obstáculo.

—Scarlett, me llamo Scarlett, aún estoy aquí —contesto corrigiendo su llamabas, por lo que todos me ven con expectación, es claro que esto los entretiene.

«Genial».

—Bien, Scarlett. ¿A qué has venido? —cuestiona nuevamente Cassandra, con algo de amargura y desprecio en la voz.

Las miradas van a ella y en cuanto termina de formular su pregunta, vuelven a mí.

—Carola me convocó, ella quería que conociera a sus amigos, después de haberse relacionado con mis amistades. Así que le dije que sería buena idea, yo…

—¿Buena idea? —pregunta Paúl arrugando la frente con incredulidad—. ¿Qué, vas a ir a contarle a tus amigos lo que hacemos los pobres?  —Me interroga con repugnancia.

«Ni me conoce y ya se cree que sabe lo que pienso, es un...»

—No tengo por qué reseñarles sus vidas a los demás. Decline a la invitación de Carola, porque ella es mi amiga. Entiendo que nuestros mundos son disímiles, pero eso no significa que quiera propagar lo que hacen en sus vidas a todo cuanto individuo se me cruce. Solo quería hacer amigos. Eso es todo —explico sin perder la compostura y la calma.

Pero cuando termino, todos me ven como si estuviese hablando en chino.

—¿Qué carajos dijiste esa? —pregunta Roger carcajeandose.

—Que... no vine a eso. Vine, porque Carola me invitó... es mi amiga, yo solo quería conocerlos...

—No te creo —declara Paúl molesto.

—Ese es tu problema —ataco decidida.

En ese momento regresa Carola, con un chico bastante guapo.

«¡Gracias a dios!».

Estoy seguro de que esta chica, es la misma que trajó Carola aquella vez, aunque esa noche apenas y la vi, no es muy común de Carola hacer amigos, mucho menos amistades como ella, tan... tan... tan unica, pero por muy amiga que sea de Carola, no pertenece a este lugar, solo basta con mirarla.

Y si ningún cobarde se atreve, yo lo haré, yo le enseñaré cuál es su lugar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro