2. Under the Red Moon
Taehyung estaba terminando de colocarse su elegante atuendo para el Carnaval de la Luna Roja, diez minutos antes de las doce de la noche del día veintiuno.
Con su máscara en mano abre la puerta de su cuarto y se retira camino a la fiesta agradeciendo que su amigo no estaba presente. Por otro lado, también agradecía que había logrado interceptar la invitación antes que Jimin la viese.
Aquél era un mundo peligroso en el cuál no quería verlo involucrado.
De todas formas sus agradecimientos fueron en vano ya que Park no sólo había visto la invitación sino que en ese preciso momento se encontraba observándolo — perfectamente cambiado tal y como Taehyung. — para luego seguirlo al festejo.
Sigilosamente, el rubio atendió y replicó cada paso que dió Kim — quien para su fortuna no estaba enterado de nada.
Se sentía emocionado, cómo si estuviese dentro de una de sus películas favoritas y él fuese el aventurero protagonista que iba a descubrir algo muy cool. Ese pensamiento se fue reforzando aún más cuando se percató de que su amigo iba a traspasar los límites del campus universitario.
Cruzando las rejas que separaban el campus de la Universidad de Seúl se encontraba un oscuro bosque al que tenían prohibido ir.
¿Pero qué eran estas prohibiciones para el intrépido Park Jimin? No podía negar su naturaleza, necesitaba e iba a ir a esa fiesta.
El rubio se distrae un momento, perdiendo de vista a Taehyung. Siguiendo el camino que — cree — su amigo siguió, cruza las rejas y comienza a caminar bosque adentro.
Le costaba un poco ver ya que estaba muy oscuro dado el horario y la pobre o nula iluminación. Se coloca su máscara por precaución y sigue caminando, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. Algo en ese ambiente le generaba desconfianza aunque a ciencia cierta no lograba identificar qué.
Pero ya había llegado hasta allí, de ninguna manera iba a retroceder.
— Kim Taehyung, sea usted bienvenido al Carnaval de la Luna Roja... — dice un joven de cabello negro.
El de cabello rojo intenta mantener la seriedad al cubrir su sonrisa con su mano. Ver a su hyung siendo así de formal le daba gracia.
— Yoongi hyung, no tienes que recibirme así... Soy parte de tu clan, eso déjalo para los clanes invitados.
Hoseok se acerca, abrazando a su novio por los hombros y — luego de depositar un beso en su mejilla — sonríe a Min.
— Déjalo, bebé. — le dice. — Sabes que hyung es muy serio cuando se trata del Carnaval...
Yoongi rueda los ojos. Evidentemente sus amigos nunca iban a terminar de entender el significado del Carnaval.
— Los Carnavales de la Luna Roja son muy importantes ya que celebran y fomentan las amistades o alianzas entre clanes y el compromiso de sobrevivir causando el menor daño posible a los humanos. Todo bajo... — una voz lo interrumpe.
— Todo bajo nuestra madre, la Luna de Sangre o Luna Roja. — completa su hermana menor, Min Agustine. — No tienes remedio YoonYoon. Lo explicas tan extraño que no me sorprende que los miembros nuevos del Clan Min no entiendan por completo el concepto de "causar el menor daño posible a los humanos".
— Es simple, Agustine. Nuestra naturaleza no nos permite sobrevivir de otra cosa que no sea sangre humana. Pero somos vampiros, no bestias. — explica. — Podemos alimentarnos sin matarlos o destrozarlos, ese es el juramento que hicieron nuestros ancestros bajo la Luna Roja un día veintiuno.
— Ojalá él lo hubiera comprendido... — murmura Hoseok.
Yoongi suspira y — dispuesto a tomar un descanso luego de recibir a tanta gente — se retira para caminar un poco por la parte vacía del bosque. Amaba hacer eso durante cada Carnaval ya que se sentía observado y cuidado por la Luna Roja y sus propios padres.
Fue en ese instante cuando escucha un ruido entre los arbustos, encontrando un asustadizo joven tras ellos. El líder del Clan Min sonríe ampliamente, mostrando cómo sus colmillos surgían poco a poco y sus ojos se tornaban de un intenso rojo.
Bajo la brillante luz de la luna, aquella imagen era cautivante y aterradora.
El joven intenta gritar sin ser escuchado por nadie. Acto seguido Yoongi clava sus dientes con dolorosa delicadeza sobre su cuello, succionando todo lo que podía evitando excederse. Afortunadamente el Clan Min era uno de esos clanes que prometieron bajo la Luna Roja no matar a los humanos, por lo que el arduo entrenamiento recibido para controlar su sed fue muy conveniente.
Jimin caminaba con cuidado por el bosque, intenando no hacer ruidos innecesarios.
De repente escucha un fuerte grito de alguien que no logró identificar. Con rapidez echa a correr para ayudar a quien sea necesite una mano.
Pero lo que encontró en el lugar donde los gritos aumentaban su volumen lo dejó tieso: una oscura silueta estaba prendida al cuello de un pobre chico, quien intentaba escapar a como diera lugar sin éxito alguno.
¿Qué mierda era eso?
Desafortunadamente no tuvo tiempo para averiguarlo ya que si vista poco a poco fue nublandosé hasta que terminó perdiendo la consciencia.
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