Capítulo 31
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—Scarlett... ¿Qué tienes? —Ha notado mi estado, pues el llanto inunda mi ser—. ¿Qué te hicieron?
—Señorita McCarthy —Alan esta aquí, lo veo bastante preocupado—. ¿Qué sucedió?
—Chicos, lleven a Scarlett con su madre, ella sabrá qué hacer —declara Fritz con firmeza, haciendo que voltee a verlo—. Es lo correcto... —voltea a ver a Alan—. Un chico... Drew Mckenzie, intentó abusar de ella...
—¡¿Qué?!
Iván me suelta y se apresura a llegar a la puerta.
—¡Iván!
Fritz lo detiene a tiempo, con ayuda de Alan, quien demuestra que también es fuerte.
—¡Muchacho, detente! —Lo sostiene por la cintura, jalandolo de regreso al estacionamiento.
—¡Sueltenme! ¡Voy a partirle la cara a ese mal nacido!
Iván está vuelto loco, forcejea con Colin para que este lo suelte, pero el profesor Fritz es más fuerte. Alan simplemente se da por vencido.
—Entiendo tus ganas de golpearlo, pero eso no va a solucionar nada —cuando Iván logra calmarse, Colin lo suleta—. No sé si sepas, que la madre de Scarlett, es la mejor abogada del país...
—Si, Iván, quiero arreglar esto, de forma legal.
Susurro con tristeza.
—Entonces, vamos a verla.
Nos despedimos de Fritz, y hacemos nuestro camino hasta el bufete de Penny. Esta vez maneja Alan, mientras Iván nos sigue en su moto.
En cuanto llegamos, pasamos a la oficina de mi madre, quien se vuelve loca, al escuchar todo lo que ha pasado con Drew.
—¡Ese muchachito sin vergüenza, lo voy a... ! ¡Gerardo, el expediente! —grita a la puerta.
—Mamá, por favor, calmate —suplico agobiada, cuando veo sus manos temblorosas, que se sostienen al escritorio.
—Señora Jackson, tome asiento por favor —Alan la ayuda a sentarse—. Discúlpeme, era mi deber cuidar de su hija... No hice...
—No, Alan —tomo la palabra—. No sabíamos que eso iba a pasar.
—Scarlett tiene razón —Iván habla por primera vez, haciendo que mi madre reaccione.
—¿Y tú quién eres? —cuestiona tomando el vaso de agua sobre su escritorio—. ¡Gerardo!
—Lo siento, él es Iván Morett, un amigo —presento tranquila.
—Mucho gusto, señora Jackson —Iván extiende su mano, pero mamá duda un poco.
—Igualmente, joven Morett —por fin acepta estrecharle la mano, aunque la veo descolocada.
Gerardo entra apresurado, con un gran paquete de folders.
—Aquí están los expedientes, el de arriba es el de su hija... Detiene su explicación, cuando se percata de nuestra presencia—. Señorita McCarthy, no sabía que vendría...
—Gerardo —Mamá llama su atención, pidiéndole los expedientes—. Ni lo pienses.
Alan e Iván, voltean a verme, ni yo sé lo que sucede.
—Lo siento, abogada Jackson, con permiso.
Sale con la cabeza baja, cerrando la puerta tras él.
—No vuelvas a tratar con él —advierte mamá, revisando unos papeles.
—¿Qué?
«¿Me está hablando a mí?».
Iván me observa sorprendido.
—Alan, Iván, salgan por favor —Penny esta muy seria, algo no anda bien—. Necesito hablar a solas con mi hija.
—Con permiso.
Alan toma el brazo de Iván, y salen apresurados, aunque no cierran la puerta por completo.
—¿Por qué mamá?
—Scarlett, tienes que concentrarte en tu futuro, si de verdad quieres hacer lo del baile, no puedes disatrerte, con nadie.
—¿Lo dices por...?
—Lo digo por todos los chicos que te rodean —interrumpe rápidamente—. Paul, Drew, esos chicos del barrio, Gerardo y tú amiguito Iván... No creas que no sé de dónde viene.
—Jamás te importaron las clases sociales —ataco en voz baja, no quiero que suene a reclamo—. Además, Gerardo sólo me ayudó a llevar mi caso, no me interesa para nada, y con Paul...
—¡Con Paul nada! —Me examina juiciosa—. Sé muy bien, que ese muchachito y el que has traído hoy, vienen de la Zona Norte.
«¿¡Cómo!?».
Mi respiración comienza a inquietarse, la única forma en que mi madre lo sabe, es por...
—¿Mandaste a alguien a seguirme?
—Después de lo que sucedió en la residencia, no iba a dejarte desprotegida, así que, mandé a Alan a investigar a tus amistades —explica con calma—. No quiero reclamos ni reproches, ya no eres una niña, pero necesitas protección, entiende que hay alguien que quiere hacerte daño, y tu padre y yo, estamos preocupados por ti.
—Lo siento... —susurro bajando la mirada—. Tienes razón, todo esto es grave, y yo... No le he dado la importancia que merece, pero no me parece justo que me prohíban las cosas, tengo derecho a estar con mis amigos, conocer gente...
—¿A qué costo? —interfiere derramando algunas lágrimas—. Mira lo que te ha sucedido por ir a la zona prohibida, lo sabias Scarlett, ese lugar no es para nosotros.
—Por la Zona Norte, no te preocupes... No pienso regresar, no hay nada que me importe ahí.
—Eso espero —Me acerca un sobre blanco—. La demolición de la casa comenzará en cuanto saques lo que necesites, estas son propuestas de posibles casas sustentables, así como la quieres, elige una y Máx te mostrará los planos, para comenzar con la construcción.
—De acuerdo, voy a revisarlos.
Tomo el sobre y me pongo de pie.
—No quiero que estes molesta conmigo, Scarlett.
—No estoy molesta contigo, mamá —aseguro caminando al otro lado del escritorio, para abrazarla—. Estoy molesta conmigo, por dejar que las personas se hayan aprovechado de mi... Por no darle seriedad a estos asuntos, pero ya no más, no voy a permitir que nadie me trate mal, porque no lo merezco.
—No, mi niña, no mereces que nadie te trate mal, tenemos los medios para defenderte y ahora voy a tomar tus casos, esos chicos van a pagar lo que te hicieron en el parque, y Drew también tendrá que hacerlo.
—Gracias mamá.
Le doy un beso en la mejilla, para despedirme.
Salgo de su oficina, para encontrarme con Alan e Iván, cada uno en sus asuntos. Bajamos al estacionamiento, en un silencio bastante incómodo.
«Tengo la sensación de que han escuchado detrás de la puerta».
—¿Quieres que te acompañemos a casa?
Volteo a verlo, cuando llegamos hasta el auto.
—¿Olvidaste que quería hablar contigo?
Ríe nervioso. «Cierto, que distraída».
—Yo voy con su madre, olvide preguntarle algo.
Informa Alan, y asiento levemente, mientras me recargo al frente del auto, Iván se coloca frente a mí.
—Quiero saber, si estamos bien... Si podemos seguir siendo amigos, Scarlett, quiero estar contigo... Dime qué hacer para recuperar tu confianza, para que me perdones...
Me observa suplicante, no puedo evitar sonreírle, a pesar de todo lo que ha sucedido, quiero su amistad.
—Yo también quiero estar contigo Iván.
—Lo siento mucho, Scarlett, nunca quise darte problemas con Paul.
—Yo también lo siento, Iván... Lamento no ser la chica indicada para ti, lamento no ser quien pueda amarte.
Dejo escapar algunas lágrimas, y él las limpia con su camisa. Pará después abrazamos en un fraternal gesto.
—No, princesa, fui yo quien se enamoró de la chica equivocada, pero me conformo con ser tu amigo —acaricia mi mejilla con su pulgar—. No llores, bonita, no merezco tus lágrimas, las hermosas damas como tú, no deberían llorarle a los idiotas como yo.
Río bajando la mirada, y me alejo de él, intentando recomponerme.
—Yo no soy una dama, yo también tengo derecho de enojarme, de gritar, de llorar, de hacer lo que se me venga en gana cuando no me sienta a gusto, estoy cansada de seguir las reglas...
—Señorita McCarthy —Alan llama nuestra atención, no sé cuánto tiempo nos ha estado escuchando—. Su madre me pidió... Que no la dejara acercarse a...
—Lo sé —interrumpo negando con la cabeza—. Iván, ¿podemos vernos después? Para salir o algo.
—Claro, tienes mi número, cuando quieras, me echas un grito.
Sonríe ampliamente, él sabe muy bien a lo que se refiere Alan.
—Ok —Lo despido con un beso en la mejilla—. Vamos Alan.
Regresamos a la mansión, solo quiero seguir ensayando y pulir la coreografía para mi audición.
Llamo a Javier, para confirmarle que voy a hacer la publicidad para la linea Rosé; él responde de inmediato, informándome que se llevará a cabo una sesión de fotos y videos, el viernes se la siguiente semana. Por otro lado, elijo la fotografía de la casa que más me gusta y se la envío a Máx por mensaje, pidiéndole que inicie con la construcción, en cuanto la demolición termine.
Y mando un mensaje con la dirección de Santa Clara, al profesor Fritz, quien me confirma que nos vemos mañana a la salida de la facultad.
Me pongo algo más cómodo, y bajo al gran salón, seguida de Alan, quien no piensa dejar su papel de guardaespaldas, hasta que no lleguen mis padres del trabajo.
—Tengo mucho que estudiar, pero primero voy a ensayar.
Coloco la video grabadora al frente de mí, para grabar el ensayo, así puedo ver mis avances y mis errores.
—Le gusta mucho, hablar sola —murmura Alan, junto al equipo de sonido—. Te gusta mucho —Se corrige de inmediato.
—Me gusta hablarme.
Le aseguro sonriente y él pone play a la música.
Después del ensayo tomo un baño y bajo a cenar con mis padres, Alan nos acompaña a la mesa.
Hablamos de nuestro día, y por supuesto que mi padre enfurece cuando escucha la nueva noticia sobre Drew, pero afortunadamente sabe controlarse.
Tan pronto terminamos de cenar, subo a mi habitación, tengo que estudiar para mis exámenes finales.
—Scarlett... Scarlett...
—Mmmm...
Ruedo sobre mi cama, no sé quién me habla, pero no quiero levantarme.
—Ya despierta dormilona.
Reconozco la voz de mi madre.
—Cinco minutos más...
—Han pasado quince minutos, ya levántate o llegarás tarde.
Sin otra opción, me levanto antes de volver a dormir.
Al llegar a la facultad, me encuentro con la noticia de la expulsión de Lara, parece que tener relaciones en las instalaciones del campus, cuenta como una llamada de atención y ella acumuló las tres, que implican la expulsión del plantel.
Por otro lado, Drew ya fue notificado con la demanda, por intento de violacion, y solo vendrá a presentar sus exámenes finales en dos semanas.
Al final del entrenamiento, me apresuro a vestirme, esta vez Alan me espera afuera de los vestidores.
Salimos con paso rápido, me urge llegar a casa, descubrir de una vez por todas mi origen, y saber qué tiene que ver Fritz en esto.
Subimos al auto para tomar la carretera; Imagine Dragons nos acompaña, cantando the river.
Es mi segundo día en la casa productora, y ya conozco a la mitad del personal, entre ellos; algunos chicos más que están haciendo sus prácticas, y varias de las modelos de planta, o algo así les dicen.
Pero sin importar cuántas personas conozca, no dejo de buscarla, mis pensamientos siguen en otro lado, mi corazón la llama a ella, quien me ha robado hasta el aliento.
Ni siquiera Cassandra logra moverme el tapete, como lo ha echo mi Scar, voy a tener que terminar con ese juego.
Carola me ha dicho que planea una salida con los chicos, parece que la van a invitar, pero no me quieren verme ahí, aún no sé dónde será, pero ni loco pienso faltar, quiero verla, aunque sea de lejos.
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