Capítulo 18
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—Por lo menos, no soy de las chicas que se entregan al primer vagabundo que se les cruza en frente.
Le sonrío, y por su expresión de sorpresa y enojo, sé que he logrado mi cometido.
«¡Hay Scarlett, a lo que has tenido que llegar para frenar a esta loca! Sorry Lara, pero ya empecé con esto y no voy a terminar hasta estar parejas».
—Prefiero morir virgen, que perder mi virginidad con un imbécil, que solo me busca por eso, para que luego votarme por otra chica que parezca mejor.
Solo fue una suposición, pero creo que dí en el blanco.
«Basta de estupideces, tengo cosas que hacer».
—Ahora sí me disculpas, tengo clase. —Doy la vuelta y cuando tengo un pie dentro del edificio, Lara decide hablar.
—¡No tan rápido niñita! —Me detiene con su voz chillona—. Por qué no le preguntas a tu novio, ¿quién durmió en su cama este fin de semana? —Estoy de espaldas a ella, pero puedo escuchar los jadeos y murmullos de los presentes.
Sin darme vuelta le contesto.
—Seguro que algún perro sucio que recogió de la calle, no sabía que a Drew le gustara hacer caridad —levanto la cabeza y camino decidida hasta el aula.
«Aunque sigo preguntándome ¿Por qué demonios, Drew le contó a la bruja, de nosotros? ¿Y por qué le tuvo que decir exactamente eso? ¿Será verdad que... durmieron juntos?».
Tendré que esperar hasta el
receso o la hora de entrenamiento.
En el receso no veo a Drew, así que espero entre murmullos, a que sea la hora del entrenamiento.
Estamos en la pista de atletismo, los chicos del equipo me dan su apoyo con respecto a los rumores, lo cual agradezco, porque a estás alturas ya toda la facultad se ha enterado por las benditas redes sociales.
«¡¡Gracias Lara!! ¡¡Ashh que coraje!!».
Drew por fin se aparece.
—Tenemos que hablar —pido en cuanto nos dejan solos.
Está vez, Harry y Lía no han peleado siquiera. Este día si que se ha puesto bastante raro.
—Lo sé, lo siento Scarlett...
Me está viendo de una forma diferente, la culpa reflejada en sus ojos. Eso no es bueno.
—No debí contarle a Lara de nosotros... pero... estábamos tomando... y ella... yo... ella aprovecho y yo... no pude evitar decírselo... y de verdad... de verdad lo lamento... —Se detiene por un momento y me ve directo a los ojos—. Y...
Sus ojos se ven vidriosos.
«¡Hay no! Es verdad... lo que pasó entre Lara... y él... ¡No, por favor! ¡No, no, no, no!».
—Scarlett, perdoname...
—Habla claro Drew, porque no te estoy entendiendo —siento el nudo en la garganta, si digo una palabra más, seguro que rompo a llorar.
—Lara y yo...
Entonces lo sé, es verdad.
—Estuvimos... juntos... el fin de semana... en-mí, cama...
—¡Basta! —No puedo más, no puedo soportar esto. Puedo ser empática y tolerante, incluso paciente, pero no. No puedo escuchar una palabra más de está jodida situación—. Creo que sabes lo que sigue —murmuro en voz baja, las lágrimas están escociendo mis ojos y no sé cuánto podré soportar las ganas de no llorar frente a él—. No puedo seguir Drew...
Doy la vuelta, necesito regresar a los vestidores y correr a casa.
Pero Drew me jala del brazo.
«¡No, por favor!».
No quiero verlo, no puedo, me duele tanto. Las lágrimas ruedan por mis mejillas, sin piedad.
Se para delante de mí y yo bajo la mirada.
—Scarlett, por favor, escuchame. No quise hacerlo, fue un error, yo te quiero a ti...
—Dejame ir por favor —pido en un susurro.
«¡No me tortures más!».
—Scarlett, perdoname, te lo suplico, yo no...
—¡Ya basta! —Lo empujo con todas mis fuerzas, pero se niega a soltarme—. ¡No quiero escucharte más!
Levanto la mirada, también está llorando, pero eso no me va a conmover.
Por esto no quería enamorarme, por esto no quería una relación. Las personas somos crueles con los demás, pero hay quienes lo son más y aún así, pretenden que se les perdonen sus errores, sin ningún esfuerzo.
No puedo perdonarlo, no hay garantía de que no vuelva a suceder.
—Escuchame por favor, Scarlett. No quiero que terminemos... por favor, dame otra oportunidad... no te fallaré, no lo volveré...
—¡Dejame ya!
Está vez le propino una fuerte bofetada, y entonces me suelta.
Sus ojos me ven suplicantes, las lágrimas manchan sus hermosas mejillas... «Detente Scarlett, no le permitas manipularte».
—Yo solo... perdoname...
—¡Se acabo Drew...! —Lo rodeo y rehago mi camino.
Me doy cuenta de que varios estudiantes alrededor nos estaban observando, inclusive el profesor Fritz, quien luce molesto. Y Lara junto a sus secuaces.
«¡Ahí está! ¡Lo querías, es tuyo! Espero que me dejes en paz».
Llego a los vestidores, tomo mis cosas y salgo a toda prisa al estacionamiento, sé que hay muchas miradas en mi, pero lo único que quiero es estar en casa.
A salvo.
Junto a mi auto esta Carola, se ve preocupada, seguro que mi apariencia esta del asco.
—¡Scarlett! ¿Estás bien? Escuché los rumores que corrió Lara y... ¿Quieres que te acompañe a casa? —Me pregunta masajeando mis hombros.
—Gracias Carola, aprecio mucho tu interés, pero... quiero estar sola —logro darle una pequeña sonrisa y
entro a mi auto, antes de cerrar la puerta la veo—. Gracias por preocuparte. Nos vemos mañana.
—Claro, si necesitas algo, solo llamame —sonríe ampliamente y se hace a un lado, para darme permiso.
Asiento con la cabeza y cierro la puerta. Pongo el auto en marcha y salgo volando del estacionamiento.
Llego en menos tiempo de lo esperado a mi residencia y me encierro en mi habitación.
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El resto de la semana pasa a mí alrededor, como una cortina de humo.
Permanezco en estado zombie, aún no sé cómo he podido mantenerme al día en mis clases. Carola está todo el tiempo al pendiente de mi, la aprecio demasiado.
En las horas de almuerzo, nos sentamos en las gradas y para las horas de entrenamiento, le he pedido un tiempo a Lía, quien amablemente me lo concedió, le dije que seguiría practicando, pero en el parque del residencial.
Intento lo más que puedo alejarme de Drew, pero es muy insistente, me busca entre clases y todos los días en el estacionamiento. Mateo se ha acercado un poco, me espera para acompañarme en clases, pero sólo eso, su nuevo novio lo está absorbiendo y no lo culpo, quiero que disfrute su relación.
Mis padres me han preguntado, pero no les digo nada, solo que Drew y yo rompimos y nada más, no quiero que sientan lástima por su pequeña estúpida, que no sabe en quién confiar.
Todo el mes de septiembre y parte de octubre, se me van volando.
Los rumores cesaron, pero era obvio que algunos seguían hablando de mi y mi ruptura con Drew, por haberme engañado con Lara.
Llamé a Tay una noche desesperada, donde ya no sabía si seguir llorando o no por el innombrable, y afortunadamente mi hermano logró calmarme, dijo que la próxima vez que lo viera, Drew de verdad se arrepentirá de existir, sinceramente no me interesa, no lo odio, pero verlo sufrir un poquito no me hará daño.
Carola ha insistido en llevarme de regreso a su casa, sus amigos preguntan mucho por mí, sus padres (quienes estan en contacto permanente con los míos) no dejan de pedirle que me invite, pero yo no eh estado en condiciones de salir, simplemente me odio. Por haber confiado en Drew, por haber creído que podía ser diferente, por ser una completa idiota que no sabe distinguir entre la realidad y la fantasía.
Estamos a finales de Octubre. Los exámenes del segundo parcial son en dos semanas y estoy intentando concentrarme solo en eso y mis trabajos de clase.
Ahora parada dentro de mi armario, creo que debo dejar el negro, últimamente es todo lo que he usado. Me decanto por unos jeans rojos, una blusa azul pastel y mis botas bajas en color negro, creo que quedarán bien con mi saco negro.
Me veo en el gran espejo de mi armario.
«¡Por dios santo!».
Me veo muy mal. Estoy pálida y he perdido unos tres kilos por lo menos, desde hace más de un mes.
Tengo que salir de este maldito agujero, no puedo dejarme caer tan fácil.
Me pongo algo de maquillaje para mejorar mi aspecto y hago unos pequeños rizos de medias a puntas, sobre todo mi cabello. El resultado es notable, me veo mejor. Aunque es incuestionable que por dentro sigo destrozada.
No debí confiar en Drew, a pesar de todo... le entregué mi corazón, lo deje amarme y me permití amarlo, aunque solo fue por un breve tiempo... lo ame. «O eso creo».
Cuando llego al estacionamiento de la universidad, Carola está esperándome, a un lado de su motoneta.
Por primera vez, en mucho tiempo, lleva amarillo, aunque con pantalones negros, pero después de su blusa rosa de la fiesta, esto es un gran avance.
—¡Hola niña! —Me saluda en cuanto salgo del Mercedes.
—Hola Carola —saludo en voz baja y una pequeña sonrisa se asoma en mi rostro.
—Quiero llevarte con mis amigos. Los chicos de verdad te extrañan —Me informa mientras hacemos nuestro camino al edificio principal—. Cada vez que te invito dices que no. Pero ya es tiempo que me des un sí —pide con voz seria.
Carola y sus amigos se reúnen todos los viernes al final de mes, rara vez cancelan, por razones de fuerza mayor. Encontraron un pequeño local abandonado y lo adecuaron como su guarida.
Más o menos como Scott y su pandilla, aunque Carola y sus amigos, suelen llamarse; familia.
En fin, ella me ha estado invitando desde que Drew y yo rompimos.
Al principio creí que era por lástima, pero después me di cuenta de que es por amistad.
—Claro, vamos —accedo sin darle mucha importancia—. Creo que un cambio de aires me hará bien —meto las manos en los bolsillos de mi abrigo rojo y llegamos a nuestra aula.
Al terminar las clases, Carola me acompaña a mí casa, en su motoneta.
Dejo mí Mercedes en el garaje y llamo a mamá para que sepa dónde estoy.
Guardo mi celular y las llaves de la casa en los bolsillos de mis jeans y
salgo poniéndome mi gorro de lana.
—¿Lista? —pregunta Carola dándome el otro casco.
—Sí —Me subo en la parte de atrás de la motoneta y salimos tranquilamente, al norte de la ciudad.
Llegamos a la guarida de Carola en treinta y cinco minutos. Está justo a la mitad de los pequeños barrios, a veinte minutos de la casa de Carola.
Algunos ya están aquí. Aldo, Rebecca y Cassandra.
Carola deja la motoneta con los cascos, en el pequeño garaje que montaron.
—¡Hola Scarlett! —saluda Aldo, con una gran sonrisa.
—Nos preguntábamos, cuándo regresarías —confiesa Rebe con una pequeña sonrisa.
Los saludo a todos, sin decir más que un:
—Hola...
El local está dividido en cuatro secciones, la primera, es una especie de recepción, en la segunda; montaron una pequeña cocina, en la tercera hay dos largos sofás de segunda mano y varias sillas de madera y por último, en la cuarta sección; hay un pequeño equipo de música y todo lo demás es espacio libre. Al fondo del local están los sanitarios; uno para damas y otro para caballeros.
Un largo pasillo lleva a cada una de las secciones.
Sigo a Carola y Aldo, quienes van a la
cabeza de la fila.
Entramos a la sala y todos toman asiento, como seguro lo hacen siempre, pero yo no sé dónde encajo.
—Ven Scarlett —Me llama Rebecca.
Se sienta en uno de los largos sofás, y yo me siento a su lado izquierdo.
—Es bueno verte de nuevo —asegura Rebe alegre—. ¿Qué pasó? ¿Por qué no habías venido? —cuestiona con interés, creo que por lo menos a unos cuantos aquí les agrado.
Levanto la mirada y busco la de Carola, pero ella está enfrascada en una conversación melosa con Aldo.
—Becca, está claro. Scarlett no está a gusto aquí, como en su mansión, por eso no viene, no le gusta estar con nosotros —contesta Cassandra con altanería y aires de suficiencia.
Tengo ganas de... ¿Cómo era? Arrastrarla por el suelo o lo que sea.
Camina hasta quedar frente a mí.
—Deberías regresar por donde viniste, ya deberías entender que no eres bienvenida aquí —Se cruza de brazos y me ve con arrogancia.
—No me encontraba bien —Le respondo a Rebe ignorando a Cassandra, que sigue de pie frente a mí—. He tenido... unas duras semanas... yo no... las cosas no han salido bien —decido no darle muchas explicaciones.
—Se los dije chicos —interviene Carola a un lado de Cassandra—. Scarlett, no la ha pasado bien —Se sienta a mi lado y Cassandra regresa a su silla.
—Ignorala —Rebe toma mi mano, pero la suelta rápidamente.
—¿Qué sucede?
«Estoy segura de que me lavé bien las manos».
—Es solo que... —Me ve como tentando su respuesta—. Estás más delgada y pálida... que la última vez...
Me sonrojo, creo que todos se habían dado cuenta desde que llegué, pero ninguno me lo dijo.
¡Por fin, hoy por fin la veré nuevamente!
Carola dijo que haría todo lo posible para traer a Scarlett a la guarida y conociéndola, sé que lo logrará.
Tengo muchas ganas de verla, espero poder arreglar mi error de la última vez, estoy más decidido, además de que estoy seguro de que está vez no habrá ningún inconveniente, Cassandra y yo ya no tenemos ningún tipo de relación y ya lo hablé con Iván, aunque dijo que haría su última jugada, realmente no me preocupa y bueno, qué decir de Scott, le he ganado en cuatro carreras y le dejé muy claro que no se acercará a ella.
Así que, aquí voy muñequita.
Estoy dispuesto a luchar por tu atención y después, lo que venga.
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