XVIII: Recuerdos.
❝No me observes de esa manera
¿que ocurre en tu mente ahora mismo?
¿Es porque interrumpí tu momento de rezo?❞
—
¿Sabes cuánto te aprecio?
Las preguntas de Taehyung solo provocan en Jeongguk recordar aquellos momentos dónde se observaron mutuamente por primera vez cuando solo eran pequeños niños solitarios y sin nadie que quiera jugar con ellos cuando eran nuevos en el instituto.
Taehyung fue el primer amigo de Jeongguk y Jeongguk fue el primer amigo de Taehyung.
El carnicero observó fuera de la ventanilla para evitar observar y encontrarse con la mirada tierna de su mejor amigo, quien le hablaba del pasado cuando eran niños y después de tanto tiempo pero rápido, se convirtieron en adultos.
Un día no entendía absolutamente nada sobre la vida como un niño inocente y ahora mismo como adultos comprenden hasta como han llegado a este mundo con una realidad apocalíptica.
—No te pongas sentimental, Kim.
El espacio del vehículo no es suficiente para que Jeongguk se aleje lo demasiado del castaño cuando intenta no ponerse sentimental con sus palabras y recuerdos. El cigarrillo no es suficiente para calmar su nostalgia del pasado y si se gira hacia el asiento del copiloto puede observar a Taehyung sentado en su dirección.
—¿Cómo es que el tiempo pasa tan rápido? — Preguntó el castaño a su lado mientras lo observa a su mejor amigo darle un calada a su cigarrillo.
—No se pregúntale. — Susurró el azabache mientras observa sus propias manos, notando que sus nudillos se encuentran rojos y algo heridos. No supo que Taehyung rodó sus ojos ante su respuesta.
— Con el tiempo supe cómo llevar nuestra amistad sin molestarme con ese carácter tuyo, hasta se me pegó tu humor extraño que tienes y ese... Comportamiento sarcástico.
Jeongguk sonrío de lado y se removió en su asiento para sentirse un poco más cómodo.
—No soy sarcástico, solo digo lo que pienso. Si fuera sarcástico entonces no lo sería contigo, Taehyung.
—Creo que lo eres pero no cambiaré de tema cuando he esperado por este momento, ahora que Park duerme en el asiento trasero, es un buen momento para que me escuches.
—¿Alguna noticia?
—No Jeon, solo quiero que sepas cuánto te quiero. ¿Sabes cuánto te aprecio?
El nombrado recostó su cabeza sobre el respaldo del asiento del conductor dónde se encontraba sentado y puso sus ojos en blanco cuando no le agradaba sentirse sentimental cuando su mejor amigo hablaba del cariño de la amistad. Cada vez que lo hacía no le desagradaba oírlo pero recordar todo lo que han sufrido desde pequeños era doloroso emocionalmente.
—Si.. sé cuánto me aprecias como cuando eramos tan solo niños.
—Conocer la fé y conocerte a ti fue lo mejor de mi vida. — Dijo el castaño con una sonrisa mientras eleva su puño para chocarlo con su mejor amigo.
—Jodido Huérfano. — Jeongguk sonrío de regreso y soltó una pequeña risilla burlándose de su mejor amigo.
—Somos unos jodidos huérfanos.
Pero el carnicero no podía evitar no abrazarlo, su mano lanzó el cigarrillo fuera del vehículo y extendió sus brazos hacia su mejor amigo, quien recordó la primera vez que ese pequeño niño azabache de ojos grises se abalanzaba asustado a sus brazos cuando era intimidado por otro niños solo por el hecho de ser débil y desnutrido.
Sus lágrimas se acumulan en sus ojos mientras que su mente no se detiene y los pensamientos sobre Jeongguk de pequeño reviven desde lo más profundo. Sus brazos otra vez están ocupados abrazándolo como la primera vez en tantos años y al sentir los brazos del contrario como su cuerpo fuerte, se da cuenta que Jeongguk ya no es un niño, si no que un hombre adulto y fuerte físicamente.
—Si que has crecido en todo este tiempo.—Dijo Taehyung mientras da palmadas en la espalda del contrario.
—Te quiero, Kim. —Las palabras sinceras del azabache asombran al castaño, quien no se esperaba recibir el mismo cariño que entrega.
Y sus labios delgados susurran algo que Taehyung no va olvidar desde ahora, tiene una misión, tiene un objetivo, tiene algo en su mente que le dice que debe protege a Jeongguk aunque esté no lo necesite pero se siente como un hermano mayor. Cada palabra resuena en su mente mientras sus brazos se sienten cálidos abrazando los que tanto quiere en esta vida; Que no se te ocurra morir en esta situación, no me dejes solo.
𝐂𝐀𝐑𝐍𝐀𝐆𝐄
Aún es de noche, es posible que aún no aparezca el amanecer. Sin noción del tiempo o del día, Jeongguk puede guiarse con la posición de la luna en el cielo.
Caminó lejos del vehículo pero antes observó dentro de este a través de la ventanilla para asegurarse de que Taehyung descansa en el asiento inclinado del copiloto como Jimin descansa en los asientos traseros. Luego de estar seguro, se alejó a paso lento del vehículo para acercarse a la fogata aún encendía en el suelo y se sentó frente a esta.
Agitó su paquete de cigarrillos para encontrar solo uno en este. Soltó un suspiro cuando dudaba en fumarlo, no estaba seguro de tener más cigarrillos en su mochila. Ladeó su cabeza hacia un lado intentando recordar la cantidad de paquetes de cigarrillos que posiblemente podría tener pero su mente no recuerda demasiado cuando tiene un cigarrillo entre sus labios, dándose por vencido y decidido a fumar el último.
Ante sus ojos grises, el oscuro bosque contiene demasiado árboles con lo que se entretiene contando mentalmente mientras disfruta del silencio que existe a su alrededor junto con la sombría noche. La iluminación de las llamas de la fogata son más que suficiente para sentirse seguro para poder observar en su entorno en caso de que algo ocurra. Elevó su mirada hacia la luna buscándola en el cielo pero no era tan fácil cuando las ramas repletas de hojas de árboles opaca su visión pero después de intentarlo comprende que hora posiblemente sea en esta fría noche.
3 am.
La razón de que posiblemente sean perfectamente la 3 am es porque la luna se posa en el centro del cielo. Orgulloso de su inteligencia, lleva su cigarrillo a sus labios y luego arroja el paquete vacío a las llamas de la fogata para deshacerse este. Sus manos comienzan a palmar su ropa para buscar su mechero en algún bolsillo pero no lo encuentra como esperaba.
Toma el cigarrillo no encendido entre sus dedos y con su pulgar hizo un pequeño masaje circular en su entrecejo con una cierta molestia que intentaba calmar cuando ni siquiera el mismo sabía dónde dejaba el mechero cuando encendía un cigarrillo. Siempre podía perder las cosas más personales pero realmente no perdía su cabeza porque agradecía tenerla unida al cuerpo.
Guardó su cigarrillo en su bolsillo y maldijo por tirar el paquete vacío a la fogata como un idiota. Quizá si supiera dónde deja sus cosas entonces sería todo más fácil, aunque puede hacer algo más que fumar frente a la fogata y eso puede ser rezar un poco. Puede disfrutar del silencio y concentrarse demasiado.
Quita su colgante de su cuello por arriba de su cabeza y lo sostiene entre sus manos, lo observaba con un poco de admiración en sus ojos de bambi y se deja llevar por sus oraciones de rezo en su mente.
Cierra sus palmas con el colgante dentro y cierra sus ojos guiando su concentración con cada palabra que sus labios expulsan en susurro bajo para que nadie más pueda oírlo aunque se encuentre solo en esta misma noche. Con sus manos en posición de rezo, las acerca a su frente y siente que cada vez reza mucho más fuerte cuando no puede evitar repetir sus oraciones en su mente para luego repetirlas en susurro bajo. Es lo que el sacerdote de la iglesia le enseñó de pequeño pero jamás sabrá si lo que hace esta bien o no ya que para Jeongguk rezar de esta manera acababa con sus pecados.
Si el carnicero asesinaba, tomaba lo que no era suyo o necesitaba satisfacerse de manera carnal, de igual manera el sacerdote le explicó que estaba bien que hacer lo que su mente le pedía o lo que era justo, incluso si era algo malo, el podía limpiar sus pecados con solo rezar ante la luna y sería purificado.
No es un buen sacerdote.
Recuerda las palabras de esas dos monjas hablar por lo bajo mientras el pequeño Jeongguk la oía escondido detrás de una pared pero no importaba lo que lo demás digan de su sacerdote favorito, nada y nadie podía cambiar su pensamiento hasta que un día fue obligado a no volver a ver a ese sacerdote nunca más pero le prometió que rezaría todos los días que cometiera un pecado.
Rezaría todas las noches a la luna, en el nombre del sacerdote, en el de dios y en el suyo como en el de su mejor amigo cuando puede protegerlo con la creencia ciega que poseía desde pequeño.
Señor sacerdote, ¿Los ángeles existen? ¿Algún conoceré uno?
La voz de un pequeño niño emocionado resuena en su mente mientras se mantiene en silencio recordando cuando solo tenía ocho años con una intriga sobre la existencia de los ángeles. Tan solo era un niño pequeño y curioso de todo lo que sus ojos observaban, incluso cuando observó por primera vez una revista de "Ángeles" sobre mujeres con poca ropa. No olvidará el día en el que sacerdote lo regañó por eso, el picor de su mejilla se siente vivo después de tanto tiempo y no puede evitar hacer una expresión de dolor cuando se siente como se hubiera ocurrido ayer.
Sus ojos aún no se abren pero se mueven debajo de sus párpados como si ahora mismo observara en pasado en su propia mente mientras recuerda.
¡Jeongguk! ¡Esas mujeres no son ángeles! No lo vuelvas a hacer. Solo son conceptos estúpidos para hombres que tienen fantasías.
La voz molesta del sacerdote lo regaña una y otra vez en su mente junto al llanto de su propia voz de pequeño cuando recibió su primer golpe en la mejilla por ser tan curioso con cosas que no eran para su edad. Solo tuvo que recibir un golpe que no merecía, no fue él quien encontró esa revista porque en realidad un niño más grande se la entregó con la excusa que debían gustarle las mujeres desde pequeño.
—Estúpido. — Susurró.
Jamás debes pensar que los ángeles se ven así, Jeongguk. Ellos se enojaran contigo y jamás vendrán a verte si no eres un niño bueno.
Aún siente la emoción desde la última vez que escuchó esas palabras, aún recuerda la sonrisa de feliz que tenía en su rostro cuando puede oír al sacerdote asegurándolo que pronto podrían verlo.
Tantos recuerdos que se olvida que se encuentra frente a una fogata con alguien que camina y pasa por su lado hasta sentarse frente a él pero separados por las llamas de un fuego sobre el suelo que permite que se encuentren cálidos por esta noche fría.
Pronto encontrarás uno y cuando lo hagas quiero que lo observes fijamente, no quites tu mirada de el porque puede escapar.
La guía para poder contactar con un ángel solo proviene de los belfos del sacerdote y se dirige a los oídos de un pequeño niño emocionado cuyo niño ya es un adulto ahora mismo, y puede seguir escuchando las mismas palabras para en su mente.
No es un buen sacerdote. Los susurros de las monjas interrumpen las palabras del sacerdote y intenta borrarlas de su mente para concentrarse mejor pero son tan molestas.
¿Que haré cuando tenga mi ángel, sacerdote?
Ojos azules como el océano, de noche es color oscuro y cuando es de día es tan claro que puedes ver los peces nadar con tranquilidad. Los peces son el brillo en sus ojos de día y en la noche su brillo es la iluminación de la luna que cae sobre las aguas oscuras. Mirada pura, inocente pero peligroso y hipnotizante en lo más profundo de un océano que aún no se logra examinar del todo porque siempre existe algo que esconde.
Puedes hacer lo que tú quieras con el, puedes pedirle que sea tu cómplice en tus pecados pero si algún día decide irse entonces no debes atraparlo...
Labios suaves, gruesos, rosados y con una bella forma. Sonrisa que oculta más que una simple sonrisa normal, puede ser la sonrisa que él elige demostrar porque en sus comisuras esconde el sabor de la tentación y deseo de pertenecer a alguien pero jamás será así porque solo se pertenece a él mismo. Besarlo trae consecuencias, jamás podrías olvidar el sabor de sus labios y la calidez que transmiten al posarse sobre otros.
Si se escapa deja que vuele lejos ya que si alguna vez fue tuyo entonces volverá a ti.
Todo su rostro es tan bello como la cabellera dorada que llevaba en su cabeza, suave y delicada como todo su cuerpo. Su aura y energía es irresistible para todos los hombres como mujeres ya que el encanto que posee es como si fuera su sello de existencia. Su presencia atrae a todos los que estén a su alrededor y los ojos de Jeongguk se abren cuando pueden sentirse acompañado en esta noche.
Lo volveré mío al angelito, sacerdote.
El ángel abrazó sus piernas mientras sus ojos miran fijamente las llamas de la fogata pero poco a poco su mirada se eleva hacia la mirada gris penetrante del contrario, quien no baja sus manos en forma de rezo pero si la mueve un poco a un lado para observarlo mejor.
Jeongguk demuestra una sonrisa ladina mientras su mirada atrapa como una presa al rubio quien no comprende lo que sucede y ladeó su cabeza confundido ante su expresión.
Esto le recuerda la primera vez en la cabaña.
—¿No eres el ángel por el cual he rezado desde niño? Mejor empieza a volar.
—No tienes tu hacha esta vez.
—No importa, te tomaré por el cuello con mis propias manos.
El carnicero le enseñó sus fuertes manos y dedos delgados, ambos conviertas de tatuajes como también de heridas, también contenía dos anillos plateados en un dedo pulgar y otro índice pero en diferentes manos. Eran atractivas para ser solo manos pero no pensaría en eso mientras es asfixiado.
Fantasías. Fue lo que susurró una pequeña voz que se interpuso en la mente del rubio mientras pensaba en lo que iba podría ocurrir, pero a su vez lo observaba algo miedoso.
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