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XXXII: Arte de la seducción II

❝Mentalmente no me encuentro aquí porque cuando tus manos me tocan, entonces viajo al paraíso.❞

¿Otra vez seduciendo? Otra vez desea seducirlo.

No puede darse por vencido. El fuego que siente por él en lo más profundo de su cuerpo quema y si no se lo demuestra, entonces continuará quemando. Cada vez que sus dedos acarician las mejillas del azabache, es una línea que sus dedos trazan y queman cuando siente su tacto.

Sentado sobre el regazo del azabache, sus manos no dejan de acariciar su mejillas, luego bajan por su cuello tatuado y siguen hasta toparse con la chaqueta de mezclilla que poco a poco abre cada botón que va dejando su torso desnudo como también marcado a la vista de esos ojos océano. Su labio grueso y inferior se encierra por sus dientes al morderlo cuando su vista es la tentación.

El colgante aún en su cuello cae sobre la piel y la manera en que combina con su torso desnudo es una imagen demasiado caliente.

Tendré que rezar luego de esto.

El carnicero tenía motivos en su mente para rezar luego de esto pero el ángel se alejó ante sus ojos para enseñarle algo de lo que debía rezar luego pero con un motivo verdadero.

Puedes rezar después de ver esto..

Cuando el ángel se alejó de sus brazos, solo fue para enseñarle lo bello que era en cuerpo completo y desnudo. Es así que jugó con la tentación quitando su ropa lentamente mientras sus ojos océano no se quitan de los ojos grises del carnicero, quien sonríe cuando el rubio se despojó lento de sus ropas como si estuviera bailando para él.

Jeongguk sonrío levemente mientras sus ojos recorren todo el cuerpo del ángel y se siente afortunado de tener la mejor vision que pudo desear. No solo eso, también se siente orgulloso de si mismo cuando tiene los mejores gustos.

Primero lo observó quitando su ropa superior, luego su ropa inferior y solo quedando con su ropa interior para volver a abalanzarse sobre el cuerpo del contrario sobre la cama mientras sus labios se encuentran de nuevo mutuamente.

La danza de labios comenzó, los belfos del ángel son traviesos, jamás los sintió de es manera. La forma en que atrapan y succionan los labios finos del contrario le provocan jadeos al dueño de estos. Es inevitable para el rubio no atrapar entre sus belfos gruesos el labio inferior del azabache para succionar sin provocarle daño alguno, solo quiere oír sus jadeos.

Las manos del carnicero no se quedan atrás, no desean quedarse quietas. Es así que se mueven hacia el rostro del contrario para profundizar el beso hasta que su sinhueso se atrevió a lamer un poco sus belfos para darle la señal de que deseaba entrar entre estos para encontrarse con su otra invitada al beso.

El ángel abrió sus labios levemente conociendo ese movimiento y sus ojos se abrieron un poco cuando se asombró al sentir como ese azabache adentraba su lengua en su boca como un experto en el beso. Aunque se asombró un poco más cuando su cabello rubio fue tomado en un puño y luego de eso fue jalado un poco junto a su cuerpo para caer sobre la cama, a lado del azabache, quien no se detuvo y volvió atacar sus labios junto con su sinhueso.

Mientras su rostro se encontraba quieto por el puño que jalaba su cabello rubio, su cuerpo era acariciado con otra mano libre del carnicero que se movía por una de sus piernas desnudas, subía por el lado lateral de cadera y se aproximaba para acariciaba su cintura delgada. Suave y lento.

Poco a poco, mientras sus labios finos se mantienen ocupados devorando los labios contrarios, su fuerte cuerpo se comenzó a mover lentamente hasta colocarse entre las esbeltas piernas del bailarín. Su cadera fue rodeada por las mismas piernas de este para que no pueda escapar. El ángel no deseaba dejar ir al carnicero.

El cuerpo del bailarín es realmente.. deseable ante sus ojos grises. Sus manos no se detienen, desean tocar cada parte de su cuerpo, sentir su piel cálida y desnuda bajo el tacto de sus dedos.

Alejarse de sus labios gruesos puede ser un poco doloroso pero en realidad puede curar ese dolor con solo observarlo hecho un desastre con solo un beso que acabó con su delicadeza. Su cabello rubio completamente despeinado, sus labios hinchados y rojos, mientras que su cuerpo solo tenía algunas marcas de sus dedos al estrujar sus muslos bajo sus manos. No podía evitar apretarlos cuando los acarició lentamente.

El carnicero se quitó su chaqueta de mezclilla y luego el resto de su ropa superior debajo de esta, solo quedando en su torso desnudo y el colgante de fé en su cuello, que cuelga y se sacude cuando su cuerpo se mueve.

Los ojos océano del ángel pueden apreciar aquel colgate por unos segundos, la forma en la que se balancea de un lado a otro por los movimientos del cuerpo del dueño, quien lo lleva con el siempre. Sus pequeñas manos no pueden evitar no extenderse hacia el azabache, pidiendo una sola cosa sin hablar y con solo darle un mirada tierna.

Jeongguk sonrío, luego bajó su mirada a su colgante cuando esos ojos se enfocan en este y comprende lo que desea. No tiene opción, no iba a negarle lo que deseaba, así que se quitó su colgante y lo aproximó hacia el rubio para luego colocarlo está vez en el cuello de este.

Solo por esta vez.. solo por esta noche, te permito usarlo.”

Susurraron sus delgados labios cerca de los suyos mientras se rozan y sus respiraciones chocan como sus cálidos alientos también lo hacen al tener sus rostros tan cerca mutuamente.

No puede sentirse más especial está noche al llevar su colgante en su cuello, al fin obtuvo algo de ese azabache sin que resultará muy difícil. Al principio creyó que no funcionaría pero su mirada siempre le ayudaba a obtener lo que deseaba.

Mientras que entre sus dedos acariciaba la cruz del colgante, en su rostro se dibujó una sonrisa contento al mismo tiempo que sentía los pequeños besos del azabache trazar una línea desde su mejilla hasta su oido para susurrarle palabras que no podría decir si aún llevaba su colgante. Es como si le hubiera ayudado a ser un poco más... libre.

El ángel mordió su labio inferior cuando oía cada palabra en su oido mientras su mano apretaba fuerte el colgante. Sus párpados se cerraron para que su mente se concentrará mejor en lo que comenzaba imaginar gracias a sus palabras en su oido junto a ese cálido aliento que choca en su piel como sus labios al rozar y siente como su cuerpo se estremece.

En este momento es imposible escapar si es que lo deseaba antes, bajo el encanto de ese carnicero es imposible de escapar. Pero no desea huir, quiere permanecer debajo de su cuerpo mientras su oido escucha todo lo que su voz le dice con lujo de detalles, incluso puede oír su risilla traviesa entre sus palabras sucias.

Cuando su mano duele de tanto apretar aquel colgante, ambas toman un rumbo diferente ahora y se acercan a la espalda del carnicero cuando su mente recuerda que posee ese tatuaje que le gustó desde el día que lo espió. Entonces deseó tocarlo, sus dedos pueden sentir lo suave que es su piel sin importar que exista tinta allí pero no le importa demasiado, solo quiere acariciar su gran tatuaje que cubre toda su espalda.

Le encanta como todos sus tatuajes se ven junto a su cuerpo pero adora mucho más como se ve su espalda, es su parte favorita.

Sus belfos gruesos son aún más traviesos que los suyos, también pueden susurrar al oído del azabache y sus palabras son las más inesperadas para su sorpresa. Sus ojos grises demuestran un poco de asombro porque todo el asombro lo tiene su mente cuando jamás se esperó que ese bailarín le pida algo tan deseado para el.

Quiero ser un ángel... Convierteme un ángel.”

Su tono de voz es suave y tímido como su mirada que se clavan en sus ojos grises, esperando mientras tanto la respuesta del dueño de estos pero el carnicero no podía evitar suspirar embobado ante sus palabras que congelaron su mente por unos segundos cuando lo que le pide ese ángel es prácticamente lo que ya es.

Pero no podía negarse a convertirlo en ángel si lo deseaba.

¿Serías mi ángel?”

Pero el rubio no está muy seguro de la pregunta que el carnicero le hace. Mejor dicho, su rostro demuestra duda y confusión porque no cree que sea posible volver su ángel, según lo que su mente piensa es que los ángeles no son de nadie pero Jeongguk no piensa lo mismo, y tan solo por esta noche no comprenden lo que el otro desea exactamente.

El bailarín desea saber que es ser un ángel para el carnicero, y este último desea hacer suyo al rubio con las palabras de que finalmente sería su ángel pero el rubio no sabe que ser un ángel en realidad es volverse suyo. Taehyung no le explicó demasiado y las confusiones crecen.

¿Ser tu ángel?”

Jeongguk asintió ante su pregunta mientras espera que ese rubio acepte.

Eso es imposible.. ¿Realmente puedo ser tu ángel?”

¿Entonces no es lo que buscas esta noche?”

Es una desilusión, al verlo negarse ante su pregunta fue lo que desilusionó a su mente pero confundió la mente del rubio. Ninguno comprendía lo que el otro deseaba, y eso provocó que Jeongguk se aleje de él mientras busca sus ropas con la mirada para vestirse de regreso. No haría nada de lo que ese ángel no desee aunque en lo profundo desea hacer un desastre a ese rubio.

Y es una confusión para el bailarín observar como el azabache se intenta colocar sus ropas nuevamente pero lo detiene con solo tomarlo de su brazo antes de que se marche, no desea que se salga de esta habitación, solo quiere que se quede toda la noche.

No te vayas, quédate esta noche.”

Nada de lo que deseo es lo mismo que tu deseas, luces confundido.. es mejor que me vaya.”

Pero no puede detenerlo, Jeongguk se colocó su ropa pero no su chaqueta, está solo la lleva en su mano y caminó hacia la puerta cuando se colocó de pie. Dió unos pasos hacia la puerta y palmo su cuello al darse cuenta que se olvidaba de algo tan preciado para el. Pero al voltearse, sus ojos se perdieron en la bella visión y su mente creó esos escenarios impuros de deseo carnal. Sin dudas tenía un problema con aquel pecado.

Su mano se apretó fuerte en el pestillo de la puerta cuando su objetivo era abrirla para marcharse rápido de la habitación pero su error al voltear de regreso al ángel, provocó que no quiera irse está noche.

Puede observarlo colocarse de pie después de llamarlo por su nombres, sus ojos grises siguieron su cuerpo moverse hasta fuera de la cama para colocarse a un metro de distancia entre ambos antes de decir las siguientes palabras que provocó que todo se vaya a la mierda con todo lo que tenía a que ver con su alrededor. Luego de oírlo, no deseó nada más que regresar entre sus piernas como antes.

”No te vayas.. no te vayas esta noche.. mi mente lo pensó rápido cuando no lo comprendía y.. realmente quiero ser tu ángel.”

Jeongguk solo pudo humedecer sus labios ante sus palabras, luego mordió un poco su labio inferior mientras sus ojos son tan descarado cuando lo observan de arriba abajo cuando aún se encontraba semi desnudo.

Dilo de nuevo..”

Yo.. hazme tu ángel, ya no puedo volar.. solo tómame y cuídame.”

𝐂𝐀𝐑𝐍𝐀𝐆𝐄

Tan pronto su mano soltó el pestillo, sus botas de movieron rápido hacia su dirección para que sus brazos rodeen el cuerpo del ángel y lo pegue a tu pecho mientras ambos caminan en sentido contrario. El rubio retrocedía con torpeza mientras el azabache avanzaba sin dejar de abrazarlo hasta que su objetivo era subir el pequeño cuerpo, que su brazos rodean, sobre un escritorio pegado a una ventana.

Tan solo por unos segundos, dejó de abrazarlo para arrojar todos objetos sobre el escritorio al suelo, logrando dejarlo vacio para lo que tenía en mente. Solo tomó por la cintura al ángel y lo subió sobre el escritorio antes de atacar sus labios nuevamente en un beso hambriento que extrañaba sus belfos sin importar que pasaron minutos desde que los besó.

¿Por qué debo tener un ángel en mi vida, sacerdote?

Su pequeño yo de sus recuerdos resuena en su mente mientras su yo adulto se encarga de buscar un ángel para su niño interior, solo tiene el trabajo de consentir a su pequeño niño. Es así que se encarga de que sus manos acaricie cada centímetro de piel que posee ese rubio, luego se mueven suavemente hacia su ropa interior y la baja lentamente mientras sus labios nunca piensan abandonar los belfos gruesos que se han vuelto una adicción en su vida junto con el cigarrillo.

Sus pequeñas manos no desean quedarse inmóviles mientras las manos de contrario hacen todo el trabajo, solo quiere sentir como se siente desvestir a un hombre en esta situación. Sería su primera vez con un hombre y en general.

Era un bailarín demasiado puro aunque no lo parecía, no sabía que se sentía compartir el mismo calor y chocar pieles con alguien, solo sabía cómo era sentir sus labios sobre otros.

Poco a poco sus dedos toman la orilla de su ropa superior y la sube para quitársela por encima de su cabeza. Por unos segundos, sus labios se separan mutuamente pero regresan para chocar nuevamente mientras ahora sus dedos se encargan de arrojar lejos su ropa y esta cae al suelo.

Sus manos fuertes se alejan de su pequeña esbelta cintura que posee el bailarín y se mueven para peinar el cabello rubio de este hacia atrás mientras sus finos belfos se niegan a dejar los suyos. Sus respiraciones se agitan, el aire en sus pulmones comienza a escasear pero el carnicero no quiere alejarse, aunque finalmente se obliga a darle un respiro al ángel. Sus besos no se detienen y se depositan en sus mejillas mientras escucha la respuesta agitada del rubio en su oido.

Los brazos fuertes y tatuados del carnicero rodean la cabeza del rubio mientras sus besos aún se depositan en su mejilla trazando un camino hasta sus labios de nuevo pero da un pequeño piquito aunque se encuentre levemente abiertos recuperando el aliento. Sus ojos grises captan que el contrario posee los párpados cerrados y eso lo hace sentirse seguro de que se encuentra disfrutando.

Sus caderas son rodeadas por las delgadas piernas del bailarín y es atraído mucho más a su cuerpo. El ángel no deseada dejarlo escapar y lo atrapa entre sus brazos como también con sus piernas para que sienta toda su piel desnuda.

Su primer jadeo de placer ocurre cuando la mano del carnicero se mueve descaradamente hasta tomar su miembro y comenzar a crear un vaivén de arriba abajo, provocándole placer mientras todos sus jadeos son atrapados por los labios del contrario.

No quiere ser egoísta con el placer que siente. Quiere él también sienta lo que su cuerpo siente y en la manera que lo hace estremecer bajo el movimiento de su mano.

“No me dejes solo con este placer..”

Su susurro arde contra la piel de su oreja y su labio inferior se muerde cuando oírlo compartir su placer es más que una invitación para que juntos disfruten.. es una invitación de un ángel, finalmente tiene una.

“No te dejare solo.”

Su pantalón cargo y oscuro se baja un poco, pero no completamente, con ayuda de sus pequeñas manos antes de continuar con lo que tiene en mente. Ambos disfrutaron del mismo placer cuando su mano tomó ambos miembros para juntarlos y disfrutar del vaivén que su propia mano hace de arriba abajo para sentir lo que su ángel siente.

Bajó el hechizo de sus ojos océano, se siente cautivado sin demasiado esfuerzo. Por primera vez puede confirmar que los ojos del ángel poseen un hechizo demasiado bello y hipnotizante que lo atrae cuando lo observa fijamente a los ojos. Cuando desean algo, simplemente lo obtienen.

El vaivén de su mano se mueve más rápido y puede oír sus jadeos transformarse en gemidos de placer que chocan contra sus labios mientras que para sus oídos es una bella melodía que jamás ha escuchado antes, pero que ahora solo desea escucharla todos los días.

Puede sentir el ardor en la piel de su espalda cuando el ángel rasguña al sentir placer por primera vez de esta forma y para él es un mundo nuevo como también lujurioso, al que cae poco a poco cuando el placer aumenta cada minuto.

El escritorio es frío contra la piel de su espalda cuando su cuerpo es recostado sobre este mientras su cabeza se recarga sobre la ventana detrás de este. No le molesta la posición en la que se encuentra cuando su cuerpo se estremece mucho más que antes y su mente se nubla cuando se siente tan bien sentir ese fuego que arde en su piel.

Su cerebro se relaja, los pensamientos se acaban y finalmente su cuerpo comienza a dejarse llevar cuando todo está bien. Solo quiere sentir un poco más de ese placer que por primera vez lo hunde en una llama de lujuria. Involuntariamente muerde su labio inferior cuando se siente tan cerca de obtener su primer orgasmo cuando el carnicero se encarga de ese vaivén tan lujurioso que hace con su mano.

Su labio inferior jamás deja de morderse cuando escucha como ese azabache gime y jadea de placer contra su oreja cuando puede sentir el mismo placer que su ángel.

Sus pequeñas manos son traviesas un poco más y acarician el abdomen del azabache mientras su espalda de arquea un poco al sentirse tan cerca como también en el punto máximo de su placer, sus labios gruesos no pueden evitar no gritar su nombre cuando finalmente siente su orgasmo y su todo su cuerpo sufre de espasmos mientras poco a poco se libera junto al carnicero.

El carnicero regresó a su realidad luego de aquel placer y se dió cuenta lo había hecho. Se alarmó cuando acababa de hacer algo demasiado impuro con aquel bailarín, y aunque intentó alejarse del cuerpo de este, el rubio no se lo permitió y lo atrapó contra su cuerpo nuevamente para que no se escape del placer.

“Te atrapé.. ya no puedes huir de mi."

Sus rostros tan cerca mutuamente, su cálido aliento puede sentirse contra sus finos labios y alimenta todas sus fantasías que su mente imagina con solo tenerlo bajo su cuerpo, observandolo con esos ojos tan azules como el océano de día. El ángel estaba feliz porque su color de ojos lo delataba completamente.

“Ya encontré al hombre que puede satisfacerme..” Susurró el ángel contra sus labios mientras una de sus manos peinó con delicadeza su cabello azabache hacia atrás.

Y antes de besar sus labios, la puerta de la habitación se cierra lentamente a sus espaldas cuando unos ojos verdes espiaron absolutamente todo lo que ocurrió esa noche mientras su mente comienza a odiar a esa pareja, pero mucho más a Park.

A la mañana siguiente, un Jeongguk con una sonrisa en su rostro bajó del segundo piso del bar y se aproximó a una mesa vacía cuando su café ya se encontraba listo gracias al bartender del sitio, quien elevó su pulgar hacia el azabache indicándole que su desayuno se se encontraba listo y continúo con la limpieza de su barra de tragos.

Jeongguk desvío su mirada a su alrededor cuando la única mesa ocupada era la suya mientras que todas las mesas se encontraban vacías, ya que ningún hombre estaba allí además de él, solo el bartender limpiando sus vasos.

Su mano se movió hacia su bolsillo trasero, dónde busco su paquete de cigarrillos y luego acercó uno de estos entre sus labios. Arrojó la caja de cigarrillos sobre la mesa para poder sacar su mechero y encender la punta del cigarrillo entre sus labios mientras le daba unas cuantas caladas para poder encenderlo mejor.

Expulsó el humo fuera de su boca cuando consiguió encenderlo y arrojó mechero sobre la mesa para luego tomar la taza de café en una de sus manos para poder beber un sorbo pero antes quitó el cigarrillo de sus labios. Antes de darle aquel sorbo, alguien más se sentó a su lado pero no observó de quién se trataba hasta que escuchó su irritable voz.

—Jeongguk, estuviste tan bien anoche.. ¿Cuando será mi turno de disfrutar de tus manos? — Preguntó el bailarín de ojos verdes con un tono coqueto cerca de su oido mientras su cuerpo poco a poco se pega al brazo del carnicero, invadiendo su espacio.

—Nunca. — Respondió seco el carnicero, luego le dió un sorbo a su café sin esperar su respuesta.

Doyun bufó un poco molesto al recordar lo que sus ojos observaron la noche anterior. No podía evitar voltear sus ojos cuando la molestia se ve en su rostro, pero tenía algo mejor que eso porque no se daría por vencido aunque sea rechazado.

No importa cuánto desees a Park, él jamás podría desearte a ti como yo si lo hago. Su fama lo volvió un bailarín que desecha a todos los hombres que tiene, muy pronto se aburrirá de ti. No le gustan los hombres fáciles.

Jeongguk sonrió ladino cuando sus palabras no eran tan creíbles para su mente. Aún así, decidió fingir que realmente le importaba lo que le decía.

—¿Que te hace pensar que soy un hombre fácil? — Interrogó el carnicero, quien se volteó hacia el bailarín de ojo verdes y sus miradas conectaron mientras sus rostros estan demasiado cerca.

Doyun suspiró algo embobado cuando aquellos ojos grises lo observan tan cerca hace su cuerpo estremecer y provoca que su corazón lata mucho más rápido mientras su respiración se agita.

Solo quiero cuídate de Park, yo podría tratarte mejor.

No me gusta que me cuiden, ni lo pienses.

Pero el bailarín de ojos verdes no puede oír nada de lo que sus labios dicen porque se sienten hipnotizados por el movimiento que hacen cuando habla y siente deseo de besarlo más que nunca, tiene un impulso tan fuerte su mente no dudaría en hacerlo.

¿Por qué?

Nadie me ha cuidado antes, ni siquiera cuando era niño...

Jeongguk se alejó de aquel bailarín, se olvidó de que deseaba tomar su desayuno pero ya no tenía ganas, por ende, se colocó de pie y tomó su cosas sobre la mesa antes de alejar de la mesa con la mirada de Doyun sobre él. Dejándolo solo en aquella mesa con muchas preguntas y dudas en su mente con respeto a sus palabras.

¿Nadie cuidó de él incluso cuando era un niño?

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