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Capítulo 21

🍌

—No juegues, soy Scarlett —respondo riendo.

¿Qué necesitas?

—¿Estás molesto?

Creo que a esto se refería Carola.

Para nada.

—No seas sarcástico...

—¡Yo soy como se me pega la gana!

—¿Por qué estas molesto? —cuestiono confusa.

No lo estoy, pero ya que llamas, de una vez te digo que no quiero saber más de ti...

—Pero...

—¡Por favor! No vuelvas a llamarme.

—¿Por qué? —cuestiono molesta.

No te debo explicaciones, traidora.

Cuelga y me quedo pegada al móvil.

—¿Qué está pasando...?

Me acuesto a dormir, con cientos de preguntas, rondando por mi mente, no sé qué ocurre, pero ya quiero llegar a casa.

—Cuando llegues, vas directo a casa.

Como siempre, mamá siendo sobreprotectora.

Todos están aquí, para despedirme.

—Tus regalos de navidad, están bajo el árbol —comenta Cloe dedpidienzome.

Asiento sonriendo.

—Esmeralda esta en la mansión, así que no te vayas a asustar —comenta papá llevando mi maleta a las escaleras del jet.

Esmeralda es la señora que hace la limpieza en casa, siempre que hay vacaciones, pasa a quedarse algunos días, para hacer limpieza profunda.

—Ok —Los despido con un fuerte abrazo—. En cuanto ponga un pie en la ciudad, les mando un mensaje, seguro que aquí será tarde.

—Claro, buen viaje, mi niña —Penny me da un último abrazo y subo al jet.

Despido a mis padres desde la puerta y entro.

—Sus cosas ya están aquí, señorita McCarthy —Me informa una de las asistentes—. En unos minutos partiremos, asi que, le recomiendo tomar asiento.

—De acuerdo.

Tomo asiento y me acomodo para ver una película.
Varias horas después llegamos a la ciudad.

—Muchas gracias por sus atenciones —Me despido de todos y con la maleta en la mano, subo a la limusina que me espera.

Intento llamar a Paul, pero no responde, en cambio Iván, me ha mandado varios mensajes para pedirme hablar, sin embargo, es tarde para salir a la Zona Norte, y solo volveré ahí, para hablar con Paul.

No es que no quiera hablar con Iván, tarde o temprano tengo que hacerlo, pero ahora no puedo, sé que él quiere algo, que yo no puedo darle... Mi amor es solo para una persona.

—Hemos llegado señorita —El chófer llama mi atención.

—Claro —aparto la vista de la ventana y procedo a pagarle.

Bajo y tomo mis maletas a prisa, camino hasta la mansión y entro directamente a mi habitación, no tengo sueño, pero voy a descansar un poco, me espera un largo día.

—Señorita McCarthy... Señorita McCarthy...

—¿Qué sucede? —cuestiono adormilada.

—Son casi las diez de la mañana...

—Las diez de...

—Tiene que desayunar y...

—¡Las diez de la mañana! —grito levantándome a prisa—. Tengo que ir a la Zo... A hacer unas cosas, llamar a mis padres...

Tomo del armario un bonito conjunto: un suéter de punto verde menta, una falda café chocolate, un par de medias de lana en el mismo color de la falda y un abrigo amarillo bebé, todo de Celine. Por último agrego unas botas marrones.

«Con este outfit quiero impactar a Paul».

—Señorita McCarthy, ¿quiere que le prepare el desayuno? —pregunta Esmeralda.

Cierto, había olvidado que estaba aquí.

—Si, por favor, algo rápido que tengo que salir —respondo vistiendome en el armario.

—En cinco minutos estará listo.

—Está bien, muchas gracias.

—Por cierto, el rubio le queda perfecto—La escucho salir y me apresuro a cepillar mi cabello.

Enredo una bufanda en mi cuello, y decido dejar mi nueva melena rubia suelta.

—Contesta por favor... —susurro con el móvil pegado al oído, mientras bajó al comedor.

Nada. Paul sigue sin contestar.

—Aquí está, señorita.

Esmeralda coloca un plato frente a mi, lleno de fruta en cubos, algo de yogurth y nuez, así como pan tostado y crema de avellana, junto con un gran vaso de jugo de manzana.

—Gracias, Esme, ¿ya desayunaste? —cuestiono tomando el desayuno con entusiasmo.

—Ya señorita, a estas horas, ya es almuerzo —comenta dejando la jarra de jugo sobre la mesa—. ¿Necesita algo más?

—No, gracias Esmeralda, así estoy bien —respondo sonriendole.

—Entonces me retiro, aún tengo trabajo en el jardín.

Sin esperar respuesta, sale en dirección a los rosales.

Termino el desayuno y subo por mi móvil y las llaves de mi Mercedes, tomo la cajita dorado, donde guardé la mitad del dije para Paul, la otra mitad ya la traigo sobre el cuello.

Salgo con rumbo a la Zona Norte.
Sé que no debería estar aquí, pero será la última vez, ya veré como le explico a Paul que no puedo volver, por muchas razones.

Entro a los barrios bajos, cada vez que estoy aquí, mi corazón se acelera por el miedo, pero esta vez, lo hace por la emoción, ya quiero ver a Paul, esta vez seré yo, quien le pida regresar.

Estaciono mi auto frente a su casa, prácticamente salgo a tropezones del auto.

—Calma, Scar, solo es Paul... —medito llegando a la puerta—. Si, claro, sólo es Paul...

Toco el timbre un par de veces. Escucho los pasos acercarse.

—¿Quién demonios...? —Un Paul sorprendido, abre la puerta.

—Hola... —murmuro nerviosa—. Quiero hablar contigo, yo...

—Y yo no quiero hablar... —esta a punto de cerrar la puerta y me apresuro a entrar—. ¡Salte de mi casa! —pide molesto.

—No lo voy a hacer, tenemos que hablar —volteo a mi izquierda, hay una pequeña sala que se ve bastante comoda—. Te traje un regalo de...

—¡No quiero nada! —azota la puerta, haciéndome dar un brinco.

La cajita resbala de mis manos, con torpeza la levanto del suelo, para dejarla en la pequeña mesa frente al sofá.

—¿Qué te pasa? —cuestiono asustada.

Las ganas de acomodarme en el sofá, se han esfumado.

—¿Qué te pasa a ti? ¿Cómo tienes el valor de presentarte en mi casa, después de lo que hiciste?

—¿De qué hablas?

—¿Qué pasa, señorita McCarthy? Es que a caso, ¿el viaje le afectó la memoria? —cuestiona acercándose a mí.

Choco contra la pared, sus ojos ya no me ven con adoración, son dos verdaderos volcanes, a punto de hacer erupción.

Coloca sus manos contra la pared, acorralandome a su disposición.

—No te entiendo...

—Él te hizo esto, ¿verdad? —cuestiona levantando su mano derecha, para acariciar mi labio con su pulgar, justo donde Drew me golpeó—. ¿Tan salvaje fue el beso?

Con la otra mano, acaricia mi cabello.

—¿Qué... ?

«¡No puede ser! Solo Iván pudo haberle dicho del beso, pero parece que no le contó todo».

—¿Vas a negar que te besaste con Iván? —cuestiona soltandome con brusquedad—. ¿Vas a negar que me traicionaste? —Ahora me observa la furia viva.

—Yo no... No...

No sé qué decir, no puedo negarlo y mucho menos mentir, es la verdad, Iván me besó, aunque yo no quería, pero tampoco lo detuve a tiempo... No sé qué hacer, y sus ojos me ven cristalinos, esta a punto de llorar, como lo estoy yo.

—¿Por qué, Scarlett? —cuestiona golpeado la pared con sus puños, mi corazón se sobresalta—. ¿Por qué con Iván? Sabes que él siente algo más por ti... Él... ¡Maldita sea!

«Esta furioso, y yo tengo la culpa».

—Yo-no... no te... te traicione... —susurro conteniendo las lágrimas—. Tu y yo...

—¿Tu y yo? —suelta una carcajada falsa—. ¡Nunca existió un, tú y yo! ¡Solo te burlaste de mi!

—¡No estábamos juntos! —grito llorando, pues sus palabras están rompinedo mi corazón.

—¡Que estúpida excusa, Scarlett! —golpea la pared con más fuerza y ladeo la cabeza a mi derecha—. ¿¡Estas enamorada de él!? —cuestiona exaltado—. ¿¡Te gusta Iván!?

—Para, por favor... —pido limpiando las lágrimas con el dorso de mi mano.

—¡Responde con un carajo! —toma mi barbilla con fuerza, obligándome a verlo—. ¡Mierda, Scarlett, deja de llorar y responde!

—¡Claro que no! —respondo como puedo.

Mi cuerpo convulsiona por el llanto, las palmas me duelen de tanto sostenerme de mi abrigo, mi garganta está seca, y mi abdomen se encuentra tenso por el aire contenido.

—Tantos idiotas que existen, y tenía que ser él...

—No hables así...

—¡Yo hablo como se me pega la puta gana! —escupe exasperado.

Me ve directo a los ojos, ha derramado algunas lágrimas y mi corazón se rompe un poco más, si es que se puede.

—No... no me gusta verte así... —confieso temerosa.

—Tú te lo has ganado, por... ya sabes por qué —Su rostro se acerca al mío, su aliento roza mis labios—. No voy a besarte, ya no... Si quieres besos, ve y pideselos a él...

—Paul... —Las lágrimas han ganado la batalla, lloro sin contension, no puedo guardar todo lo que siento—. Déjame hablar...

—Después de todo, Cassandra tenía razón, eres una más de ellos, solo fui tu diversión de un rato, pero quizás yo fui el culpable, por entregarte todo...

—¿Qué tiene que ver Cassandra en esto? —cuestiono molesta—. ¡Esto se trata de ti y de mi, no de ella!

—¡Pues ella siempre fue honesta conmigo!

Niego plañiendo, sintiendo que el aire en mis pulmones, no es suficiente.

—Escuchame por...

—¡No quiero escuchar tus excusas! —Se aleja con furia, caminando hasta el otro extremo de la sala.

—No son excusas, es una explicación...

—¡No quiero nada de ti! —Con pasos decididos, regresa hasta mi—. ¡Largate de mi casa, Scarlett! ¡Largate!

—Paul... No seas cruel...

Pido llorando como Magdalena, cuando me toma entre sus brazos, y no es precisamente para consolarme.

—¡Ya no te quiero aquí...! No te necesito.

—¡Paul, por favor...! ¡No nos hagas esto!

—¡Es tu culpa, Scarlett! Tu fuiste quien nos hizo esto...

—Yo no... No hice nada, tú no quieres escucharme...

—¡No quiero volver a saber de ti, traidora!

Hace una pausa para verme a los ojos.

—¡Ya no te quiero, Scarlett!

—¡No digas eso! ¡No mientas!

—¡Solo digo la verdad! —gruñe entre dientes.

Y así, con esas ultimas palabras, y a empujones, me saca de su casa.

—¡Por favor! —pido por última vez, antes de que azote la puerta en mi cara—. ¡Abre, por favor! —grito golpeando la puerta, no me importa si los vecinos me ven, quiero hablar con Paul, arreglar este mal entendido—. ¡Paul, abre la puerta! ¡Las cosas no son así!

No obtengo respuesta, pero sigo golpeado la puerta, y grito hasta que mi garganta ya no puede más.

No creo que exista otro dolor en el planeta, comparado con lo que siente el corazón cuando se agrieta.

Confieso que quería verla, pero también quería que me dijera que todo era una mentira de Iván, que ella no se dejó besar por ese idiota que se decía mi hermano, pero no, fui un completo idiota.

Después de verla nuevamente, tan hermosa y vulnerable, quería abrazarla, tomarla entre mis brazos, decirle que todo estaría bien, pero no puedo engañarme, lo mejor para los dos, es dejarla ir.

Ahora iré a ahogar esta pena, solo la música y la bebida pueden ayudarme.

Cenizas de este amor, mis lágrimas caen en tu foto...
Respiro humo y tomo alcohol siento el corazón roto...
Este dolor me esta matando poco a poco...

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