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Capítulo 3

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—¡Suéltame! —sigue luchando por ser liberada, pero no lo haré hasta que me dé su palabra.

—¡Promete que vas a arreglar todo! —No sé en qué momento comencé a llorar, pero es tanta la impotencia que solo quiero hacer justicia y que esto termine antes de ponerse peor—. ¡Que vas a dejar a Nora en paz, y que tu madre llamará a la mía para desmentir tus calumnias!

—¡Lo haré, pero suéltame ya! —grita desesperada y la suelto.

Ambas nos ponemos de pie, Drew no me ha soltado y yo lo empujo para que lo haga, los demás alumnos regresan a sus lugares lentamente y en un descuido, Lara se acerca a mí y me propina una fuerte bofetada.

«¡Maldita!»

Doy un paso cerca de ella y cuando estoy por regresarle la bofetada.

—¡Scarlett McCarthy Jackson! —Esa voz no me agrada—. ¡Lara Brendel Perry! —Lentamente bajo la mano y ambas volteamos a ver a la Decana, nuevamente se hace el silencio—. Vengan conmigo —demanda y comienza a salir de la cafetería.

Ambas la seguimos, no era lo que esperaba pero tengo que afrontar las consecuencias de mis malas decisiones.

—Tomen asiento —pide en cuanto llegamos a su oficina, y las dos la obedecemos mientras la observamos sacar una carpeta de su archivero—. Veamos —abre la carpeta, saca un folder rosado y otro amarillo—. No crean que no vi su numerito, aunque a medias, pero alcance a ver algo.

—¡Ella empezó, decana Rivers! —Lara se exalta señalándome con su dedo puntiagudo, su manicura está arruinada.

—Silencio, señorita Brendel —La fulmina con la mirada y la veo hacerse pequeña—. Ya que se encuentra muy alterada, voy a darle la palabra a la señorita McCarthy —Me observa y asiento con timidez.

Siento a Lara removerse en su asiento, pero no puedo reírme de ella ahora.

—Es verdad, decana Rivers, yo comencé todo —admito tranquilamente, ahora me doy cuenta de que actúe mal —Me hicieron llegar la información de que Lara ha estado esparciendo rumores sobre mí,
independientemente de que sea o no verdad, no tiene el derecho de hacerlo, además de que ha estado orillando a Nora Gil, a la anorexia y la bulimia...

—¡Eso no es verdad, está mintiendo! —grita la susodicha señalándome nuevamente—. ¡No le crea!

—¡Silencio Lara! —pide molesta—. Cállese por un momento y deje que Scarlett termine de hablar, en un momento le doy la palabra —explica molesta y ella asiente irritada—. Prosiga, señorita McCarthy.

—Además de lo que ya le mencioné, también se atrevió a contarle sus mentiras a mis padres, Lara me ha estado haciendo la vida imposible desde hace tiempo y sinceramente no pude controlarme, sé que la forma en que actúe estuvo mal, y pido una disculpa por ello.

Agacho la mirada, no puedo contener más las lágrimas, nuevamente me he dejado llevar por mis impulsos, no quiero parecerme a él y ahora no dejo de actuar como él.

«La bestia me persigue».

—No necesito escuchar las palabras de la señorita Brendel, para saber lo que sucedió —La Decana saca un bolígrafo y comienza a hacer algunas anotaciones en su carpeta, veo a Lara de reojo apretando sus manos en puños—. Le recuerdo que esta es su segunda llamada de atención señorita Brendel, la próxima vez estaremos hablando de una expulsión y para usted, señorita McCarthy, será la primera y espero que la última —Menciona cerrando su carpeta y viéndonos a ambas.

Lara ladea la cabeza en desaprobación y se cruza de brazos, esta malcriada sí que está molesta.

—Sé que mis padres tienen que enterarse... —tomo la palabra con voz tímida—. Pero no es momento de...

—Tranquila Scarlett, solo hablaré con tu padre —Me interrumpe viéndome con tristeza, seguramente que ya sabe lo que sucede.

—Gracias, señorita Rivers –asiento en agradecimiento—. Le prometo que no volverá a suceder y que ayudaré a limpiar el desastre en la cafetería...

—No sé preocupe, señorita McCarthy, ese será el castigo de la señorita Brendel...

—¡¿Qué?! —pregunta sorprendida y se pone de pie—. ¿Yo por qué, si esta fue la que empezó todo? —Me señala con molestia.

—Es un castigo, señorita Lara, por su comportamiento —La Decana se pone de pie y con su mano señala la puerta —Vaya y apresúrese, en un momento voy a justificar su falta a clase y después paso a revisar su trabajo.

—¡Ashh! —Da un fuerte pisotón y sale furiosa—. ¡Mis padres se van a enterar de esto! —grita a lo lejos.

—Yo también puedo ayudar —insisto poniéndome de pie —Ya adelante muchos trabajos, no tengo problema si no tomo la clase...

—No te preocupes, Scarlett —Me da paso para salir—. Has sido una alumna ejemplar, es tu primera llamada de atención y con que prometas que no volverá a ocurrir, no hay problema —sonríe y nos detenemos al final del pasillo—. Sé que no están pasando por un buen momento, así que te recomiendo que te des una vuelta por el psicólogo.

—No sé preocupe, señorita Rivers, ya estoy en ello —aseguro con una pequeña sonrisa.

—Espero que las cosas mejoren pronto, Scarlett —Me aprieta ligeramente el hombro y asiento esperanzada—. Cuidate y ya no hagas locuras —asiento reprimiendo una sonrisa y la veo regresar a su oficina.

Salgo del pasillo para ir al siguiente edificio, pero choco contra algo o alguien.

—Lo siento —susurro levantando la mirada, es el profesor Fritz en un elegante traje azul rey.

—No se preocupe, señorita McCarthy —Me regala una pequeña sonrisa y veo su mano derecha subir hasta mi cabello, qué...—. Escuché que el almuerzo de hoy se puso extrañamente interesante... —veo una tira de espagueti caer al suelo.

«¡Que oso!».

Me anduve paseando con el almuerzo en la cabeza y nadie me lo advirtió.

—Ah... si... fue un... almuerzo... di-diferente... —confieso de manera atropellada, no quiero que piense que soy una rebelde, pero «¿Por qué me importa lo que él piense? Scarlett, esto es...».

—Espero que las cosas estén bien, señorita McCarthy —llama mi atención nuevamente—. Sabe que si quiere hablar con alguien, estoy para escucharla —propone con ese fantasma de sonrisa que me provoca una extraña sensación.

Hay algo en Colín Fritz que me llama la atención y no, no es que me guste como hombre, me agrada la forma en que es como persona, pero siento que esconde algo, cada vez que hablo con él, solo hablamos de mí, en el poco tiempo que llevamos conociéndonos, solo sé lo que me ha contado sobre su relación con mi madre biológica y nada más, nunca ha contestado a mis preguntas.

—Gracias por el ofrecimiento profesor, por el momento estoy contactando a una psicóloga... una conocida de uno de los abogados que trabajan con mi madre... necesito urgentemente una buena terapia —explico tranquilamente, ya me desvíe demasiado del camino y necesito regresar a ser yo—. Pero tendré muy presente sus palabras.

—Es bueno saber que se preocupa por su salud mental, señorita McCarthy —asiente en aprobación, sin duda hay algo extraño en él.

—En estos días es lo más importante —declaro juntando mis manos a mis espaldas, me esta viendo de manera extraña o es que hay alguien detrás de mi, giro un poco pero no veo a nadie, los pasillos estan vacíos, seguramente
todos están yendo a clase—. ¿Sucede algo profesor? —cuestiono regresando mi vista a él.

—Lo siento —parpadea rápidamente y aparta la vista por un momento—. No había mencionado... lo mucho que te pareces a ella... —vuelve a mirarme y ahora sus ojos reflejan tristeza, una extraña tristeza que me resulta familiar.

—Lo sé... todo aquel que conoció a mi madre lo ha mencionado —esta muy claro que este hombre, en verdad amó a mi madre—. Dicen que soy el vivo retrato de ella, aunque sé que hay algunas excepciones... por los... rasgos que heredé... de mi p-pa-dre...

—Por cierto, que ese tema quedó pendiente en nuestra última conversación —Su mirada vuelve a cambiar, ahora se muestra más sereno.

Sinceramente no sé si es un tema que quiera hablar con él, no creo que la confianza que hay entre nosotros sea suficiente.

—Ya habrá tiempo —Por el momento es lo único que puedo decirle.

—Claro —Se acerca a mí, acortando los dos pasos de diferencia que nos separan y coloca sus manos sobre mi cabello, instintivamente me agacho un poco y cuando lo siento sacudir mi melena, me relajo—. Listo... será mejor que vaya a su siguiente clase...

Sin dejarme contestar lo veo marcharse hasta su oficina.

«Vaya que eso ha sido extraño».

Después de tomar las últimas dos clases del día, estoy saliendo del edificio principal y alcanzo a ver a Carola en el estacionamiento, aún no se va, apenas se está poniendo el casco. Es momento de arreglar las cosas, de verdad la quiero en mi vida, ha sido una buena amiga.

—¡Carola! —La llamo agitando la mano y al verme se detiene.

—¡Scarlett! —Drew viene corriendo hasta mí.

«¡¿Y ahora este qué quiere?!».

Regreso la mirada a Carola, parece que me va a esperar.

—Hola bonita, ¿podemos hablar?

Cuestiona con esa estúpida sonrisa, ahora que lo veo bien, no me parece la sonrisa del millón, la de Paul es mil veces mejor.

—¿Scarlett, estás bien?

Debo dejar de divagar en mi mente.

—Sinceramente no tengo nada de qué hablar contigo, Drew —Le sonrió y retomo mi camino.

—¡Espera! —Me detiene del brazo y yo lo veo con seriedad, entonces me suelta—. Perdón, solo quiero que sepas... que no he dejado de pensar en ti, bebé —A otro perro con ese hueso, como diría Roger—. Sé que me equivoqué, pero si me dieras otra oportunidad...

—Si te diera otra oportunidad —Lo interrumpo de golpe—. Entonces de verdad tendrían que encerrarme en un psiquiátrico, porque ni loca vuelvo contigo, Drew Mackenzie —Me carcajeo con ironía y esta vez retomo mi camino con paso firme.

—¡No sabes de lo que te pierdes!

Escucho que grita a mis espaldas, pero me importa muy poco lo que dice, ya no hay espacio en mi vida, para él.

—Pobre chico, lo perdimos —bromea Carola en cuanto llego hasta ella, la verdad no está muy lejos, así que supongo que nos habrá escuchado.

—Perdoname —Son las primeras palabras que salen de mis labios, acompañadas de un par de lágrimas—. Perdoname por alejarte... pero sé que Paul...

—Te entiendo, Scarlett —Me interrumpe pasándome un pequeño pañuelo y lo tomo con timidez—. Paul no ha dejado de preguntar por ti... obviamente no le he dicho nada, porque no habíamos hablado.

—Todo ha sucedido tan rápido... sinceramente no sé qué pensar o qué hacer...

Y es la verdad, sigo amando a Paul, como el primer día en que casi me besó, pero no puedo pasar por alto su traición.

—Yo no puedo decirte qué hacer, pero si quieres saber mi opinión... —asiento levemente—. Solo puedo decirte que deberías escucharlo, saber qué sucedió realmente y después de eso... ya decidirán qué hacer.

Sopeso un momento su propuesta, sé que Cassandra es una verdadera molestia, cortada con la misma tijera que Lara y a decir verdad, me ha pasado por la cabeza, que esa noche pudo haber mentido y que realmente estaba con alguien más, aunque tengo curiosidad por saber, por qué tenía el celular de Paul, algo aquí no tiene sentido.

Suspiro derrotada.

—De acuerdo —accedo con una pequeña sonrisa—. Tal vez necesito un poco de tiempo, pero sí... hablaré con él.

—¡Escarlata! —escucho la voz de Taylor a mis espaldas y ambas volteamos a verlo, me está saludando desde el asiento de la camioneta—. ¡Sube nena, que está por llover! —pide sin bajarse.

—Tengo que irme —volteo nuevamente mi vista a Carola, quien se sube a su moto—. Mi hermano es algo dramático con la lluvia.

—¿Ese es tu hermano, Taylor? —pregunta riendo—. Para nada es como lo imaginé —confiesa seriamente.

No sé cómo se lo habrá imaginado, pero ya me dio curiosidad.

—Mañana te lo presento, va a venir a verme en la carrera —explico cubriendo mi cabeza con el bolso, está comenzando a llover.

—Ok, nos vemos mañana, Scarlett —Me despide poniendo en marcha la motoneta.

—¡Hasta mañana, Carola! —comienzo a correr hasta donde esta Taylor, parece que el cielo se va a caer.

—¡Sube rápido! —abre la puerta del pasajero y asciendo cerrando a prisa.

Pone la camioneta rumbo a la carretera y baja el volumen de Imagine Dragons que está cantando I'm So Sorry.

—¿Qué es eso de que te peleaste en la cafetería con Lara Brendel? —pregunta con la vista fija en la carretera.

Con Taylor no tengo secretos, así que decido contarle toda la verdad, le explico lo que me confesó Nora y mi estúpida decisión de enfrentarla, así como los acontecimientos anteriores que me llevaron al comportamiento desenfrenado de esta mañana.

Tay, me explica que se enteró de lo sucedido por una llamada que recibió de papá, resulta que los padres de Lara si los llamaron, justo esta mañana y lo peor del caso es que Penny está muy molesta conmigo, tanto que le pidió a Taylor que no me permita conducir mi auto por tiempo indefinido, así no podré ir a la Zona Norte. Papá no le dirá nada a mamá sobre lo ocurrido en la cafetería, pero al parecer, esta vez sí obtendré un castigo severo.

Esta tarde Carola llegó con buenas noticias, ¡¡Scarlett podría estar regresando a la Zona Norte!!
Estoy que no alcanzo de la emoción.
Así que en cuanto lo supe, vine corriendo a casa, estos últimos días he estado haciendo más ejercicio de lo
habitual, además de que he pasado tiempo practicando algunos trucos para las carreras.

A Scarlett le llamó la atención la pinta de Paul, así que pretendo ser mejor que él, sé que somos amigos, más que eso, casi como hermanos, pero en el corazón no se manda y el mio quiere a Scarlett, sin importar nada.

Estoy seguro de que cuando me vea, mi princesa quedará encantada y por fin se fijará en mi.

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