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Capítulo 25

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No sé, algo... que refleje mi personalidad —medito un poco, antes de continuar—. Que sea dulce, pero no meloso, tierno pero no aburrido, elegante, pero no en exceso, fantasioso, pero no al extremo.

—¿Algo así? —Su pregunta viene cuando me muestra un bonito vestido blanco—. Es perfecto para ti...

Es largo por la parte de atrás y corto por enfrente, a la altura de las rodillas, un cuello redondo y mangas esponjadas, como vestido de princesa. Tiene un listón rosado en la cintura y la tela hace que resalte el busto, es como de tul, es precioso.
Viene con unas balerinas como de ballet, con listones que se cruzan desde el tobillo hasta las pantorrillas. Y para completar, unas hermosas alas que se ajustan con tirantes.

Para este halloween, voy a ser un ángel.

—¿Tú crees? —La cuestiono tomando con delicadeza el vestido.

—Sí, pero en lugar de las balerinas, puedes usar tacones y medias a las rodillas, así se verá más sexy —Me guiña un ojo.

Entiendo el camino de sus pensamientos, aunque se supone que es una fiesta de halloween.

—Ok, me lo probaré —acepto envalentonada.

Tengo que aprender a ser más valiente, a soltarme más.

El reflejo frente a mí es irreal. El espejo me muestra a una bella chica, vestida como un verdadero ángel, para nada me veo tierna e inocente, no después de los tacones y las medias que Carola me pasó. Me veo atrevida y debo reconocer que algo... sexy.

«¡Dios! ¿Qué pensará Paul, cuando me vea?».

—No —Le recuerdo a mi reflejo en el espejo—. No pienses en él —pongo mis manos en las caderas y sonrío con suficiencia—. Este es.

Después de pagar mi disfraz y esconderlo de los ojos de Mateo y
James, salimos de la tienda.
Los chicos por su lado. Carola me
lleva a casa.

—Serás la sensación —asegura cuando bajo de la moto, con cuidado bajo la bolsa de tela que esconde mi disfraz.

—Solo quiero serlo para una persona —confieso y con solo pensar en la reacción de Paul, siento mis mejillas calentarse—. Ya quiero que sea sábado —Le revelo con entusiasmo.

—Yo también —Secunda guiñandone un ojo, baja el visor de su casco—. Nos vemos mañana, pequeña Scarlett.

La despido agitando la mano y entro veloz a mí casa.
Después de mostrarle el vestido a mamá, ella me dice que me ayudará a arreglarme el sábado, ambas estamos entusiasmadas, pues Penny también consiguió un buen disfraz. Un vestido de época, en verde pastel, con incrustaciones de diamantes fantasía, por toda la cintura y el corsé, se verá divina y claro, papá va de conde.

Estoy tan contenta, que la semana se me pasa en minutos, el sábado llega y no puedo con la emoción.

Estoy en mi habitación, termino de bañarme y decido poner algo de música para animarme más, me gusta que Penny esté igual de emocionada.

Really de Blackpink, suena a través de las bocinas, una canción intensa, que me hace bailar por toda la habitación, me detengo frente al tocador para secarme el cabello. A penas son las dos de la tarde, pero ambas estamos apuradas arreglándonos.
Papá llegará a las cuatro, él no necesita tanto tiempo para arreglarse. La fiesta empieza a las seis, pero para una chica es importante empezar temprano.

La música cambia, al solo de Rosé: On The Ground, y con el cabello seco, me dispongo a maquillarme, solo algo ligero, un poco de polvo, me enchino las pestañas y coloco dos capas de mascarilla, eso servirá.

Reviso el maquillaje y después busco mi rizadora, solo ondulare de medias a puntas, no quiero exagerar.

—¿Necesitas ayuda? —Penny está en el umbral de la puerta, aún lleva su bata, aunque su maquillaje y peinado están listos.

—Sí —Le extiendo la rizadora
para que la tome.

—¿Cómo lo quieres? —Se acerca hasta mi y toma la rizadora.

—Solo de medias apuntas —respondo con entusiasmo, imaginando el resultado final.

—Entendido señorita. Por cierto, tenemos que mandarle fotos a Cloe, se volvió loca cuando le mandé una foto de mi vestido —Me informa riendo y rizando el primer mechón de mí cabello.

—Por supuesto, ¿ellos también van a una fiesta? —pregunto recordando que a Cloe le encantan los disfraces.

—Sí, pero dicen que no es tan de disfraces, es más simple —contesta pasando un cepillo por mi cabello.

Son casi las cuatro y estamos sentadas en mi cama, pintándonos las uñas de los pies y escuchando a Blackpink cantar Forever Young.

Estos pequeños momentos son los que valen oro en mi vida.

—¿Aún no están listas? —Papá está en la puerta de mi habitación, creo
que no lo escuchamos llegar.

—Amor, sabes que esto lleva su tiempo —contesta Penny cruzando los brazos.

—Ok, voy a tomar un baño y después me cambio.

—¿Quieres algo de comer? —cuestiona Penny antes de que se vaya.

—No te preocupes, ya me preparo algo yo —Nos sonríe y se va.

Son las cinco y media. Penny se fue hace media hora, sus uñas secaron antes. Mi maquillaje está perfecto y las ondas en mi cabello brillan con naturalidad.

«¡Hora del vestido!».

Mis padres me devolvieron el auto, así que este ángel llegará volando.
Enciendo el equipo de música. Son las seis y media y James Blunt me canta You're Beautiful. «Gracias».

Mis palmas están sudando contra el volante, tengo que relajarme.

—Tranquila Scarlett, todo saldrá bien, por lo menos eso espero —hablo para mi misma.

Mis padres no se quedarán conmigo está noche, acordaron quedarse en un hotel, cerca de la fiesta, papá no quería conducir, ya que tenía planeado divertirse. Así que se fueron en taxi y seguro regresan en taxi.

Son las siete con diez minutos, Selena Gomez está cantando Look At Her cuando estoy entrando al garaje de Carola, afortunadamente me dejó guardar mi auto, así que con confianza dejo mis cosas en él. Solo tomo mis alas y salgo del Mercedes.

Camino hasta la puerta de la entrada.
En las escaleras me encuentro con un Fredy, una calabaza, los tres mosqueteros y dos brujitas. Todos me ven con asombro, o eso creo, también hay algunos chicos que decidieron no disfrazarse, auténticos cholos y raperos.

Tomo una respiración profunda y levantando la barbilla, entro a la casa, todas las puertas están cerradas y hay pequeñas luces neón de varios colores, que indican el camino al gran salón. La música se escucha fuerte, llenando los pasillos de la casa, y cuando por fin estoy en la entrada del gran salón, ciento que todo a mí alrededor va en cámara lenta. Es eso o de plano estoy muy nerviosa.

Con la mirada, escaneo el lugar. Carola, Aldo y otras tres chicas, están enfrascados en una conversación.
Roger y Rebecca están cerca de la cabina del DJ, tomando algo en vasos de fiesta en color negro. Iván y dos chicos, hablan animadamente con un grupo de chicas, todas ellas se ven rudas.
Y al fondo del salón, justo enfrente de mí, veo a Mateo y James, hablando con dos chicos más.

Busco con discreción a Paul o a Cassandra, pero no hay señal de ninguno de los dos. Tal vez no vinieron y si lo hicieron, seguramente estarán juntos.

—Ok, es momento —murmuro para mí misma.

Doy un paso al frente y la música cambia. Es una de The Basseballs:
The Hey Song.
Camino lentamente entre la multitud, a mi alrededor algunos rostros voltean a verme, pero fijo la mirada en Mateo y James, que me ven con media sonrisa.

A través del rabillo del ojo, a mi lado derecho, noto una sombra impasible, inclino un poco la cabeza y alcanzo a ver esa sonrisa y esos inconfundibles ojos marrones, bajo la media máscara del Fantasma de la Opera.

«¡Woooow!».

Paul se ve tan bien en ese disfraz.
Con una pequeña sonrisa en mi rostro, llego hasta mi destino, exudando sensualidad. Me siento tan llena de vida.

—¡Pero mira nada más, te ves sensacional! —exclama James dándome un beso en cada mejilla.

—¡Perfecta! —Mateo toma mi mano derecha y me hace dar una vuelta—. Y esa entrada —hace una pequeña inclinación hacia atrás, como fingiendo desmayarse—. De infarto nena. Y... —Se inclina un poco para susurrarme—. Tu hombre no te quita la mirada de encima —termina con una gran sonrisa que se contagia.

Se inclina y me vuelve a susurrar.

—No te alborotes, como dicen por aquí, pero tu galán viene para acá —Se retira y yo me hago la desentendida.

James frunce el ceño y me indica que voltee discretamente, lo que hago sin pensarlo dos veces.

—¿Quién es esa? —cuestiona en voz baja.

—Su ex —Apenas y hablo en un susurro, viendo a Cassandra colocar sus garras en los hombros de Paul y ambos salen del salón.
Me doy la vuelta y suspiro.

—Animate querida, él te busca, le interesas —Mateo me da una sonrisa y después sus ojos y su boca, se abren por completo. Flake Blood está sonando, a través de las grandes bocinas, con la canción I Think I Like It—. ¡Tenemos que ir a bailar! —Me exige tomando mi mano derecha con su mano izquierda y con la otra, se trae a James para que nos siga.

Prácticamente corremos al centro de la pista, sus nuevos amigos nos siguen y entre risas por nuestro numerito, comenzamos a bailar al ritmo de la música.

Mateo y yo, siempre bailamos en todas las fiestas, claro que solo bailo cuando sé cómo hacerlo, de otro modo, solo observo.

Levanto las manos y meneo las caderas al compás de la música.
Mateo y James me sonríen y no dejo de bailar. Carola y Aldo se nos unen.

—¡Hola Scarlett! —Me grita Aldo sobre la música, al mismo tiempo que hace sus mejores pasos.

—¡Hola chicos! —Les regreso el saludo y seguimos bailando.

Mis pasos son básicos pero seguros, sé que no soy buena bailarina, pero mientras más me esfuerzo, mejor me sale.

Pronto, más amigos de Carola y los chicos, se nos unen alrededor. La
pista es un hervidero de gente y yo sonrío como tonta, al ver a todos estos chicos conviviendo conmigo y con mis amigos.

—Nena, no pares de bailar —Mateo me susurra al oído—. Tu galán se está aproximando y no te quita los ojos de encima. Así que da tus mejores pasos.

Sonriente, tomo las manos de Mateo y bailamos juntos. No sé cómo lo hago, pero el lado sensual que vive dentro de mí, se levanta como ola en el mar y me hace moverme con más ritmo y elegancia.

Mateo y yo reímos y James me guiña el ojo, sin dejar de ver a Paul.
Doy una vuelta rápida y lo veo acercándose.
De vuelta frente a Mateo, la música está terminando y yo solo espero a que se acerque. Siento un cosquilleo recorrer mi piel y la adrenalina, anticipándose al momento.

Doy una última respiración profunda. Levanto la mirada con una enorme sonrisa, pero Mateo y James intercambian una mirada de desconcierto, que me hace dudar de lo que sucede a mis espaldas.

La canción termina, ahora empieza Bad de David Guetta. Siento una mano suave y cálida contra mi hombro y me doy la vuelta con una pequeña sonrisa que se esfuma en un soplo.

—S... S-cott —tartamudeo con sorpresa.

Lleva puesto un traje de pirata, sin el parche. Admito que se le ve increíble.

—¿Bailamos? —Su pregunta me ha tomado por sorpresa y sólo asiento con torpeza.

«¿Dónde está Paúl?».

Intento buscarlo con la mirada, pero toma mis manos y me jala un poco, ahora estamos más a la orilla de la pista y él comienza a moverse a un ritmo lento y debo decir que algo seductor, a mí alrededor.

—¡No sabía que vendrías! —Casi estoy gritando, pues estamos cerca de la cabina y el ruido es más fuerte aqui.

Intento bailar sin miedo, creo que le da gusto desconcertarme.

—¡Mi hermanita necesitaba un chaperón! —grita de vuelta, y me da media sonrisa que me toma por sorpresa.

Después me acerca a él por la cintura, dándome la vuelta para quedar de espaldas a él.

Bailamos pegados como muéganos y siento que mi rostro arde de vergüenza. Intento seguirle el paso, pero estar tan cerca de él, me deja en desventaja.

—¿No tenías problemas con los amigos de Carola? —Le pregunto para distraerme.

Sus manos toman las mías y me mueve a su ritmo.

—Digamos que hicimos una pausa —Me contesta al oído y cierro los ojos apretandolos con fuerza.

«¡Dios santo, que termine está tortura!».

Intento soltar sus manos, pero no me deja, en lugar de eso, me da la vuelta, estamos frente a frente y la música termina. «¡Por fin!».

—Vamos a la sala —propone en voz baja, apenas lo escucho, pero asiento.

«Vamos a donde sea, siempre y cuando no sigamos bailando tan pegados».

Caminamos hasta la sala, que está a un lado del salón y con vista al jardín. Algunas parejas se han congregado en la sala, pero al vernos entrar, abandonan el lugar y se van al salón o al jardín.

—Vaya, eres como un repelente —mascullo a Scott, quien me lleva hasta un sofá doble color marrón, donde nos sentamos a contemplar el jardín.

—Lo sé. Eso de la pandilla me dio mala fama —admite bajando la mirada.

¡Está aquí!

¡Por fin! Después de tanto esperar, Scarlett está aquí, vino con sus dos amigos y no puedo negar que se ve increíblemente sexy.
Se ve tan hermosa con ese disfraz.
Lamentablemente no he podido acercarme a ella, Cassandra no deja de fastidiar, me trae de un lado para otro, sacándole fotos aquí y allá, acabo de darme cuenta que es parte de su estrategia para alejarme de Scar.

¡Que se joda, yo voy por mi chica!

Antes de que el idiota de Scott le ponga las garras encima, ni crea que le voy a dejar el camino libre.

En el fondo, él no es lo que aparenta y ella podría estar en peligro.

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