Capítulo 6
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Después de casi una hora de carretera, llegamos al bar La Caja Negra; un increíble lugar que parece fuera de serie, con una arquitectura de alta gama, que te hace pensar que se trata de un sitio sumamente sofisticado, debido al gran diseño y los colores que se exponen a simple vista; negros y grises en varias tonalidades, haciendo juego con dos hermosas terrazas de un verde tan vibrante y lleno de vida, que se antoja pasar el rato con los amigos.
Dejamos la camioneta en el estacionamiento, cuando caminamos un poco, casi somos atropellados por un loco en su auto, que sale a toda velocidad del lugar.
—¡Fijate! —grita Tay molesto, atrayemdome a su lado—. ¿Estás bien? —cuestiona preocupado, asiento tranquilamente.
Entramos al lugar anunciando que vamos con Carola Snow, pues se trata de un sitio en el que hay que llegar con reservacion previa.
—Acompáñenme por favor —pide una elegante chica, en un delicado esmoquin negro.
Seguimos sus pasos a través de un corredor que se encuentra en la orilla de todo el primer piso, al pasar, puedes ver a las personas bailando o sentadas en la barra. Al final del corredor encontramos unas escaleras de caracol, que conducen al segundo piso, subimos siguiendo a la chica y atravesamos otro largo corredor, hasta llegar a las mesas del fondo, cerca de la orilla, donde se puede apreciar la vista nocturna, gracias a los grandes ventanales, ligeramente opacos, que van de la mitad de la pared, hasta llegar al techo.
En una larga mesa ovalada, alcanzo a ver a los chicos, quienes al verme, levantan las manos a modo de saludo.
—Señorita Snow, sus invitados —anuncia la chica sonriente.
—Gracias —Carola y Aldo se ponen de pie, mientras la chica que nos acompañó se retira, dejándole un guiño coqueto a Tay, quien la ignora por prestar atención al grupo de chicos frente a él.
—¡Damas y caballeros, la reina Scarlett! —bromea Roger, haciendo una pequeña reverencia y todos en la mesa le aplauden.
—También me alegro de verte —saludo rápidamente a todos los presentes, con un beso en la mejilla—. Chicos, les presto a Taylor —Lo señalo con la palma—. Rebecca y su divertido novio Roger y bueno, a Carola y Aldo ya los conoces.
—Creo que Scarlett olvidó mencionar, que soy su hermano —Tay vuelve a leer mis pensamientos.
—¡Ahhhh!
Parece que habían pensado otra cosa. No podría olvidar a Paul tan fácilmente.
—Pero siéntense —ofrece Carola volviendo a su lugar—. Nos tomamos la libertad de pedir algunos tragos para todos.
Tay toma mi mano y me ayuda a sentarme junto a Carola, él queda junto a tres sillas libres, entonces me doy cuenta de la ausencia de alguien.
—¿Dónde está Iván? —pregunto tranquilamente, siento que han pasado años desde la última vez que lo vi.
—Amm... —Rebe esta por hablar, pero no se atreve.
—El cuate está saliendo de su cantón a duras penas —Roger toma la palabra, pero ni Tay ni yo lo entendemos y él se percata de ello—. Ja, ja, lo siento morrita, creo que no me entendiste...
—Ya viene cerca —interrumpe Aldo riendo—. Digamos que alguien quería saber en dónde estaríamos esta noche.
Antes de que pueda preguntarle algo, el alboroto a mis espaldas llama nuestra atención.
—¡Scarlett! —Mateo y James vienen corriendo hasta mí y detrás de ellos, Iván, está muy cambiado—. Carola nos invitó, no podíamos faltar a tu celebración —explica abrazándome fuerte, para después soltarme.
—Muchas gracias por venir —sonrío alegre y volteo a ver a Carola, quien me regresa el gesto—. Se ven increíbles —tomo las manos de ambos y les doy una vuelta.
Definitivamente el mundo de la moda, es para Mateo.
Ambos chicos se sientan junto a Roger, dejando el asiento libre, junto a Tay.
—Hola Iván —Lo abrazo fuerte, mientras escucho a los chicos comenzar la charla.
—Hola princesa —susurra cerca de mi oído y me suelta, aunque nuestras manos siguen unidas—. Te ves realmente hermosa —Me ve de pies a cabeza, creo que soy la única que desentona con el lugar, en pleno invierno y con vestido.
—Gracias... Amm... que bueno que estás aquí —Nuestras miradas no quieren alejarse.
Un fuerte carraspeo nos regresa a la realidad.
—Mucho gusto, soy Taylor —Los celos de hermano regresan e Iván me suelta de golpe, tan fuerte que espero no haberme dislocado el hombro.
—Lo siento hermano, yo no... no quise... no sabía que Scarlett...
Debo admitir que ver a Iván nervioso, me provoca ternura y no puedo evitar sonreír, lo que hace que Tay se relaje.
—Calma chico —coloca su palma en el hombro de Iván—. Soy el hermano de Scarlett —sonríe y puedo ver los músculos de Iván relajarse.
—¡Venga ya, que vamos a brindar! —Aldo llama nuestra atención y tomamos nuestros lugares—. Quiero hacer un brindis, por una gran corredora —Los presentes posan sus miradas en mí y siento cómo me sonrojo—. ¡Por Scarlett! —Todos levantan sus tragos.
—¡Por Scarlett! —repiten todos y bebemos nuestros tragos hasta terminar.
Pump It de The Black Eyed Peas comienza a sonar a través de los altavoces.
—¡Vamos a bailar! —grita Mateo para que lo escuchemos y todos se ponen de pie, como si sus asientos quemaran.
—¡Escarlata! —Tay me lleva corriendo y llegamos al centro de la pista, todos bailando con todos.
Intento seguirles el paso, pero me siento pérdida, cosa que mi hermano nota.
—Solo hazlo pequeña —susurra en mi oído—. ¡Demuestra lo que puedes hacer, escarlata! —grita moviéndose descontroladamente y suelto una carcajada.
No me importa si parezco desquiciada, vine a divertirme y eso voy a hacer.
Siento la música correr por mis venas, los latidos de mi corazón me guían y sin pensarlo dos veces, comienzo a moverme al compás que marca la canción.
Carola y Mateo me aplauden y sin darme cuenta, soy el centro de atención, de este grupo de amigos, al que me encanta pertenecer.
—¡Lo haces muy bien Scarlett! —Iván me sonríe y lo tomo de las manos, al mismo tiempo que la música se va mezclando con un tema de Queen; Another One Bites The Dust.
—¡Me encanta bailar! —anuncio soltándolo para hacer algunos pasos en solitario.
—¡Another one bites the dust! ¡Another one bites the dust! ¡And another one gone! ¡And another one gone! ¡Another one bites the dust!
Coreamos todos aplaudiendo con las palmas en el aire.
Después de un buen rato de baile, pedimos otra ronda de tragos a la mesa.
—¡Solo una y ya! —grita Taylor a mi lado, para que pueda escucharlo sobre la música.
—¡Claro! —bebo un sorbo de mi margarita y la regreso a la mesa.
—¡Ahora regresamos! —Rebecca y Carola se ponen de pie y caminan rumbo a los tocadores.
—¡Vengo en un momento! —Aldo se levanta, encendiendo un cigarrillo.
—¿Regresamos a la pista? —Iván me ve con ilusión y Taylor lo admira sorprendido, mientras se levanta para atender una llamada.
—Claro... —acepto tomando su mano.
Daft Punk y Julian Casablancas amenizan el momento con: Instant Crush.
—Tu hermano parece ser de esos celosos —comenta cerca de mi oído, para que pueda escucharlo.
—Solo un poco —suelto una risita y echo la cabeza para atrás.
Alcanzo a distinguir las figuras en el techo, que se forman cuando las luces se cruzan.
—Te ves realmente hermosa princesa... —regreso la mirada a sus ojos, un azul realmente profundo y salvaje.
—Gracias... —Apenas y puedo hablar, no me había percatado de su vestimenta; una camisa blanca bajo un saco negro y jeans a juego, es extraño verlo vestido así—. ¿A quién tratas de imitar? —pregunto sin pensar.
—Ammm... —Bueno, por lo menos no lo he molestado, aunque si lo he tomado por sorpresa—. A nadie —rápidamente me da una vuelta.
—Eso espero, porque el Iván que conocí en aquella fiesta, realmente me agrada y...
—Lo mismo diría yo, de ti... —toca mi cabello y de inmediato me detengo.
—Hay cambios que no podemos controlar...
Antes de decir algo más, Iván es interrumpido por Tay.
—¡Vamos afuera! —Nos pide y lo seguimos al pequeño pasillo que conduce a la terraza.
—¿Qué sucede? —pregunto al verlo pensativo.
—Leo me llamó, los chicos llegaron a la ciudad.
—¿Y qué esperas para ir con ellos?
—No voy a dejarte sola, pero tampoco puedo pedirte que vayamos, después de todo, los chicos organizaron esto para ti.
—Sabes que ya no soy una niña.
No quiero que pierda esta oportunidad, sé muy bien que, es muy difícil para ellos acoplar sus agendas.
—Yo puedo cuidarla —ofrece Iván recordándonos su presencia—. Además, también puedo llevarla después a su casa.
—Ahí está, problema resuelto —acepto sin pedir la aprobación de mi hermano.
—No lo sé...
—Por favor Tay, ve y diviértete, yo estaré bien —aseguro viéndolo guardar su celular.
—De acuerdo, pero solo porque no sé cuándo los volveré a ver —accede intentando reprimir una sonrisa—. Y a ti —Se dirige a Iván—. Te la encargo mucho.
—La cuidaré con mi vida —promete con una mano en el corazón y nos despedimos de Taylor, para regresar a bailar.
Carola han salido a la terraza, para acompañar a Aldo, solo Roger y Rebecca se quedaron en la mesa.
—¡Voy por algo de beber! —grita Iván cerca de mí y asiento en aprobación, sin dejar de bailar—. ¿Quieres algo, princesa?
—¡Solo una limonada! —respondo cerca de su oído, sintiendo ese refrescante aroma mentolado, que desprende su colonia, nuestras mejillas llegan a rozar un poco y le sonrío apenada—. ¡No tardes! —pido alejándome y él niega con la cabeza, mientras se marcha hacia la barra.
Creo que he bailado demasiado o tal vez es la bebida, porque ya no entiendo lo que sucede en mi interior, cualquiera que sea el caso, es mejor que regrese a la mesa, así que dejo de bailar y comienzo a caminar hacia allá.
—Hola hermosa —La voz áspera de un chico a mi derecha, me saca de mis pensamientos—. ¿Quieres bailar?
Es David, uno de los amigos de Scott, recuerdo que Carola mencionó que siempre andaban los tres juntos.
—¿Eres David, el amigo de Scott?
—Creo que ya conoces la respuesta —toma mi cintura para pegarme a su cuerpo.
«¡¿Pero qué?!».
—¿Qué te sucede?
—¡Tranquila preciosa! —susurra cerca de mi oído—. No te asustes, que no muerdo —intento alejarme de él, pero es más fuerte que yo y solo logro hacerlo reír—. No te resistas, te va a gustar... —murmura pegándose a mi oído.
—¡Sueltame! —grito desesperada y con la mirada busco ayuda, mientras hago lo posible por mantener distancia entre los dos—. ¡Dejame ya!
Roger se levanta a prisa, cuando alcanza a verme.
—¡Tranquila hermosa, no te hagas la difícil! —Sus asquerosas manos bajan a la piel desnuda bajo mi vestido—. Te va a gustar pastelito... —Esa sensación de miedo, inunda mi ser, igual que aquella vez en el parque.
Estoy a punto de gritar, cuando por fin se aleja de mí.
No me equivoqué.
Carola y los chicos planearon una salida y por supuesto que Scarlett esta incluida. Ahora el problema es, encontrar el bar al que irán, no alcancé a escuchar el nombre del lugar, pero me imagino que es en el centro de la ciudad, así que no me queda más que, buscar el lugar hasta encontrarla, tengo que hablar con ella y si no la encuentro, me tocará acampar afuera de su residencia.
Solo espero que quiera escucharme.
De verdad la quiero en mi vida.
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