Dios era poeta
Recibí ese mensaje
Mientras fregaba los platos
Y casi me olvido de él
Dios era poeta
Olvidé haber recibido el mensaje
Mientras fregaba los platos
Llegó la hora del café
Y entonces cuál epifanía
Se dibujó en mi rostro una sonrisa
Y brotó la frase:
Dios es poeta...
Sólo un alma retorcida y oscura
Como la de cualquier poeta
Podría someternos a tales sozobras
A tales torturas
A tantos tormentos
Y a tanto goce
Mientras tomaba el café
Dios fue poeta
Ahora me reía a carcajadas
Porque me veía obligado
A no olvidar tal frase
Y a escribirla sin saber su significado
Ni de donde había salido tal idea
Dios, el poeta
También podía fregar platos
Y preparar café
Y sonreír
Dios era en realidad quien escribía
No quería que su nombre
Fuera manchado nunca más
Después de haber creado
El más mediocre de los poemas
El sexto día,
Allí en el Edén...
Hoy, finalmente, encontró
Aquel primer manuscrito
Y sólo esperaba que al fin se durmiera
Para que doliera menos
Le quería
A pesar de su fragilidad
Y decadencia
Dios era poeta, dije y
Solté un par de lágrimas
Mientras caminaba dormido hacia la muerte...