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Capítulo 13

🍌

Me pongo el delantal y doblo las mangas de mi blusa hasta los codos.

Abro las bolsas de carbón con un cúter que está a un lado.

«Después de todo, no es tan difícil».

—No deberías estar haciendo eso, ese es trabajo para hombres —Una voz masculina un poco familiar, me sorprende, me quedo helada en cuclillas, junto a la última bolsa de carbón.

Levanto un poco la vista.

«¡Caramba!».

Lo que menos quería, era que este
hombre me diera una reprimenda. Me levanto con agilidad y gracia, y lo veo a los ojos.

—Disculpa, pero no pedí tu opinión, además, si no mal recuerdo, dijiste que no querías que volviera a dirigirte la palabra. Así que, si me disculpas, estoy ocupada —Doy la vuelta triunfante, ante la mirada de sorpresa de Paul.

«¡Ha, ahora quién está indefenso!».

Levanto la rejilla de la parrilla y cuando estoy por tomar una bolsa de carbón, Paul se adelanta.

—Dejame, ya lo hago yo —Me empuja con la cadera y doy algunos pasos lejos, intentando mantener el equilibrio—. Además te vas a ensuciar la ropa y al ritmo que vas, no habrá parrillada —explica con voz firme, sin mostrar emoción alguna.

«Por un momento, quisiera escucharlo reír, tal vez su semblante cambiaría».

—Ok, si lo quieres hacer tú, te dejo solo —replico y me quito el delantal.

—¡No te vayas!

—¿Qué?

—Tienes que ver cómo se hace, así podrás hacerlo mejor en la próxima ocasión, si es que hay —argumenta con aires de grandeza y alcanzo a ver el fantasma de una sonrisa en sus labios.

«Espero que no se esté burlando de mi».

—No gracias.

—¿Por qué no? —Sus ojos se clavan en los míos.

—No quiero... que me estés dando órdenes... —debo admitir que su mirada me pone de nervios—. A-además sé cómo hacerlo, papá me enseñó —confieso orgullosa.

—Si claro, ahora resulta que puedes hacerlo todo —Por un instante su mirada cambia, como si tratara de comunicarme algo, pero no entiendo qué es.

—Yo no... no dije eso...

—¿Nerviosa? —sonríe ampliamente.

«¡Oh, por Dios! ¡Pero que sonrisa!».

—Creo que mejor voy con Rebecca, a ver que necesita.

—¡Esperate! —protesta y termina de vaciar las tres bolsas de carbón y claro, no tiene ni una mancha de este, en sus manos ni en su ropa.

—¿Qué? —Le pregunto molesta.

«¿Por qué no me deja ir?».

Seguro que solo quiere torturarme con sus cambios de actitud, y hacerme pasar un mal rato y yo que llegué a pensar que podríamos llevarnos bien.

«No Scarlett, tienes que ser más inteligente, no te dejes humillar».

—¿Y tu novio? No lo veo por ningún lado —cuestiona viendo por todo el jardín, lo cual es ridículo, porque sólo somos cinco personas en el, contándolo a él mismo—. Creo que mentiste, seguro que no existe dicho novio o es un fantasma.

«No puedo creer, que estuve a punto de derretirme con ese intento de sonrisa».

—Eso a ti qué te importa —Le suelto y me doy la vuelta.

—Pero que mal educada —masculla a mis espaldas, pero lo ignoro, no pienso darle gusto y echarme a perder el día.

Camino respirando profundamente hasta donde están Roger y Rebecca. El equipo está instalado y están haciendo pruebas de sonido.

—Creo que si ponemos algo de música, sabremos si está bien conectado —propone Rebe sarcásticamente.

—Gracias cariñito, estaba por hacer eso —contesta Ro, detrás de una computadora—. Será que pongo algo del Gera o…  ¿Qué rolas escuchas, Scarlett? —cuestiona y voltean a verme.

Carola regresa de su casa, también se quitó la chamarra y se une a la conversación.

—Amm… —Desdoblo mis mangas y vuelvo a abrochar los botones—. Pues… me gusta el rock, amm… las baladas… la lírica y amm… la música clásica... —respondo con honestidad, las mentiras no se me dan.

Rebecca y Roger, me ven como si acabara de decir que la luna es de queso, Carola me da una pequeña sonrisa.

—Oh... ok. Scarlett... Amm... busca una rola y ayúdanos a calar el equipo —Me pide Roger un tanto dudoso.

—Ok —camino detrás de la consola, y Roger y Rebe se paran frente a mi.

Carola detrás de ellos, con las manos en los bolsillos.

Paul se une con una expresión de incredulidad.

—No deberían dejar que la muñequita de pastel toque eso, podría arruinarles el equipo.

Lo ignoro y escribo el nombre de la canción que quiero en el buscador de la página.

Esta canción es buena. Me pongo los audífonos de dona y selecciono la canción. Gracias a Drew, por enseñarme a operar la consola.

Passenger  está cantando No Diggity. Comienzo a manipular los controles en la consola y elijo un ritmo secundario más bailable. La canción continúa y Ed Sheeran se une al coro.

Roger  comienza a mover la cabeza al ritmo de la música. Rebe se tambalea de un lado a otro de forma sutil, y Carola asiente con la cabeza. Veo a través de mis pestañas, Paul tiene una mirada pensativa, creo que los he sorprendido. Por ahora.

Sigo moviendo los controles y la mezcla suena bien, el volumen es bueno y las palabras son claras. El equipo de música ha sido bien instalado.

El señor Snow, Iván y Aldo aparecen desde la sala, cargando grandes cajas de cartón, se detienen al escuchar la música, esta claro que esto no sonaría por los barrios.
Rebecca y Carola están bailando juntas, Roger me está sonriendo centrado en lo que hago.

Levanto la vista y el señor Snow me
sonríe. Aldo me da su aprobación con un asentimiento de cabeza e Iván me sonríe ampliamente.
Aldo y el señor Snow regresan al interior.

—Eres buena —Iván se acerca más y queda parado a un lado de Roger, imitando el movimiento de cabeza.

Le sonrío y me siento satisfecha.

«¡Por fin, una cosa que hago bien frente a ellos!».

No es que quiera impresionar, pero se siente bien ser aceptada en un lugar nuevo, donde evidentemente no encajas.

La canción va terminando y dejo los controles. Me quito los audífonos y espero el veredicto.

—La muñequita no lo hace tan mal —informa Paul con una pequeña, diminuta, apenas perceptible sonrisa, y da la vuelta para entrar a la casa.

«Ok. Eso fue extraño. Muy extraño, demasiado extraño diría yo... ese chico es...».

—¡Wow, no sabía que podías hacer eso! —declara Iván aún sonriente.

—Queríamos calar el sonido y ya escuchamos que es bueno y haz hecho un buen trabajo esa, no sé qué carajos era eso, pero sonó bien —acepta Roger con algo de escepticismo en la voz y yo suelto una carcajada.

—Entonces… ¿Les gustó? —pregunto sonriendo.

—Creo que mereces tener un turno de DJ esta tarde —propone Ro—. No a todos les gusta el rap y el hip-hop que escuchamos, creo que tienes el otro lado musical que nos hace falta.

—Se los dije, Scarlett es diferente y ella si vale la pena ser conocida —Carola me sonríe y después se dirige a la parrilla.

—Ok, voy a ayudar a Carola —salgo de la zona DJ para regresarle al lugar a Roger y camino hasta Carola.

—¡Oye Scarlett! —Iván me detiene a medio camino—. ¿Dónde aprendiste a hacer eso? No me dijiste que eras buena en la consola —Me está viendo como una vez lo hizo Carola. Como si acabara de resolver el enigma del triángulo de las bermudas.

—Supongo que no se dio el momento. Whatever, no soy tan buena —confieso con honestidad, Drew es el maestro en esto—. Ahora debo ir a ayudar a Carola.

—Claro —Iván me observa con desconcierto y yo sigo mi camino.

—Vaya, lo hiciste bien —Me asegura Carola, cuando me coloco a su lado.

—En realidad fue Paul, me dijo que no era un trabajo para mujeres y dijo que él lo haría, así que lo deje hacerlo —explico sin mucho interés.

—Pensé que ya no te hablaría —expresa viéndome con ambas cejas arriba.

—Es lo que yo también pensé —Secundo frunciendo el ceño—. Anyway —sacudo la cabeza y le sonrío—. ¿Necesitan algo más?

El señor Snow, Aldo y Paul regresan de la casa, con las últimas cajas, llenas de cerveza.

—Carola, nos va a faltar carbón —declara el señor Snow—. Ve con Phil y compra dos bolsas más, por si las dudas. Se las pediría a tu mamá, pero llamó hace un momento, ya salió del centro comercial.

—Ok, no hay problema —Carola toma los billetes que su padre le tiende—. Vamos Scarlett, esto será rápido.

—Ok —La sigo y salimos de la casa por la puerta principal, caminamos un par de cuadras abajo.

Llegamos a una pequeña tienda de comestibles y entramos.

El lugar es bastante amplio, aunque por fuera se ve pequeño.
Hay varios estantes por todo el lugar, como un mini supermercado.

Sigo a Carola, a través de los largos pasillos hasta que encontramos las bolsas de carbón.

—Creo que esta es la misma marca —murmura levantando una bolsa e inspeccionándola.

—La verdad no me di cuenta de la marca, pero creo que no hay mucha diferencia —tomo la otra bolsa y ambas damos la vuelta.

Tres chicos altos, fuertes y la verdad bastante guapos, están parados justo frente a nosotras. Los tres se ven como auténticos raperos, con ropas en tonos oscuros, un poco holgadas, resaltando su piel clara; cadenas en el cuello y gorras en la cabeza. El chico que está en el centro tiene varios anillos en la mano derecha y un reloj de oro en la mano izquierda.

Nos lleva por lo menos unos cinco centímetros y los otros dos chicos a su lado, son de nuestra estatura.

—Hola Carola, no tenía idea de que andabas por mi vecindario.

Saluda el chico del centro. Es evidente que es el líder. Posa su vista en mí y el miedo crece en mi pecho.

—Y veo que tienes compañía —Me ve de pies a cabeza—. Pero ¿Quién es este bomboncito que te acompaña? —pregunta con una sonrisa maliciosa y da un paso al frente.

Mi corazón late muy rápido por el miedo, no creo que se atreva a hacernos daño en un lugar publico.

«Si Scarlett, esa ni tu te la crees».

—Tu padre deber ser panadero, porque hace unos bizcochos... —murmura dando otro paso al frente.

—¿Qué? ¿Mi padre?

«¿Qué tiene que ver mi padre en todo esto?».

No... mi... mi padre es cardilogo —aclaro nerviosa.

Los tres sueltan una carcajada que me asusta e instintivamente doy un paso atrás.

—Además de hermosa, tierna —Este chico no deja de mirarme y sinceramente no me siento cómoda.

—Dejala tranquila, Scott, es mi amiga y viene conmigo —Carola se para frente a mí, lo que me da más tranquilidad, sé que a su lado nada malo me va a pasar—. Y no sabía que era pecado estar en el vecindario —expone con énfasis en, el.

Me toma de la mano y caminamos hasta la caja.
Los tres chicos nos siguen, pagan lo que han tomado y nos alcanzan a las afueras de la tienda.

—Espera Carola, presentame a tu hermosa amiga —Scott se coloca
delante de nosotros y sus dos amigos nos rodean—. Está claro que no es de por aquí, ¿de dónde vienes pastelito? —interroga y mi miedo vuelve a aflorar.

Mi corazón sigue latiendo como loco y mi respiración es irregular. Miedo.

Solo espero que no me de un ataque de ansiedad frente a estos desconocidos.

—Tranquilo Scott, tiene novio —dvierte Carola tranquilamente—. Ellos son los líderes de la supuesta pandilla del barrio. David, Scott y Luis —presenta señalándolos—. Ella es Scarlett, una amiga con novio —termina tomando mi brazo.

—Un gusto conocerla, mi lady —Scott hace una pequeña reverencia y me contempla con tranquilidad, no puedo evitar admirar sus ojos verdes.

«Pero que ojos tan enigmáticos».

No sé qué decir, solo asiento lentamente y veo de reojo a sus amigos, que me ven embelesados. Me siento como reliquia de museo.

—Deberías llevar a tu amiga a las carreras alguna vez —sugiere Luis viendo de Carola a mi.

—Hace ya semanas que ninguno de ustedes se para por ahí —menciona David sin dejar de verme.

—Sería un buen in-cen-ti-vo —pronuncia Scott lentamente y por fin deja de verme para centrar su atención en Carola, eleva su mano derecha hasta la mejilla de ella, pero Carola se hace a un lado.

—Scarlett no pisará esas calles, ahora si nos permiten, debemos irnos —Me jala del brazo y salimos empujando a los chicos para abrirnos paso.

—¡Fue un gusto conocerte, Scarlett, nos vemos pronto! —grita Scott detrás de nosotras y nuevamente no puedo evitar verlo sobre mi hombro, me guiña un ojo y regreso mi vista al frente.

—Creo que fue amor a primera vista —presume Carola burlona, cuando estamos llegando a su casa.

—Eso no es gracioso, estaba muy asustada.

—Tranquila Scarlett, no te harán nada. Scott es el líder de un crew por aquí. Está empezando su carrera de rapero y sus amigos son sus fieles seguidores, quieren entrar al mismo lugar —abre la puerta y entramos—. Él es hermano de Cassandra. Cuando ella empezó a salir con Paul, Scott sé declaró enemigo de Paul. Siempre estaban compitiendo por ser el mejor y después de que se prohibieran las peleas callejeras, siguieron con las carreras de motos, el que ganaba se llevaba el respeto de todos —continúa mientras llegamos a la sala—. Hace mucho tiempo que no hay una pelea por aquí y… si de verdad le gustaste, no te hará daño —Me guiña un ojo, yo le ruedo los ojos y salimos al jardín.

Hay más personas en el jardín, el señor Snow está frente a la parrilla con un delantal negro, ha comenzado a preparar carne para hamburguesas de un lado, y del otro está cociendo costillas y algunos toppings.

—No me has dicho, si tienes hermanos —Le comento a Carola, mientras
caminamos de regreso a la sala.

—Oh. Tengo un hermano un año menor que yo, está haciendo su licenciatura en Yale. Viene cada vez que tiene un buen tiempo libre de las clases, se fue con mi mamá al supermercado —entramos a la cocina.

La señora Snow ya está aqui.

—Hola Scarlett, es un gusto verte otra vez —saluda estrechándome en sus brazos. Me suelta y me sonríe ampliamente.

—Lo mismo pienso, señora Snow —Le digo sonriente—. ¿Quiere que la ayudemos con algo? —pregunto viendo todo el desastre alrededor.

—Sí por favor, el tiempo me está ganando. Laven las verduras y piquenlas, saquen los platos y llévenlos a la mesa de la carpa, por favor —instruye viéndonos a Carola y a mí—. Mientras llevaré los bocadillos.

¡Está aquí!
Parezco un maldito adolescente enamorado, los nervios me están matando y para colmo acabo de tener una riña con ella. No puedo controlar mi carácter y ella parece realmente agradable.

Solo me queda contemplarla detrás del cristal, mientras ayuda a los chicos a probar el equipo de sonido, parece que sabe manejar la consola y eso solo la hace aún más interesante.

¡¡Demonios Paul, controlate!!

Pero ¿Cómo puedo controlarme, ante semejante mujer?

Es tan hermosa.

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