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Espero no tardar tanto en la casa de los Collins, el padre de Cassandra tiene un problema con su auto y no pude negarme a revisarlo, la amistad en nuestras familias nació mucho antes de hacerme novio de Cassandra.

-Hola Paul -El señor Collins está en su garaje, revisando el coche-. ¿Cómo estás muchacho?

-Buenas tardes, señor Collins -saludo alegre mientras hago mi camino hasta dónde está él-. Aquí saliendo del trabajo -informo despreocupado-. Cassandra mencionó que su auto estaba fallando...

No es que sea un experto en esto, pero llevo ocho años trabajando en el taller del padre de Roger, ahí reparamos motocicletas, bicis, autos y cualquier cosa que podamos, Roger y su padre son los verdaderos maestros en esto.

Después de revisar y arreglar el auto del señor Collins, me invita un par de cervezas, acepto por cortesía pero le informo que tengo que irme, ya que debo pasar por Scarlett para llevarla a su casa, sin embargo, Cassandra insiste en traer más cervezas y aunque la fulmino con la mirada, no se inmuta, no puedo hacer nada.

-Gracias por haber venido, Paul -salimos de la casa de los Collins, son casi las nueve, Scar me va a matar-. Y disculpa por quitarte el tiempo no quiero que tu novia se moleste.

-No se preocupe, señor Collins, sé que ella entenderá.

Miento, por supuesto que no, Scarlett estará furiosa.

-Nos vemos luego muchacho y ve con cuidado -Se despide inclinando un poco la cabeza, le regreso el gesto mientras lo veo entrar a su casa.

-¡Mierda! -murmuro para mí-. Me olvidé la chaqueta en la cochera, me la quité para arreglar el auto.

Regreso a la puerta de la casa y cuando estoy por tocar el timbre, un carraspeo a mis espaldas me detiene.

-¿Qué haces aquí, maldito Johnson? -pregunta con desdén.

«¡Lo que me faltaba!».

-No te emociones, Collins, que no he venido a visitarte -giro sobre mis talones y lo enfrento-. Vine porque tu padre me lo pidió, ya me iba pero olvidé mi chaqueta en la cochera y...

-No me interesa idiota -interrumpe colocándose a un lado de mi motocicleta-. Sólo te recuerdo que aún tenemos un tema pendiente del que hablar.

-Si te refieres a Scarlett, con ella no te metas -advierto caminando hasta él -. ¡Con Scarlett no!

-A mí no me vas a prohibir nada -sonríe con malicia, sé muy bien que sus intenciones con Scarlett no son buenas, y que no parará hasta conseguir lo que quiere, pero para eso estoy yo, para defender a mi muñequita-. Sabes que cuando quiera, puedo tenerla en mi cama...

Le suelto un derechazo interrumpiendo su parloteo, para dejarlo en el suelo, este parásito no se va a acercar ni un centímetro a mi chica.

-¡Te lo advierto, Collins, no te acerques a ella! -Lo veo desde arriba y parece que sus gatos siempre van pegados a sus faldas, porque aquí llegan David, Stan y Luis-. Me imaginé que no podrías sólo, tus perros siempre tienen que venir a tu rescate.

-¡Yo no los llamé! -Se pone de pie sosteniendo su barbilla-. ¡Voy a demostrarte que puedo sólo!

-Arréglenlo en las carreras -sugiere Stan caminando hasta la puerta de la casa, para sentarse en los escalones.

-Vamos Scott, ya sabes lo que piensan tus padres de las peleas -susurra David aunque alcanzo a escucharlo.

-Arreglaremos esto en las carreras, Johnson -Scott se ve alterado cuando camina hasta la acera, donde ha dejado su motocicleta.

-Ahora no puedo -subo a mi moto, es más que tarde y Scar debe estar preocupada.

-¡No te rajes Paul! No le saques -Scott hace rugir su motocicleta y sé que si no voy ahora, mi reputación quedará por los suelos -. No seas niñita...

Hago rugir mi propia motocicleta, tengo muy presente que le prometí a Scarlett no volver a correr, pero esta vez es por ella, seguro que lo entenderá cuando le explique.

-El que pierda se aleja de ella -doy mi última palabra y arranco rumbo a la montaña.

Es demasiado tarde para recoger a Scarlett, pero la carrera no tardará mucho.
Después de media hora llegamos al lugar, seguidos de David y Luis, Stan decidió quedarse con Cassandra, era obvio.

Luis se ha encargado de llamar a todos los chicos y en media hora el lugar está repleto, afortunadamente mis amigos no se enteraron, porque seguro que corren a decirle a Scar que he vuelto a las carreras y si alguien debe decírselo, quiero ser yo.

Acordamos la ruta que hay que seguir, desde el punto de partida hasta el punto de llegada y damos inicio a la carrera.
Había olvidado el desborde de adrenalina que me provocan las carreras, la emoción y sobre todo el poder, al ganar una de ellas.

Son cerca de las doce y después de ganar la carrera, salgo disparado a buscar a Scarlett, obviamente no la encuentro. Voy a casa de Carola, ya que en mi chaqueta dejé el celular, es muy probable que esté con ella o Aldo le habrá dado un aventon. Espero que no haya sido Iván, ese mañoso buscaría cualquier pretexto para acercarse a mí muñequita.

-Lo siento Paul, pero aquí no está, la dejé en el punto de encuentro que acordaron y como dijiste que no tardarías, ella prefirió esperarte sola -Carola se ve preocupada mientras entramos a su casa, vamos hasta la sala, ahí la llamamos-. Seguramente que ya está en su residencia, sugiere un poco nerviosa, ni ella se lo cree -alcanzo a ver el número en la agenda; residencia McCarthy.

-¿Y? -estoy muy nervioso, solo espero que se encuentre bien.

-No contesta -cuelga e intenta marcando el número de su celular-. Tampoco, me manda a buzón, seguro que ya estará durmiendo.

-Iré hasta su residencia y...

-Ni lo intentes.
-¿Por qué?

-Los nuevos guardias de seguridad de esa zona residencial, tienen prohibido dar paso a las vistas después de las once, a menos que vayas con un residente.

-Pero...

-Ve a descansar, Paul... seguro que la carrera te dejó agotado.

Se pone de pie y me acompaña hasta la puerta.

-¿Quién te lo dijo? -pregunto sorprendido, pues yo mismo me aseguré de que no hubiese ningún conocido ahí.

-David y Luis le avirason a Iván y Roger, para que fueran a alentarte y Aldo se enteró por Scott -responde abriendo la puerta.

-No le digas a Scarlett por favor -pido una vez que estoy afuera de la casa-. Lo haré yo mismo -Solo espero que Scarlett me escuche.

-No juegues con ella, Paul... Scarlett no es como Cassandra -advierte con esa mirada asesina que hiela a cualquiera y enseguida cierra la puerta.

Por supuesto que mi Scar no es como la insípida de Cassandra. Subo a mi motocicleta y decido volver a casa, Carola tiene razón, ya es tarde para hacer cualquier cosa hoy.

Mañana será un nuevo día.