Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 41

🍍

Paul intenta levantar la motocicleta que ha caído sobre el cuerpo de Iván, quien se encuentra tendido sobre el sucio suelo, en una posición incomoda.

Me arrodillo junto a él, viendo la herida sobre su cabeza, esta sangrando mucho, tiene una herida grave en la pierna izquierda y la fuerte lluvia solo hace que me sienta estresada, los truenos y rayos ponen mis nervios de punta.

—Princesa... —murmura respirando con dificultad.

El fuerte viento que sopla, parece ser la fuerza y el aliento que abandonan el cuerpo de Iván, mientras que mi respiración agitada, es el soplo de vida que necesita.

—No hables... ¡Paul, pide ayuda! —grito desesperada, mientras me quito el abrigo para después quitarme el suéter y poder hacerle un torniquete en la pierna—. Vas a estar bien... Solo tengo que... Estarás bien... Iván...

Paul se aleja un poco, para hablar por teléfono, mis ojos se cristalizan, no quiero perderlo.

—Perdóname... Debí escucharte... —susurra llorando, mi corazón palpita al mil, no quiero escucharlo—. Scarlett... No creo sobrevivir... me duele todo...

—Ya no hables, la ayuda ya viene —intento calmarlo, pero ni siquiera yo creo en lo que digo.

Muerdo mi labio inferior, intentando calmar mis pensamientos y frenar mis emociones, no quiero pensar en nada negativo.

—La ambulancia está aquí... —informa Paul, colocándose junto a mí—. Ya la habían llamado, solo no cierres los ojos.

Iván voltea a verlo, y toma su mano.

—Lamento... haberme comportado... como un niño... no debí... no debí intentar quitarte del camino... tú siempre estarás unido a ella... Scarlett siempre fue para ti... perdoname hermano...

Sus palabras solo hacen más grande el dolor en mi pecho; con las manos en puños cubro mi boca, no quiero llorar, eso solo hace que mis pensamientos se vuelvan más reales.

—Callate tonto —Paul deja escapar algunas lágrimas, que se mezclan con la lluvia que nos ha empapado—. Olvida todo eso, los dos fuimos inmaduros, pero sin importar nada, tienes mi perdón y mi amistad, tú siempre serás mi hermano.

—Cuidala bien... —cierra los ojos lentamente.

—¡No, Iván! —Sin moverlo mucho, intento mantenerlo despierto, acariciando su mejilla—. ¡Abre los ojos, por favor! ¡Iván!

Los gritos salen de mi ser, tan fuertes como los truenos a nuestro alrededor.

—¡No! ¡No!

Paul se pone de pie cuando escuchamos la ambulancia acercándose.

Los paramedicos se acercan a reanimar a Iván, pero ya es tarde, ha dejado de respirar.

—Lo siento mucho... —murmura uno de ellos—. El servicio forense ya está aquí...

Tapo mi boca con ambas manos, intentando calmar mi llanto, mi cuerpo entero está temblando; por el frío, la impotencia, la ansiedad y desesperación, mis latidos resuenan hasta mis oídos, los pensamientos que me invaden no se callan, solo quiero verlo aquí, con vida.

Sigo sollozando y me recuesto sobre su pecho.

—¡Por favor...! ¡Despierta!

—Scar... —Paul me toma por los hombros, pero me niego a alejarme de Iván—. Scarlett...

—No puedo... No quiero...

Mi llanto se mezcla con la lluvia, las manos me están temblando y he perdido la fuerza en el cuerpo.

—Tienen que llevarlo con sus padres.

Su voz está ronca, intenta no demostrar sus emociones, pero sé que está igual o peor que yo.

Me pongo de pie con dificultad, y me abrazo a él, llorando sin parar.

Después de todo, Iván tenía razón, Stan ha salido de su escondite, y los policías lo atrapan en cuanto lo ven.

El servicio forense no tarda en llegar, los chicos que estaban por participar en la carrera; se alejan con tristeza, y Roger va a la casa de los Morett, a darles la mala noticia.

Mientras tanto, Paul y yo buscamos al padre Salomón, para que oficie una misa en honor a Iván y Mateo.

El fin de semana se siente triste y vacío.
Todos regresamos a clases con otros ánimos, los compañeros de clase muestran sus condolencias, entregándome cartas y presentes para Mateo, que pienso llevarle mañana mismo.

Por otro lado, el funeral de Iván es esta tarde, y he prometido a sus padres, pagar todos los gastos, así como, llevar al padre Salomón, para que lleve a cabo la ceremonia.

En una pequeña capilla improvisada, al pie de la montaña de Santa Mónica, llegan los amigos y familiares de Iván. Los chicos hacen una pequeña ofrenda, colgando sus chaquetas en el árbol más cercano, prometiendo que no habrá ni una carrera más.
Los padres de Iván están desconsolados, pues él era su único hijo. Los señores Snow y mis padres, se mantienen cerca en todo momento. Mientras los demás presentes guardan su distancia.

La tarde parece conocer nuestro estado de ánimo, pues el cielo se pinta de gris, haciendo al viento crecer, mientras los árboles se mueven de un lado a otro, y las aves nos acompañan con su canto.

—Queridos hermanos, está tarde hemos venido a despedir a un hermano, a un gran amigo, hijo, y sobre todo, a un gran ser humano. Iván Morett era un ejemplo de perseverancia...

Rompo en llanto, dejando de escuchar las palabras del padre; fijando la vista en el ataud frente a nosotros, Paul toma mi mano y lo sostengo con fuerza.

«No puedo creer que esto esté pasando, que sea Iván a quien estemos despidiendo de esta forma».

—Ahora, unas palabras, de su mejor amigo, Paul Johnson.

Suelto la mano de Paul, permitiéndole pasar al frente.

—Iván no era sólo mi mejor amigo... —Su voz se quiebra y comienza a llorar—. Era mi hermano... nos conocimos desde niños y compartimos muchas cosas juntos... Prometimos que siempre estaríamos juntos... —Se cubre la boca con la mano, intentando soportar el dolor—. Y que nos cuidariamos el uno al otro... Lamento no haber cumplido mi promesa... Pero no te defraudare, hermano, porque voy a cumplir nuestros sueños...

Entre lágrimas y sollozos apagados, camina hasta los señores Morett, quienes lo reciben con un abrazo.

Después de algunas palabras más de los presentes, la carroza fúnebre aparece, y todos caminamos al cementerio, escuchando la canción favorita de Iván, cortesía del señor Morett.

—¿Sabes? Y aunque se esté cayendo el mundo, hay que parar pa' respirar, tómate unos segundos, abraza a mamá, no hay amor más real en el mundo, sigo esperando firme llegue el éxito rotundo y... ¿Y sabes? No soy sólo borracheras, ni soy un disco entero que escribí pa' que volvieras, ás bien termino muerto en los eventos de allá afuera, no escribí rolas de odio, más bien pa' que te quieran... O que comieran con los que compartí techo, si tú supieras mami lo amargado que me he vuelto, pido sólo lo mío, no vine a pararme el pecho...

Al llegar al cementerio, me mantengo alejada, hasta que el ataud es sepultado.

—Vamos a casa, Scarlett, tienes que descansar.

Pide Paul, y solo puedo asentir, sintiendo que el corazón termina por romperse en mil pedazos.

Apenas y puedo conciliar el sueño, con Mateo ausente e Iván en otro lado, no me siento tranquila.

Por la mañana salgo a la facultad para pedir el permiso de ausencia, pues hoy viajo a Nueva York para mi audición, acompañada de Paul.

Tomamos el vuelo de las once y llegamos por la tarde, intento concentrarme sólo en mí, estoy segura de que Iván y Mateo, quedrian verme esforzándome.

—Ven a descansar, Scar, creo que has practicado demasiado —pide Paul preparando la cama para dormir—. Vas a desgastar el piso —insiste al ver que no paro de bailar.

Nos hemos hospedado en el departamento que mi madre me dejó, tal vez lo use cuando venga a la academia, luego quiero venderlo.

—Lo siento, solo así mantengo mi mente ocupada —detengo la música y apago mi mp3—. Además, quería perfeccionar unos pasos —comento cruzando la habitación, para llegar a él.

—Pero si ya lo haces de maravilla, hermosa —Me toma en sus brazos, y me carga para llevarme a la ducha.

—Eso lo dices solo porque me quieres —comento dándole un suave beso en la comisura de los labios.

—Tal vez —suelta una carcajada y me abrazo a él.

Después de asearnos, nos disponemos a dormir.

Despertamos temprano y me arreglo para mi audición, con un bonito conjunto en tonos terrosos al estilo hip hop; recojo mi cabello en una coleta alta y salimos del departamento, justo a las instalaciones de la academia.

—Todo va a salir bien, Scar —Me asegura Paul, cuando la recepcionista nos lleva a un pequeño auditorio—. Solo concéntrate en la música.

—Gracias por estar aquí —sonrío nerviosa.

—El profesor Rodríguez los espera —La recepcionista nos permite pasar—. Suerte —susurra sonriente y asiento, entramos cerrando la puerta detrás de nosotros.

Caminamos por un ancho pasillo, observando el bonito auditorio, hasta que llegamos al frente, donde han coló ado tres sillas detrás de un escritorio.

—Buen día, profesor Rodríguez —extiendo la mano derecha.

—Señorita McCarthy —Me acepta el saludo, para después tomar la mano de Paul—. Joven...

—Paul Johnson —Se presenta, soltando la mano del profesor.

—Es un placer recibirla, desde su preaudición quedamos encantados, claro, que no todos pudieron ver su talento, así que le recomiendo que haga su mejor esfuerzo, para convencer al profesor Salazar —explica animado y después observa su reloj—. En un minuto estarán aquí, mientras puede irse alistando.

Señala al escenario y asiento varias veces.

—Aquí está la canción —Le entrego a Paul una usb, para que la conecte en la pequeña grabadora que le acerca el profesor.

—Brilla, Scar —Me regala un pequeño beso en la frente.

Camino hasta las escaleras que llevan al escenario, dejo mi bolsa en la orilla y caliento un poco. En cuestión de segundos, llegan dos profesores más, un hombre; al que reconozco por la preaudición, seguro que es Salazar, y una mujer de mediana edad.

—Buen día, señorita Scarlett McCarthy —La mujer toma la palabra—. Soy la profesora Prescott, y él es el profesor Salazar —presenta de manera educada—. Nosotros evaluaremos su audición, solo quiero recordarle que queda un solo puesto, y aún hay tiempo para elegir a alguien más, hay una larga lista de aspirantes, así que de lo mejor de usted.

—Así lo haré —aseguro más tranquila.

—De acuerdo, tomé su posición y comience —pide Salazar, con seriedad.

Respiro hondo, mientras camino al centro del escenario.

La música comienza, con la distintiva voz de Lisa, cantando money, y de inmediato ejecuto la coreografía; marco cada paso, permitiendo que mi cuerpo se desenvuelva de manera orgánica, fluyendo con la melodía, mis latidos marcan el compás que sigo, y mí seguridad incrementa con cada segundo que pasa, creando un espectáculo sin igual.

La canción termina y la última posición que tomo, me permite ver las expresiones de los profesores.

—Valió la pena, la espera, señorita McCarthy —Salazar es el primero en tomar la palabra—. Una coreografía digna de la Academia de Danza Blanchett.

—Concuerdo con mi colega, es usted muy talentosa —secunda Rodríguez—. Y por lo que hemos comentado...

—Usted está dentro de la academia —termina la profesora Prescott, aplaudiendo.

—¡Felicidades!

Gritan los tres al unísono.

—Muchas gracias.

Nos despedimos de los profesores, y pasamos a recepción para llenar el formato de inscripción; hacemos todos los trámites de una vez, y de paso, compro los libros que voy a usar. Me informan que las clases inician en agosto.

Regresamos al departamento, y en cuanto ponemos un pie en el, mi celular comienza a sonar y el de Paul también. Camino a la habitación principal, mientras Paul sale a la cocina

—¡Mamá, me aceptaron! —Es lo primero que digo, en cuanto tomo la llamada—. ¡Estoy dentro de la academia!

—¡Scarlett, que emoción! Te lo mereces mi niña... —Se escucha igual de feliz que yo.

—Lo siento, ¿para qué me has llamado? —intento calmar mi entusiasmo.

—Esta bien, nena, te llamo, porque hay una noticia muy importante que tengo que darte.

Al ver a mí Scarlett tan feliz, me entran las ganas de dejarlo todo y quedarme con ella, y lo haría, de no ser por la buena noticia que me han dado.

Mi padre dice que llegó a casa, una carta de la Facultad de Cinematográfia de Los Ángeles, que aceptaron mí video y que me dieron la beca para hacer la maestría, pero aceptarla, significa alejarme de Scarlett.

He trabajado mucho para llegar hasta aquí, sé que ella también lo ha echo, no voy a pedirle que renuncie a sus sueños, y sé que ella no me lo pedirá tampoco, así que llegamos al final del camino.

Es momento de aceptar nuestros destinos, donde no hay lugar para el amor.

No quiero y no sé si pueda sobrevivir sin mí Scar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro