XXX: El pasado y el presente.
❝Bajo el hechizo de sus ojos, me observa con encanto solo a mí.
Puedes sentirte celoso de nuestra conexión porque prometo quedarme con el.❞
—
¿Aceptas competir contra mi?
Doyun tiene valentía para enfrentarlo, quiere competir por el cariño de un hombre que el ángel tiene a sus pies pero este último no permitirá que otros se lo arrebaten fácilmente. Luchara para quedarse con Jeongguk aunque sea difícil de obtenerlo, pero sabe que puede seducirlo para que sus ojos grises solo lo observen a él y no a Doyun.
Hace mucho tiempo que no compite por un hombre como los viejos tiempos y esto le crea un poco de adrenalina cuando su mente se asegura de que puede ganar esta pelea contra Doyun. El mejor seductor se ganará la atención y el toque de ese carnicero.
—Acepto pero admite que perderás.. el no es para tí, Doyun.
Pero en nombrado se burló con una pequeña sonrisa.
—No conoces nada de mi y de mis armas de seducción. Después de todo.. tú y yo conocemos las mismas técnicas de seducción que alguna vez el club nos enseñó.. será difícil pero no dejaré que te lo quedes.
El ángel cruzó sus brazos, ladeó su cabeza sin dejar de observarlo con diversión antes de responder mientras poco a poco sus ojos se desvían hacia ese colgante falso del Doyun.
—¿Algo más que debas decirme?
—Soy mejor que tú, Park.
Pero el famoso bailarín no tendría piedad contra el contrario cuando se trataba sobre un hombre que aún intentaba enloquecer con sus coqueteos y siempre deseaba seducirlo cuando se encontraban solos. Luego de probar esos exquisitos belfos finos, ahora no deseaba otros labios que no sean los de Jeongguk y se quedaría con el dueño de estos para siempre besarlos cuando ambos se encuentren solos.
El ángel movió su mano rápido hacia el colgante de Doyun y lo tomó para jalarlo tan fuerte que se lo arrebató, sin importar que lo destruyó para quitarlo de su cuello. El dueño de este palmo su cuello asombrado de que ya no lucía aquel bello colgate que ahora se encontraba en el puño del bailarín rubio, quien sonríe ante sus movimientos desesperados por recuperarlo pero solo puede observar rápido cómo Park lo lanzó lejos, provocando que este caiga sobre la plataforma de baile detrás de las espaldas de Doyun.
—¿Eres un bailarín exótico, Doyun? Busca el pago de esta noche.
El rubio dió un chasquido de dedos en alto, y luego de eso, retrocedió unos cuantos pasos mientras sus ojos observan como aquel bailarín sube a la plataforma con movimientos desesperados en busca de un colgante roto que no es más que falso. Podría observar un poco más pero prefería mantenerse ocupado de algo más.
Su noche era de oro, sabía que la competencia con Doyun acababa de comenzar y no tenía pensado perder ante ese bailarín celoso pero también deseaba relajarse un poco.
Nada mejor que una buena botella de cerveza de la barra de tragos, solo se aproximó hacia esta con sensualidad mientras todas las miradas de esos hombres lo observan de arriba abajo contemplando la verdadera belleza de un bailarín tan famoso como costoso. El ángel se adentraba entre demasiados cuerpos de los hombres que intentaban acorralar su cuerpo pero él solo les regalaba una sonrisa antes de continuar hasta la barra pero algunos hombres se sienten tan hipnotizados que son un obstáculo para su camino pero logra esquivarlos con una sonrisa coqueta en su rostro hasta que se recargó en la barra.
Sus ojos azules se enfocaron el bartender que se aproximó a él para oír su pedido susurrado en su oreja cuando el único sonido fuerte era de las voces de todos los hombres platicando entre ellos.
Solo pidió una botella de cerveza y abierta listo para consumirla. Sus pedidos son órdenes y el bartender le extendió la botella para que la tomará para luego regalarle un guiño antes de continuar con los pedidos de otros clientes. El ángel no se asombró ante ese guiño, solo sonrío levemente y luego bebió un sorbo de su botella mientras recargaba sus codos sobre la barra.
Podía oír los susurros de los hombres hablando de su belleza, cuerpo y rostro. Todos esos sobrevivientes parecían jamás haber visto antes una belleza como la del ángel pero era normal en su vida que los hombres se asombren tanto con lo irreal que se veía.
Su concentración se apoderó de su mente por minutos mientras disfruta de su cerveza pero alguien más interrumpe sus pensamientos cuando siente como sus hombros se siente algo pesados con un brazo que pasan por encima de estos y un cabello azabache se sacude a mueve a su lado. Parece ser que ese azabache despeinó su cabello un poco para verse un poco mejor para su estilo nuevo, el cual cambió al subir el segundo piso y luego de la reunión con Min.
Jeongguk.
El mismo hombre que sonrío cerca de su rostro y luego le arrebató su botella para darle un sorbo, completando un beso indirecto entre ambos, después volvió a colocarla sobre la barra frente a sus ojos azules.
Este hombre, coloca una mano en el otro lado de la cabeza del rubio, mientras acaricia sus mechones dorados, y la atrae para susurrarle al oído. Sus labios rozan contra la piel de su oreja y crea fantasías con ese cálido aliento.
—¿Solo? ¿Necesitas compañía? — Susurró en su oido, su voz ronca y profunda estremece todo su cuerpo, de cabeza a pies.
El ángel bajó su cabeza un poco mientras en su rostro se dibuja una sonrisa tímida y un sonrojo en sus mejillas. Sus belfos dejan escapar una pequeña risilla nervioso como su corazón que comienza a bombear tan rápido que siente que puede escaparse de su cuerpo.
—Un poco..
—¿Un poco? Entonces quédate solo..
Jeongguk amenazó con alejarse de su lado pero el ángel tomó el brazo sobre sus hombros y no permitió que el azabache lo quitará para que no aleje de su lado. El carnicero sonrío divertido cuando el rubio lo pegó a su cuerpo y a su lado. Su compañía era bonita como él.
—La chaqueta de mezclilla te queda muy bien. —Los bellos ojos del ángel se encontraron con los suyos mientras sus lindos labios le susurran.
En respuesta a su halago, el azabache mordió su labio inferior algo nervioso por primera vez cuando ese ángel le expresó su gusto por el estilo de ropa que llevaba, jamás pensó que podría verse bien con solo llevar una chaqueta de mezclilla.
—La robe del armario de Yoongi.
El rubio le dió un sorbo a su botella y luego sonrío como respuesta mientras los ojos del contrario se enfocan en sus labios gruesos alrededor de la boquilla de la botella, de la que segundos después se alejan.
La mano del ángel se alejó de la botella para tomar desprevenido al azabache, sus dedos acariciaron el cabello del carnicero y lo peinó hacia atrás mientras sus ojos se encuentran mutuamente, conectando miradas que pueden penetrar sus almas hasta lo profundo como también podrían tentarse para que sientan el siguiente paso entre ambos que se depara en el futuro.
Jeongguk sonrío satisfecho cuando al sentir el tacto del ángel en su cabello azabache, fue mucho más que un deseo que poseía en lo profundo de su mente. Fue como una fantasía de saber cómo se sentía que ese ángel acariciara su cabello en acto dónde ambos se encuentren solos en su propio mundo sin importar que a su alrededor existan muchos desconocidos.
Tomaría la iniciativa una vez más como cuando lo besó dormido en la última noche bajo la iluminación de la luna, está vez el carnicero estaba decidió en besar sus labios nuevamente cuando el primer paso en tomar su rostro en sus manos se cumplió.
El ángel supo su intención cuando sintió sus manos tomarlo por el rostro, y no se resistió, solo se dejó llevar cerrando sus ojos esperando lo que mente conocía como un beso.
Solo tenía que acercar sus finos belfos a los suyos para volver a sentirlo pero si no fuera por una voz que interrumpe el momento, llamando por el nombre de su ángel, era posible que Jeongguk ya hubiera besado profundamente al rubio.
—¿Jimin?
La voz que llama a su nombre es tan conocida para su mente que su cuerpo no tarda en girar hacia la dirección de la persona que alguna vez formó parte de los hombres que le gustó en su vida, y allí se encontraba entre tantos sobrevivientes, Junseo de pie frente a él mientras en su rostro se dibuja una sonrisa de felicidad por volver a ver nuevamente aquel bello bailarín.
Jeongguk apretó sus labios cuando escuchó el nombre de su ángel siendo pronunciado por un hombre que recordaba su nombre pero jamás supo que el tipo de apariencia que tenía, y ahora lo sabía. Sus ojos grises no le agrandan lo que observan y detesta el rostro de ese hombre que se aproximó hacia ambos con esa estúpida sonrisa. El carnicero se volteó hacia la barra y golpeó su puño sobre esta cuando su beso fracasó por culpa de un idiota que alguna vez le gustó al bailarín.
Fue inteligente al decirle a Jimin que jamás lo compare con Junseo, porque realmente ambos eran tan diferentes en físico y rostro. Incluso en actitudes cuando Junseo parecía ser un hombre amable y Jeongguk todo lo contrario.
Eran la definición de bueno y malo en dos personas diferentes. Junseo el bueno mientras que Jeongguk se refiere a él mismo como el malo de esta situación.
El ángel fingió una pequeña sonrisa al verlo nuevamente pero su mente se encuentra confundida con el repentino y inesperado reencuentro que jamás esperó tener junto a Junseo después de casi dos meses en que ambos se distanciaron a la fuerza cuando el soldado salió de la base militar en camino a cumplir con una misión de salvar muchos más sobrevivientes pero la realidad es que esa misión jamás fue cumplida y Junseo escapó de su equipo para sobrevivir por su cuenta hasta encontrar este bar.
Junseo pensó que podría encontrar al bailarín en esta misma ciudad cuando supo que nació y perteneció a esta por mucho tiempo, incluso se propuso a buscar a Jimin luego de saber que la base militar fue destruida y corrió a buscarlo sea donde se encontrará. Realmente siempre creyó que el rubio aún se encontraba vivo y no se equivocó cuando volvió a verlo en este mismo bar, sano y salvo.
—¿Junseo? — Preguntó un poco nervioso el bailarín y luego le dió una mirada rápida a Jeongguk, quien le daba la espalda al soldado y evitaba al rubio pero su audición se encontraba lista para oírlos a ambos.
—¿Interrumpo? Te veo.. con alguien.— Junseo se aproximó ambos en la barra mientras observa la cabellera larga, azabache y un poco ondulada de quién solo continuaba dándole la espalda pero no enseñaba su rostro aún.
Jeongguk extendió su mano para tomar el cenicero sobre la barra de tragos y la deslizó sobre esta para acercarla hacia él cuando su objetivo ahora era fumar un poco para ignorar a ese soldado. Pueda que Junseo no sepa de Jeongguk aún pero este último sabía quién era ese soldado gracias al ángel que le contó sobre el.
Su mano buscó un cigarrillo en su bolsillo trasero, lo acercó a sus labios y luego buscó su mechero para encenderlo. Una calada para encenderlo del todo y colocó el mechero sobre la barra mientras recarga su codo sobre esta mientras entre sus dedos se encontraba el cigarrillo encendido.
—¿Por qué.. por qué aquí, Junseo? Pensé que jamás volvería a verte luego de esa misión y el ataque a la base militar. ¿Por qué tardaste tanto en buscarme? Creí que podríamos escapar juntos.
—Jimin.. realmente estuve buscándote..
—Tardaste demasiado, pude haber muerto en esa base.. pero por suerte un soldado se atrevió a salvarme antes de ser devorado.— Dijo el ángel mientras sus ojos reflejan decepción y un poco de molestia.
—Crei que habías muerto.. por momentos pensé que moriría sin ti a mi lado.. no te atrevas a preguntar cómo es que he sobrevivido.
Junseo tragó duro cuando sus palabras parecen dagas que se clavan en su torso mientras se siente culpable de no regresar por el bailarín. La culpabilidad de no poder rechazar la misión para quedarse junto a Jimin en la base militar, lo persiguen todo el tiempo y durante tantas noches era imposible dormir, ya que mientras lo buscaba era imposible no evitar soñar con que el bailarín posiblemente ya no se encontraba con vida, y eso le desgarraba el alma.
Pero finalmente, finalmente el bailarín se encuentra frente a sus ojos pero los ojos de Jimin no lo observan como la primera vez que lo salvó, puede reflejar su apariencia en ellos y verse en la mezcla de molestia como también de decepción que él mismo creó por tardar tanto tiempo en encontrarlo.
—Lo siento..
Es lo que sus labios pueden susurrar cuando se siente apenado por ser tan lento en encontrarlo. Solo quiere saber si Jimin también lo extrañó tanto como él también lo hizo durante muchas noches frías y desea saber si ese rubio extraña sus labios sobre los suyos. Incluso quiere saber si aún ese rubio desea sentir el tacto de su mano sobre su mejilla cuando aproximó su mano para colocarla sobre su rostro y sintiendo la fría piel del bailarín un poco asombrado por su repentino movimiento.
Jeongguk desvío su mirada del cenicero para colocarla sobre el reflejo de la botella de cerveza y encontrar la imagen de ese soldado colocando su mano sobre la mejilla del ángel.
No puede evitar apretar sus labios algo molesto cuando piensa que ese soldado tiene el descaro en regresar hacia Jimin y tocarlo de esa forma como si nada ocurriera cuando era evidente que Junseo perdió su tiempo con el bailarín, quien perdió el gusto por el soldado cuando su corazón comenzó a bombear por otro hombre diferente.
La desaparición de Junseo fue un vacío para el ángel, quien lo rellenó con el nombre de otro hombre que se encontraba a su lado dándole la espalda al hombre que lo salvó por primera vez hace un tiempo atrás. Y se puede decir que se encuentra entre ambos hombres que lo reclaman pero ninguno podría rendirse cuando un bello bailarín es el mayor premio.
El carnicero observó una vez más el reflejo de la botella hasta que sus ojos detectaron como Junseo tomó con ambas manos el rostro del ángel con un clara intención de solucionar el error del pasado con un beso sobre sus labios para obligar al bailarín a recordarlo como en el pasado pero no podía permitir que suceda.
Rápidamente, Jeongguk se volteó hacia ambos con una actitud ruda y hostil para no permitir que alguien más bese los labios que el mismo ha besado por todos esos días mientras debe escuchar como ese soldado tiene la culpa de dejarlo solo en una base como también abandonarlo en una tierra de caminantes.
Con su cigarrillo entre sus labios, Jeon tomó a Junseo por una de sus muñecas y lo observó con una mirada retadora al contrario para advertir de que no se atreva a hacer algo más que palabras.
El soldado observó la mano de ese azabache y luego regreso al rostro de Jimin cuando se sentía confundido ante la situación pero aún más confundido cuando un hombre parecía defender al bailarín de esa manera.
—¿Puedo preguntar quien-
Jeongguk lo interrumpió sin importar que la amable voz de Junseo intente saber quién era realmente.
—No me interesa que sepas mi nombre.. solo suéltalo, hombre.
—¿Por qué debería hacerlo?
Junseo siente la presión de la mano de ese azabache en su muñeca, cada vez más podía observar como ese ojos grises intentan intimidarlo para que suelte al ángel.
—¿No es obvio? Ya te olvidó.
Pero el ángel jamás podría confirmarlo ante la mirada de Junseo buscando sus bellos ojos para que le diga la verdad de lo que ese azabache dice con tanta seguridad, quien bajó su mirada por el cuerpo del soldado dándose cuenta que vestía como un miembro del Clan Diablo.
—¿Olvidarme? — Preguntó Junseo mientras su tono de voz se nota algo triste pero Jeongguk lo observó al rostro con superioridad.
—Lo que oíste, soldadito. — El carnicero le dió una calada a su cigarrillo en su otra mano mientras sus ojos no se quitan del rostro confundido del contrario.— Buen abrigo negro y largo. ¿Acaso no es del Clan Diablo?
—¿Diablo? — El ángel se notó un poco asombrado cuando Junseo vestía como un Diablo y de inmediato, quitó las manos de este de su rostro.
—Lo puedo explicar..
—¿En serio crees que puedes explicar cómo vistes? Jodido diablo. — Escupió entre dientes, el azabache mientras se interpone entre ambos y oculta al ángel detrás de su espalda.
Junseo sabía que ese azabache no era buena persona para Jimin, su actitud y su mala impresión lo obliga que no se lleven bien desde el primer minuto en que se observaron en este instante. Ese hombre no estaba ayudando en nada, y algo que aprendió en su vida es que si un hombre actúa rudo hacia otro, entonces no tiene más remedio que volverlo su enemigo.
Jeongguk parece que tener un enemigo más en su vida no le afecta en absoluto, ya que tenía muchos más hombres en contra que amistades.
—¿No crees que te estás metiéndote en asuntos que no son tuyos? Es un asunto entre Jimin y yo.
—Todo lo que tenga que ver con Jimin, también es mi asunto, y aún más cuando el hombre que lo abandonó es un diablo.
En este nuevo mundo, los clanes existen y como pueden tienen aliados, también tienen enemigos. Uno de los enemigos del clan Verdugo, es el clan Diablo, ya que estos últimos asesinan sobrevivientes a toda costa y también Verdugos del clan, incluso la rivalidad comenzó cuando un diablo asesinó sin piedad al padre de Yoongi, quien obtuvo el clan como herencia.
—¿Y tú eres un Verdugo, verdad? Si es así, entonces tengo permitido salir de esta bar y escapar con Jimin. Tú no eres buen hombre para él.
Y Junseo intentó tomar la mano del ángel pero Jeongguk lo empujó lejos de ambos, obligándolo a retroceder sobre sus pasos con el fuerte empujón que causó un enfrentamiento de miradas entre ambos hombres de diferentes clanes.
—De soldado a Diablo. La pregunta es.. ¿Por qué?
Jeongguk lo desafió con su mirada. No permitiría que un soldado diablo intente llevarse lejos al ángel. Su ángel, al cual ya da por confirmado que es suyo desde que lo encontró.
—Mi equipo.. los soldados que se encontraban conmigo murieron por culpa del clan Diablo, ellos me ofrecieron ser parte de ellos o morir junto a mi equipo.. es por eso que ahora estoy aquí para llevarme a Jimin. ¿Algo más que deseas saber, Verdugo?
Junseo sacudió un poco sus brazos algo molesto por tener que darle explicaciones a ese hombre azabache como si fuera alguien importante, solo quiere tomar del brazo al rubio y escapar del bar ante de que alguien más del clan Verdugo lo atrape aquí. En un bar al que no pertenece.
El carnicero dejó cae su cigarrillo al suelo, luego lo aplastó debajo de su bota y lo presionó con fuerza mientras sus ojos no se quitan de los ojos de ese soldado mientras una mano suya rasca su propia nuca.
Todos sus movimientos son seguidos bajo la mirada molesta del soldado quien le dió una mirada rápida al suelo cuando la bota del contrario piso aquel cigarrillo y entendió lo que ese azabache quería hacerle saber que podría acabar con él si no se larga en este instante del bar.
—Lo que entra aquí, jamás se irá. — Advirtió el carnicero mientras sus ojos observan cada detalle del rostro de ese soldado y se da cuenta que tiene una pequeña cicatriz en su mejilla pero no es importante ahora.
—Un Verdugo como tú no puede evitar que me lo lleve.. menos cuando eres un desastre de persona con esas actitudes. Ahora muévete de mi camino. — Murmuró Junseo entre dientes y su mano se aproximó a la chaqueta del azabache para tomarla, luego la jaló para intimidar al dueño esta pero nunca lo lograría.
—Lárgate de este bar, Junseo. Tú lo abandonaste y ahora regresar como si nada no resolverá nada de lo que has hecho.
El ángel bajó su mirada cuando observar eso solo le creaba un sentimiento de culpabilidad si esos dos hombres comenzaban una pelea pronto pero no todo debía ser así. Debía reaccionar rápido pero lo que sucedió a continuación fue tan rápido que congeló su cuerpo y mente.
Junseo empujó con fuerza y desprecio a Jeongguk a un lado para quitarlo de su camino, eso provocó que el azabache casi caiga al suelo si no fuera que mantuvo el equilibrio de su cuerpo y se estableció sobre sus botas. Ese empujón lo tomó por sorpresa pero también tomaría por sorpresa al soldado.
Esa no fue una buena manera de pedir permiso para el carnicero, quien se tomó completamente mal aquel empujón brusco y antes de que el soldado tome el brazo del bailarín, Jeongguk tomó fuerza y golpeó con molestia la mejilla de este con su puño.
Todos los sobrevivientes a sus alrededores se alertaron de la situación y se alejaron rápidamente cuando esos dos hombres comenzaron a pelear sin saber la razón, ya que solo ellos sabían porque.
Junseo se tomó su mejilla cuando comenzó a doler mucho luego de ese puño contra su rostro pero la adrenalina poco a poco comenzó a recorrer su cuerpo y el dolor disminuyó por unos instantes cuando sus ojos encontraron un nuevo enemigo.
Sin dudas, no perdería contra ese azabache que intenta quedarse con el amor que salvó en el pasado. Sus puños arden de tanta fuerza que tomó para comenzar esta pelea de hombres por otro hombre bello.
El ganador se lo queda.
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