Capítulo 19
Esto empezó como otro correo, pero me dejé llevar y termino siendo un nuevo capítulo :/ ... :) ♥ Gracias por leer.
----------------------------------
Alexander
Le he enviado diez correos a Carolina después de recibir uno en el que me pidió que ya lo escribiera. Sin embargo, ninguno, por más corto o extenso que sea, ha obtenido respuesta.
Ella hablaba en serio. Me odia... Pero puedo soportar que la ciudad en la que nací me odie. Incluso puedo soportar que todo un país me odie, y que además saque conclusiones erróneas sobre mí. Pero me está costando lidiar con el hecho de que ella no me quiera responder correos electrónicos.
Domingo 27 de diciembre de 2015. 07:02 hrs.
De: Alexander Donoso
Asunto: Carolina...
Fecha: 27 de diciembre de 2015 07:02
Para: Café y letras
Sé que una disculpa no es suficiente pero, con una explicación repentina y acortada, podría perderte.
Tiempo. Necesito tiempo.
Por otro lado, siento temor de que lo que ella piense de mi me importe tanto. ¿Por qué me importa tanto? ¿Por qué temo que me esté odiando? Sólo sería una persona más a la interminable lista de personas que ya me aborrecen.
Me siento desesperado.
—Tal vez no debería insistir —digo, a la habitación vacía en la que estoy. Peludo mueve su cola al escuchar mi voz—. Buenos días, amigo —lo saludo. ¿En serio Carolina me hizo adoptar a un perro? Echo hacia atrás mi cabeza para buscar en mi techo las respuestas que esconde el universo—. Pero esta es una forma cobarde de alejarme de ella.
Alejarme de ella...
Mónica la amó. Después de verme observar y escuchar a Carolina elogiarme con tanta devoción, dijo que tenía años sin mirarme sonreír tanto. Incluso aseguró que mi palidez, producto de años de encierro, se tornó rojiza cuando estuve a escasos centímetros de ella.
Ella, que además me mintió porque para nada se parece a la versión fea de Anne Hathaway. Ella simplemente... es perfecta como es.
Desesperado, decido llamar a Armando.
—Tú llamándome dos veces en menos de tres días —responde—. Esto sí que es un milagro —Su voz se escucha alegre, espero no estar echando a perder su día.
—Necesito tu ayuda.
Tarda en darme una respuesta. Sin duda lo cogí por sorpresa. —Claro —titubea—. Sólo dime qué hacer.
—Primero respóndeme algo —Tengo que saberlo—. ¿Después de todo lo que pasó, todavía confías en mí?
—Que pregunta tan estúpida. Le diré a Mon que...
—Dime por qué confías en mí.
¿Por qué alguien todavía debería confiar en mí?
—Veamos... ¿Porque te conozco desde hace muchos años?
—Y porque sabes que no soy capaz de...
—No, no lo eres —dice, convencido—. Aunque...
—¡Armando!
—Hermano, pueden venir cientos de personas a decirme lo peor de ti, pero yo siempre te juzgaré conforme a lo que sé que eres.
Gracias.
—¿Hago mal en pedirle a Carolina que me conozca un poco más antes de presentarme ante ella?
—Un momento. ¿Ella no sabe quién eres? —La voz de Armando esta vez se torna preocupada.
Eso me dijo todo... —No, no le he dicho.
—¡¿Es en serio?!
—Es complicado —Paso una mano sobre mi cabello—. Para ella sólo soy Alexander Donoso.
—No sé qué decir.
—Dime que me aleje de ella.
—No, maldita sea. ¡No! Esta es la primera vez que sacas la cabeza de tu cueva desde hace cuatro años. Tal vez la necesitas a ella.
Necesitar a Carolina...
—Eso suena egoísta. Ya sabes, utilizarla para ¿Cómo dijiste? —Me río un poco por la expresión que utilizó—. Salir de mi cueva.
—No estás utilizándola... Hermano, no quiero cagarte el día si es que todavía lo estás dudando, pero, a estas alturas, creo que ya estás enamorado de ella.
—¿Cómo es posible enamorarte de alguien a quien sólo le has escrito correos electrónicos?
—No soy psicólogo, pero...
—Desde hace diez días.
—Insisto en que sé una mierda del amor —dice Armando—, pero te conozco a ti. Y puedo darme cuenta de que ella te importa... y que te importa mucho.
Es cierto.
—Pero no sé qué hacer.
—¿Si voy a tu apartamento esta vez si me abrirás la puerta?
—Sí... ven.
Esta vez escucho reír a Armando. —¿En serio me vas a abrir la puerta de tu apartamento? Dios, quiero conocer a la tal Carolina y hacerle un monumento.
—Sólo ven, Armando —reclamo, pero estoy sonriendo.
—¿Es cierto que te hizo ver Diario de una princesa?
Ay Dios, Mónica...
Cuelgo.
En realidad la película Diario de una princesa es entretenida...
Una vez más reviso mi Bandeja de entrada, pero sigo sin respuestas de Carolina. Ahora a esperar a Armando.
------
En serio, les juro que sólo iba a publicar otro correo, y de alguna manera esto terminó en capítulo xD Estos personajes se están mandando solos ♥
DÓNDE ENCONTRARME:
Grupo de lectores en facebook: Tatiana M. Alonzo - Libros
Twitter: TatianaMAlonzo
Instagram: TatianaMAlonzo (Por allá los espero con mucho contenido extra)
¡Gracias por apoyarme dejando su voto!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro