Capítulo 40
🍐
—¿Por qué no despierta?
Escucho una voz murmurando.
—Esperemos un momento más, es muy temprano para que despierte...
Parpadeo un par de veces, distingo unas siluetas borrosas, tal vez tres o cuatro personas.
—¡Esta despertando! —distingo la voz de Laura, la enfermera.
Muevo la cabeza de un lado a otro, quiero abrir los ojos, pero me siento muy cansada.
—¿Scarlett? —Papá toma mi mano, siento su calidez, pero el sueño logra vencerme.
Hay alguien en la habitación, escucho una voz familiar cantando, y no necesito abrir los ojos para saber quién es.
—I've found a reason for me, to change who I used to be, a reason to start over new, and the reason is you... I'm sorry that I hurt you, it's something I must live with everyday, and all the pain I put you through, I wish that I could take it all away, and be the one who catches all your tears, that's why I need you to hear...
—Paul...
Susurro abriendo los ojos lentamente, lo veo cerca de la cama, ha estado llorando y trae la misma ropa de ayer.
—¡Scarlett! —Se apresura a abrazarme, huele como a tierra mojada—. ¡Despertaste! Mi hermosa, Scar... Estas aquí...
—¿Qué sucedió? ¿Dónde está Alan? ¿Y Mateo?
—Tranquila, todos están bien... Bueno... Alan está bien, él te acompañó en la ambulancia, y Mateo... No ha salido del coma...
—Yo... —Mi mano derecha baja a mi estómago—. ¿Qué me pasó?
En cuanto termino la pregunta, mi padre entra a la habitación.
—¡Scarlett! —Se alegra al verme, y con cuidado me abraza, haciendo a Paul a un lado—. ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo?
Revisa mis signos vitales, y las maquinas que están conectadas a mi cuerpo.
—No... Creo que me siento bien, pero, ¿qué pasó?
—Por querer salvar a Alan, recibiste la navaja en tu estómago no hubo daños internos, y no fue una herida grande, pero si profunda, por lo que perdiste mucha sangre... Tuvimos que llevarte a emergencias para suturar la herida, y te hicimos una transfusión...
Sé que el tipo de sangre; AB, es muy difícil de encontrar, pero hay una persona que seguramente tiene el mismo tipo que yo.
—¿Colin?
—Si, pero antes de él, alguien más se ofreció a salvarte la vida —voltea a ver a Paul.
—¿Tú? —Lo observo sorprendida—. Pensé que no me querías...
—Siempre te voy a elegir a ti, Scarlett —declara con seguridad—. Porque te amo, más que a nadie.
Sonrío dejando escapar algunas lágrimas.
—Yo también te amo, Paul.
—Le diré a tu madre que has despertado.
Papá sale de la habitación, con una sonrisa de oreja a oreja.
Paul y yo hablamos sobre nosotros, intentamos arreglar las cosas, aunque él sabe que no puede hacer a su familia a un lado, no piensa alejarse de mi, y yo tampoco quiero alejarme de él; por el momento decidimos esperar a que pase el juicio, para saber qué sucederá con nosotros.
Después de un rato hablando, mamá entra a la habitación y me explica lo que sucedió con Bastian y Luis, ambos ya están en resguardo de las autoridades, mientras que Stan esta siendo buscado por la policia desde ayer, pues resulta que llevo todo un día en el hospital.
Por la tarde, James está siendo dado de alta, igual que yo, aunque necesito guardar reposo por un tiempo, por lo que no podré asistir a mi audición, pero papá ya ha conseguido que me den una semana más de tiempo.
Regreso a casa, pero esta vez a mi propia casa, Colin se ofrece a cuidarme, y Penny y Carola también, incluso Paul y Alan, pero no quiero a nadie detrás de mi todo el tiempo, así que le pido a mi padre que traiga a Esmeralda, quien acepta gustosa pasar un tiempo aquí, haciéndome compañía, aunque eso no quita que los demás sigan viniendo a verme.
Una semana después del accidente, acudimos al juicio. Dayana, la hermana de Paul, tiene pruebas que demuestran la culpabilidad de Cassandra, así que, ella, David y Dayana, son llevados al reclusorio, lo mismo que Luis y Bastian, junto con sus cómplices. Mamá se ha encargado de poner a todos tras las rejas, aunque Stan sigue prófugo.
Los padres de los acusados me piden disculpas en nombre de sus hijos, especialmente los Johnson, quienes nunca se imaginaron que su hija sería capaz de hacer tal cosa.
Han pasado dos semanas desde el accidente, los chicos han regresado a sus actividades; Paul viene todos los días, prácticamente vive aquí, James viene un rato cada que puede, esta triste por Mateo, pero yo no pierdo las esperanzas.
Carola y Aldo han venido a verme, pero le he pedido a Carola que no haga esfuerzos por su embarazo, además, todos están ocupados con sus prácticas profesionales.
Mis padres vienen seguido a visitarme, han traído mis cosas y algunos muebles, no quieren dejarme sola, pero prácticamente no estoy sola. Y este tiempo en casa, me ha servido para acercarme a mi padre biológico, Colin Fritz, quien me cuenta la historia de su familia, y que mis genes asiáticos provienen de la familia de su madre, que fue originaria de Corea.
Han sucedido tantas cosas, y solo faltan solo tres días para mi audición, y ya puedo salir a trotar un poco, he estado practicando mi coreografía, pero con menor intensidad. Ya no pude ayudar a Paul con su video, pero en la casa productora le dieron permiso de presentar el video que usaron para el comercial que hice.
Todo parece estar yendo bien, aunque me preocupa Iavn, últimamente ha estado muy metido en las carreras, dice que es la única forma de despejar su mente, además piensa que así puede encontrarse con Stan, para entregarlo a la policía, yo no creo que sea buena idea.
Estoy trotando en los alrededores de mi propiedad, la cual está custodiada por un buen equipo de seguridad, aunque a esta alturas, ya no tengo miedo de nada ni nadie.
—¡Señorita Scarlett!
Escucho los gritos de Esmeralda, quien me llama desde la puerta de la mansión. Troto hasta ella, y me detengo cuando veo a Carola y Aldo, detrás de ella.
—¡Carola! —corro a abrazarlos—. ¡Me alegra verlos!
—A nosotros también —comenta Aldo, aunque su semblante me dice todo lo contrario.
—Señorita, pasen a la sala, he preparado la merienda —informa Esme, para después adentrarse.
—Vamos, tenemos mucho que contarte —pide Carola tomando mi mano.
Pasamos a la sala y Carola inicia la conversación, me dice que Iván sigue en las carreras y que la sed de venganza lo está cegado, los chicos han intentado hablar con él, pero no quiere escuchar a nadie. Aldo piensa que si yo hablo con él, las cosas pueden arreglarse, así que, mañana por la tarde, voy a ir a verlo.
Me despido de los chicos y subo a tomar un baño de Tina, necesito descansar, pues el último semestre empieza en dos días, y quiere rogresar con energía.
—¡Scarlett! ¡Ya llegué! —escucho a Paul, hablando al otro lado de la puerta—. ¡Voy a ir preparando la cama para dormir!
—¡En un momento salgo!
Sonrío para mí, tener a Paul en casa, es lo mejor que me ha pasado, nos estamos conociendo más, y me gusta saber que cada amanecer, él despierta a mi lado.
Salgo de la tina y me seco; poniéndome una bata y una toalla en la cabeza. Salgo escuchando la música que Paul ha puesto.
—Mirala bajar por el barrio, oh oh oh, trae loco a todo el vecindario, oh oh oh... She's so fine, look so high, yeah so high... Todos la miran y nadie la puede tocar porque... Ella es mi nena na, toda una sirena nana, si la tocas te quemas, como sol y arena, belleza morena na na na...
Esta parado al pie de la cama, sosteniendo un gran ramo de margaritas de los prados, en color melón. Hay varias velas aromáticas, esparcidas en la habitación, una imagen de lo más romántica.
—¡Que hermosas!
—No tanto como tú —Se acerca y me entrega el ramo—. Alguien me dijo que se han convertido en tus favoritas.
—Solo porque un chico especial, me las ha regalado —Me acerco para darle un tierno beso en la mejilla.
—Eres tan adorable —toma mi barbilla, para depositar un pequeño beso en mis labios—. Te he preparado un té, y ya enchufé la secadora, voy a ayudarte a secar tu cabello, para que puedas descansar —explica caminando hasta el banco frente al espejo, y me hace señas para que me siente.
Dejo las flores en el buró, y tomo la taza de té, para caminar hasta él.
—No debiste molestarte, seguro que estás cansado...
—No importa, estoy cuidando de ti, y tú necesitas descansar —comenta quitandome la toalla de la cabeza, y yo tomo asiento—. Han sido días difíciles, y te espera una audición en la que vas a brillar como nunca.
—Tienes tantas esperanzas puestas en mí... —tomo un sorbo del té caliente—. Espero no decepcionar a nadie.
—Confío en tu talento, Scar.
Mientras Paul seca mi cabello, me bebo el té, y le comento que quiero ir a ver a Iván, él no está seguro de lograr algo, pero más vale hacer el intento.
Después de que me acuesto en la cama, él baja a tomar la merienda, y yo me quedo dormida.
Es sábado por la tarde, vamos camino a ver a Iván en la moto de Paul. No me agrada nada el clima, hay varias nubes grises sobre nosotros, amenazando con desatar una gran lluvia en cualquier momento.
—Espera un momento aquí —pide Paul, dejando de la moto junto a la acera—. Quiero ver primero si esta en casa.
—No voy a esperar nada —tomo la iniciativa y camino a prisa hasta la puerta, golpeando dos veces.
—¡Ya le llamé pero no contesta! —habla a sus espaldas, la madre de Iván frente a mí—. ¡Señorita McCarthy, Paul!
Las nubes comienzan a soltar pequeñas gotas de lluvia, me ajusto mi abrigo y cubro mi cabeza con mis manos.
—Buenas tardes, señora Morett, ¿se encuentra Iván? —hablo rápidamente.
—Justo estaba hablando de eso con mi esposo —responde angustiada—. Hoy hay una carrera en la montaña, dicen que es para llamar la atención de Stan, pero es un lugar peligroso y por más que le pedimos a Iván que se quedara, no hizo caso, no contesta mis llamadas.
—Vamos a ir a la montaña —interrumpe Paul—. Hablaremos con él, intentaremos convencerlo para que no corra.
La lluvia comienza a ser más abundante, empezando a mojar todo el lugar.
—¡Por favor, Paul, trae a mi hijo! —suplica la señora Morett.
—Haré lo que pueda.
Paul me toma de la mano y regresamos a la moto, tomando la carretera a una velocidad considerable, para no resbalar, rumbo a la montaña de Santa Mónica.
La tarde está cayendo, la lluvia es más intensa, y el cielo rige por los truenos y rayos que dñse desatan; el viento se hace presente, alborotando mi cabello. Vemos a varios motociclistas pasar por la carretera ya mojada, hasta que llegamos al punto donde todos se han congregado.
El ambiente se siente diferente a cualquier otro día, incluso no hay música esta vez, el único ruido presente es el de las personas hablando y la lluvia que cae en el pavimento.
—¡Paul! —Roger viene corriendo hasta nosotros, bajo un impermeable en color azul—. ¿Qué hacen aquí?
—¿Dónde está Iván? —Me bajo apresurada—. Vine a hablar con él.
—Esta en la línea de salida —señala temeroso.
Corro esquivando a las personas hasta llegar a él, y por su expresión, esta a punto de hacer algo malo y lo sabe.
—Iván, no lo hagas —tomo sus manos, quitandolas de los mandos de la motocicleta, su cabello está mojado, igual que sus prendas—. Dicen que es muy peligroso subir la montaña, y más en estas condiciones...
—¡Estoy seguro de que él va a salir, sabe que lo estoy buscando, Stan es una persona de retos, él vendrá! —expresa temblando por el frío—. Deberías regresar a casa... te estás mojando.
—No lo haré, si tú no lo haces —aseguro caminando hasta posicionarme frente a su moto—. Ven conmigo, por favor.
La lluvia se está convirtiendo en tormenta, aunque todos los que estamos aquí nos estamos empapando, parece que nadie quiere irse, pues los chicos que van a correr, ya se están colocando en la línea de salida, solo son seis; contando a Iván, todos hacen ruido al poner en marcha tremendas maquinas.
—¡Las cosas no se van a arreglar, si no hacemos nada, Scarlett! —sentencia encendiendo la moto—. ¡Aquí en el barrio, uno tiene que hacerce cargo de sus problemas, porque a la policía le vale mierda lo que nos pase!
—¡Iván! —protesto propinandole una bofetada—. ¡Entiende que estas poniendo en riesgo tu vida, y Stan no lo vale! ¡Por favor, quédate!
Suplico al punto del llanto, no sé cómo hacerlo entrar en razón.
—¡Te quiero mucho, princesa!
Retrocede, y cuando pienso que por fin dará marcha atrás, arranca rumbo a la montaña.
—¡No!
Volteo a ver a Paul, él se acerca en la moto y seguimos a Iván a baja velocidad.
Lo vemos tomando el camino que sube la montaña; un camino en espiral con un grado de dificultad considerable, lleno de arbustos a nuestros costados y algunos charcos de lodo que se han formado por la lluvia, por ello Paul baja más la velocidad, mientras que Iván la aumenta.
«¡Maldita sea, Iván, detente!».
El viento se vuelve implacable, dando a la escena un aspecto tenebroso, volteo a ver lo que dejamos atrás, las personas a lo lejos se ven pequeñas, parece que alguien ha llamado a la policía, regreso la vista al frente, y no puedo creer lo que veo.
Iván pierde el control sobre la moto, comenzando a tambalearse de un lado a otro, yéndose a la orilla del camino; cae con todo y la motocicleta, al vacío.
—¡Iván!
La vida es tan corta, como tú decidas vivirla.
Las cosas parecen haberrse acomodando, por fin estoy haciendo una vida con Scarlett, aunque no hay nada oficial, estamos conociéndonos más, definitivamente es la mujer de mis sueños, el amor de mi vida, y no me veo en ningún otro lado, que no sea junto a ella.
Después de que las personas que han intentado hacerle daño a Scar, ya están en prisión, pensé que la paz reinaria, hasta que a Iván le entró por ser un justiciero, y buscar a Stan por cielo, mar y tierra, ahora voy detrás de él, junto con Scarlett.
Estamos a punto de alcanzarlo, cuando lo veo perder el equilibrio y salir volando por el camino, cayendo varios metros bajo nosotros.
Freno cuando escucho a Scar gritando, retomo el camino regresando en espiral, para auxiliar a mi hermano, porque sin importar cuántos problemas tuviéramos, Iván siempre es y será mi mejor amigo.
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