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Capítulo 28

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—¡Que empiece la carrera! —grita Ro por el megáfono—. ¡Corredores a sus puestos!

Volteo a ver la línea de salida, Iván y tres chicos más, ya se encuentran ahí. Mientras que Paul, va llegando al lugar.

Mi corazón palpita emocionado, la música de fondo me anima a encontrarme con él.

—Dame un momento pa' que te ame, puede que la noche nos gane, puede que hasta Dios nos reclame...

Me detengo en seco, cuando un grupo de chicas se esparcen a su alrededor, observo su comportamiento; le gusta la atención que recibe de esas chicas en minifalda y top, para nada les es indiferente.

«¿A caso no tienen frío? ¿Dónde están sus abrigos?

—¿Me estas siguiendo?

Una voz familiar me sorprende, haciendo que de media vuelta.

—Scott... Para nada... No sabía que ibas a correr...

Respondo con torpeza, intentando sonreír.

—Es mi última carrera —Con su mano derecha, acaricia mi cabello—. Te ves muy hermosa.

—Gracias —doy un paso atrás, alejándome de su tacto—. Entonces, ¿era verdad lo que me dijiste de retirarte?

—Tú no cambias, bonita —comenta divertido, al notar que me alejo de él—. Si, pienso ganar esta carrera como despedida... Es más, ¿por qué no me acompañas?

—No creo...

—¡Aléjate de ella! —Un molesto Paul nos interrumpe—. ¡Quita tus asquerosas manos de mi... de Scarlett!

—Paul Johnson, no sabia que ibas a correr —comenta Scott, dando un paso atrás.

—¡Pues ahora ya lo sabes, y aléjate de ella...!

—No puedes exigir eso —intervengo tranquilamente, «¿Ahora qué se cree?»—. Tu y yo, ya no somos nada —Le recuerdo, cruzando los brazos con altanería—. Y si yo quiero, voy a ir con Scott...

—¡Para nada! —esta sumamente molesto—. ¡Y menos vestida así!

Me observa de pies a cabeza, y sonrio de lado, parece que mi plan ha funcionado.

—Tú lo dejaste claro, Paul. Ya no tenemos nada que ver.

Tomo la mano de Scott, y caminamos apresurados hasta su motocicleta. No sé qué demonio me ha poseído, pero no voy a dar marcha atrás, con esto.

—¿Estás segura, Scarlett? No podrás usar casco.

Expresa Scott, cuando sube a su moto.

—¡Corredores, prepárense! —vuelve a gritar Ro, esta vez, todos los corredores suben a sus motocicletas.

Volteo a ver a Paul, esta en el otro extremo de la línea de salida. Cassandra está con él.

«¿¡Pero cómo!? Se supone que ya estaba en prisión».

Él le susurra algo al oído y ella se ríe como colegiala coqueta.

«¡No lo puedo creer! Y todavía tuvo el atrevimiento de venir a reclamarme, pero que sinvergüenza».

Cruza sus manos sobre el cuello de ella, y mi corazón cae en picada, desde el décimo piso, puedo escuchar como se rompe en mil pedazos.

—Vas a tener que hablar con tu abogado... —Scott me toma por la cintura, haciéndome reaccionar—. Estoy seguro de que mi hermana le dio mordida a alguien, para que la dejaran salir.

—¿Mordida?

«Ahora, ¿de qué está hablando? ».

—Que le pagó a alguien.

Me ayuda a subir detrás de él, y me sostengo con fuerza a su cintura.

—¡Voy contigo! —acepto por fin, no me queda de otra que acceder, solo así puedo demostrarle a Paul, que no he venido aquí por él.

—¡Parece que esta será una carrera de parejas! ¡Paul llevará a su novia Cassandra, y Scott correrá con la hermosa; señorita McCarthy! —grita Ro subiéndose al techo de la pequeña cabina, donde Carola pone la música—. ¡Elijan a sus acompañantes, ya!

Iván voltea a verme, lo mismo que Paul, sus expresiones son de pocos amigos. Rápidamente veo a Carola y Aldo, ambos me anima, y Rebecca levanta los pulgares en aprobación, mientras que Mateo cruza los dedos en alto, y Alan Castillo niega con la cabeza.

Regreso la vista al frente e instintivamente me recuesto sobre la espalda de Scott, volteando la cara al otro lado, para que nadie vea mi intento de risa.

Sé que esto para nada es divertido, pero con sus celos, Paul acepta que siente algo por mí. Una vez que me calmo, me vuelvo a acomodar, veo a las chicas subir con cada motociclista, y por supuesto, Cassandra sonrie con satisfacción.

Una chica en mini falda, camina entre las motocicletas, para pararse delante de todos; lleva en la mano derecha un pañuelo rojo, el cual levanta con una gran sonrisa.

—¡Corredores, en sus marcas...!

El rugir de los motores se hace presente, los conductores se animan con los gritos y silbidos de los presentes.

Estoy muy nerviosa, las manos comienzan a sudarme, el corazón se me acelera, a la par de mi respiración agitada, solo puedo aferrarme con fuerza a la chaqueta de Scott.

—¡Listos!

—¡Si quieres que me detenga, solo jalame de la chaqueta! —grita Scott, sobre el ruido de las motos.

—¡Ok!

—¡Fuera!

—¡Aaaah! —dejo escapar un grito desesperado, cuando Scott sale a toda velocidad.

Parece que estamos volando por la carretera, vamos más rápido de lo que pensaba, no distingo el paisaje a mi alrededor; solo veo los colores borrosos; todo pasa muy rápido, mientras el viento implacable levanta mi falda.

«Ahora me arrepiento de usarla, mi cuerpo se está congelando».

Puedo sentir la adrenalina recorriendo mi ser, pero no es agradable, no me gusta, siento que en cualquier momento vamos a chocar contra algo.

Cierro los ojos en un intento desesperado, por calmar mi ansiedad, al mismo tiempo que Scott acelera más.

«¿Es en serio? ¿Está cosa puede ir más rapido? ¡No, por favor!».

—¡Scarlett!

Escucho a Scott llamarme, pero me niego a abrir los ojos.

—¡Scarlett! ¡Scarlett!

Siento cómo, poco a poco va disminuyendo la velocidad, hasta que nos detenemos junto a la carretera.

Bajo rápidamente con la respiración agitada, abrazándome para calmar el frío que siento.

—Hay un árbol... Un lago... La carretera... huele a tierra mojada... Pino...

Murmuro observando lo que hay a mi alrededor.

—¿Estás bien, Scarlett? —Scott se acerca hasta mí, rodeandome con sus brazos—. Estabas agarrandome con fuerza, por eso me detuve.

—Lo siento, no me di cuenta... —susurro alejándome de él—. Necesito... Quiero respirar...

Inhalo y exhalo con fuerza, queriendo llenar mis pulmones con aire puro.

—Tranquila Scarlett, estoy aquí —toma mi mano y doy un paso cerca de él.

—Yo no...

Sigo respirando con brusquedad, intentando llenar mis pulmones de aire, pero siento que no es suficiente.

—Mírame... Respira profundo, lentamente.

Hago lo que me indica, viendolo a los ojos, ese verde intenso me llena de tranquilidad.

—Ok...

Mi respiración va regresando a la normalidad, poco a poco.

—¿Es pánico?

—Un ataque de ansiedad...

Volteo a ver la línea de meta, Paul ha ganado la carrera; esta celebrando con Cassandra, mientras los otros corredores, a excepción de Iván, van de regreso.

—Perdiste...

Regreo mi vista a él, me siento culpable.

—Descuida, bonita —toma mi otra mano, para quedar frente a mí—. Te confieso que quería ganar mi última carrera, pero tenerte como acompañante, ha sido una gran victoria.

—Que cosas dices.

Se me escapa una risa nerviosa, Scott me ha dejado sorprendida, desde que lo conozco, tengo la idea de que el malo es él, y no Paul.

—Es la verdad —acuña mi rostro entre sus manos, haciendo que borre mi sonrisa—. No hay mejor recuerdo, que haber corrido contigo.

Por un momento me permito perderme en sus ojos esmeralda, Scott no es el chico que vi por primera vez, este Scott es otro. Inclina su cabeza y lentamente se acerca a mí rostro.

—¡Sueltala!

Todo sucede tan rápido, que apenas distingo la pelea entre Paul y Scott, solo veo puños y patadas, ir y venir de un lado a otro.

—¡Deténgase!

Esta vez no voy a intervenir, no quiero otro golpe como el de la última vez.

—¡Basta, Paul!

Iván llega corriendo, seguido de Cassandra y la chica que corrió con él.

—¡Ya calmate, Paul! —grita Cassandra desesperada—. ¡Está zorra no vale la pena!

Volteo a verla con arrogancia.

—¡Sosiegate! —Iván logra separar a los chicos.

Paul tiene el cabello alborotado, y ni un rasguño. «¡Por Dios! No puedo creer que este pensando esto, pero se ve increíble».

Por otro lado, Scott se ha ganado un buen golpe en el labio y el pómulo derecho.

—¡No vuelvas a ponerle una mano encima! —Paul esta muy molesto, en el tiempo que llevo de conocerlo, no lo había visto así—. ¡Ni se te ocurra...!

—¡No! —Lo interrumpo envalentonada—. ¡Ya basta! No vas a prohibirle nada a nadie, no tienes derecho...

—¡Tengo todo el derecho del mundo! ¡Tú eres mía! —Sus ojos se clavan en los míos, buscando la aprobación a sus palabras.

«No Scarlett, Paul y tú, ya o son nada, no le permitas creer que tiene derecho sobre ti».

—Yo no soy una propiedad... —declaro más calmada—. Tú ya estás con alguien más.

—Vamos, Paul —Cassandra lo toma de la mano—. Tenemos que celebrar tu victoria.

La observo besandole el cuello, mientras él me ve con seriedad.

—Hay que volver con los demás  —Iván intenta calmar los ánimos.

Regreso mi vista a Scott, sé que si me voy con él, voy a perder a Paul, aunque creo que eso ya está echo.

—Regresemos... —tomo su mano y caminamos hasta su motocicleta.

—¡No! —El grito desesperado de Paul, nos detiene—. ¡No lo hagas!

Esta a solo pasos de nosotros.

—¡Es el colmo, Paul! —Scott toma la palabra, colocandome detrás del él—. ¡Estas aquí con mi hermana, y todavía quieres que Scarlett se quede contigo, ya basta! ¡Déjala en paz, ella ya no quiere estar contigo!

—No sabia que necesitabas a alguien que hablara por ti —expresa Paul, viendome a los ojos.

Doy algunos pasos al frente, quedando a centímetros de él.

—No necesito a nadie que hable por mí ...

—Pero tu nueva conquista ya lo ha echo —declara con desprecio—. Claro, no te bastó con Iván, también tenías que ir por Scott, no cabe duda que eres una...

Lo detengo propinandole una bofetada.


No puedo engañarme, sigo queriendo a Scarlett, no, no la quiero, ¡la amo como un imbecil! Pero no puedo pedirle que deje de hacer ciertas cosas, porque ya no somos nada, y aún siendo novios, no podría prohibirle nada, me gusta verla libre, siendo ella.

Pero debo admitir que los celos me matan, verla en las garras de Scott, no estaba en mis planes, y todo es mi culpa, yo la orille a eso, ¡pero que idiota eres Paul, ella te engañó con Iván!

¡No! No pienso darle gusto, afortunadamente Cassandra ya esta libre, y eso me puede ayudar a provocar sus celos, ¡por Dios! Se ve tan tierna cuando se pone celosa, es muy hermosa.

Pero ya no es mía, lo acaba de dejar claro.

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