
08
But if he drops my name
Then I owe him nothing
And if he spends my change
Then he had it coming
Pero si él dice mi nombre en una conversación,
entonces no le debo nada.
Y si él se gasta mi dinero,
entonces él se lo buscó.
—Vas bien, solo un poco más.
Minseok sonrió con los ojos vidriosos, estrujando su propio pantalón mientras observaba a su novio dar pasos cada vez más seguros en las barras paralelas con plataformas que poseía el hospital, lugar donde hacía su terapia de rehabilitación casi a diario.
—No tienes que llorar cada que mejoro, bebé. —Le sonrió con ternura, llegando al final, logrando sostenerse en dos de sus piernas con apoyo en los brazos.
—Perdón.
Sorbió su nariz y el médico procedió a darle nuevas indicaciones. La recuperación de Jongdae iba cada vez mejor, si su rendimiento seguía igual en los próximos meses sería capaz de caminar correctamente para inicios del siguiente año, aquello hacía realmente feliz a su pareja.
Contra toda petición del chico con rasgos felinos, fueron en taxi hasta su casa, pues Minseok no estaba dispuesto a forzar el rendimiento de sus piernas.
—Está bien que estés recuperándote, pero igual no debes exigirte de más. —Apoyó su cabeza en el hombro del contrario.
—Perdón. —Suspiró, dejando un pequeño beso en la cabeza ajena con un movimiento algo forzado que, finalmente, valió la pena—. Yo de verdad quisiera volver a caminar cuanto antes.
El murmullo de las ruedas del vehículo quedó suspendido en el aire. Jongdae supo que el castaño se mordía los labios para no llorar.
—En cuanto me recupere tendremos el dinero para vivir juntos, solo imagínalo: te cargaría al que sería nuestro hogar.
Recibió un pequeño golpe en el brazo antes de que el peso en esa zona se aliviara. Giró la cabeza para toparse con un Minseok muy ruborizado que, con una sonrisa llorosa, le comunicaba silenciosamente que podía imaginarlo tan claro como él.
—Dices cosas muy vergonzosas.
Ni bien llegaron a la casa de Jongdae, la mamá de este recibió con cálidos abrazos a su novio, dándole de comer mil tentempiés antes de la cena tibia que siempre dejaba al de párpado simple con los jeans presionándole el abdomen. Se fue luego de hablar un poco con el señor Kim, mañana podrían seguir con esa charla cuando pasara antes de ir a la universidad.
× × ×
A pesar de ser un pésimo bailarín de lejos, ese día Jongin chocaba los pies entre sí al ritmo de Mariah Carey, acompañado con aquel álbum de 1991, cuyos ritmos e interpretación fantástica le valieron dos nominaciones a los premios Grammy. Por lo general, mantenía un gesto completamente indiferente para el exterior mientras la fiesta se armaba en sus audífonos, pero otra vez, ¡ese día era distinto!
Claro, unas miradas ajenas después hicieron que el pobre se cohibiera y dejara de hacer su expresión alegre menos notoria. Ahí estaba la palabra clave: «menos», ya que sus pómulos seguían ligeramente levantados.
Aceleró un poco el paso al notar que su amigo de baja estatura lo esperaba como le había informado unos mensajes atrás. Ni bien llegó retiró el audífono derecho y procedió a bajarle el volumen a la música de su celular.
—¿Y ese buen humor que te cargas? —preguntó el pequeño extrañado y divertido al mismo tiempo.
—No lo sé, creo que finalmente amanecí del lado correcto de la cama.
Jongin estuvo a punto de preguntarle cómo iba su día, forma rutinaria de empezar una conversación que seguro terminaría en un debate filosófico o en la razón por la cual las gomitas de ositos son mejores que las de gusanos, cuando el chico de cabellos negros y sonrisa cautivadora apareció a su lado acompañado de su jovial novio.
—¿Y eso que sonríes, Jongin? —preguntó descaradamente Baekhyun.
—Él siempre sonríe. —Una pizca de enojo se vislumbró en las palabras y mirada del más bajito—. Si no lo notas no es mi problema.
—No quiso decirlo así —esclareció Junmyeon—, creo que se refiere a la forma en que lo hace, se ve más natural y menos «busco drama para satisfacer mi deseo de ver el mundo arder» y no es que esa no sea linda —añadió con una risa socarrona.
Kyungsoo se giró a verlo con las cejas más pronunciadas que nunca por el gesto de enojo fusionado al de confusión. ¿Cómo es que no lo había notado? ¡Era su Jongin! Tal vez él no lo sabía, pero en su mente funcionaba así.
Si era el último en notar los cambios en su mejor amigo sería mejor que empezara a mover el trasero, porque eso estaba mal.
—Quizás eso último no sonó tan bien —pensó en voz baja.
—¿De qué hablas? —El moreno empujó los lentes negros por el puente de su nariz.
—Creo, creo que esto divagando. —Tragó saliva con nerviosismo.
El más alto no le tomó importancia, hizo un movimiento con la cabeza y emprendieron camino hacia el salón que les correspondía junto a una plática ligera.
× × ×
—Mierda.
Jongdae cerró los ojos con fuerza al sentir todo el peso en su espalda abandonarlo junto al sonido de varios libros estampándose contra el suelo. Debía arreglar el cierre de su mochila lo antes posible.
Con molestia extrema, e incluso algo de frustración, giró para ver el desastre de encuadernaciones dobladas y aplastadas.
—Mierda —repitió.
Sus piernas le dolían por lo mucho que se había exigido los últimos días en las terapias, aquello era empeorado por la ausencia de Minseok, quien debía estar hirviendo en fiebre dentro de sus sábanas turquesas en ese preciso instante.
Giró la cabeza desesperado en distintas direcciones. Si no encontraba a nadie que lo ayudase seguro se echaría a llorar por la frustración. Quizás había empezado a depender mucho de su novio.
—No frunzas el ceño, se te ve mejor sonriendo.
Junmyeon entró a su campo visual, hincándose en el suelo para recoger las pertenencias ajenas con una sonrisa silenciosa que al contrario le causaba tanto confianza como escalofríos. Vaya combinación extraña.
Le entregó su maleta con algo de recelo que no logró disimular correctamente. No obstante, el pelinegro lo recibió con el mismo gesto ligero, como si entendiera que estaba pasando por sus cinco minutos frustrantes del día.
—Gracias —dijo con un suspiro, debía mantener a raya su comportamiento infantil—, creo que no he sido la mejor persona contigo.
El aludido lo observó fijo con un gesto de sorpresa.
—Hace algunos años fuiste un compañero mío bastante agradable, debo admitir, y no le he hecho justicia a la amistad que me brindaste. Me he dejado llevar por los rumores.
—Disculpas aceptadas. —Sonrió por completo, haciendo de sus ojos dos medias lunas.
Se levantó del suelo con un solo movimiento, sosteniendo la mochila desde el cierre estropeado para evitar más accidentes, empezando a caminar junto al de sonrisa felina.
—Lo digo en serio, he sido muy inmaduro. —Rodó los ojos—. Y no digo que lo he superado, pues todavía no termino de sentirme completamente cómodo contigo cerca, pero he decidido dejar de echarte pestes.
—Por algo se empieza, ¿no?
Jongdae se detuvo, lo que obligó al contrario a hacer lo mismo.
—Si se supone que hiciste algo malo, entonces, ¿por qué te ves tan bien?
Junmyeon supo que no se refería a su apariencia.
—Me sentó bien. —Levantó ambos de sus hombros.
Y aun así, una respuesta ambigua se le antojó.
El chico en muletas veía en el contrario a alguien dañado, quemado por las palabras de innumerables de personas con pruebas y razones falsas, con el mismo sistema de defensa que su novio. Claro, Minseok se había cubierto por timidez y el pelinegro había ido hasta el otro extremo con las sonrisas confiadas, diálogos ingeniosos y una pequeña, pero seleccionada, lista de amigos.
—¿Me acompañas a ver a Minseok? Seguro muere por verte, ha estado hablando de ti toda la semana.
He ahí la ofrenda de paz.
—¡Claro!
× × ×
—¡Te lo digo en serio! Ese chico es un cáncer, debieron haberlo expulsado mientras pudieron.
YiFan frunció los labios con frustración. Había intentado aplacar el mal humor de su novio desde hace semanas, solo que en vez de lograr aliviarlo, hacía que se enojara cada vez más.
El ambiente en el grupo permanecía extrañamente tranquilo, tanto que parecía sospechoso. Claro, si se obviaba el hecho de que el de ojeras notorias parecía estar echando humo cada que Kim aparecía a menos de diez metros.
Si bien el rubio era muy pasivo en cuestión de personalidad o actitud, no significaba que fuese estúpido.
—¿Qué te parece si salimos este fin de semana? Podríamos ir a algunos museos, pasar por el río Han. ¡Llevo años en Seúl y aún no lo veo! —habló completamente emocionado, sonriéndole de a pocos a su novio.
—Ugh, no. Detesto esos lugares. —Gruñó.
A veces YiFan sentía que se distanciaba mucho de Tao. ¿Qué había sucedido? Parecía ya no gustar de su compañía, siquiera tolerar cuando abría la boca. No coincidían en lugares para salir o temas de conversación. Prefería pensar que el menor solo estaba muy estresado. ¡Amor!, eso necesitaba.
—Iremos a donde quieras, pandita. —La sonrisa que mostró, si bien era más débil que la anterior, seguía manteniendo las intenciones originales.
—Creo que Yeol está organizando una fiesta, ¡hay que preguntarle! Me muero de ganas de ir. —Su gesto expectante cambió a uno de desagrado repentinamente—. Solo espero no toparme con la mierda esa de Junmyeon, que se vaya a golpear a Byun un poco, no sé, de seguro es algo a lo que está acostumbrado...
—Uh, disculpen.
El rubio giró y casi se dejó desfallecer cuando el nombrado los observaba con un gesto neutral. Dios, ¡qué vergüenza!
—Tengo los apuntes que le pediste a Jongin —indicó—, tuvo que irse temprano, así que me los dejó encargados.
Un movimiento rápido de cabeza junto a unos pasos apresurados sirvieron para alejar al pelinegro de su novio, llevándolo varios metros al frente para hablar con tranquilidad.
—Se me hace completamente extraño que le pidas los cuadernos a Jongin cuando estás adelantado, aunque, bueno, se trata de Jongin. —Soltó un bufido que el contrario asumió como risilla.
—Perdón por lo que dijo Tao, en serio, me siento muy avergonzado de que hayas oído eso. —Se precipitó a explicar, interrumpiendo el comentario que el coreano había agregado para aligerar el ambiente—. Quiero que sepas que mereces respeto como cualquier otra persona y, por lo general, siempre intento que no hable así, solo que...
—Gracias —lo interrumpió—, aprecio eso.
—En serio perdón.
—En fin, yo me retiro. Con permiso.
Había pensado que el chico con ojeras prominentes habría dicho un par de incoherencias con respecto a su persona, ¿por qué no? Yixing le había grabado muy bien la idea de que él era el hijo del anticristo y, por alguna extraña razón, debía terminar el trabajo de hace dos años.
No obstante, ¿quién le daba derecho a ese imbécil de soltar la lengua más de lo debido? No interesaba, si hablaba mal de él, entonces no le debía nada, porque él se lo buscó.
—Baekhyun.
El nombrado apartó los ojos de la pantalla de su celular, girando un poco la cabeza hacia atrás para ver de reojo al contrario.
—¿Qué pasa? —Dejó sus labios entre abiertos por inercia, terminando de enviar el mensaje que estaba redactando.
—¿Te incomoda fingir ser mi pareja? —murmuró lo suficientemente fuerte para que el contrario lo oyera.
—¿Tú crees que me incomoda?
Su tono de voz acompañado al hecho de que permanecía sentado sobre sus piernas era una respuesta clara. El coreano soltó una risa intentando encubrir lo estúpido de su pregunta.
—Lo digo porque quisiera que vayas a una fiesta conmigo este sábado y, claro, tendremos que sostener la imagen de novios empalagosa y cariñosa. No quiero pedirte demasiado.
—Está bien, seguimos siendo amigos. Además, yo ya era así de empalagoso desde antes. —Explicó apagando la pantalla de su celular—. ¿No viste ese episodio donde Phoebe besa a Joey para ayudarlo?
Junmyeon frunció el ceño.
—Cuando vuelve de una audición y le dicen que sus besos son malos, Rachel se niega a besarlo, pero Phoebe como buena amiga lo hace.
El gesto del mayor se repitió, incluso más pronunciado.
—¡El episodio de «Friends» donde...! Oh, es cierto, no has visto la serie. —Hizo una mueca.
Aquello hizo reír al pelinegro, dándole un golpecito en la frente que el otro respondió con un manotazo.
—Bien, te pongo en contexto: Joey es un actor y, en una de sus audiciones, le piden besarse con el director si mal no recuerdo, no me preguntes porqué con el director. En fin, le dicen que besa mal, él les cuenta a sus amigos y Phoebe se ofrece a besarlo, llegando a la conclusión de que lo hace bien, pero que se puso nervioso al besar a un hombre —concluyó con una sonrisa, orgulloso de retener toda esa información en vez de lo que vendría en sus próximos parciales.
—¿Tú harías eso por mí? —Enarcó una ceja.
—¡Lo estoy haciendo, idiota!
Luego de una maniobra algo extraña y forzosa, el pequeño se acomodó mejor en las piernas ajenas, quedando de lado para poder apreciar mejor la expresión ajena.
—No es cierto.
—¡Que sí!
Baekhyun no quería ser escandaloso, algunos estudiantes ya se giraban a verlos por sus gritos, así que decidió bajar un poco el volumen de su voz con las mejillas rosadas.
—Nunca nos hemos besado... Uh, ya sabes... —Hizo varios movimientos confusos con ambas manos—. Nuestra amistad estaría en juego.
—Te digo que no —reiteró—. Seguro sería extraño, pero no. Y no puedes olvidar que a mí me sigue gustando Chanyeol —susurró aquello último, suspirando por lo estúpido que se debió oír.
—No lo sé, siento que sería pedirte mucho.
El menor tragó saliva antes de tomar el rostro ajeno con ambas manos, girándolo para que lo viese con cuidado, que se fijara solo en sus ojos y no en el ligero temblor que sus piernas tenían por la euforia que le golpeaba el pecho, le hacía cosquillas en los dedos y hacía su respiración extraña.
Dejó caer ambos de sus párpados, poniendo en contacto sus labios con los de Junmyeon moviéndolos con lentitud, como si disfrutara de cada segundo.
Una mezcla de sensaciones lo embargó: desde un vacío en el estómago hasta un hormigueo en su cintura en cuanto las manos de Junmyeon se colocaron allí con delicadeza, envolviéndolo lo suficiente.
Exhaló con cuidado por la nariz, esperando que el mayor no lo apartara. Bajó ambas de sus manos por el cuello del contrario, moviendo su cabeza hacia la derecha a medida que los labios del pelinegro se separaban para acariciar los suyos, profundizando la caricia.
No pudo evitar sonreír sobre el beso, una pequeña risita nerviosa que contagió al contrario al momento en que le sostuvo las mejillas para que levantara el rostro y permitirle dirigirlo mejor.
Baekhyun deseó seguir todo el día así. Dios, sentía que podía derretirse ahí mismo, solo que ese «ahí mismo» se trataba de una banca en la universidad.
Tomó toda su voluntad y separó sus labios de los ajenos, alejándose un poco del cuerpo de Junmyeon que de pronto parecía tener cierto magnetismo. Suspiró un par de veces, mordiendo ambos de sus labios por lo aturdido que se sentía.
—¿Lo ves? Sí puedo. —Sonrió nervioso, tomando las muñecas del mayor, pues aún sostenía su rostro con suavidad.
—¿Entonces me acompañarás?
Yixing no supo de qué hablaban, ni Zhoumi con una sonrisa ni la pareja acaramelada a varios metros de ellos, pero sí vislumbró la forma en que Byun asintió eufóricamente con la cabeza para luego robarle un corto beso a Junmyeon.
Maldito.
[***]
VOLVÍ Y CON PORTADA NUEVA, BEBÉS, AKJDHSAKDJSA.
Ya los extrañaba harto, denme amor que yo los amo demasiado, ay, incluso si no parece con las actualizaciones lentas ;;;
¿Cómo han estado? ¿Qué les parece la portada? ¿Qué les pareció el beso? ¿Ya tienen teorías nuevas? ¿Qué esperan para el siguiente episodio? Estoy de vacaciones, así que lo tendrán pronto, wuuu.
Muchas gracias a Heli y a Bao, de mi grupo de manatíes bebés, que me ayudaron con la escena del beso. ¡Son unos ángeles! Bueno, Heli es un ángel algo koshino.
Y GRACIAS A MI BETA POR SU BELLO TRABAJO. TAMBIÉN HA ESTADO RESPONDIENDO COMENTARIOS, AKSBSKSIS. Le encanta hacerlo, los mira desde las sombras hasta escoger el que más le gusta. Es un bebé ;;;
En fin, ¡nos leemos en menos de una semana! ¡Palabra de manatí!
Atte. Misaki116
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