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XXIV: Hombre imperfecto.

❝Mis pasos de baile, mi sudor, mis lágrimas y mi sangre son tuyos.❞


Ambas manos de los mejores amigos tomaron aquella pesada puerta de un garage y intentaron subirla para abrir este. Sus brazos ejercen la fuerza suficiente para observar como la puerta sube creando un chillido molesto pero que cesó cuando el garage se abrió completamente, obteniendo acceso para adentrarse y así cerrar dejar caer la puerta cuando los tres hombres entraron.

Jeongguk bajó lentamente la puerta con la ayuda de Taehyung hasta cerrar el oscuro garage por completo. Mientras tanto, Park encendió la iluminación para contemplar un vehículo dentro del sitio y mesas de herramientas a los alrededores. Parecía ser una especie de garage de un mecánico.

— No podemos escapar de la ciudad en medio de la noche, debemos esperar aquí, además estoy seguro de que pueden atraparnos mucho más fácil.— Explicó Taehyung, quien se encamina hacia un lado del vehículo nuevo para observar este por dentro.—Ellos conocen la ciudad mucho más que nosotros.

—¿Aún tienes el mapa? — Interrogó el azabache, quien sigue sus pasos por detrás.

—En mi mochila.

Mientras ambos hombres hablan de la situación, Jimin observa cada herramienta de las mesas del garage y luego desvía su mirada hacia una puerta cerrada que posiblemente conectaba con la cocina de la casa. Le dió un vistazo a los dos hombres que platican y caminó hacia la puerta para colocar su mano sobre el pestillo, luego lo giró para abrirla y observar la cocina vacía e oscura de la casa.

Jeongguk soltó una risilla oyendo lo que Taehyung le contaba sobre los hombres que golpeó al escapar, ambos conversaban sin darse cuenta que Park se adentró en la casa sin ellos pero cuando no lo vieron junto a ellos, entonces los dos hombres se alertaron de inmediato.

Honestamente, Jimin no parecía tener miedo en la oscuridad de la casa, sabía que se encontraba en la sala principal a este paso. Después de todo, observó una chimenea con troncos de madera dentro pero no se encontraban encendidos aún, pero si listos para ser utilizados.

Un sofá grande, una lámpara de pie a un lado de este y una gran alfombra por debajo de ambos muebles mencionados, todo frente a la chimenea apagada.

Dió unos cuantos pasos más por la sala hasta encontrar un pasillo largo de puertas abiertas, y pensó que se tratase de baño, habitación, ect. Recorrió un poco más la sala, pasó un lado de la lámpara de pie y la encendió para apreciar mejor su alrededor, incluso quedó maravillado ante los cuadros de arte de las paredes.

Debió vivir un excelente pintor en esta casa, sus cuadros era un bella obra de arte sobre personas que bailan con su bellos trajes y por alguna razón lo recuerdan a él. Su rostro no puede evitar sonreír cuando el color rojo en los cuadros predominan demasiado fuerte a diferencia de los demás colores.

Los pasos rápidos de los dos hombres que se adentran en la sala le hacen sentirse seguro que se tratan de Jeongguk y Taehyung asegurándose de que el rubio se encuentra bien.

—¿Jimin?

El nombrado se giró hacia Taehyung cuando lo escuchó llamar por su nombre. Sus ojos conectaron con los suyos y luego con los de Jeongguk.

—¿Pasaremos la noche aquí, verdad? — El rubio sonrío mientras interroga ambos hombres, quienes asienten conociendo un nuevo Jimin.

—Antes no parecía agradarte pasar la noche en diferentes casas pero ahora solo aceptas.— Dijo el carnicero mientras se encaminaba al sofá, tomando asiento para relajar su cuerpo.

—Es porque siento que poco a poco seré diferente si cada día debemos afrontar una situación nueva, también siento que estoy conociendo mejor lo que deseo. — Respondió el rubio en un tono calmado, sus ojos no pueden apartarse de los cuadros de artes.

Taehyung colocó su mochila en el suelo, la abrió y buscó dentro de esta lo que tenía para su mejor amigo. Luego de eso, lanzó un paquete de cigarrillos en dirección al azabache que se alertó cuando su nombre fue llamado y atrapó el paquete en el aire.

— Pensé en ti cuando ví a un tipo fumar frente a mis ojos, no pude resistirme y se los robe. — Comentó Taehyung.

Jeongguk observó el paquete de cigarrillos con una sonrisa ladina antes de quitar un cigarrillo y llevarlo a sus labios para atraparlo entre ellos.

—Piensas bien de mi.. sabía que me daría un paquete de estos. Los necesitaba, gracias.

Taehyung solo sonrío en respuesta a su agradecimiento.

—Creo que me daré una ducha.. primero veré si es seguro utilizar el baño.. ¿Vienes?

—No me sacrificaré por ti. — Respondió el azabache mientras cruza sus piernas y extiende sus brazos sobre el respaldo del sofá, sintiéndose cómodo.

—Esta bien, quédate aqui con Jimin.

Taehyung se encaminó hacia el pasillo en busca del baño mientras que Park solo tomó este momento como una señal para acercarse a Jeongguk, ya que se encontraban solos en la sala pero antes de sentarse a su lado, se encaminó rápido a la cocina para llevar a cabo su acercamiento, encontrando una caja de cerillos para lo que tenía en mente hacer junto al azabache.

Regresó a la sala principal ocultando la caja de cerillos detrás de su espalda mientras da un paso y otro hacia el sofá. Era la primera vez que se sentía tan tímido ante un hombre y era extraño porque jamás solía ponerse tímido con ninguno hombre.

Jeongguk desvía su mirada de la chimenea apagada y su mente sale de sus pensamientos cuando observa a Jimin subir al sofá para sentarse a su lado, tan cerca que puede sentir como su espacio personal es invadido.

—¿Qué-

Esta noche quiero un beso de ti.

El azabache toma su cigarrillo entre sus dedos para quitarlos de sus finos belfos y rosados que ante la visión de Park son muy bonitos como delicados. Besarlos como esa noche fue la gloria.

No perdió tiempo, se colocó mejor sobre el sofá y se puso de rodillas sobre este para observar mejor el rostro del carnicero. No quería perderse de ninguna expresión que ese hombre tenía en ese rostro tan atractivo que su mente piensa en día y noche. Tiene una pequeña obsesión con sus expresiones y cree que son tan etéreo para este mundo.

Nunca antes se sintió atraído por un hombre carnicero y eso llama mucho su atención de su propio yo. Aún recuerda cuando se sentía atraído solo por hombres poderosos pero jamás por hombres como Jeongguk, también recordó como rechazó a un hombre que resultaba ser un florero de bellas flores, siempre solía enviarle flores al club pero siempre se deshacía de ellas por más bonitas que fueran. Y ahora está sufriendo un pequeño karma sintiéndose atraído por un carnicero.

¿Al menos sabes que tienes que invitarme a un café primero?— Jeongguk alzó su ceja cuando Jimin era tan rápido y directo con lo que deseaba.

¿Debo hacerlo?

Y en la manera en que el ángel se acerca a su rostro es peligroso, sus manos pequeñas se colocan a cada lado del regazo del azabache para impulsar su cuerpo para que sus belfos gruesos se acerquen a los suyos.

Jeongguk solo asintió ante su pregunta, sus ojos se movieron desde sus labios gruesos hacia el cuerpo semidesnudo del bailarín y luego subieron a sus ojos azules como el océano, esta vez el color de estos por alguna razón eran mucho más claros ahora.

Tus ojos están más claros ahora.. —Su tono suave hace que Park muerda su labio inferior descaradamente.

¿Te gustan? — Susurró el ángel tan solo a centímetros de sus labios y jamás quitó su mirada de aquellos ojos.

Son bonitos, y eso hace que la herida de tu mejilla no se note tanto.

—No la mires. — El rubio cubrió rápido la herida de su mejilla pero el azabache quitó lentamente su mano de allí. — No lo hagas...

Shh, está bien, no tienes porque preocuparte... tu rostro se ve bien y esa herida pronto desaparecerá.

—¿Es posible?

Jeongguk asintió ante su pregunta, y no pudo evitar acariciar con sus dedos la herida de su mejilla pero se detuvo cuando Jimin soltó un pequeño quejido, aún sentía un pequeño ardor.

—Puede doler pero pronto se desaparecerá.

Sus dedos se rozan cuando ambos tocan la herida de la mejilla y Jimin toma su mano con rapidez antes de que la aparte de su rostro por completo. Jeongguk lo observó sin hacer ningún movimiento o quejarse del agarre.

¿No volverás a besarme nunca más con esta herida en mi rostro? ¿Aún sigo siendo bonito para ti?

¿Los ángeles también son imperfectos, sacerdote?

El pequeño niño de sus recuerdos solo siente curiosidad ante un posible ángel imperfecto cuando en su mente existe el pensamiento de que todos los ángeles son perfectos tal cual bajan del cielo hacia la tierra.

No recibe ninguna respuesta alguna cuando pregunta en sus recuerdos, ese sacerdote duda en que responder porque el tampoco sabe si los ángeles deben ser siempre perfectos ante los ojos humanos.

Aún eres bonito. — Dijo Jeongguk.

Y la sonrisa cálida del azabache fue la que provocó que su corazón lata rápidamente cuando contempló esa sonrisa en su rostro como las palabras que resuenan en su mente.

No puede resistirse a los impulsos, son tan fuertes que no puede oponerse un segundo más. Sus belfos gruesos se acercan a los suyos y se aprietan mutuamente en un beso que Jeongguk no rechaza.

El vistazo grisáceo de Jeongguk sobre los párpados cerrados del contrario, relajan todas sus tensiones y poco a poco su cuerpo comienza a dejarse llevar por sus labios sobre los suyos. No se opone cuando las pequeñas manos del bailarín toman su rostro para profundizar el beso.

Unas de sus manos sobre su mejilla, baja lentamente con una acaricia hacia su mandíbula marcada y desea continuar por su cuello tatuado pero Jeongguk toma su mano, obligando a qué se detenga como aquel beso.

No tienes que seguir.. ¿Era solo un beso, verdad? — Susurró el azabache, antes de colocar el cigarrillo entre sus labios.

Jimin alejó su rostro del suyo cuando el contrario desvío su rostro y solo pudo observarlo buscar su mechero en sus bolsillos. En un pensamiento rápido, el ángel tomó la caja de cerillos sobre sus piernas y sacó un cerillos para luego encenderlo al rasparlo en la caja.

Es así como lo aproximó al cigarrillo del azabache asombrando un poco a este, quien no se en rehusó a utilizar la llama del cerillo para encender su cigarrillo con cada calada que le daba.

Gracias.

Jeongguk soltó el humo del cigarrillo mientras se removía en el sofá, buscando un poco más de relajación. Sus ojos se posan en la chimenea apagada mientras que el rubio a su lado intenta decirle algo pero solo espera que lo diga.

Jeongguk.. Los hombres como tú nunca me gustaron. — Su tono cálido y suave hace que el mencionado gire su cabeza hacia él con una mirada extraña pero con una pizca de molestia.

—¿Que dices? ¿Que te ocurre...?

Su voz profunda se mezcla con un tono algo molesto, pues Jeongguk cree que Jimin parece discriminarlo por como es.. cuando en realidad, Park jamás se pensó sentirse atraído por hombres con aspectos y actitudes como Jeongguk. Ese trabajo de carnicero, existe la sangre y los cuchillos por doquier. Jamás se lo esperó un hombre así.

Aunque no puede evitar siempre recordárselo a su mente, siempre dirá que solía tener tipo ideal de hombres con trabajos poderosos y bien vistos socialmente como empresarios. ¿Pero un carnicero...? Su yo del principio podría odiarlo por caer tan bajo en sus gustos pero realmente parece que los días pasan y su tipo ideal se amolda a Jeongguk, volviendo a este azabache en su tipo ideal.

No hay otro hombre igual.. a él.

Digo que tu trabajo, sus actitudes y tu creencia, cambio mis gustos..

¿Y qué? ¿Acaso no soy un hombre? Ah déjame adivinar... —Jeongguk lo observó de arriba abajo, su cuerpo semidesnudo era tentación antes sus ojos grises pero no sé distrae con eso. Continúa.— Seguro en ese club nocturno en dónde bailaba si existían hombres de los hombres, ¿Verdad? Esos clientes..

Jimin negó y sus manos se colocaron sobre el pecho del azabache, deseando que oiga sus palabras pero Jeongguk no es paciente, cree que ese ángel esta despreciando su trabajo o quizá su forma de ser. Eso es un error de su parte, porque Jimin aún no encuentra las palabras perfectas para explicarlo y puede observar la pequeña molestia en sus ojos grises.

No es eso, los hombres o los clientes de mi club solían ser mafiosos y empresarios, aunque también algunos soldados pero también hombres de poder... Pero tú eres diferente..

Jeongguk sonrío de lado, luego le dió una calada a su cigarrillo sin quitarle la mirada de encima y luego expulsó el humo al responder.

Diferentes a ellos.. supongo. Y lo sé, ellos son hombres de poder con un buen estatus social mientras que yo mantengo siempre en lo mas bajo de la pirámide. ¿Que tienes que decirme ahora al respecto? ¿Eso es lo que quieras saber?

—Todos ellos son mi tipo ideal...

—¿Y qué? ¿Debo aplaudir? — El carnicero alzó una ceja ante las palabras del bailarín, no tardó en demostrar indiferencia ante su confesión.—¿Que tengo que ver yo con tu tipo ideal? ¿Me comparas con ellos? Odio a los hombres con alto estatus social, muchos de ellos me han despreciado.

Lo siento..— Musitó el rubio en tono bajito.

¿Por qué te disculpas? Tú y yo estamos iguales. Tú les bailas para que sean felices mientras que yo debo cortar carne para que se alimenten. —Jeongguk dió otra calada y jamás quitó su mirada de sus ojos.— Dime.. ¿Por qué serían tu tipo ideal cuando utilizan su dinero en ti para que bailes sin reprochar? Ellos solo te ven como algo divertido y fácil.

Intentó confesar su tipo ideal y acabó oyendo una verdad que provocó que su ego se sienta un poco herido. ¿Los clientes lo observan como algo fácil y no como algo inalcanzable? Se sentía empoderado cada vez que subía a bailar para todos ellos y se sentía deseado como inalcanzable, sabía que ellos jamás podrían tenerlo y eso lo motivaba a bailar cada noche, alimentando su ego.

Yo.. yo no esperaba algo como eso.

—¿Por qué?

—Yo solía tener un tipo ideal con esos hombres de poder y muy ricos. Solía ponerlos en un altar como el estándar de hombre perfecto para mi vida, incluso creía ciegamente que podía enamorarme de uno para salir de la vida de bailarín y vivir una vida rica junto a un hombre millonario. ¿Parece un sueño?

Jeongguk soltó una pequeña risilla en burla, era divertido escuchar las ilusiones de los demás. Aún recuerda cuántas ilusiones ha escuchado en el tiempo que lleva de vida, sus compañeros de trabajo de carnicero también solían poseer las mismas ilusiones.

Me casaré con una mujer rica, cualquiera que venga aquí y compré un pedazo de carne. Seré feliz con mucho dinero y jamás volveré a cortar carne.

Aún podia oír las palabras emocionadas de su compañero cuando le confesaba que una mujer solo chocó coqueta su manos con la de el, pero lo que su compañero no sabía era que esa mujer solo chocó su mano accidentalmente y no de forma coqueta. Jamás la volvió a ver porque siempre fue una ilusión que su mente tenía mientras que esa mujer en realidad estaba casada.

Y finalmente tu sueño acaba aquí.—Jeongguk hizo una chasquido de dedos frente al rostro de Jimin antes de darle una calada a su cigarrillo.— sin tu hombre perfecto y millonario, y yo sin motivos para seguir escuchando esto. Me largo.

Después de todo, ambos se veían iguales al contar sus ideales en las personas.

Creyó que la conversación acabó aquí, solo le quedaba una calada más a su cigarrillo para terminarlo y luego encaminarse hacia el baño para asegurarse de que su mejor amigo se encuentre bien. Pero cuando creyó que podía hacerlo, Jimin soltó las palabras perfectas para que finalmente capte su atención.

No existe otro hombre igual e ideal como tú. El hombre perfecto y millonario ya no existe para mí... tú eres el hombre ideal.

Jeongguk desvío de su mirada de aquellos ojos bellos. Solo observó al suelo mientras daba una lenta y última calada para no demostrar que sentía asombrado por las palabras que acababa de oír. Todo es silencio.

Los segundos pasan, el ángel espera una respuesta mientras el rubor rosado de sus mejillas arde en su rostro y se siente algo tímido e avergonzado por lo que dijo. Si pudiera rebobinar el tiempo, evitaría confesar lo que acababa de hacer si sabía que esto acabaría así.

¿Yo? ¿Tu tipo ideal? No soy hombre perfecto y tampoco millonario. — Jeongguk se colocó de pie pero Jimin evitó que se alejara. No deseaba dejarlo ir en esta ocasión.

El ángel tomó su brazo, jaló de este y obligó al azabache a caer nuevamente sobre el sofá. No se iría ahora, no cuando acababa de confesarle su tipo ideal.

¿Ahora qué? ¿No fui claro? No soy perf-

Pero para interrumpir sus palabras tuvo el descaro de acorralar rápidamente el cuerpo del carnicero contra el sofá, colocando sus manos en cada lado de su cabeza en el respaldo del sofá mientras se sube a su regazo. Esto no asombra a Jeongguk con su movimiento tan inesperado pero no se negó ante la posición en la que se encuentra y decidió oírlo una vez más al rubio.

Perfecto o no.. sin dinero o no.. eres ideal para mí. Tu trabajo no es un problema para mí, y tus actitudes comienzan a gustarme.. siempre creí que un buen hombre trata bien a otro y siempre creía que merezco un buen trato pero tu rompes muchas reglas..

Jeongguk cubrió sus ojos cerrados con una mano intentando entender la situación, y luego soltó un suspiro pesado bajando la mano por su rostro hasta cubrir sus belfos e mentón mientras habla entremedio de sus dedos.

—¿Es normal que me sienta confundido con esto porque yo-

—Puedes sentirte como desees... puedo comprender como te sientes. —La tierna mano del rubio quita suavemente la mano del carnicero de sus belfos finos, evitando que cubra sus bellos labios que le gustan.

Ante la confusión, Jeongguk desvío su rostro a un lado intentando entender que ocurría con ese bailarín descarado sentado en su regazo. Nunca esperó que el ángel tome su rostro entre sus pequeñas manos para luego sentir sus belfos gruesos depositar dos pequeños besos en su mejilla mientras se encontraba pensativo.

No puedo creer que mis palabras te hagan pensar tanto. — Susurró Jimin en su oido y luego soltó una risilla divertida.

Quizá porque soy un hombre imperfecto.. ¿No crees? No puedo darte nada, no sirvo para darte algo que desees... Y si realmente puedo dártelo, entonces seré muy malo dándolo. — Jeongguk giró su rostro lentamente para observar sus ojos y luego quitó las manos de su rostro.

No es cierto.

Honestamente, Jimin se niega a dejarlo ir cuando el azabache palmo su muslo para que se quite de su regazo, es doloroso pero tuvo que obedecer su decisión. Jeongguk se levantó del sofá, antes de encaminarse hacia el baño, le dió una mirada rápida a un Jimin carizbajo y arrojó su cigarrillo dentro de la chimenea. Solo se alejó, se alejó por el pasillo sin observar atrás y luego de caminar, se colocó frente a la puerta del baño para oír desde el otro lado como el agua de la ducha corre.

Sus nudillos golpearon sutilmente la puerta, preguntó por su mejor amigo, y este último respondió con estar bien, apunto de salir de la ducha.

Jeongguk recargó su brazo sobre la pared, colocó una mano en su cadera mientras espera a su mejor amigo salir del baño. No puede evitar ser el siguiente en tomar una ducha, su cabello se sentía algo sucio y odiaba sentirse sucio.

Sus ojos observaron por el rabillo cuando en el principio del pasillo se colocó un Jimin observandolo de regreso con un rostro serio y con su cuerpo semidesnudo que no le importaba sentir frío cuando nada podía ser igual de frío que las palabras de Jeongguk ante su confesión.

Serás mío aunque seas difícil.

Fue los que sus belfos gruesos susurraron en la distancia y aunque no pudo oír su voz, igualmente logró leer sus labios antes de verlo marchar hacia la cocina.

Está noche sería algo difícil de pasar.

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