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Capítulo 32

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Después de una noche de lujuria y pasión, despierto satisfecha en todos los sentidos, rememorando lo sucedido anoche; Paul haciéndome suya nuevamente, acariciando cada parte de mi piel, besando mis labios con pasión, hasta cansarnos y caer rendidos, mientras yo guardaba cada momento en mi memoria, sonrío para mi, al recordarlo todo.

Me apresuro a tomar un baño y Paul se une a mi, para después arreglarnos, afortunadamente Paul tenía un cambio de ropa en el trabajo, así que lo usa, mientras dejo su ropa sucia en mi canasto, para lavarla y guardarla aquí, por si la necesita otro día.

Terminamos de arreglarnos y bajamos a desayunar. Preparo sandwiches de ensalada de pollo con lo que sobra, y los empaco en una pequeña lonchera para mi novio.

—No tenias que molestarte mi Scar —toma la loncbera y me da un beso suave.

—Solo me ocupo de mi chico —cruzo mis manos detrás de su cuello y vuelvo a besarlo.

—No tengo cómo pagarte tanto amor —menciona separándose de mi—.

Solo se me ocurre una forma —sus manos van a mis caderas, para pegarme a su cuerpo.

—No podemos, se hará tarde... —aseguro cuando lo veo inclinarse sobre mi cuello—. Tengo un historial impecable de asistencias —murmuro sosteniendome de sus brazos.

—Con mayor razón —Me toma de las piernas, haciendo que me sujete a su cadera—. Así recordarás, que la primera vez que llegaste tarde a la universidad, fue porque te estaba haciendo mía —declara seductor, y sólo eso basta, para caer en su hechizo.

Llego media hora tarde a la universidad, así que espero a que termine la clase, para tomar la siguiente. Sinceramente no me importa, principalmente porque Paul tenia razón, nunca lo olvidaré.

—Dejame adivinar, ¿estabas con el amor de tu vida? —pregunta Carola cuando entro al aula.

—¿Tanto se nota? —respondo con otra pregunta, sintiendo mis mejillas arder de la vergüenza.

—Traes esa tonta sonrisa del mañareno.

Me sobresalto tímida y con esas palabras, doy por terminada la conversación.

El miércoles en la tarde, vamos al cine y después al boliche, acompañados de Aldo y Carola. Y para el jueves, Paul y yo lo pasamos juntos, después de su trabajo me lleva a dar la vuelta por el parque, de ahí vamos a la montaña Santa Monica, cerca del lugar donde se llevan a cabo las carreras, el camino para llegar es maravilloso; un frondoso bosque de un verde vibrante, a pesar del paso del otoño. Paul me explica que no habrá nadie, ya que las carreras siempre son en fin de semana, o cada vez que algún chico quiere retar a otro.

—Que hermosa vista —murmuro cuando bajamos de la motocicleta, frente a un hermoso lago rodeado de naturaleza, solo a unos cuantos kilómetros de la montaña—. ¡Este lugar es de ensueño, Paul! —regreso mi vista a él, quien se encuentra a mis espaldas.

—Sabía que te gustaría, mi muñequita, el lago de Santa Monica, es como de otro mundo —posa sus manos en mi cintura, halandome más cerca de él. .

Inclina su cabeza y sus labios rozan los míos, adoro sus húmedos besos, aunque siempre me quedo con ganas de más.

—Nunca me cansaré de esto —expreso en cuanto nos separamos—. Te has convertido en alguien muy importante para mí, Paul Johnson.

—Ni siquiera pienses en abandonarme —amenaza bajando sus manos hasta mis pompis—. Porque no dejaría de buscarte —sonríe ampliamente y le devuelvo el gesto.

—No dejes de buscarme —susurro para volver a besarlo.

Saca su móvil del pantalón y se aleja un poco.

—¿Qué haces? —cuestiono riendo.

—Tú... sólo posa, quiero tomarte unas fotos, la tarde se ve increíble a tus espaldas —explica poniéndose de rodillas, con el celular en alto.

Accedo a su petición sentandome en una gran roca, posando de diferentes maneras, sé muy bien que a Paul le encanta hacer esto.

—Te ves más que hermosa, mi Scar —Se acerca para mostrarme las fotografías.

—¡Vaya! —Me sorprendo al ver las imagenes—. Se ven muy profesionales —Para nada parecen tomadas con un celular.

—Llevo tiempo pasando por este lugar, lo conozco muy bien, además tengo una buena modelo —Sus labios buscan los míos, si las cosas siguen así, no me sorprenderá perder la razón por este hombre—. Te mostraré el lugar exacto de las carreras, tengo muchas cosas que platicarte sobre el.

Paul me cuenta las historias de sus inicios en las carreras, él solo tenía catorce años cuando se enteró de todo, en ese entonces no contaba con una motocicleta o un auto para correr, así que buscó trabajo en el taller del señor Benner, fue así como logró ahorrar lo suficiente, para comprar su primera motocicleta, habría sido fácil pedirle el dinero a su padre, pero Paul es muy orgulloso y sabe que, para obtener lo que quieres, debes trabajar por ello.

En un principio corría para ganar dinero, pero con el tiempo se volvió cada vez mejor en las carreras, cosa que no le gustó a Scott, quien era el rey de la carretera, así que, las carreras se volvieron cosa de orgullo y respeto, fue entonces que a sus dieciséis años, ya era el mejor corredor del barrio, se ganó el respeto de todos, haciendo que su nombre se convirtiera en una leyenda, cosa que nunca fue un secreto para sus padres.

El viernes la pasamos en la guarida, nos encontramos con los chicos, parece que cada uno encontró a su pareja, a excepción de Iván y  Cassandra, quien me ve con odio, cada vez que cruzo la mirada con ella.

—¡Los hermanos Torres van a correr! —grita Iván desde la sala del lugar.

—¿En serio? —pregunta Roger con sorpresa.

—Es cierto Ro —asegura Jobs viendo la pantalla de su celular—. Acaban de mandar un video al chat del grupo, parece que va en serio.

—La única vez que corrieron entre ellos, fue por aquella chica, amm... —interviene Mary pensativa—. ¿Cómo se llamaba? —pregunta dudosa.

—Creo que era Tamara, Tonia... —responde Rebecca entrando a la sala y todos la seguimos, para salir de la guarida—. Talia, Tania...

—La verdad ni me acordaba —Carola es la primera en subirse a su motoneta—. Pero vamos a ir ¿no? —cuestiona divertida.

—¡Por supuesto! —asegura Paul, y todos corren a las motos, Aldo es el único que va en su camioneta, las motos no le van—. Scarlett, ve con Aldo, ya está haciendo algo de frío.

Por un momento pensé que me pediría que regresara a casa, con eso de que las carreras son peligrosas.

—¡De acuerdo! —corro hasta llegar a la camioneta de Aldo, a la puerta del copiloto, antes de que mi novio cambie de opinión.

—Permiteme —Aldo abre la puerta para mi, y subo entusiasmada—. ¿Es tu primera vez, verdad? —cuestiona en cuanto entra, y de inmediato sale a la carretera, siguiendo al escuadrón de motociclistas.

—Si —respondo sintiendo la adrenalina por la emoción—. Paul, ya me había advertido que es un lugar peligroso, además de que...

Prácticamente lo orille a dejar las carreras —confieso apenada.

—Ha, ha, si, algo me comentó —Se ríe ante mis palabras—. Es verdad que se trata de un lugar peligroso, pero siempre hemos tratado de cuidarnos, hay una ambulancia cerca, cortesía de un amigo, pero últimamente, las cosas han estado tranquilas, ya que Paul dejó de competir —explica cuando vamos cruzando el bosque.

—Lamento haberles quitado la diversión —Ahora me siento culpable, tal vez no debí pedirle eso a mi novio, de cierta manera es un lugar importante para él.

—Descuida Scarlett —Sus ojos me observan un momento—. Estoy seguro de que él lo hizo por amor —asegura sonriente, como guardando un secreto.

—¿Y por qué es importante esta carrera? —cuestiono cambiando de tema.

—Los hermanos Torres son muy conocidos por los barrios, son la tercera generación en las carreras, prácticamente sus abuelos comenzaron con todo, la única vez que compitieron entre ellos, fue por esa chica Tara, como ya lo escuchaste —explica mientras vamos llegando—. Era una hermosa cubana, que se encargó de jugar con los sentimientos de los gemelos Torres, pero no valió la pena tanto esfuerzo, al final la chica les dijo que estaba interesada en alguien más.

—Pero que acto tan cruel... Y... —tengo curiosidad de saber quien era ese chico—. ¿Quién era ese chico? —espero que no haya sido mi Paul.

—No te preocupes Scarlett, que no fue Paul —¿Cómo supo que pensé eso, tan transparente soy? Entonces...—. Era yo —Mis ojos se abren con sorpresa, justo cuando llegamos al estacionamiento—. Pero mi corazón ya estaba ocupado, y siempre he sido fiel a mis sentimientos.

—¿Carola? —pregunto con alegría.

—Que inteligente eres, creo que mis intentos fueron demasiado sutiles, porque ella no lo notó —baja rápidamente para abrir mi puerta—. Ella me flecho desde que la conocí, éramos solo unos niños —toma mi mano para ayudarme a bajar y caminamos para encontrarnos con los demás.

El lugar está lleno de chicos y chicas, animando el ambiente, hay dos chicos en dos grandes motocicletas cerca de la línea de salida, una hermosa rubia en un microshort levanta una bandera a cuadros.

—¡Tres, dos.... Uno! —grita y ambos chicos salen disparados por la pista.

—Entonces, ¿por qué corren? —pregunto a quién sea, estoy rodeada de mis amigos y desconocidos.

—¡Scarlett! —antes de que cualquiera conteste, alguien grita mi nombre y todos volteamos—. ¡Pensé que nunca te vería por aquí! —grita entusiasmado, y sin esperar respuesta, se acerca a abrazarme con cierta familiaridad, que me toma por sorpresa y no sé cómo responder.

—¡Sueltala Scott! —piden Iván y Paul, al mismo tiempo.

—¡Uy, no sabía que tenías dos dueños! —Me suelta con molestia.

—Yo no tengo dueño —Doy un paso atrás tomando la mano de Paul.

—Así me gustan, independientes —acaricia mi mejilla, y ese pequeño acto basta para despertar la furia en Paul.

—¡Aléjate de ella! —escucho su reclamo, y en el siguiente segundo, todo lo que veo, es una pelea entre mi novio y Scott.

Jobs y Roger se acercan para separarlos, lo mismo que David y Luis, los amigos de Scott, mientras las chicas se escandalizan y los demás presentes gritan a favor de uno y otro.

—¡Mira lo que has provocado! —Cassandra me jala del brazo, alejándome de la pelea, donde ya se forma un gran círculo, haciéndome perder de vista a los chicos—. ¡Eres una maldita zorra! —grita furiosa.

—¡Sueltame! —exijo molesta, para empujarla y un grupo de chicas se unen a ella, reconozco a la exnovia de Scott o novia, ya no sé qué son.

—¡No te bastó con quitarme a mi novio, ahora también quieres a mi hermano! —Me propina una fuerte bofetada, haciéndome ladear la cabeza a la derecha, derramando una lagrima, acaricio mi mejilla.

—¡Golfa! —grita Emma, la chica que estaba saliendo con Scott—. Ya deberías saber que Paul no te toma en serio.

—Eres solo su diversión del mes —asegura una chica castaña, que  recuerdo de una parrillada en casa de Carola—. A Paul le encanta divertirse con las chicas, va de cama en cama, nunca formaliza porque eso le aburre —otro par de lágrimas se escapan de mis ojos.

—Paul es un chico malo, no creas que vas a venir a cambiarlo, esta es la vida real, y esas cosas aquí no pasan —sentencia la castaña con artogancia—. Creenos, lo conocemos mejor que tú, y puedes preguntarle a cualquiera de sus amigos.

No sé creer, suenan tan convincentes, y si dicen que puedo preguntárselo a cualquiera, por algo será.

—Pobre niña rica, Paulito no te quiere —Cassandra finje una sonrisa triste, y rápidamente seco mis lágrimas con el dorso de mi mano—. Cuando se canse de ti, volverá corriendo a mi cama —alardea orgullosa.

—Tan poca valía te tienes, que precisas aguardar a que regrese de sus jueguitos, como dices tú... —hago énfasis con los dedos índice y anular—. Para poder tenerlo, creo que la pobre es otra —ataco con valentía, no sé de dónde me sale la fuerza, pero ya no puedo retractarme.

—No entiendo lo que dices —gruñe entre dientes y suelto una carcajada.

—No tienes autoestima —veo su mano levantarse, dispuesta a abofetearme, pero la detengo en el aire—. No voy a pelear contigo Cassandra, no voy a lastimarte —La suelto con brusquedad.

—No le tengas miedo Casi —habla Emma viéndome de arriba a abajo—. Esta mosca muerta no puede hacerte nada.

—No le contaste a tus amigas, ¿Quién te hizo eso? —pregunto señalando la nariz de Cassandra—. Porque yo puedo hacerlo.

—No vuelvas a poner un pie por aquí —amenaza levantando su dedo índice frente a mis ojos—. Porque te va a pesar.

El alboroto a nuestras espaldas termina, ambas llevamos la mirada ahí, Paul viene caminando victorioso, mientras que Scott se levanta del suelo con dificultad.

Regreso la mirada a Cassandra y sus amigas.

—No estoy sola Cassandra —advierto sonriente.

—Mira zorrita...

—¡Hey, hey! —Paul llega hasta nosotras, puedo escuchar el suspiro que sueltan las chicas—. Cuidadito con lo que dices Cassandra, no le hables asi a mi novia —advierte limpiando la sangre de su labio—. No me importa que seas mujer, saber que te lo puedo cobrar.

—¿En tu cama o en la mía? —cuestiona sonriendo, solo ruedo los ojos conteniendo la risa.

—Con permiso señoritas, mi novia y yo nos vamos a casa —Paul toma mi mano, ignorando el comentario de su ex—. Después de todo, la cama no se va a calentar sola.

Con esas palabras dejamos a las chicas atrás, y a una Cassandra muy molesta.

—Scott se atrevió a confesarme sus intenciones contigo —suelta en cuanto llegamos a mi mansión—Dice que esta enamorado de ti, y no sé que tanta cosa más, no voy a...
Interrumpo sus palabras con un beso.

—No me importa lo que diga, al que quiero es a ti.
Aseguro reanudando el beso, para después guiarlo hasta mi habitación.

—Eres mía Scarlett.

—Tuya Paul.

Me entrego a él sin miedo, con el corazón lleno de ilusiones y amor.

El fin de semana, Paul se queda conmigo, rentamos películas y tomamos café acurrucados en mí cama.

Después de un rato, me ayuda a hacer algunas llamadas para cotizar el servicio de banquetes para la fiesta de noche buena y por supuesto que él y todos los chicos están invitados. Carola y su familia tienen una invitación especial por parte de mis padres, así que también asistirán

Cada día que pasa es mejor que el anterior, y mis sentimientos por Paul crecen como lava hirviendo. Tengo miedo. Miedo de que todo esto no acabe bien, pero sé que Paul no me lastimara, me lo prometió y le creo.






El día iba de maravilla, hasta que se nos ocurrió ir a las carreras, solo porque eran los hermanos Torres, esos gemelos se volvieron a pelear por una chica, y por andar de curiosos terminé peleando con Scott, ese mal nacido se atrevió a decirme de frente, que sus intenciones con Scarlett no son de amistad.

He luchado mucho para estar con mi novia, no la voy a dejar ir tan fácil, y mucho menos en manos de Scott, que sé muy bien, que no está obsesionado con ella, la cosa va en serio, igualito que Iván.

Con mi amigo no sé qué haré, pero con Collins no tendré piedad.

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