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07

Reputation precedes me, they told you I'm crazy.
I swear I don't love the drama, it loves me.

Mi reputación me precede, te dijeron que estoy loca.
Juro que no amo el drama, él me ama.

Todo alrededor estaba silencioso, le daba cierta calma a Jongin mientras caminaba aletargado por la acera, era la única manera en que sabía hacerlo si no estaba rodeado de personas.

Ve con cuidado, pueden robarte o algo por el estilo. —Le dijo Kyungsoo desde el otro lado de la línea—. Un chico con el último modelo de celular Apple con un pompón que no se parece en nada a un perro es un blanco fácil.

—Es una zona segura, tiene vigilancia durante las veinticuatro horas —comentó, deteniéndose cuando el cachorro hizo lo mismo para lamerse la pata derecha.

Oh, es cierto, olvidé que vivías en el distrito más acomodado de Seúl. ¡Cuidado con tropezarte con algún diamante!

—No entiendo la gracia de eso —indicó cuando la sonora risa del contrario le taladró los tímpanos.

Es que como eres multimillonario y...

—No soy multimillonario.

—Pero vives es una zona buena y...

—¿Eso me hace multimillonario? —Enarcó una ceja por inercia.

¡Dios! Déjame hacer un chiste. —Suspiró derrotado.

El moreno rio en silencio, sin darle el gusto al menor de que escuchara las carcajadas y notara que se trataba de una broma bastante pesada.

Como sea, ¿qué tal está tu perro? —Intentó desviar la conversación para evitar seguir siendo el punto central de las frases cortantes del mayor.

—Lindo. —Sonrió un poco, observando el pelaje blanco y esponjado del animal que lo hacía ver muy adorable, además de su diminuto tamaño—. Aunque, claro, yo quería un oso.

Kyungsoo se golpeó la frente, era la millonésima vez en la que el contrario salía con ese extraño deseo. Cuando se lo dijo en primera instancia pensó que se trataba de un chiste inocente, idea que descartó cuando el gesto ajeno no se inmutó.

Como digas. —Rio suave—. Iré a cenar, te dejo con... ¿Cómo se llamaba?

—Small Dog. —Le recordó.

De acuerdo. —Evito reírse—. ¡Suerte con Small Dog!

—¿Por qué no pudieron darme un oso?

Yo también te quiero, Jongin. —Suspiró resignado, terminando la llamada.

El nombrado guardó el aparato luego de conectarlo a sus audífonos y empezar a reproducir el álbum debut de Mariah Carey.

Cuando llegó a la enorme casa subió a la habitación que le correspondía junto al diminuto Pomerania. También limpió sus lentes con el borde del suéter marrón con cuello de tortuga que había utilizado para salir. Lo siguiente fue sentarse frente a la laptop brillante y empezar a redactar algunos ensayos hasta que su cansada vista lo obligó a dormirse cerca de las cuatro de la mañana.

Al despertar se colocó las gafas con pesadez, caminando al baño para observar las ojeras que representaban su impecable promedio con números perfectos. Tomó una ducha para dejar la somnolencia y se perfumó lo suficiente como para estar a gusto consigo mismo para ir a la universidad.

—Te vendría bien dormir un poco más, Jongin —objetó su amigo de ojos grandes extendiéndole una botella con agua.

«Nah». —Siendo sinceros, a él le encantaba quedarse despierto hasta altas horas de la madrugada.

—No digo que sea correcto o saludable, pero si a él le funciona no creo que debas preocuparte -habló Junmyeon cuando terminó de llegar junto a ellos—. Hace algo productivo y con las notas que tiene puede hacer lo que quiera.

Kyungsoo frunció el ceño, no estaba convencido del todo.

—Claro, si se quedara despierto haciendo, bueno, absolutamente nada, entonces podrías regañarlo. ¡Miren! Ahí está el ejemplo.

El coreano indicó con la cabeza a las dos personas detrás de él. Han sostenía el cuerpo casi inerte de su novio, eran claras las bolsas negras bajo sus ojos, las que se hacía más obvias por lo claro de su tez.

—¡Eh! ¡Despierta! Ya amaneció. —El moreno chasqueó los dedos cerca del rostro ajeno.

—Sh. —Presionó sus párpados con fuerza, abrazando a su pareja para colocar su cabeza con dificultad en el cuello de esta—. No me molestes.

Mais ça c'est mon travail, mon cher. —Sonrió irónicamente.

Sehun frunció el ceño y ni se molestó en preguntar la traducción de esa frase, seguro lo estaba insultando con palabras que ni en coreano conocía.

—¿Y eso que no viniste con Baekhyun? —preguntó el chino, observándolo ligeramente extrañado.

—No lo encontré en la entrada, pensé que estaría con ustedes —explicó su novio.

—Descuida, ahí viene.

Kyungsoo pudo ver la sonrisa de Chanyeol caminando junto al bajito. ¡Vaya! No había visto esa expresión desde hace mucho tiempo, ¿debía sentirse feliz o preocupado? No quería que su amigo se metiera en líos innecesarios por gustar de la pareja de alguien más. Como sea, mejor no sacaba conclusiones apresuradas.

—Buenos días, Junmyeon —saludó el castaño, dejándole un pequeño beso en los labios.

—¡Hola, chicos! —El más alto sostuvo su mejor sonrisa.

Oh, no, ese tono de voz era delator, ¡claro que debía sacar conclusiones apresuradas! De no hacerlo ese idiota se metería en problemas.

Sin dudarlo ni un segundo tomó la camisa de ese poste con patas y con un «acabo de recordar que debía decirte algo a solas» entre dientes lo llevó algunos metros lejos.

—¿Qué debes decirme? —Las cejas rectas del contrario no eran muy buen augurio, así que esperaba lo peor.

—Ya lo sabes. —Presionó sus labios.

Tragó saliva nervioso, podía sentir un regaño llegar y ese presagio no le gustaba nada. ¿Qué había hecho mal? No recordaba nada de lo que debía sentirse culpable.

—¿Qué pretendes con Baekhyun? —Su amigo separó los labios para hablar, pero sus orejas se sonrojaron al instante—. ¡Por Dios! ¡Lo sabía! ¡Por eso estás más idiota de lo normal! —chilló enojado—. Ni siquiera voy a gastar saliva en esto. Solo estás encaprichado; Baekhyun no te gusta.

No le dio tiempo de argumentar a su favor, pues ya había vuelto arrastrando los pies hasta el grupo. Jongin lo observó extrañado hasta que su amigo rodó los ojos en dirección a Chanyeol, señal de que luego le contaría lo sucedido.

—¿Y qué debías recordarle? —preguntó Han, deseoso de poder entrar a la conversación, siempre lo dejaban por fuera.

—Eh... —trastabilló el más alto—. ¡Voy a hacer una fiesta este fin de semana! Y Soo me acaba de decir que no podrá ir. —Se rascó la nuca. De hecho, ambas cosas eran ciertas.

—¿Fiesta? —Los ojos del extranjero brillaron.

—Ni siquiera lo pienses. —Despertó su novio—. Tienes que presentar unos ensayos la siguiente semana. Ese promedio perfecto no se mantiene solo, Hannie.

Excluyendo a los dos chicos anteriores, al único que hablaba francés fluido y a su traductor básico, los demás del grupo se apuntaron al evento que se organizaría ese sábado. Todos necesitaban un descanso.

El tiempo de descanso terminó para la mayoría, por lo que tuvieron que despedirse y partir a sus clases. Varios alumnos se dirigían a sus aulas apresurados por la hora.

—¡Dios!

Minseok cerró los ojos angustiado, oyendo cómo los libros de Jongdae caían al suelo gracias al cierre malogrado de la mochila que su novio llevaba hacia el frente.

—Deja que te ayude, Min —indicó el de rasgos felinos separándose poco a poco de las muletas.

—No —atajó—. Quédate ahí, ni siquiera se te ocurra. —Se mordió los labios.

Empezó a apilar los cuadernos uno sobre otro con las manos temblando, apenas les quedaban unos minutos para llegar al salón y sumando los papeles regados en el piso no lo lograrían. Si Jongdae no fuera tan obstinado y usara la silla de ruedas podrían ir más rápido, solo que no se atrevía a decírselo, seguro se desanimaría luego de todo lo que había logrado en la rehabilitación.

—Déjame ayudarte.

La voz limpia y gruesa del chico lo sacó de sus pensamientos de golpe, alertándolo por lo conocida que era.

—Estoy bien. —Intentó sonar lo más cortante posible, pero su voz salió entrecortada y temerosa.

Junmyeon suspiró y siguió recogiendo los papeles con rapidez, ignorando la mirada acusadora del chico en muletas.

—Ayuda a Jongdae, yo recojo esto y los alcanzo. —Sonrió ligero, sin dobles intenciones.

Quiso negarse, decir que no era necesario o cualquier otra excusa, no obstante, el tiempo corría en su contra y no podía darse esos lujos. Podía dejar sus sentimientos heridos para otra ocasión.

—De acuerdo —murmuró, evitándole la mirada.

El menor lo quemaba con los ojos a medida que daba pasos temblorosos, apoyándose en los aparatos médicos y recibiendo apoyo del brazo ajeno que le rodeaba el torso.

—¿Te dijo algo que te incomodara, Min? —cuestionó, evitando enojarse precipitadamente con el anterior chico de cabellos negros.

—No, nada. —Suspiró.

—Si dice algo que te haga sentir así no dudes en decírselo, si es alguien razonable y con más de tres neuronas se alejará -habló tranquilo, añadiendo una sonrisa al final.

Quiso descartar la idea automáticamente, pero al parecer Junmyeon no se lo permitiría. Un «quisiera que hablemos después» hizo que se congelara por completo, apenas logrando asentir con la cabeza.

Jongdae estuvo a punto de propinarle un golpe, de haber podido. Le resultaba absolutamente descarado que viniese y le hablara con total normalidad al castaño, el hombre sabía el daño que había ocasionado, independientemente a lo que pudo o no hacer, ¿y era ahora cuando se dignaba a enmendar sus errores? No, señor. Podría ser la persona más pacífica del mundo, no obstante, si alguien hacía llorar a su novio él estaría dispuesto a erradicar al imbécil que lo hubiese hecho.

Claro, actualmente tenía una lesión grave que le impedía eliminar a Junmyeon tanto como caminar por sí mismo, eso no lo había considerado muy bien. De cualquier modo, Minseok debía aprender a enfrentar ese tipo de problemas, no podía encerrarlo bajo su cuidado por siempre.

—Pensé que Jongdae vendría contigo. —El pelinegro se mostró notoriamente sorprendido—. He notado la forma en que me observa cuando te hablo, supuse que querría estar aquí para vigilarme.

—No hables así de él —atajó, estaba a la defensiva.

—No me malinterpretes, no quería decirlo con dobles intenciones. —Agitó las manos un poco—. Quería hablar con ambos, pero viendo que no está aquí supongo que será mejor.

Han, Sehun y Chanyeol habían sido fáciles de persuadir, casi tanto como Kyungsoo. Jongin era otro mundo, esa pieza había sido difícil, pues el chico era inteligente, lo suficiente como para justificar su importancia en el juego.

Ninguno de los anteriores había sido una persona con la que había sentido simpatía tan íntimamente como Minseok. Hace un par de años cualquiera pudo notarlo: tímidos, callados y retraídos socialmente, ¡por supuesto que se iban a entender! Claro, eso era antes.

—Imagino lo que habrás oído muchas cosas sobre mí, tengo una reputación que me precede. —Suspiró—. Sin embargo, sé por tus palabras que eso nunca te interesó, tú siempre viste más allá de todo eso.

No muchos lograban entender la razón de que el chico de párpado simple hablaba con las cabezas del curso, ¿acaso no era natural que un asocial evadir a los populares? Pues, sea cursi o no, el universitario había logrado encontrar lo mejor de cada uno.

—Sé lo que todos dicen, pero no estoy tratando de jugar. —Llevó ambas de sus manos a las rodillas—. ¡Te lo juro! Yo no amo el drama; él me ama a mí.

A Minseok se le escapó una risita.

—No espero que me creas y pienses que todo lo que se ha dicho de mí es falso, solo deseo que puedas ser mi amigo.

Cuando Jongdae lo vio llegar con una sonrisa nerviosa supo lo que había sucedido. No lo regañó o juzgó, tenía que apoyarlo en cualquier decisión que tomara, incluso si se trataba de aceptar de nuevo a Junmyeon en su vida.

× × ×


La música alta y los cuerpos moviéndose de un lado a otro eran el típico fin de semana para Chanyeol, por lo que, desde el asiento del DJ, mostró una sonrisa de oreja a oreja que ya casi tenía como marca personal.

El local estaba casi lleno, lo que quería decir que la mitad de sus invitados ya habían llegado y eso era muy bueno. Solo que no vislumbraba a cierto chico entre la multitud. Torció los labios, angustiado por la idea de que no llegara.

La banca giratoria a su lado evidenciaba la ausencia de Kyungsoo, quien lo hubiese hecho entrar en razón de haber estado ahí. Claro, el pequeño ya no iba a fiestas desde hace mucho. ¡Cuánto lo extrañaba!

—¡Adivina quién llegó para que quites ese ceño fruncido!

Chanyeol dio un pequeño saltito sobre el banquillo, girándose para ver a la persona que había logrado hacer resaltar su voz por sobre la música ensordecedora. Unos hoyuelos hicieron que la tensión en sus hombros desapareciera en parte.

—No pensé que vendrías, Yixing. —Apoyó uno de sus codos en el borde de la mesa donde hacía las mezclas musicales—. ¡Tampoco tú, Zhoumi!

—Tuve que convencerlo, está muy estresado. —Rodeó la cintura ajena con su brazo izquierdo-. Deberías admitirlo, bebé.

—Él solo quiere engreírme. —Rio cuando el mayor le dejó besos por debajo de la mandíbula, haciéndole cosquillas en el cuello.

Y, aunque la escena fuese empalagosamente linda, Yixing no tardó en perderse en la conversación, dirigiendo su mirada hacia la pareja que acababa de ingresar al local. Mierda, Junmyeon había llegado.

—¿Te parece si vamos por una bebida, cariño? —Interrumpió la pequeña plática entre su pareja y el chico de orejas notorias—. Si me convences podríamos quedarnos hasta tarde. —Se mordió el labio inferior, moviendo la cabeza de un lado a otro al ritmo de la música.

—¡Vamos por esa bebida! —exclamó completamente esperanzado.

Fue entonces que Baekhyun volvió a sentirse acechado, como si un siseo escalofriante atravesara su nuca hasta hacer que los músculos de todo su cuerpo se tensaran.

—Creo que alguien nos sigue —susurró como pudo a su novio, apegándose más a su brazo.

—Estás paranoico, Baek. —Rio, alzando la voz.

Se mordió ambos labios con extrema preocupación, abriéndose paso entre la gente que lo saludaba solo por estar junto a Junmyeon. Vaya que se había hecho popular luego de empezar a salir con él. Ahora todos lo conocían, todos eran sus amigos y todos tenían algo que decir acerca de él. «Uf, yo pensaba que nunca iba a formarme una reputación», pensó parpadeando repetidas veces.

Claro, aquello no solo hacía más popular a Baekhyun, sino que mejoraba la imagen del mayor. Había sido un buen trato.

—No estoy paranoico —atajó, dejando caer sus pupilas sobre las de Yixing.

El chino no dudó en mirarlo fijamente entre los cuerpos moviéndose frenéticamente, como si todo alrededor se anulase por completo solo para anunciarle algún tipo de guerra silenciosa al de curso menor.

A diferencia de Zhoumi, el novio del castaño sí logró notarlo.

—Entonces sí vino. —Rio amargo, dirigiendo su cuerpo hacia el bajito.

—Uno de tus grandes enemigos. —Levantó ambas cejas, separando al fin sus ojos de los ajenos para ver a su pareja.

—¿Quién dijo que tenía enemigos? —preguntó en un antojoso tono burlón.

Yixing seguía observándolos, eso era seguro.

—Tengo una idea —habló nervioso.

Cortó algunos pasos, chocando la punta de sus zapatos con las del pelinegro, levantando la cabeza apenas unos centímetros para acercarse al rostro del contrario.

—Bésame —dijo con las mejillas ruborizadas.

Junmyeon lo dudó un segundo, pero solo uno. Tomó el mentón del chico con rasgos de cachorro, sosteniendo posteriormente parte de sus mejillas y mandíbula para unir sus labios. Lento y suave, seguro del plan.

Algo era seguro, Yixing presionaba los dientes uno contra otro, tomando de golpe toda la bebida alcohólica para volver a fingir una sonrisa y Chanyeol, menos disimulado, golpeaba numerosas veces el suelo con su pie derecho al compás de la música y un gesto nada amistoso.

—¿Dónde mierda estás, Kyungsoo?

Un gruñido se le escapó al anfitrión de la fiesta, maldiciendo a lo que sea que estaba sintiendo por Baekhyun.

—Y esa es la cuestión, parece que a Chanyeol le gusta Byun, pero estoy seguro de que solo está encaprichado.

El joven con cabellos negros y cortos levantó ambos hombros en señal de indiferencia. Aquello no debía generarle problemas luego del pequeño regaño hace unos días en la universidad.

—No lo sé, ellos siempre han tenido su química y eso —opinó Jongin, bajándole un poco el volumen a una de las tantas presentaciones de Mariah Carey en Japón.

—¿En serio crees que de verdad esté enamorado? —frunció el ceño, totalmente fastidiado.

—No digo que sea así, es muy posible que solo quiera lo que no puede tener. Mi análisis va en que ellos ya tenían cierta compatibilidad innegable, sumando al principio ya expuesto, hicieron explotar al pobre chico de dos neuronas. —Soltó una risa burlona.

—Eh... Tiene algo de sentido.

A toujours un sens.

Small Dog sacudió su pequeño cuerpo, estirándose un poco para caminar hasta Kyungsoo que, cruzado de piernas en el suelo, no tardó en recibirlo y colocarlo sobre su regazo para mimarlo.

—Ya se me hizo tarde, debería irme —dijo, dejando de rascar la pancita del cachorro—. Otro día terminamos de ver los conciertos de Mariah, ¿de acuerdo?

—Error —levantó su índice—: Mariah, tu diosa, Carey.

Una risita suave escapó de los labios acorazonados del menor. Se levantó con pereza, esperando a que su amigo detuviera el video que se reproducía en el gran televisor que el chico poseía, yendo instantes después hasta el primer piso de la gigantesca casa acompañados por los golpecitos suaves que hacían las patitas del Pomerania al chocar con el suelo.

—¡Cierto! No olvides tomar las vitaminas. —El bajito se giró cuando estuvo cerca de la puerta principal—. Te ayudarán con la fatiga y los dolores de cabeza. Eso sí, igual deberías tomar más agua y dormir adecuadamente.

—¿Cuántas debía tomar al día? —evadió el principal problema, como acostumbraba.

—Ah, eres un caso —dijo divertido.

Ni celui qui le nie.

Finalmente tiró de la puerta, dejando la vía libre para que el contrario se fuera, no sin antes observarlo en completo silencio durante unos segundos. Frunció los labios apenas un poco.

—¿Sucede algo? —Se mostró preocupado, a lo que el mayor negó con la cabeza.

—Cuídate. —Sonrió completo, levantando sus escasas mejillas—. ¡Hasta luego!

—¡Nos vemos! -Se despidió con la mano.

Cerró la puerta y levantó ambas cejas con un gesto claramente sorprendido.

Oh, j'aime KyungSoo.

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