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Capítulo 9

🍊

—Para empezar...

Se detiene un momento, clava su mirada en mí y tengo que apartar la vista, antes de que me pierda en sus ojos.

—Sé que te prometí que no volvería a las carreras... —regreso la vista a él—. Pero lo hice, prácticamente fue un reto de Scortt, y no quiero echarle la culpa a él, pero así empezó...

Escucho atentamente su explicación, no quiero dudar, pero tampoco puedo confiar a la ligera.

—Estaba saliendo de su casa, después de revisar el auto de su padre...

Eso explica algunas cosas, sinceramente no me importa que haya roto su promesa, hasta yo lo habría echo, si alguien me enfrentara, como lo hizo Scott con él.

Después de escuchar su versión de los hechos, estoy segura de que dice la verdad, aunque aún hay algo que quiero saber.

—Te creo —No lo dudo, si para Paul, su vida eran las carreras clandestinas, como para mí, lo es el baile, dejarlo debe costar trabajo y si alguien te orilla a regresar, supongo que intentas resistirte, aunque terminas cayendo.

—¿De verdad? —pregunta con algo de ilusión en la mirada—. ¿Crees en mi? —Su voz, su increíble voz, es música para mis oídos.

«¡Concéntrate Scarlett! ¡No te dejes cegar por el amor!».

—Si —respondo volteando a ver la chimenea—. Le estuve dando vueltas al tema, sinceramente no creo en las palabras de Cassandra....

—¿Cassandra? —Me detiene de golpe y le regreso la mirada.

—Si, ella fue quien me respondió la llamada...

—¿Qué llamada?

—Te llamé cuando estaba... —Me detengo antes de hablar de más, no sé si deba decirle esto.

—¿En dónde estabas? —Se acerca más a la orilla del sofá.

—Nada...

—Anda, ¿Qué me ibas a decir?

«Vamos Scarlett, él se está sincerando y si quieres la verdad, tú también tienes que hablar con la verdad».

—Te llamé... cuando estaba... en la estación de policías...

—¿Qué? —frunce el ceño con sorpresa—. ¿Y qué estabas haciendo ahí? —Su mirada no se aparta de mi, eso solo hace que me ponga nerviosa, pero un nerviosismo poco agradable, como cuando me da algún ataque de ansiedad, solo espero que no suceda.

—Ok... te lo voy a decir, pero no me interrumpas, escuchame hasta terminar —entrelazo los dedos sobre mi regazo y respiro profundamente, sin apartar la mirada de él—. Aquel lunes, te estaba esperando en donde quedamos, yo le pedí a Carola que se marchara, ya que se supone que no tardarías... en algún momento escuché pasos acercarse y un grupo de tres chicas y un chico, comenzaron a molestar... me dieron un mensaje...

—¿Qué mensaje? —Su mandíbula se tensa, supongo que no es difícil adivinar, de qué se trata.

—Que alguien no me quiere ahí y... —Esto es más difícil de lo que pensé—. Que si me atrevía a regresar... no... yo no... no iba a vivir para contarlo.

—¡Esos hijos de perra! —Se levanta de golpe y su reacción me asusta, por lo que me pongo más nerviosa.

—Déjame terminar por favor —pido en un susurro y de inmediato se aproxima hasta mi, colocándose de cuclillas a mis pies.

—Lo siento bonita, termina —respira pesadamente, pero por lo menos está intentando calmarse.

—Logré alejarme y solo salí corriendo a donde pude... llegué a un parque... —Mi voz se quiebra y las lágrimas comienzan a brotar—. Pero me alcanzaron... y ahí fue donde me hicieron esto... —alcanzo mi cabello y saco un pequeño pañuelo del bolsillo de mi pantalón—. El chico... él intento...

—No bonita —Me interrumpe tomando el pañuelo y limpiando mis lágrimas—. No lo digas —Supongo que no es difícil saber lo que sigue.

—El vigilante del parque llegó a tiempo y llamó a la policía, así fue como llegué ahí —respiro tranquilamente un par de veces, antes de continuar—. Me permitieron hacer una llamada y pensé en ti... pero fue Cassandra quien contestó... diciendo que estabas ocupado... haciéndole... ya sabes, así que después llamé a Mateo, llamó a una de las chicas que trabaja con su madre, en uno de sus salones de belleza, y a una enfermera que trabaja con mi padre, y al día siguiente me llevó a casa, lo demás ya lo sabes.

—Bueno, dejé mi chaqueta en casa de los Collins, mi celular estaba ahí, así que... supongo que ella lo tomó y aprovechó que estaba con Stan, para que le siguiera el juego —acaricia mi cabello, y un par de lágrimas ruedan por mis mejillas—. Tranquila hermosa, que va a crecer.

—Lo sé —limpio las últimas lágrimas con el dorso de mi mano y lo veo a los ojos—. Me dolió, por cómo sucedieron las cosas —explico resucitando aquellas emociones—. No llegaste, me abandonaste, te necesitaba y no estabas...

—Scar...

—Sé que mi cabello volverá a crecer, pero no era lo que quería, yo... yo iba a donarlo... me cuesta tanto trabajo dejarlo ir, porque es el único recuerdo que tengo de mi madre...

—Lo siento...

—A ella le encantaba... ella lo cepillaba por mí... incluso en mis sueños —Me pongo de pie y clavo la mirada en las llamas que nos brindan calor—. Tal vez sea una tontería, pero era una conexión entre nosotras y cada vez que hacía una donación, le pedía permiso, para que alguna mujer con cáncer, pudiese tener una peluca con el y justo ahora que Penny... —detengo mis palabras de golpe y volteo a verlo.

—¿Qué sucede? —Está justo frente a mí.

—Penny tiene cáncer —Me abrazo a él y sin dudarlo, me envuelve en sus brazos.

—Lo lamento mucho Scar, sabes que cualquier cosa que necesites...

—No —Lo suelto de pronto, tomándolo por sorpresa—. No sé qué pretendes al estar aquí, pero no creo que podamos...

—No, Scar —interrumpe tomando mis manos—. Solo quería hablar contigo, aclarar las cosas y...

—Se lo pediste a Taylor, anoche —deduzco resolviendo el misterio.

—De echo, el fue quien me lo pidió —confiesa pasando su mano derecha, por esa hermosa cabellera castaña—. Le dije la verdad...

—¿Qué verdad?

Entrelaza sus dedos con los míos, nuestras manos encajan tan bien.

—Que estoy, perdidamente enamorado de ti y que voy a hacer todo lo que este en mis manos, para demostrartelo y para que me des otra oportunidad.

«De acuerdo, eso no lo esperaba, no así».

Claro que yo también estoy enamorada, pero ahora hay muchas cosas que me impiden estar con él; mis padres, sus mentiras y la confianza, no sé si puedo volver a confiar en él.

—No te pido que sea ahora, sino que... —Sus manos me sueltan y ahora van a mi cintura, para acercarme más a él—. Me permitas regresar a tu vida y así poder conquistar tu corazón, muñequita.

Ahí está, ese hormigueo en mi vientre, esas sensación de querer más, solo él puede acelerarme el corazón, de tal forma que, sienta que jamás había experimentado el verdadero amor.

«No quiero ignorar lo que siento, quiero vivir mi momento a su lado, espero no arrepentirme de esto».

—Con una condición —Mis ojos se pierden en los suyos.

—Dime —pide anhelante.

—Sin mentiras, sin promesas que no se puedan cumplir, sin falsas ilusiones y... cuando exista algún problema, hablarlo como los adultos que somos —Hay una pequeña sonrisa en sus labios, y no puedo evitar acercarme y depositar un pequeño beso en ellos.

—Todavía no acepto y ya me estas premiando —Se carcajea y bajo la mirada avergonzada—. Te enseñaré cómo se hace —levanta mi barbilla con su dedo índice y me regala un profundo y apasionado beso.

Cuando soy consciente de la situación, me doy cuenta de que ya estamos en el sofá, él sobre mí y yo desabotonando su camisa.

—Esto no... tendría... que... suceder —murmuro entre besos, y a pesar de mis palabras, no me detengo hasta quitarle la camisa.

—¿Quieres que me detenga? —pregunta con las manos en el cinturón de su pantalón.

—No —tomo su mano y lo llevo hasta su habitación—. Esta es tu habitación —reanudo los besos, al mismo tiempo que nos vamos despojando de nuestras prendas.

No puedo pensar en nada más que, entregarme a él, lo quiero sentir, ese amor que desprendimos la primera vez y saber si aún existe o si solo fue algo momentáneo.

—Realmente me encantas, muñequita... —susurra en mi oído, cuando se acuesta sobre mí, en la cama—. Pero necesito saber si realmente quieres esto, no quiero que después pienses que me aproveché de ti —Esa media sonrisa que me enloquece, aparece en su rostro.

—Te deseo, Paul, más que nada en el mundo —acaricio su mejilla y él toma mi mano, dejando un tierno beso en mi palma.

—No sabes lo mucho que me alegra escuchar eso, porque yo también estoy loco por ti —Sus labios juegan con los míos, para después bajar lentamente por mi barbilla, hasta mi clavícula.

Si esto es el amor; sentir que tu corazón late más de prisa que de costumbre, las cosquillas en el estómago, la emoción de volver a verlo, el deseo de querer besarlo, las inmensas ganas de pasar todo el tiempo posible con él, entonces si, estoy enamorada de él, y si quiero estar con Paul Johnson, aunque eso implique romper algunas reglas.

—Paul... —Todo mi interior esta que arde, las manos de mi hombre recorren todo mi cuerpo, de arriba a abajo, con cariño y delicadeza.

—Disfrutalo hermosa —siento como abre mis piernas lentamente y por alguna razón, me siento cohibida frente a él, así que cubro mi rostro con ambas manos—. ¿Qué pasa Scar? —cuestiona pasando las yemas de sus dedos, por el interior de mis piernas.

—Nada... —logro decir soltando un gemido y mis manos regresan a los bordes de la cama, donde me sostengo con fuerza, mientras mi cuerpo pide más, más caricias, más besos, más de Paul.

—Si algo no te gusta, solo dímelo y me detengo... —explica besando mis piernas, cerca de mi zona íntima.

—Sigue por favor... —pido bajando la vista, para encontrarme con su mirada traviesa.

Me ve con deseo, como cuando un león está por devorar a su presa, y eso soy, al final no puedo ignorar mis sentimientos y deseos.

Lo veo bajar la cabeza y su lengua comienza a jugar en mi interior. Cierro los ojos, pegando la cabeza a la almohada.

Estoy ardiendo entre sus manos, mi deseo le pertenece, mis pensamientos son suyos y ahora, mi cuerpo también lo es.

—¡Paul...! —reclamo su nombre, sintiendo mi cuerpo más que excitado, al momento en que llego al orgasmo y justo entonces, lo siento penetrar mi interior.

Lo jalo hacia mí y comienzo a besarlo con desesperación, mientras él sigue entrando y saliendo de mi, con rapidez y gran habilidad.

—¡Oh, Scarlett! —murmura en mi boca, moviéndose cada vez más rápido.

Abro más las piernas, para cruzarla sobre su cintura y continuamos moviéndonos a la par.

Nuestras bocas se pierden en el deseo, mi corazón se acelera de solo tenerlo cerca, mis manos se sujetan con fuerza a su espalda y lo acaricio con desesperación, conociendo cada parte de él y guardando en mi memoria, cada parte de su cuerpo.

—¡Ahh! ¡Paul! —siento un nuevo orgasmo llegar y él se derrumba sobre mí.

Nuestras respiraciones agitadas buscan calmarse, entre beso y beso. Nos acomodamos de lado sobre la cama, viendo al jacuzzi, él a mis espaldas, tomando mi mano izquierda con la suya.

—¿Te arrepientes? —cuestiona pasando sus dedos por mi vientre y doy un leve respingo, provocando su risa.

—No —contesto viéndolo sobre mi hombro—. Sé que cualquiera pensaría que es un error, por las cosas que han sucedido, pero mi corazón dice que esto es lo correcto.

—Yo tampoco me arrepiento —Me besa suavemente y después se levanta, saca su celular y escucho a Alan Jacques, cantando Siempre.

Desde que conocí a Paul, he estado investigando la música que le gusta, y este cantante es de sus favoritos, se inclina para tomarme entre sus brazos.

—¿Qué haces? —indago riendo.

—Vamos a tomar un baño, que debemos ir a la cena —Llegamos al jacuzzi y nos sumergimos en él.

Jamás en mi vida, pensé en conocer a alguien como ella.

Scarlett es un sueño de mujer.

Es hermosa por dentro y por fuera, sabe escuchar y no se deja llevar por los rumores, cualquier otra chica, habría caído en la trampa de Cassandra, pero mi Scar no.
Es más inteligente de lo que pensé, además de que, en la cama es muy apasionada, definitivamente, como ella no hay dos y sabiendo lo valiosa que es, no la dejaré escapar, esta vez daré todo de mí, porque sé que allá afuera, hay quien busca guerra.

Ahora vamos rumbo a la cena que da el hotel, según me dijo Taylor, tengo que sacarla a bailar, además de que, es lo que más le gusta hacer, es un buen paso para conquistarla y afortunadamente le pedí a Carola y Aldo, que me enseñarán un poco.

Esta vez abriré mi corazón ante tus ojos muñequita.

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