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XLII: Protege al ángel.

❝Mis ojos siempre están sobre ti, eres el único ángel que deseo tocar.❞

Fue extraño.

El hombre acorralado por Jeongguk, parecía no comprender que sucedía. Sus ojos se desviaron del rostro del azabache y intentó ver lo que el otro observaba al final de pasillo, pero simplemente no había nada.

Cuando Jeongguk regresó su mirada fría y sombría hacia el pandillero, los ojos de ambos se encontraron mutuamente y el dueño de uno de estos tembló bajo el tono de voz del contrario.

—Tienes suerte hoy pero no demasiada, quiero que te largues de aquí, ahora. —Dijo el carnicero entre dientes mientras aprieta muy fuerte su navaja en su mano, dispuesta a atacar sin temor.

El pandillero observó su mano y luego sus ojos sombríos, y sin quejas, se alejó lentamente del azabache sin dejar de darle miradas rápidas con cada paso que daba por el pasillo intentando salir de ahí, sospechaba de que Jeongguk fuera a atacarlo por la espalda mientras se marchaba del lugar hasta finalmente desaparecer, dejando solo al carnicero en medio del pasillo pero de pie frente a la puerta abierta del camerino del bailarín.

No espero demasiado, Jeongguk se adentró en el camerino mientras sus bellos ojos grises buscan con desesperación a su amado, quien le está dando la espalda y se encuentra sentado frente al tocador iluminado. El reflejo de ese ángel es melancólico y demasiado roto, el espejo se encontraba roto y el bailarín era la melancolía.

—¿Ángel?

Oyó su voz, la reconoció inmediatamente y supo que era Jeongguk, pero aún así no elevó su cabeza para observarlo a través del espejo roto, sus ojos azules solo observan sus propias manos heridas y manchadas de sangre, de su propia sangre.

Tenía las palmas de sus manos cubiertas de sangre, dolía demasiado y las heridas eran tan profundas que la sangre brotaba sin cesar. Era culpa de ese pandillero, líder de esos dos monstruos que siempre lo siguen a donde sea.

La navaja que sostenía Jeongguk en su mano fue utilizada para crear esas heridas y minutos atrás fue imposible defenderse como tenía pensado. Creyó que podría terminar con todo el tormento y ser fuerte, pero lamentablemente es imposible acabar con ellos. Siempre sería mucho más fuertes que él. Quizás algo en su interior lo detiene a poder enfrentarlo, y al final del día se da cuenta que no tiene el suficiente valor que imagina tener cuando está frente a Jeongguk.

Sus lágrimas luchan por no salir de sus ojos y resbalar por sus mejillas, pero al parpadear, sus lágrimas caen rodando por sus suaves y rosadas mejillas mientras aprieta sus labios intentando contener sus ganas de no verlo a los ojos aquel carnicero que busca su mirada azul.

—¿Estás bien, ángel? — Lo escucha llamarlo preocupado, pero no tiene fuerza para observarlo al rostro. Su tono de voz es suave y preocupado.

—No puede hacerlo otra vez... Tienes derecho de sentirte decepcionado de mi. Puedo enfrentar a cualquier hombre pero ellos son diferentes ante mis ojos, ya que son como monstruos de lo que todos tememos. — Susurró el rubio mientras lucha con la pequeña bola de angustia que comienza a formarse en su garganta, realmente es molesta.

El tacto de Jeongguk es cálido, sus manos se colocan sobre sus hombres y sus rodillas se doblan un poco para estar a la altura del ángel sentado en la silla frente al tocador. Intenta siempre buscar la mirada de Park pero no puede encontrarla, su cabeza aún permanece baja y sus ojos parecen no querer observarlo.

Jeongguk observa un poco el rostro hacia abajo del rubio y intenta buscar su atención colocándose un poco más a su altura doblando tan solo un poco más sus rodillas hasta que se coloca de cuclillas, pero por último decidió observarlo desde una altura más abajo para atrapar en su visión el bonito rostro de Park.

Puede observarlo, tiene su labio inferior roto y con una pequeña gota de sangre que brota, sus ojos pronto se convierten en un cascada de lágrimas y sus mejillas son rosadas pero tan rosadas como si alguien le hubiera dado una bofetada de una manera cruel.

Jeongguk mordió su labio inferior cuando le dió un poco de ira observar como su rostro tan bonito sea maltratado de esa forma injustamente. Puede sentir como la navaja que empuña en su mano se aprieta más y más contra la piel de su palma cuando no puede tolerar verlo de esa forma al ángel que le gusta.

—¿Fueron esos hijos de puta, verdad? No me respondas, solo me pregunto a mí mismo para darme cuenta de lo que clase de tipos son. —Jeongguk comienza a sentir que sus dientes duelen cuando habla entre estos y sus palabras se notas pesadas y molestas.

El mentón de Jimin es elevado con dos dedos que Jeongguk coloca por debajo de este para observar mejor su rostro y puede ver cómo sus lágrimas caen por sus mejillas al mismo tiempo. Y al subir su rostro con sus dedos, su delicado cuello fue expuesto ante los ojos grises del carnicero, quien se percató rápidamente de las marcas del cuello y eso despertó aún más su ira.

El cuello del bailarín demostraba marcas de manos alrededor de este, como si alguien lo intentó asfixiar ejerciendo fuerza allí para evitar que el oxígeno no entre a sus pulmones. Claro que al ver esto, Jeongguk soltó un suspiro intentando calmarse un poco y abajo su cabeza para intentar no volverse completamente desquiciado frente a Jimin, no quería mostrarle esa imagen. Pero no podía evitar no presionar esa navaja contra su palma mientras la cerraba en un puño fuertemente.

El ángel lo observó con una mirada algo triste y decepcionada de si mismo por no ser capaz de ser valiente como se lo prometió. Sus heridos belfos tiemblan levemente con el impulso de disculpar con el carnicero, pero no había nada de que disculparse.

—Perdóname.

Susurraron sus belfos gruesos captando la atención de Jeongguk de regreso, quien le dió una mirada rápida a cada faccion del rostro del bailarín intentando estar seguro de que no exista otra herida más.

—¿Por qué quieres que te perdone? No tienes la culpa de nada, ni tú ni yo.

Jeongguk se alejó de él en cuanto le respondió rápidamente y se caminó hacia su armario en el camerino, el cual abrió y busco dentro cualquier ropa fácil de desgarrar para tomar los trozos de tela para vendar las manos de Jimin hasta que pueda darle vendas de verdad. Solo corto unos trozos de tela de un abrigo y luego camino hacia el ángel con la decisión de tomar sus manos para vendar como sea, evitando la perdida de sangre.

Ante esto, el bailarín aleja sus manos cuando Jeongguk casi intenta tomarla y sus ojos azules se desvían hacia la pierna herida del azabache cuando al observarlo caminar con dificultad hacia el armario captó su atención.

—Tienes una herida.. ¿Quién fue?

Pero Jeongguk no iba a responder exactamente con la verdad. Evadió su pregunta con otras palabras y solo tomó las manos del rubio para vendar cada una con un trozo de tela para cada una mientras responde.

—No voy a decírtelo, lo importante eres tú ahora.

El ángel observó al rostro pero sus ojos grises no lo observan porque están concentrados en vendar correctamente sus manos heridas y solo puede sonreir levemente cuando siente como las heridas de sus palmas están siendo tomadas en cuenta por primera vez. Pero aunque se siente bien ser tratado de esta forma por ese azabache, igualmente no puede evitar sentir preocupación por Jeongguk. Desea sanar su pierna como el intenta sanar sus manos con lo que sea para detener la sangre.

—Puedo sanar tu pierna.. como tú te preocupas por mis heridas.

Jeongguk sonríe de lado mientras termina de vendar su otra mano y luego le da una mirada rápida a sus ojos antes de colocarse de cuclillas nuevamente ante el bailarín, quien lo sigue en todo momento con sus bellos ojos y su bella leve sonrisa que le comunica que se siente bien ahora mismo.

—Solo por esta vez.. deja de preocuparte por mi. ¿Por qué no dejas que me preocupe por ti ahora? Tu cuello debe doler demasiado como tus manos.. pero creo que esto te duele aún más. — Expresó el carnicero mientras su dedo índice se colocó por segundos sobre la frente del rubio, referiendose a su mente.

El ángel solo asintió ante sus palabras mientras baja su mirada hacia sus manos cubiertas de la tela de un abrigo y luego por unos segundos piensa en que jamás se imagino estar en una situación en la que el mismísimo Jeongguk pueda verse tan preocupado por él. Creyó que jamás sucedería pero se equivocó terriblemente.

—Gracias. — Susurraron una vez más sus belfos gruesos antes de regalarle otra mirada bonita al carnicero que sonrío como respuesta cuando esos bellos ojos azules lo observaron al rostro.

—¿Puedes ponerte de pie? Quiero que descanses mientras me dejas curar tus heridas.

Creyó que tenía fuerzas para colocarse de pie, intentó mantener el equilibrio cuando estuvo de pie junto a Jeongguk mientras ambos se toman de sus manos para ayudarlo a mantener el equilibrio, pero su conciencia lo traicionó demasiado rápido antes de darse cuenta que pronto iba a desvanecerse cuando su visión se volvió oscura repentinamente y su realidad daba vueltas alrededor siendo incapaz de detenerse hasta que sus piernas fallaron perdiendo el equilibrio. Creyó que iba a caer al suelo pero Jeongguk lo tomó entre sus brazos mientras su voz lo llama una y otra vez por su nombre, pero cada vez lo oye más lejos hasta que la oscuridad de su mente lo atrapó.


𝐂𝐀𝐑𝐍𝐀𝐆𝐄

Yoongi observó dudoso como SeokJin se removía inquieto en su propia silla mientras ambos conversaban de lo sucedido con la ciudad y todo el país. Parecía sentir inquietud respecto al tema mientras intentaba evadirla con leve sorbos de su trago de whisky con hielo que Yoongi preparó.

El ambiente del bar no ayudaba mucho a SeokJin, no importaba cuan alegra sea a su alrededor, esos sobrevivientes parecían pasarla muy bien mientras bebían y observaban como los bailarines exóticos daban su show como todas las noches, pero era el único que no la estaba pasando bien frente a los ojos de Yoongi. Aprieta sus puños sobre sus muslos mientras se mantiene sentado compartiendo la misma mesa del bar con el hombre de ojos gatunos.

—¿Qué es lo que te hace sentir tan raro ahora? — Preguntó Yoongi mientras toma su trago en su mano y lo eleva un poco cerca de sus labios.

—Nada de lo que sospechas, estoy bien. —Responde SeokJin mientras sus ojos se mueven hacia todos lados en el bar y observando diferentes rostros en el mismo sitio.

—Es la primera vez que sospecho de ti. ¿Que sucedió con la pierna de Jeongguk? — Min estrechó sus ojos cuando su pregunta salió de sus labios. Siempre deseaba saberlo todo, y más cuando se trataba de alguien que pertenece al clan con un rango tan bueno como Jeon poseía.

—Antes de que sea rescatado, Jeongguk ya tenía su pierna en ese estado. Intente sanarlo pero se negó. — SeokJin tomó rápidamente su trago al terminar su confesión y tomó un largo sorbo para ocultar el nerviosismo de su mentira.

Yoongi lo observó por unos segundos, observó como su nuez de Adam se movía de arriba a abajo cuando ese líquido pasaba por su garganta y era la primera vez que veía como SeokJin bebía su trago con tanta rapidez sin detenerse.

—¿Cómo se que no me mientes? — Susurró Min mientras sus ojos reflejan desconfianza ante SeokJin.

—Si miento me matarían, sería incapaz de mentir. Valoro mi vida como tú valoras a Jeongguk por ser tu mejor verdugo.

Yoongi estrechó un poco más sus ojos para después bajar su trago y colocarlo sobre la mesa nuevamente con lentitud sin quitar sus ojos del rostro de SeokJin, quien intenta actuar convencido de su propia mentira para no verse nervioso o mentiroso.

—¿Que tiene que ver eso con la pierna de-

—Intente sanarlo pero... Yoongi no lo entenderías.. —Seokjin apretó sus labios luego de su indirecta confesión mientras aprieta sus puños sobre la mesa y sus ojos no se desvía de los ojos gatunos del contrario.

Ante su extraña respuesta y interrupción, Yoongi se alertó rápidamente y sus manos se colocaron sobre la mesa para indicarle que estaba dispuesto a oírlo ahora mismo.

—¿Qué no podría entender, SeokJin? Dímelo ahora.. no es lo mejor quedarse callado, si tienes algo que decir, me lo dices ahora.. ¡¿Que sucedió allí afuera?!

SeokJin jamás esperó observó tan preocupado y algo desesperado a su amigo, incluso se sorprendió un poco cuando Yoongi se colocó de pie rápidamente intentando obtener una respuesta inmediata, pero algo más los interrumpió y sus ojos se desviaron a lo que sucedía ahora mismo.

Los sobrevivientes que parecían tener un buen momento, de pronto se detuvieron y se alejaron abriendo paso al carnicero que cargaba al bailarín a quien llevaba entre sus brazos y cubierto con un abrigo para evitar que todos los hombres no puedan observar su piel desnuda.

Jeongguk está desinteresado en su alrededor y en el dolor de su pierna que es difícil de caminar con ella, lo único que desea es caminar como sea hacia su habitación mientras carga al ángel inconsciente entre sus brazos y ignora como todos se detienen para observarlo con curiosidad. Incluso Yoongi también pudo verlo y se alejó de la mesa de SeokJin para observar que sucedió con Park mientras se abría paso entre los sobrevivientes.

—Jeongguk..

Llamarlo por su nombre no fue suficiente para captar su atención. Yoongi solo lo observó como se marchaba lentamente hacia las escaleras luego de ser ignorado por su propio verdugo y luego regresó su mirada hacia el científico, quien colocó sus codos sobre la mesa mientras masajea su cien encontrándose pensativo al mismo tiempo que Jeongguk desaparece en las escaleras rumbo a su habitación.

“Es extraño como actúas solo por esta vez.” Susurró el hombre de ojos gatunos mientras observa a un SeokJin pensativo y nervioso desde lejos.

Solo por esta vez, lo dejaría pasar porque su mente se sentía más preocupada por otro asunto. No quedaría de pie observando como Jeongguk desaparecía en las escaleras rumbo a su habitación y no tenía otro deseo que seguirlo para saber lo ocurrido con Park. Era la primera vez que lo encontraba de esa forma y es por eso que caminó a pasos rápidos hacia las escaleras para subir escalón por escalón hasta encaminarse hacia la habitación cerrada de Jeongguk.

Antes de tocar la puerta, colocó su oreja sobre esta para oír algo desde el otro pero solo era silencio y luego tocó la puerta con sus nudillos, después esperó ser atendido por el carnicero desde el otro. Cuando la puerta se abrió, el rostro de Jeongguk fue lo primero que sus ojos encontraron y le dió una leve sonrisa antes de interrogarlo con debido a lo que vió hace minutos atrás.

—¿Que sucedió? ¿Que le pasó a Park?

El carnicero solo se movió de la puerta como respuesta y le permitió pasar dentro para que observé por el mismo lo que sucedió. Sus ojos gatunos se movieron del rostro del azabache hacia el cuerpo y rostro inconsciente del bailarín que descansaba recostado cubierto con un abrigo sobre la cama de Jeongguk.

Yoongi se encaminó hacia la cama para observar mejor el rostro herido como también su cuello y un poco sus manos, cubiertas de tela de ropa manchada de sangre, que sobresalen debajo de las mangas del abrigo.

—¿Quién fue? — Preguntó Min entre dientes.

—Son pandilleros.. jodidos pandilleros en este bar. ¿No lo sabías? — Respondió Jeongguk mientras busca un cigarrillo entre sus ropas y luego lo lleva a sus labios para encenderlo con la intención de darle una calada mientras da unos cuantos pasos hacia a lado de Yoongi.

— No sabía de ellos hasta ahora.

—Entonces es hora de que abras bien tus ojos.. no solo permites a un diablo, también existen pandilleros aquí. Ni siquiera pertenecen al bar.. — Comentó el carnicero antes de darle una calada a su cigarrillo y expulsar todo el humo a través de sus labios.

—¿Me estás culpando de esto? Es la primera vez que sucede.. ahora soy consciente de esto ya que lo veo ahora mismo.

—Que el cuerpo de Jimin no sea una razón para que te mantengas informado.. no dejaré que alguien más sea tratado de esta manera para que lo sepas o sepas lo que sucede aquí. —El carnicero colocó un dedo en el pecho de Yoongi y luego lo empujó levemente para dejarle en claro sus palabras.

Min no tuvo otra opción que asentir ante sus palabras mientras observa como Jeongguk desvía sus ojos grises algo molestos de los suyos para luego volverse suaves cuando observan a Park recostado sobre la cama. Puede ver lo que Jeongguk siente cuando lo observa y ahora puede saber que se encuentra demasiado preocupado por el bailarín rubio.

—No creo que deba quedarme un segundo más aquí... Si tienes algo que decirme puedes decírmelo en mi oficina.. lo mejor es que intentes ayudarlo. Voy a hablar contigo luego.

Son sus últimas antes de marcharse de la habitación de Jeongguk y encaminarse hacia SeokJin de regreso para intentar saber lo que quedó pendiente, pero antes de bajar las escaleras, sus ojos se encuentran con los de Taehyung, quien también se encontraba en camino hacia la habitación de su mejor amigo cuando supo lo que sucedió y no lo detuvo. Ambos se observaron y se ignoraron mutuamente mientras pasaban por su lado hasta desaparecer de sus vistas.

[...]

Sus labios dan calada tras calada mientras sus ojos grises observan fuera de la ventana de la habitación hacia las calles desiertas de la ciudad mientras que en su mente se pregunta cuando el ángel despertará cuando pasaron dos horas desde que se desmayó y gracias a Taehyung logró vendar sus manos como también a cambiar sus ropas para colocarle una pijama. Solo debía esperar a que despierte pero cada minuto de espera parece ser eterno y su impaciencia no lo ayuda.

Al terminar con Jimin, Taehyung también se preocupó por su pierna herida y gracias a él, logró vendar su pierna para evitar que la herida continúe siendo una molestia.

Se permitió relajarse un poco mientras inclina su cabeza hacia atrás sobre el respaldo de la silla y cierra sus ojos mientras expulsa el humo de su cigarrillo a través de sus labios levemente abiertos. Por un momento creyó que se quedaría dormido después de esperar por un tiempo a qué Jimin abra sus ojos, pero un pequeño quejido acompañado de su nombre captó su atención inmediatamente.

Giró levemente su cabeza hacia en dirección a la cama y observó como el ángel se removía entre las sábanas blancas de su cama mientras lo oía llamarlo por su nombre. Jeongguk.

Una última calada antes de ponerse de pie y tomar la silla en la que tomaba asiento para luego moverla hacia a un lado de la cama para sentarse a lado de Jimin mientras oía como aún continúa llamándolo por su nombre. Solo apagó lo que quedaba de su cigarrillo en el cenicero de su mesa de luz y encendió la lámpara encima de esta para observar mejor el rostro del bailarín.

Era inútil observarlo de esa forma, se sentía incapaz de ayudarlo más allá de que había vendado sus manos y cuello para ocultar sus heridas como también las marcas de las manos de esos hombres. Odiaba verlo en ese estado, tanto que cerró sus ojos para evitar observarlo un poco más y llevó una mano a su colgante en su propio cuello para luego comenzar a rezar como una forma para intentar relajarse cuando los cigarrillos no son suficientes para su autocontrol.

Sería capaz de salir allí fuera y buscarlos para hacerles pagar lo que le hicieron Park pero no puede hacerlo, no cuando sabe que quizás al ángel no pueda gustarle eso.

Alejado de la realidad por minutos, su mente solo se centró en orarle a Dios mientras mantiene sus ojos cerrados y con una mano tomando su propio colgante de su cuello, aquel colgante que el sacerdote le obsequió y que no piensa jamás perderlo, ya que gracias a este siempre se siente a salvó y conectado con su propio yo además de tener una creencia en los ángeles.

Ángeles que ese mismo sacerdote creó en la mente de Jeongguk explicándole como se veían y ahora mismo cree que tiene uno frente a él, al que debe cuidar siempre como el mismísimo sacerdote se lo dijo.

¿Estas rezando para mí? 

Y cuando su suave tono hizo que su concentración se esfume, Jeongguk abrió sus ojos para encontrarse con un ángel rubio recostado sobre la cama mientras sus ojos azules están abiertos combinados con una bella sonrisa que le expresa que se siente finalmente bien y despierto ante sus ojos.

Antes de que Jeongguk pueda decirle algo, el ángel le llama para que se acerque a él y no se niega ante su pedido. Es así que el carnicero se acerca hacia el rubio para luego oír en su oido como la voz de este mismo le susurra algo que deseó decirle antes de desmayarse, algo que provocó que los ojos grises de Jeon se abran un poco más y se demuestran asombrados de saber algo que pensó que nunca escucharía, pero si fue posible.

Gracias por cuidarme, siempre lo recordaré.”

Y un pequeño beso en su mejilla fue lo que el ángel depósito después de terminar de susurrarle al oído.

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