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Capítulo 13

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—Nosotros los dejamos —menciona Carola tomando la mano de Aldo.

—Los tortolitos necesitan su momento a solas —Aldo le lanza una extraña mirada a Paul, para después alejarse con su novia, rumbo a las cabañas.

—¡Nos vemos en la noche! —grito agitando la mano en el aire, para despedirlos, a lo que ambos asienten riendo.

—A ver, ponte aquí —Paul me lleva al tronco de un árbol, donde me acomoda para tomar la foto—. Sonríe muñequita, que te ves como un ángel —pide levantando el móvil para tomar la foto.

Hago lo que me pide, sonriendo y posando de diferentes maneras, en distintos lugares.

Cuando paso tiempo con Paul, todo se me olvida, no en el sentido de perder la razón, sino que, con él... con él la vida es más tranquila, sin tantas reglas ni estrés, no importa que vengamos de mundos diferentes, porque en nuestro mundo no existen las clases sociales.

—Una más Scar —Me saca de mis pensamientos, sentándose a mi lado—. ¡Sonríe! —grita levantando la cámara en alto, frente a los dos, y nuestras amplias sonrisas quedan plasmadas en los recuerdos.

—Quiero ir a la sesión de yoga —externo cuando lo veo guardando su móvil.

—Nunca he hecho eso.

—Siempre es bueno aprender algo nuevo —tomo su mano y voltea a verme inseguro—. Por favor... —susurro esperando a ser complacida.

—Solo porque se trata de ti, muñequita —accede mostrando su blanca sonrisa, para después regalarme un pequeño beso en los labios.

Regresamos a la cabaña para ponernos algo más cómodo, y enseguida nos vamos a tomar la clase de yoga, que dura alrededor de cuarenta minutos.

Terminamos de pasar la tarde caminando por el bosque, para después regresar a la cabaña a arreglarnos para la noche de baile.

El hotel dará una noche ochentera, llena de música disco, colores y diversión, justo lo que necesito para liberar el estrés.

Me encuentro frente al pequeño espejo cerca del jacuzzi, donde he colocado algo de maquillaje para arreglarme, junto a una secadora y mi cepillo.

El atuendo de esta ocasión, es patrocinado por Celine; consiste en un mini vestido de color negro, en la parte superior se sostiene con dos tirantes y la parte de la falda, consta de varias capas de tela, haciéndola esponjada, en la cintura coloco dos cintillas; una verde y una naranja, arriba coloco un suéter en color rosa de manga larga, que llega sólo por debajo de mi busto, y para terminar me pongo varias pulseras de colores en ambas muñecas.

Mi cabello va ondulado por completo, dando el toque final a mi outfit, coloco un poco de labial rosa coral de M.A.C.

—¡Woooow! —escucho la sorpresa de Paul a mis espaldas, giro lentamente para encontrarme con esa sonrisa perversa—. Te ves realmente hermosa, mi Scar —Se acerca hasta mi y toma mi mano derecha para darme una vuelta—. No puedo creer la suerte que tengo, luces como una verdadera muñequita —sonrío con timidez ante sus comentarios, Paul puede hacer que se derrita un iglú, con solo sonreir—. Eres perfecta —coloca sus manos en mi cintura y me acerca a él.

—No mientas —Lo veo a los ojos, colocando mis manos sobre sus hombros.

—No lo hago...

Se inclina para besarme, y automáticamente cierro los ojos, sus labios rozan los míos y el beso explota en mi interior, mi cuerpo entero se entrega a sus brazos, mis labios se pierden en los suyos, y mi mente, mi mente es un remolino de emociones.

—No sabes las ganas que tengo de hacerte mía...

—¡Paul! —Lo regaño divertida, alejándome de él—. Llegaremos tarde —sonrío dando la vuelta.

—No tengo la culpa de que te veas tan malditamente deseable...

—¡Oye! —Lo interrumpo tomando mi abrigo del armario, esta vez llevo uno azul marino de cuerpo entero, de la casa de Saint Laurent—. Sin palabras altisonantes por favor.

—Lo siento —Se acerca nuevamente y me ayuda a ponerme el abrigo.

—Disculpa aceptada —coloco un suave beso en su mejilla—. Tú si que pareces salido de una revista.

Paul lleva una playera blanca bajo un saco corto en color negro, a juego con un pantalón del mismo color, al estilo Michael Jackson, creo que no le gustan mucho los colores, eso me recuerda a Carola.

—Es lo que hay bonita, ahora vamos a ese baile, antes de que me arrepienta.

Salimos apresurados rumbo al gran salón, para encontrarnos con un ambiente ochentero total.

—¡Carola! —La saludo emocionada, realmente se esforzó por su atuendo.

Lleva una blusa de manga larga, a juego con una falda corta de color violeta, varios collares de colores y su cabello recogido en una coleta alta, este look le sienta de maravilla.

—No digas nada —susurra abrazándome rápidamente.

—Pero es que, te ves muy bonita —cuento las pulseras que lleva en su mano derecha, son ocho de diversos colores.

—Es lo que yo le dije —menciona Aldo en un traje multicolor. En mi vida imaginé ver a los chicos vestidos así—. Mi novia se ve realmente hermosa —afirma robándole un beso.

Caminamos hasta las mesas de bocadillos y bebidas, mientras Kenia Os nos hace bailar con La noche.

—¡Vamos a bailar! —Me pide Paul casi gritando, pues el ruido de la música es muy alto.

Solo asiento sonriendo, doy el último trago a mi bebida y corremos al centro de la pista. Nos movemos al ritmo de la música, sonriendo como un par de enamorados, dejándonos llevar por el momento. Aldo y Carola se unen a nosotros y bailamos los cuatro juntos.

—Acompáñame al tocador —susurra Carola cerca de mi oído, afirmo con la cabeza y nos disculpamos con los chicos, para salir directo al tocador.

—El frío de invierno ni se siente —expreso lavandome las manos.

—Mjum... —Es todo lo que murmura Carola.

—¿Estás bien? —pregunto cuando nos se amos las manos.

—Si —responde de inmediato—. Bueno, no... —volteo a verla intrigada—. Creo que... yo...

—¿Qué sucede, Carola? —tomo su mano y la llevo fuera del lugar, nos sentamos en una de las bancas del jardín—. ¿Tienes problemas con Aldo o algo así? —cuestiono preocupada.

—No para nada —contesta riendo—. Al contrario, yo diría que estamos en nuestro mejor momento como pareja...

—Lo sé —interrumpo emocionada—. Se ven muy bien juntos —aseguro sonriendole—. Cada vez que Aldo te ve, no existe nadie más, su mirada cambia, solo existes tú.

—¿De verdad? —cuestiona incrédula—. Yo pensé...

—Cualquiera que los ve, puede asegurarlo, pero el punto no es ese —recuerdo el tema principal de esta conversación—. A ti te sucede algo, y quiero saberlo.

—De acuerdo —accede acomodándose en su lugar—. Lo que voy a contarte, es sumamente confidencial y por nada del mundo puedes decir nada, hasta que no esté segura.

Sus palabras y su mirada seria, me advierten de la importancia del tema.

—Puedes estar segura de que no diré nada, pero ya dime, ¿Qué sucede?

—Creo... —Se acerca más a mi y sonrío en complicidad, no me hubiese imaginado esta situación cuando nos conocimos, pero aquí estamos, compartiendo nuestros secretos, en un susurro lo dice—. Creo que estoy embarazada....

Mis ojos se abren a más no poder, y la sonrisa que tenía en mi rostro, acaba de desaparecer. Creo que mi oído está fallando, acabo de escuchar la palabra "embarazada", de la voz de Carola, no lo creo, debe ser una broma, o tal vez, no, no, no, no, seguro que es un sueño más, como el de aquella vez donde soñé que despertaba en una habitación extraña, rodeada de completos desconocidos hablando de sus complejos y...

—¡Dime algo! —La voz de mi amiga, me saca de mis pensamientos.

—¿Estás segura? ¿Te hiciste la prueba? ¿Aldo lo sabe? ¿Tus padres lo saben? ¿De cuánto tiempo? —Las preguntas salen como balas de mi boca, provocando la risa de Carola.

—¡Calmate Scarlett! —tapa mi boca con su mano, sin dejar de reír—. Creo que estas más nerviosa que yo, quito su mano e intento calmarme.

—Bueno, entonces contesta.

—No, a todas tus preguntas.

Responde por fin, con una expresión que no logro decifrar.

—No sé cuánto tiempo, solo son sospechas, tengo un retraso de un mes y dos semanas, tengo miedo de hacerme la prueba... —explica cada vez más preocupada—. Solo mírame, la hija del pediatra no sabe qué hacer, sé que soy muy joven para tener hijos, Aldo apenas esta comenzando el trabajo y yo... De verdad quiero terminar mis estudios, aún tengo muchas cosas que hacer, sueños que cumplir...

Una lagrima rueda por su mejilla y le ofrezco un pañuelo que sacó de la bolsa de mi vestido, creo que esta es la segunda vez que la veo llorar, siempre la vi como una mujer fuerte.

—Calma...

—No sé si es el momento de traer un bebé al mundo...

—Tranquila, Carola —La acerco a mis brazos con cariño, intentando calmarla—. Tú misma dijiste que no estás segura, así que no te adelantes, primero hay que hacer esa prueba para salir de dudas, después ya veremos qué hacer.

—Gracias, Scarlett —Nos alejamos lentamente—. Gracias por escucharme, por tu apoyo y tu amistad —limpia sus lágrimas y la ayudo a retocar su maquillaje—. Tienes razón, primero tengo que estar segura, pero quiero hacerme la prueba de sangre, no confío mucho en las pruebas caseras.

—Descuida, una de las enfermeras que trabaja con mi padre, es una buena amiga, ella me ayudó cuando... —detengo mi discurso abruptamente, cuando recuerdo que nadie sabe de lo que sucedió en el parque, a excepción de Mat, Tay y Paul—. Cuando tuve una emergencia que no podía contarle a papá, seguro que ella nos podrá ayudar para mantenerlo en secreto.

—Confío en ti, Scarlett.

—Estas en buenas manos —aseguro orgullosa—. En cuanto regresemos a la ciudad, vamos a la clínica, por ahora, hay que disfrutar el momento...

—Agradezco tu preocupación amiga —estaba a punto de pedirle que regresaramos adentro, cuando detiene mi discurso—. Pero quiero que sepas que también estoy preocupada por ti —toma mi hombro con cariño—. Quiero saber... ¿Qué fue lo que pasó, para que te cortaras el cabello?

Su pregunta me sorprende, parece que estaba leyendo mis pensamientos.

—Tarde o temprano tenías que saberlo —respiro con dificultad y comienzo a recordar todo lo que sucedió aquella noche—. Todo sucedió después de que me dejaras en el punto de encuentro...

Después de rememorar cada detalle de esa noche, Carola luce molesta y triste a la vez.

—Lo siento tanto, Scarlett, si hubiese sabido que...

—No, Carola, no te culpes, nadie sabía que eso pasaría.

—Bueno, para compensarlo, estaré contigo cuando te llame el detective, seguro que si encuentran a cualquiera de esos salvajes, yo podría identificarlos —asegura regresandome la paz.

—Acepto tu propuesta, y por el momento, no quiero que le cuentes nada a nadie, ya tengo bastante con la molestia de Paul —tomo su pálida mano y ambas sonreímos en complicidad, para regresar al baile.

—¡Aquí están! —exclama Aldo, tomando entre sus brazos a su chica.
No me los imagino con un bebé, pero Aldo parece un chico cariñoso, seguro que sería un gran padre.

—Te estás congelando amor —menciona Paul cuando me abraza.

—Ya estábamos por entrar —explico caminando de regreso al salón, con mis amigos y Paul, a mi lado.

Pasamos un rato más bailando, para después regresar a nuestras cabañas.







Este fin de semana ha sido de los mejores de mi vida.

Mañana es el último día a lado de mi chica, no quiero despertar de este sueño, sé que el lunes tendremos que regresar a la realidad, y temo perder todo lo que he logrado en estos días.

No queda de otra, aprovecharé el día al máximo, Aldo y yo tenemos preparada una sorpresa para nuestras chicas, con la ayuda de Taylor a la distancia, nos las ingeniamos para apartar un bonito jardín privado, solo espero estar a la altura de lo que Scarlett merece, porque se me están acabando las ideas.

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