XXXV: it's not you, it's him.
❝No es divertido cuando no puedes continuar con esta pelea.❞
—
Recargado de espaldas sobre la plataforma de baile, ubicada en el bar, mientras no hay nadie más en este. Su mano solo elevan la botella de cerveza hacia sus finos belfos mientras su mirada se encontraba fija en el suelo del bar, pero la razón es que se encuentra pensativo mientras disfruta del silencio para organizar sus planes.
Ni siquiera se percata que detrás de su espalda, alguien gatea sobre la plataforma hasta colocar sus pequeñas manos sobre sus hombros, y intentar darle un masaje que puede relajar sus músculos tensos.
Jeongguk detuvo su mano para evitar tomar un sorbo más de su botella cuando sintió esas manos pequeñas sobre sus hombros, pero no giró hasta que sintió el roce sus belfos gruesos contra la piel de su oreja, y comprendió de quién se trataba.
—Vienes a darme un baile privado... — Susurró el carnicero, mientras sentía como las manos de ese ángel son tan buenas dando masajes.
—¿Sin ropa? — El ángel susurró de la misma forma, pero solo que él lo hizo en su oido mientras su cálido aliento acaricia su oreja.
Jeongguk soltó una risilla ante su pregunta. ¿No era obvio? La ropa en ese ángel nunca debió existir, mejor prefería que no tuviera nada que cubra su cuerpo.
—Mejor me voy.
El carnicero intentó alejarse del ángel, pero este último lo tomó a través del colgante en su cuello y lo obligó a girar su cuerpo en su dirección, para que sus rostros puedan observarse mutuamente por primera vez en la mañana.
Jeongguk conectó miradas junto al rubio, su sonrisa no se pudo esconder en su rostro, cuando le encanta observar la sonrisa de ese ángel hacia él. Era tan bello que le daba una bella sensación de paz y consuelo que un ángel podía brindar.
—No puedes irte, no aún porque todavía no me has dado un beso. —Los belfos de ese ángel se aproximan hacia los suyos, mientras que sus pequeñas manos toman su rostro para atraerlo.
—Mis besos tienen un precio.. lo decidí ayer. ¿Tienes dinero para pagarlo?
—No me hagas eso.. se que tú también deseas mis labios. ¿Realmente tengo que pagar?
Jeongguk le dió un vistazo rápido de arriba abajo al cuerpo semi desnudo de bailarín, quien llevaba puesto aquellas telas translúcidas de color azul, que solo cubren sus caderas y piernas, pero su torso se encuentra desnudo y combinado con un colgante de pelas en su cuello.
Los demás bailarines le prestaron aquellas telas para poder bailar y practicar su danza en tiempos libres. En la mente de carnicero, todas las telas de colores y translúcidas siempre quedaban bien el cuerpo del ángel.
—Puedo hacer una excepción por hoy...
El dedo índice del azabache se colocó debajo del mentón del rubio, luego lo elevó para que sus labios gruesos se eleven a la altura de sus propios labios cuando ambos sentían como sus belfos rozaban mutuamente. El ángel siente que su corazón se acelera, cuando ese hombre azabache tiene el poder agitar su corazón, como también su respiración con solo darle un mínimo toque.
—Hazlo.. quiero sentir tus labios sobre los míos.. sentirte de nuevo. — Ante sus palabras, el ángel nunca ha soltado su rostro, y sus manos acarician sus mejillas adorando la belleza de ese hombre.
Sentir sus labios nuevamente, es como sentir tocar el cielo. Todos sus problemas se desvanecen cuando le permite a este ángel acariciar su rostro en forma de cariño y consuelo. Todos sus pensamientos se alejan de su mente, cuando sus belfos sienten los suyos al chocar para forma un beso angelical. No quiere tocar otro cielo que no sea ese bello bailarín, no desea tocar otro cielo que no se vea igual al ángel, porque si tocará otro cielo, entonces perdería a su ángel.
—Estuve buscándote desde muy pequeño, no tienes idea cuánto he sufrido hasta encontrarte... No quiero que seas de nadie más, si no puedes ser solo mi ángel hasta que me lo digas con tus propias palabras. —Susurró Jeongguk contra sus labios, mientras sus ambas manos peinan el cabello dorado del ángel hacia atrás para apreciar aquellos ojos azules que le reflejan un bello océano, pero también dibujan un bello cielo al que pertenece.
La mirada del rubio se suavizó mucho más de lo que se encontraba, sus ojos azules sienten compasión por ese hombre cuando lo observa directamente a los ojos, y escucha sus palabras. Sus belfos se abren un poco pero son incapaces de decir algo al respecto, todo esto era nuevo para él porque ningún hombre antes lo vio como ángel, jamás se esperó que exista en el mundo un hombre que podía verlo de esa forma.
—La noche anterior realmente pude ser tu ángel..
—No lo entiendes aún.. no sonabas tan convencido de serlo.. te veía confundido al respeto, pero igualmente acepte pero aún no eres mi ángel.
El rubio intentó no sentir rechazo de parte de ese azabache, aunque realmente Jeongguk no estaba rechazandolo, solo quería que supiera que aún no se sentía preparado para ser su ángel, y pudo notarlo en tono de voz en la noche anterior. Hasta que el rubio no pudo evitar confesarlo.
—Era mi primera vez con un hombre.. no soy un bailarín con esa clase experiencia, solo se bailar y seducir a los hombres por dinero.. solo se dar besos pero jamás supe cómo se siente realmente el calor de otro cuerpo. — Susurró el ángel contra sus labios, como el carnicero lo había hecho.
Jeongguk sonrío una vez más pero satisfecho de escuchar aquellas palabras, realmente le encantaba saber que en realidad su ángel era tan puro como el cielo que el mismo sacerdote le describió, entre tantas platicas que tenían juntos cuando era un pequeño niño.
Le encantaba este nuevo juego de tentaciones que crecía entre ambos, y jugaban a quien seducía más al otro, o quien lograba tentar más que el otro con solo ser tan atrevidos como descarados, para que al final del camino, solo sientan como es el pecado o el deseo carnal. Jeongguk le gustaba tanto como Jimin, es por eso que el carnicero toma en puño el cabello de rubio del bailarín y lo jala un poco para poder hablarle mejor contra sus labios sin besarlo.
—Serás mío y de nadie más cuando me pidas que te joda tan fuerte... pero mientras tanto puedo esperar hasta que te sientas seguro de elegirme.— Dijo el carnicero entre dientes, cuando en su mente se interpone el recuerdo del rostro de Junseo. No desea que ese soldado lo tenga.
Cuando bailarín escuchó aquellas palabras, entonces se desconcertó cuando Jeongguk no se andaba con rodeos a la hora de ser un hombre decidido por luchar por lo que desea. Este carnicero intentó alejarse para marcharse, sus manos acariciaron las del ángel, y aunque el ángel intentó jalar de las manos de ese carnicero para que no se vaya, fue demasiado tarde porque este hombre fuerte se alejó volteando dirección a su camino hacia otro sitio del bar cuando tenía asuntos pendientes que resolver.
Es así que, el bailarín finalmente quedó solo en el bar mientras sus ojos observan la espalda y el cuerpo de ese carnicero alejándose del sitio.
Seguramente, está noche sea otra noche en la que soñaría con ese azabache mientras desea sus cálidas manos sobre la piel de su cuerpo. No niega que ha tenido fantasías y sueños con ese carnicero, el cual siempre era protagonista en su mente. Pero está misma noche, le demostraría a todos que no era solo famoso bailarín, si no que tenía un propósito en su vida, y era ganar el corazón de Jeongguk para que algún día este hombre pueda decirle lo tanto que lo quiere a su lado, quitando todo el deseo que ambos sentían.
𝐂𝐀𝐑𝐍𝐀𝐆𝐄
La puerta de la oficina de Min, aquel hombre de ojos gatunos, jefe de los Verdugos, y del clan en general, fue abierta con rapidez mientras este hombre se adentraba en su propia oficina. Seguido de él, estaba Jeongguk, aquel azabache con el ceño fruncido ante el pedido inesperado de Yoongi.
—¿Que carajos pasó? — Preguntó el carnicero. Sus ojos se clavaron en los de Min, esperando su respuesta.
Mientras tanto, Yoongi rodeó su escritorio y tomó asiento antes de responderle.
—Cierra la puerta antes.
Jeongguk la pateó poco con su pie, luego la cerró con su mano sin quitarla y apoyada contra la puerta. Sus ojos se movieron nuevamente hacia el rostro del hombre de ojos gatunos.
—¿Me dirás qué pasó? ¿Por qué me interrumpes en mi hora de trabajo?
—Ya te dije, es algo importante, se que te interrumpí cortando algunos.. trozos de carne, lo sé, pero lo que tengo para tí ahora es diferente.
—¿Cómo que? ¿Cazar animales, administrar el bar, disciplinar a los sobrevivientes o.. expulsar a los bailarines? Sabes.. no te dije aún pero puedo expulsarlos a todos.. pero menos a mimi. — explicó Jeongguk mientras daba unos pasos hasta tomar asiento frente a Yoongi, quien alzó una ceja dudoso.
—¿Quién es Mimi?
El azabache sonrío pícaro ante los recuerdos rápidos de un segundo que aparecen en su mente, y se trataban de aquel bailarín rubio, el recuerdo de esa noche en la que disfrutaron juntos. Sus expresiones placenteras, sus jadeos y su cuerpo desnudo, podía recordarlo todo en un segundo frente a Yoongi.
—Jimin. — Jeongguk susurró bajo su nombre, pero al ser la primera vez que mencionaba su nombre, se sentía algo estúpido. No era porque le caía mal aquel rubio, pero decir su nombre era extraño. Ya que para él, Jimin ya tenía su nombre, y era nada más ni menos que Ángel. Era como lo identificaba.
—Oh, Jimin. Está bien, pero mis oídos escucharon otra cosa la noche anterior. — Dijo Yoongi, una sonrisa divertida se dibujó en su rostro cuando el carnicero dejó de mover su bota y lo observó dudoso.
—¿Cómo que?
—¿Y tu podrías ser mi ángel? — Imitó Min aquel tono de voz profundo de Jeongguk mientras divertía de ver su expresión algo molesta en su rostro.
El azabache se movió de su asiento para colocar su antebrazo sobre el escritorio, el fuerte estruendo de su brazo contra este fue lo único que sonó en toda la habitación, y sus palabras salieron entre dientes mientras sus ojos grises se clavan amenazantes en los ojos gatunos del contrario.
—No le digas a nadie. ¿Quien te lo dijo?
—Doyun.
Jeongguk movió su boca a un lado mientras se alejaba lentamente del escritorio, cambiando su expresión por una neutra y luego se removió en su asiento, algo incómodo al oír ese nombre.
Sin dudas, Yoongi continúo.
—Estoy seguro de que sabes que provocas en Doyun, hace días que llegaste y enloqueció contigo. ¿Qué es lo que le hiciste al jefe de los bailarines? Sabes que es él quien se encarga del entretenimiento de los sobrevivientes. El bar necesita dinero para mantenerse, y el entrenamiento junto con el alojamiento es un buen negocio. Sin Doyun concentrado en el entretenimiento nocturno, entonces puedo perder el negocio.
Jeongguk hizo un bulto con su lengua contra su mejilla, y alzó sus cejas al tener que oír algo que es no creíble.
—¿Tengo la culpa de que tu bailarín se caliente con el primero que ve? No creo que sea yo el problema.
—Es que aún no te das cuentas.. te encuentras en mente de Doyun.. solo mírate a un espejo y comprenderás. ¿Cómo crees que Jimin, el famoso bailarín de esta ciudad, se fijó en ti? Demasiada belleza. — Yoongi movió su mano hacia unos de los cajones del escritorio, luego sacó una cajetilla de cigarrillos y la extendió en dirección al azabache.— ¿Fumas?
El carnicero lo pensó por unos minutos antes de aproximar su mano a la cajetilla, quitó un solo cigarrillo y lo llevo a sus labios. Luego aceptó el mechero que Min le ofreció para encender la punta del cigarrillo.
—Cambia de tema.
—Cambiare de tema. — Repitió Yoongi, su mano tomó unos papeles de su cajón y lo alzó sobre el escritorio para que el azabache pueda observarlos a simple vista.— Tienes suerte, tienes trabajo. ¿Cómo te llevas con el sigilo? Es una misión individual, solo tú.
—¿Solo yo?
—Olvídate de Tae, irás solo.
Jeongguk le dió una calada a su cigarrillo, luego soltó el humo antes de tomar los papeles sobre el escritorio y darle un vistazo a lo que decía.
—¿Rescatar a un científico? ¿SeokJin?
Yoongi asintió mientras recargaba sus codos sobre el escritorio y apoyo su mentón en sus manos entrelazadas.
—Hace días atrás, recibí un corta llamada de SeokJin, quien por supuesto, es un viejo amigo y un excelente científico que escapó del laboratorio juntos a sus compañeros cuando los zombies atacaron el sitio. —El hombre de ojos gatunos soltó un suspiro.— Lamentablemente, muchos de ellos murieron mientras se alejaban de la ciudad y se perdieron en el camino siendo devorados. SeokJin se encuentra en peligro, ha llegado a esta ciudad pero aún así se encuentra pedido. Es así que tu trabajo es rescatarlo y traerlo sano al bar. Necesitábamos a ese científico y tiene todas las respuestas relacionadas a lo que sucede en las calles.
—Y.. ¿No pensaste en los diablo? Van a matarnos a los dos allí afuera.
—Junseo te prestará su uniforme de diablo, pasarás desapercibido gracias a este. Pero si algún diablo sospecha de ti o se entromete en tu camino, no dudes en asesinarlo, es para eso que te enseñé a ser verdugo.
Jeongguk apagó el cigarrillo en el cenicero sobre el escritorio mientras sus ojos se clavan en los del hombre contrario, no le quita la mirada ni un segundo hasta a apagar con fuerza completamente el cigarrillo.
—No gracias, prefiero usar una bolsa de basura, es casi lo mismo.
—Quieras o no, lo harás. —Yoongi se colocó de pie bajo la mirada del azabache, luego sacudió su traje negro y sonrió ampliamente. Jeongguk fingió una sonrisa al verlo tan formal.
—¿Donde tan elegante, Min? ¿Un hombre o mujer? ¿Una cita o follaras directamente?
El hombre de ojos gatunos soltó una pequeña risilla ante las preguntas vulgares de su compañero. Negó como respuesta y su mirada se cruzó con los ojos del azabache.
—Nada de eso, nada vulgar de lo que supones. Hoy es el show de entrenamiento de Park, me daré un lujo de verlo por primera vez y no pienso perdermelo, puedo decir que practicó sus movimientos todo el día y espero que sea el mejor show.
—¿Que pasará con la misión?
—Hoy es una noche especial, no pienses en trabajo. Tu misión se llevará a cabo en la mañana siguiente, solo disfruta tu noche libre por hoy.
Yoongi salió detrás de su escritorio en camino a la puerta, pero se detuvo a un lado del carnicero, sus ojos lo observaron por el rabillo como Jeongguk también lo hacia en su dirección.
—Me gustaría saber que es lo que te cautivó de Park. ¿Sabes por qué? Porque ya somos tres. — Susurró Min, luego le dió unas palmadas en el hombro al carnicero antes de marchar de la oficina, dejándolo solo y algo confuso.
Porque ya somos tres. Jeongguk mordisqueó el labio inferior con celos ante aquellas palabras. Su rostro podía expresar lo que pensaba cuando ese ángel solo parecía atraer más hombres a la fila de pretendientes en la que el carnicero se encontraba desde el principio. Park era un bailarín, pero no cualquier bailarín, era uno que destacaba con belleza y talento que recorren todo su bello cuerpo. Sus ojos azules observan a todos los hombres pero cuando te observa por mucho tiempo, entonces has tenido suerte de ser notado por él. Jeongguk se siente afortunado de ser notado por su ángel, no sabe si es porque adora la atención de quien le gusta o solo no quiere sentirse rechazado.
Le encanta recibir la atención de bailarín rubio todo el tiempo, pero cuando no la tiene, su mente enloquece y es capaz de arrastrarse de rodillas hacia el bailarín para que le de cariño. No desea que otro hombre tenga el cariño y la atención que Jimin le da.
Antes de salir de la oficina, tomó los papeles sobre el escritorio y se colocó de pie para marcharse con la intención de bajar al primer piso del bar luego de dejar los papeles en su habitación. Tenía que ver el entrenamiento de Park.
[...]
Esta noche sería muy especial en el bar, tanto para aquellos sobrevivientes, amantes del entrenamiento de bailarines. Aunque también sería especial para Jimin, quien debutaría como bailarín exótico con su bella danza delicada y encantadora.
Sus pies descalzos subieron a la plataforma de baile, la iluminación del bar solo se enfocó sobre su cuerpo y rostro cuando estuvo preparado. La melódica canción comenzó, y la miradas de todos los hombres se posaron sobre su cuerpo para luego subir hasta su rostro maquillado con un delicado estilo, que hacía verse más sexy.
Las telas translúcidas azules que visten su cuerpo semi desnudo, en la parte de sus caderas y luego caen sobre sus piernas, contienen plumas pegadas a la tela. Estás mismas plumas poseen pequeños brillos que hacen que iluminación haga brillar su cuerpo. Su torso desnudo tiene pequeños brillos pegados a su piel suave y delicada, mientras que su rostro es cubierto por una tela azul translúcida que deja ver sus ojos delineados pero no el resto de sus facciones. Por último, su cabello peinado hacia atrás deja que se contemple mejor el maquillaje.
Su vestimenta de esta noche le creaba un efecto de misterio, encantador y hipnotizante.
Los hombres deseaban observar sus esbeltas piernas, es por eso que sus cabezas se ladean un poco sin sentirse avergonzados de que los descubran por sus miradas en otro sitio que no fuera el rostro de ese rubio. Pero Junseo, le molestaba como muchos hombres descarados observaban el cuerpo de Jimin como si se tratase de un trozo delicioso de carne, jugosa y muy apetitosa a la vista.
Se comportaban como animales.
El soldado dió unos cuantos pasos hacia una mesa vacía y tomó asiento para apreciar el baile de aquel bello rubio, mientras en una mano sostiene su botella de cerveza. No deseaba perderse el entrenamiento especial de esta noche, y no deseaba que nadie lo interrumpa, es por eso que sus ojos observan a su alrededor para no encontrarse con ese carnicero nuevamente. Lo detestaba demasiado.
Al desviar su mirada de su alrededor, se enfocó en el rubio que se sentó en la orilla de la plataforma mientras sus piernas se mueven con sensualidad y juegan con bajar de la plataforma en la que se encontraba, puede observar como los hombres supieran embobados deseando que ese bailarín baje para tener la oportunidad de observarlo de más cerca. Mientras tanto, alguien se sentó a su lado y solo lo observó de reojo para percatarse de que se trataba de un bailarín exótico con ojos verdes, quien vestía de las mismas telas translúcidas que Jimin, pero la excepción de estas era que eran de color oscuro como su maquillaje.
—Doyun.. es mi nombre. No te preocupes, yo sé el tuyo. — Susurró Doyun con un semblante serio y un tono cortante.
—No me interesa otro bailarín. ¿Qué es lo que deseas? — Preguntó el soldado con su mirada fija en el bailarín rubio, quien jugaba con la cordura de todos los hombres al bailar sensualmente.
Doyun fingió una sonrisa.
—Jamás te daría un servicio mío. Solo quiero que sepas que lo único que haces es perder lado de Jeongguk. Park ya lo tiene a sus pies como Jeongguk tiene a sus pies a Park. Tú y yo somos iguales de fracasados.
Junseo volteó un poco hacia la dirección de ese bailarín y su expresión confusa provocó una sonrisa ladina en este último.
—¿Fracasados? ¿Tú y yo? Te equivocas. Algún día, así como me ves, fui el amor que lo salvó de muchos zombies. —El soldado demostró su media sonrisa.— No tienes idea de cuánto valgo para Park.
Pero Doyun volteó sus ojos algo astuto cuando era obvio que Park se inclinaba hacia otro hombre que no era ese mismo Junseo.
Mientras ambos platican, en otro punto de vista, el ángel se mueve entre los hombres y puede sentir las miradas perversas de todos esos mientras su cuerpo se mueve con sensualidad al caminar. Sus brazos hacen movimientos delicados al ritmo de la melodía, sus caderas se balancean suave de un lado a otro y sus piernas no se quedan atrás con su caminata tan felina que puede crear.
Antes de hacer su siguiente e inesperado movimiento, sus ojos le dieron una rápida mirada al hombre de ojos grises, quien bajaba las escaleras del bar desde el segundo piso, y se detenía cuando sus ojos se posaron en su ángel bailando entre tantos hombres embobados, que deseaban abalanzarse sobre su cuerpo.
Taehyung y Yoongi, ambos en una misma, desviaron sus miradas hacia otra parte cuando Jeongguk llegó al bar, y le dieron caladas a sus cigarrillos mientras observan la noche fuera del sitio a través de las ventanas, fingiendo que no observaron nada del entrenamiento. Deseaban evitar un pequeña pelea con el carnicero, seguramente sus celos puede atraparlos a ambos observando algo que no deben.
—Linda noche. — Susurró Taehyung mientras fingía no haber visto a Park bailarín en todos estos minutos. Min asintió ante sus palabras.
Fue una buena decisión observar por la ventana, ya que el ángel tuvo el atrevimiento de colocarse en el suelo sobre sus manos y rodillas, para luego comenzar a gatear por el suelo mientras incitaba a todos esos hombres a suspirar completamente desesperados por obtener su sensual cuerpo.
Todos los hombres lo rodeaban pero aún así mantenían su distancia, formando un círculo dónde Park era el centro y el protagonista de sus fantasías con bailarines tan bellos como él.
Jeongguk se congeló en su lugar, el cigarrillo entre sus labios fue alejado poco a poco con sus dedos mientras observaba con sus propios como ese ángel gateaba y se veía tan caliente al hacerlo. Tomó un profundo respiró cuando su mente solo imaginaba como sería caminar hacia el rubio, tomarlo de la cintura y subirlo a la barra de tragos para arrancarle todas sus telas mientras lo hace suyo frente a todos los hombres. Ya no sabe distinguir la realidad entre imaginación cuando por segundos su mente fantaseo de esa forma, mientras el ángel aún gatea y luego se coloca pie para caminar hacia la barra de tragos.
Sus ojos grises se mueve hacia el ángel, quien sube a la barra de tragos con la ayuda de los hombres que les extienden sus manos para ayudarlo a subir. Desde ahí, comienza otro baile lento mientras sus pequeñas manos suben lentamente las telas translúcidas que tapan sus piernas, y les da a esos hombres lo que desean observar, estos mismos no pueden evitar ladear sus cabezas nuevamente para contemplar la piel suave de sus piernas.
Sus pies desnudos empujan sutilmente las botellas de cerveza sobre la barra y provoca que caigan al suelo con un fuerte sonido al romperse, pero no importaba, ya que lo que importaba era que el entrenamiento de Park estaba siendo un éxito con todos esos hombres que depositan sus billetes, y todo el dinero que tenían, en una caja mediana de cristal colocada sobre una mesa en la entrada del bar.
Jeongguk se aproximó entre los hombres hasta llegar a la barra de tragos, y le regaló una media sonrisa a ese ángel cuando este también le dió una mirada mientras sus caderas de mueven de un lado a otro, sin ser un movimiento exagerado. Luego sus pies se dirigen hacia colocarse frente al carnicero, sin bajarse de la barra, mientras sus manos aún suben un poco más las telas que cubren sus piernas, enseñándole un poco de su cuerpo.
Doyun le dió una mirada rápida a Junseo, quien observaba todo con atención y celos que se reflejan en su rostro molesto cuando ese carnicero tenía el descaro de observar las piernas a Park.
—No vales mucho para Park. — Susurró el bailarín mientras su sonrisa ladina y maliciosa se dibuja en su rostro, pero se borra cuando sus ojos captan a Jeongguk entre los hombres que adoran a Park. — y yo tampoco.. pero a diferencia de ti, es que tengo tiempo de cambiarlo todo.
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