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Capítulo 5

🍏

Se trata de una carrera de 4x400 metros, así que Lía apuesta por los mejores corredores y el equipo está de acuerdo.

La primera en salir será ella misma, después Luis, enseguida Harry y al último yo. Gracias a Camila, Josh, Fernanda y Bennett, es que llegamos aquí, Sofía y Drew participaron en las primeras carreras, pero saben que no son tan rápidos como para participar en esta carrera, así que nos animarán desde las bancas, con el resto del equipo.

Cada equipo alista a sus corredores.

—¡Corredores a sus puestos! -anuncia el maestro de ceremonias, el decano Sacks; de la Universidad de Medicina del Oeste, a través de un gran megáfono—. ¡En sus marcas, listos...! —grita con emoción, y veo a Lía tomar su posición—. ¡Fuera! —dispara y los primeros corredores salen a paso veloz a través de la gran pista.

Escucho a todo el público animando y por supuesto, las porristas no podían faltar; Lara a la cabeza de todas, en mini falda, a pesar del frío congelante, quién más se atrevería a tal cosa. El resto del equipo está usando el pants completo, entre ellas veo a Nora, aunque no se ve a gusto, pero igual trata de llamar la atención.

Alejo esa imagen de mis pensamientos y paso rápido la vista a las gradas, todos animan la carrera y el señor Fritz me levanta el pulgar sonriente, últimamente su humor serio se está desvaneciendo, igual que el de Carola, ella...

«¡Oh por dios! ¡Tengo que estar soñando!».

Es él... «¿En qué momento llegó?» Cómo... Esta sonriéndome...

Escucho el fuerte trote a mis espaldas y giro levemente para tomar mi posición, me he perdido demasiado en esos ojos chocolate, que por un momento olvido que estoy en plena carrera.

Veo a Harry corriendo tan rápido como le permiten los pies, esta en medio del segundo y tercer lugar, pero yo puedo mejorar eso.

Llega hasta mí y me entrega la estafeta, sin pensarlo salgo corriendo como siempre lo he hecho; veloz, ágil, sin miedo y con libertad.

-¡Gacelas! ¡Gacelas!

Escucho a las porristas animarme, aunque Lara no me agrada, es bueno saber que Nora me apoya.

Acabo de alcanzar al primer lugar, uno de los tigres de Economía, quien voltea a ver cuando siente mi presencia y sin inmutarme sigo corriendo hasta dejarlo unos pasos atrás.

Alcanzo a ver la meta, las piernas me queman y el corazón se acelera cada vez más con cada paso que doy, entonces lo veo; es aquel parque donde el peligro asechaba, aquel parque en donde el miedo era tangible. Siento algunas lágrimas recorrer mis mejillas y el fuerte ruido en las gradas me trae de vuelta al presente.

Parpadeo un par de veces y me doy cuenta en dónde estoy.

Acabo de llegar en primer lugar y mi equipo está corriendo hasta mi.

—¡Scarlett! ¡Scarlett!

Los gritos se escuchan lejanos, pero puedo sentir sus brazos rodeándome.

—¡Lo hiciste, Scarlett! —La imagen de Fernanda y Bennett aparece frente a mis ojos.

—¿Qué...? —Mi voz es un susurro que apenas y puede escucharse.

—¡Ganaste la carrera, hermosa! —Drew me toma con ambas manos y enseguida deposita un beso en mis labios, en el momento en que siento el hielo de su boca rozar la mía, lo retiro con un golpe en el pecho.

—¿Estás loco? —escucho las risas del resto del equipo y nos encaminamos al podio, donde todos los equipos se reúnen, entre abrazos y felicitaciones.

—Tranquila Scarlett —Lía me toma de la mano y compartimos una sonrisa cómplice, en el fondo ha sido satisfactorio.

Los cuatro mejores equipos nos colocamos del lado derecho del podio y los otros dos equipos; los chicos de Derecho y los de enfermería, se forman del lado izquierdo. El decano Sacks se encarga de dar el cierre a la ceremonia y cada uno se va por donde vino, no sin antes despedirnos y desearnos lo mejor para el encuentro de mayo.

Mi equipo y yo nos dirigimos a las gradas, donde nos esperan nuestros amigos, familiares y profesores.

—¡Felicidades chicos!

—¡Lo hicieron muy bien!

Escucho el alboroto a mis espaldas, pero no puedo concentrarme más que en un par de ojos marrones, que me admiran con desesperación.

Estoy segura de que si no fuese por el ruido a mi alrededor, todos podrían escuchar el fuerte latir de mi corazón.
Solo Paul puede provocar esto en mi, los nervios, la palpitación acelerada, las sonrisas involuntarias, los pensamientos...

—¡Escarlata!

Taylor llega por mi derecha y me sostiene entre sus brazos, levantándome del suelo para darme una vuelta.

—¡Lo hiciste pequeña gacela! —grita fuerte y me salgo de su agarre de una forma poco femenina, para girar a ver a Paul, quien baja de las gradas y camina hasta nosotros, con un gran ramo de flores entre las manos—. ¿Qué hace él aquí? —cuestiona en voz baja.

—Taylor, por favor —pido reacomodandome el uniforme e intentando calmar todo mí ser—. No quiero riñas -exijo entre dientes, fulminándolo con la mirada.

—Scarlett, si viene a...

—Descuida, que no traigo problemas... —Apenas escucho su voz y de inmediato volteo a verlo—. Solo... he venido a ver... animar a Scarlett... —Su mirada se posa en mis ojos—. Este día era muy importante y no podía faltar.

Sonrío con timidez y él me regala una pequeña sonrisa. Paul se ve increíble; una gabardina en tonos grisáceos y jeans negros, a juego con un par de tenis en color gris oxford, parece salido de la revista de invierno de Louis Vuitton, definitivamente no me puedo controlar frente a él.

Escucho un carraspeo que nos saca de este trance, miro de reojo a mi celoso hermano, quien lo ve con desaprobación y suspiro rendida.

—Bueno, ya viniste, ya la viste, ya te vas —No sé qué sucede con Tay, su peor lado está expuesto, él no es así.

—Claro... —Me extiende el gran ramo de ciclamen en color escarlata y lo tomo con delicadeza—. Las compré especialmente para ti... espero que te gusten... —Es la primera vez que veo este lado de Paul, tranquilo, reservado, puedo decir que hasta cohibido.

—Muchas gracias, son hermosas... —No puedo retirar mi vista de él, es como si se tratase de un imán invisible que nos une, un segundo basta para perderme en él.

—De acuerdo, basta de esto —Tay me jala por el hombro para acercarme a él—. Scarlett y yo...

—¡Scarlett! —Los tres nos giramos para encontrarnos con Carola y Aldo, quienes se habían entretenido con el resto del equipo, del cual por cierto, ya no queda rastro.

La mayoría de las personas se han marchado, solo alcanzo a ver al profesor Fritz y a la Decana, alejándose con las porristas y James junto a Mateo me despiden a lo lejos, yo solo asiento en aceptación.

—Lo hiciste muy bien chica —Aldo me estrecha entre sus brazos, haciendo que Tay me suelte de mala gana.

—¡Amiga! —Carola sigue con los abrazos y yo aprovecho el momento, pues no es muy común de ella ser así.

—Gracias chicos, estoy feliz de que estén aquí y...

—Disculpa que te interrumpa Scar... lett —escucho a Paul detrás de mi y los cuatro le prestamos atención—. Debo irme, solo me dieron un par de horas en el taller y no quiero abusar, además... —En un movimiento rápido, observa a Taylor después regresa su mirada a mi—. Veo que estás muy bien
acompañada...

—¡No, Paul! —Lo interrumpo de golpe, no quiero que se haga ideas que no son.

—Que te vaya bien, Paul Johnson —Lo despide el celoso que está a mi lado—. Nos vemos pronto...

—¡Taylor! —exclamo molesta y veo a Paul alejarse a paso decidido—. ¡Paul! —Lo llamo y cuando estoy por correr detrás de él, Tay me jala por los hombros.

—Déjalo ir, escarlata —Su voz se oye serena, pero yo no estoy para nada tranquila.

—¿Qué te sucede? —pregunto molesta y agitada, veo que Carola y Aldo están incómodos—. ¿Les dijo algo? —Me concentro en ellos, esperando que Tay reaccione.

—Él solo quería verte —responde Aldo directo.

—Ya habrá tiempo para eso —La voz de Taylor nos sobresalta—. Ahora vamos a casa...

Me toma de la mano y comenzamos a caminar al estacionamiento.

—De hecho... —Carola nos ve impaciente y junto a Aldo, nos siguen el paso—. Queremos llevar a Scarlett a celebrar...

—Hay un bar que acostumbramos visitar, a las afueras de la ciudad, cerca de la Zona Norte... —explica Aldo con cautela—. Sabemos que tiene prohibido ir a la Zona, pero no vamos exactamente ahí y por supuesto que también estás invitado.

—Todos nuestros amigos irán, hace tiempo que no ven a Scarlett y...

—¿Todos? —pregunta Tay cuando llegamos hasta la camioneta, Aldo estacionó su camioneta cerca de nosotros—. Si Paul va...

—No —interviene Carola frente a nosotros—. No esta invitado, justo porque sabemos que él y Scarlett no están bien —Se cruza de brazos y sé que no quiere un "no" por respuesta.

—De acuerdo —accede tranquilamente, este si es mi hermano, no aquel ogro enojon—. Y por supuesto que voy con ustedes, necesito salir y distraerme.

—En ese caso —Aldo saca su celular y se lo pasa a mi ex ogro—. Pasame tu número y te envío la dirección.

—Claro —Este Taylor relajado y despreocupado, es quien creció conmigo—. Pero si aceptamos su invitación... —Le regresa el celular—. Ustedes tendrán que venir con nosotros.

—¿A dónde? —cuestiono intrigada, no sabía que íbamos a salir.

—Es una sorpresa —contesta sonriente, esa sonrisa que me daba cada vez que hacía una travesura de pequeño—. Te mandaré toda la información en un rato —Le informa a Aldo y el asiente tranquilo.

—Ya está —Carola se despide con un beso en la mejilla—. Nos vemos a las 7:30pm en el bar.

—Hasta entonces —Tay los despide y yo sigo en shock—. Ni me preguntes, que no te diré nada —advierte en cuanto subimos a la camioneta.

—Ok —accedo tranquila y enciendo el estéreo, Maroon Five suena de fondo, cantando Girls Like You. No preguntaré por eso, pero si quiero saber ¿Por qué no me dejaste aclararle a Paul, que tu y yo no somos novios? —interrogo molesta viéndolo de perfil, mientras conduce por la carretera—. Porque evidentemente eso es lo que pensó...

—Scarlett...

No voltea a verme, pero noto en su mirada, que algo le duele.

—Es mejor así, dejarlo que crea eso... sé que piensas que es una tontería de niños... —No necesita verme para saber lo que pienso—. Pero quiero que le quede claro, que no estás sola, que no puede lastimarte y esperar a que tu regreses corriendo con él, que en el momento en que te descuide, alguien más podría roba tu corazón.

Ok, no lo había visto de esa forma y en parte, Tay tiene razón, pero ya no soy una niña...

—Sé que ya no eres una niña y que puedes defenderte sola —Otra vez, parece que esta leyendo mis pensamientos—. Pero nunca has salido de tu burbuja y a la primera que lo haces, mira lo que sucede...

Me ve por un segundo y regresa la vista a la carretera, justo en la entrada de la zona residencial.

—Afortunadamente no te hicieron daño aquella noche, pero ahora que estoy aquí, no dejaré que nadie te lastime, porque creeme escarlata, vales más de lo que crees, ningún hombre se merece una sola lágrima tuya, ni siquiera yo.

Estaciona en el garaje y el silencio nos invade, quiero llorar, pero no por la reprimenda, sino porque sus palabras están llenas de razón y nunca fui capaz de aceptarlo.

—Quisiera ser tan valiente como tú... —confieso en un susurro y bajamos para entrar a la residencia e ir a la sala.

—Eres valiente, Scarlett, solo que necesitas un empujoncito —Me da un cálido abrazo y de inmediato me suelta—. Sabes qué... —Me ve de pies a cabeza—. Date un buen baño y después duerme un rato, que esta tarde es tuya.

Sonrío entusiasmada y corro a mi habitación.

Hago justo lo que Tay ha pedido y después de dos horas de un merecido descanso, me levanto decidida.

—Tay tiene razón —entro al gran armario y comienzo a buscar un bonito outfit—. Tengo que disfrutar más mi vida, hacer más presente mi filosofía de vida y sobre todo; ser valiente y arriesgada —susurro alegre, tomando un bonito conjunto.

Un precioso vestido tipo encaje, en azul pastel, que llega a mitad de mis muslos y de manga tres cuartos.
Debajo de este, viene un fondo blanco para evitar accidentes y un hermoso cinturón ancho que acentúa mi figura.
Por último, añado unas delicadas zapatillas negras de tacón ancho, con estás seguro que aguanto toda la noche.

—¡Esta es mi noche!

Por fin pude verla, aunque ha pasado poco tiempo, se veía muy diferente y definitivamente el corte de cabello fue muy drástico, espero que no tengo nada que ver conmigo, sé muy bien lo que le gusta su cabello y para tomar una decisión así, debió ser por algo muy significativo.

En fin, lo importante aquí, es que esta con alguien más, no sé quién es o dónde lo conoció, pero es el mismo tipo que la acompañó la última vez que la vi.
Tengo que averiguar qué está pasando y el único lugar donde puedo saberlo, es en casa de Carola, así que ahora
mismo voy para allá.

No pienso dejarla ir tan fácil.

El amor de Scarlett es mío.

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