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XIX: Traviesos toques.

¿Los ángeles también son traviesos?

El sonido de sus pasos rápidos por el bosque oscuro explican que se encuentra escapando de alguien que lo persigue con una linterna en alto para seguir sus pasos por detrás.

¡No importa cuánto corras, voy a encontrarte sea donde estés! ¡No puedes escapar de mi!

La advertencia de Jeongguk se oye desde la distancia detrás de sus espaldas y no puede evitar girar sus cabeza hacia atrás para observar por encima de su hombro, seguro de que la iluminación de la linterna aún lo persigue.

Una pequeña distracción provoca que su hombro se golpee contra una rama y causa que de sus labios se escape un gemido de dolor pero no se detiene en su escape, Jeongguk acaba de oírlo y sus pasos avanzaron hacia él, persiguiendo sus pasos entre tantos árboles.

¡Si te atrapo, no tendré piedad en asesinarte!

¿Por qué? ¿Por qué deseaba asesinarlo sin motivos? Duda que pueda obtener una respuesta.

Su cuerpo poco a poco comienza a sentirse cansado, ha estado corriendo durante largos minutos y solo tiene una última opción de esconderse detrás de un árbol, cerca de un arroyo de agua que fluye con tranquilidad, el sonido le relaja pero no demasiado cuando los pasos de Jeongguk se escuchan cerca de su escondite.

Cubre sus labios con ambas manos, puede oírlo cada vez más cerca y la iluminación de su linterna apunta hacia el arroyo pero jamás hacia el árbol. Intenta retener su respiración agitada que se escapa por sus labios con la presión de sus manos sobre estos para evitar atraer a Jeongguk , pero el azabache es tan inteligente que su mirada gris y observadora se enfoca en el único árbol al que no le ha dado un vistazo al detenerse.

Sus botas se aproximan al árbol mientras en su rostro se dibuja una sonrisa tétrica cuando imagina todo lo que hará si encuentra al ángel pero su sonrisa se borra cuando no se encuentra detrás del árbol y suelta un bufido molesto por fracasar otra vez.

No puede evitar aproximarse un poco más al arroyo y observar como todo el agua fluye con tranquilidad en la noche de luna llena. Antes de voltearse en regreso al bosque, el sonido de pasos rápidos hacia él y unas pequeñas manos contra su pecho lo toman por sorpresa. Su cuerpo es empujado con fuerza provocando que caiga hacia atrás y de espaldas al agua del arroyo.

Park sonrío divertido cuando su mirada se deleita con un Jeongguk completamente mojado como todo su cabello azabache que cae sobre sus ojos, cubriéndolos completamente. Puede aún mantenerse de pie dentro del arroyo ya que no es tan profundo y el agua solo llega hasta su abdomen.

—¿Puedo preguntar qué te ocurrió? No eres tan ágil como pensé. — Dijo el bailarín con una sonrisa divertida en su rostro mientras se agachó un poco para tomar la linterna del azabache y iluminar al mismo.

Jeongguk lo observa sin importar que sus mechones cubran sus ojos, puede observar través de estos sin problemas. Sus labios no emiten ninguna palabra porque su movimiento dice que más que palabras cuando su mano se mueve al bolsillo de pantalón y enseña lo que acaba de sacar cuando abre la navaja con ambas manos mientras su rostro sonríe poco a poco se forma cínica.

—¿Quieres volver a preguntarme, Angelito? No puede oírte bien.

La sonrisa del ángel se desvanece y su rostro es un resumido en una sola palabra; miedo. Todo su cuerpo se congeló mientras sus ojos azules observan como Jeongguk se mueve rápido en el agua para salir del arroyo para atraparlo, incluso se arrastra hasta la orilla y antes de que Park escape al girarse para correr nuevamente, su mano atrapa el tobillo de este y lo jala para que ambos se encuentren en la misma posición.

La linterna cayó al suelo, rodó y por coincidencia su iluminación enfocaba ambos hombres en la orilla del arroyo.

Park lucha por zafarse del azabache que se arrastra hasta encontrarse encima del rubio, quien intenta sacarlo de encima pero Jeongguk acerca su navaja en su cuello mientras sus labios solo sueltan un shh~. Su mano libre toma el rostro del rubio y lo obliga a observarlo a los ojos aunque no pueda realmente por culpa de sus mechones.

Sus delgados belfos están tan cerca de su mejilla que puede sentir también la punta de su nariz rozar la misma mientras su rostro se encuentra tomado por una de las manos del azabache. Sus belfos gruesos están atrapados contra la palma de la mano del contrario y lo único que puede controlar son sus ojos miedosos.


𝐂𝐀𝐑𝐍𝐀𝐆𝐄


El roce de sus belfos finos sobre su mejilla, el aliento cálido que choca contra su piel y sus ojos grises aunque se ocultan igualmente lo penetran, provoca que su cuerpo comience a estremecer.

El miedo que su cuerpo sentía se desvanece poco a poco aunque esa filosa navaja se coloque en su cuello. Un solo corte podía acabar con su vida pero Jeongguk no cree que aún pueda acabar con su vida, Park es interesante.

— No seas como ellos. — Musitó apenas el bailarín.

Jeongguk frunció su ceño al oírlo. Su mano mantuvo quita su navaja en la piel de su cuello y sus ojos, debajo de sus mechones húmedos, pueden observar perfectamente sus ojos azules pero no sé encuentran asustados.

—¿Por qué? ¿Quienes son ellos?— Musitó está vez el carnicero pero en su oído. Su aliento caliente roza su piel sensible de su oreja y estremece el cuerpo del ángel.

Es impuro, es impura la manera en que el ángel abre sus piernas para que las caderas del azabache se posicionen mejor para que el resto de su cuerpo encaje mejor contra su pecho, ambos se sienten cerca de esta manera. El carnicero aún no se da cuenta en la posición en la que ambos se encuentran, una muy provocativa.

— La pandilla.. ellos siempre me golpean, solo me recuerdas a ellos de esta forma en la que me amenazas. No debes ser como ellos.

— Primero Junseo y ahora ellos. ¿Puedes detenerte por un segundo para dejar de compararme con los demás? ¿Aún no sabes mi nombre?

El ángel permite que los brillos de su mirada azul resalten en su mirada cuando Jeongguk aleja aquella navaja de su cuello y su tono molesto aparece. Ya no siente tanto miedo como antes, siente impulsos de deseos por hacer lo que su mente quiere. Libre de la amenaza en su cuello y de la mano que toma su rostros, se siente libre para hacer lo que quiere ahora y desde que lo vió salvarlo por primera vez en la iglesia.

Sus impulsos son interrumpidos por su voz profunda nuevamente y no le molesta oírlo hablar.

—¿Cual es mi nombre? — Jeongguk no tiene idea cuánto provoca que la llama dentro del ángel crezca cuando sus manos se colocan a cada lado de ese rubio que no puede dejar de observarlo a sus ojos grises.

—No lo recuerdo. — Miente. Sabe todo su nombre de memoria, al dormir lo susurra por lo bajo y puede decir letra por letra su nombre. Ángel acaba de aceptar que desea seducirlo, no recuerda a Junseo ahora mismo, otro hombre está ocupando su lugar.

Jeongguk solo puede tener una reacción diferente, una de sus manos se vuelve un puño sobre la tierra y toma un poco dentro de su mano. Muerde su labio inferior como si algo que esperaba no ha sucedido como el quería.

—¿Realmente no quieres decirlo o en verdad no lo recuerdas? — Dijo el carnicero.

Sus bellos ojos azules vuelven su cabeza un desastre, su respiración se agita y su corazón se acelera un poco cuando esa mirada hipnotizante poco llega a sus ojos grises. Sus manos pequeñas son peligrosas en la manera que acarician sus brazos colocados a cada lado de su cabeza y sus belfos gruesos son debilidad del recuerdo que acaba de confirmar.

Jeongguk.

La manera en esos labios carnosos se mueven hacen que se olvide que lleva un colgante en su cuello que lo libra de pecados como suele creer. Puede sentir sus dedos sobre la piel de sus brazos decorados de tatuajes, la tinta de estos parecen sentirse calientes como toda su piel gracias al toque que siente de ese ángel.

Sus ojos grises deberían observar dónde se mueven sus manos, en parte de sus brazos ahora están tocando pero puede sentirlas en sus bíceps y triceps, tocando y disfrutando de lo fuerte que son sus brazos.

Jeongguk siente que sus tatuajes están descubiertos de las mangas de su ropa y solo por esta vez, deja que el ángel lo toque.

Deja que el Ángel sepa más de ti, Jeongguk. ¿No quieres que sea tuyo? Deja que conozca cada parte de ti.

Aún las palabras del sacerdote se oyen en su mente mientras sus ojos grises observar la mirada hipnotizante y seductora que ese ángel le brinda para que caiga en sus pies.

El ángel es travieso, sus manos se mueven hacia su rostro y luego baja por su cuello acariciándolo con la yema de sus dedos como si su piel fuera tan delicada al tacto, Jeongguk muerde su labio inferior intentado calmar su yo interior para evitar romper este momento cuando odiaba que tener este tipo de contacto físico.

Jeongguk. — Su voz lo llama con la pronunciación coqueta de su nombre, poco a poco ese ángel comprende que ocurre con el contrario y sonríe ladino cuando finalmente sabe como todo funciona realmente.

Su mirada gris se desvía de los ojos azules y se mueven para observar como el dedo índice del contrario baja lentamente por su torso, trazando un línea desde su pecho hasta su abdomen, todo por encima de sus ropas.

No quiere ser el único entre ambos que se permite ser conocido por ese ángel.

¿Puedo conocer al ángel, sacerdote?

Su pequeño niño del pasado pregunta en su mente, su voz resuene en sus recuerdos y en el rostro del sacerdote se dibuja una sonrisa mientras su cabeza asiente para indicarle que puede hacerlo sin problemas.

La curiosidad recorre su cuerpo, lo recorre como las manos pequeñas de ese ángel que se entrometen de manera peligrosa y seductora porque este bello rubio solo desea que ese carnicero caiga a sus pies, sabe cómo un hombre puede caer. Tantos años en un club nocturno para hombres no serán arrojados a la basura cuando fue el sitio perfecto para aprender como volver a un hombre suyo fácilmente.

Las manos que tanto le encantan de ese carnicero lo asombran cuando se mueven hacia su rostro divino y una de ellas toma en un puñado su cabello dorado jalando un poco hacia atrás, provocando que su cabeza se incline hacia atrás sobre la tierra, dejando expuesto su cuello como sus belfos gruesos algo abiertos.

La iluminación de la luna cambia se posición, la iluminación de la linterna hacia ellos ayuda que sus rostros se observen mejor, el silencio del bosque solo pertenece aquellos dos hombres que se toman el tiempo en conocerse mutuamente mientras el sonido del agua del arroyo es como una melodía para sentirse en el ambiente perfecto solo para ellos. En el medio de la fantasía de ángeles, su voz profunda confiesa por primera vez algo que en su mente se mantuvo por todo un día y ahora era el momento más cálido para expresarlo.

Las yemas de sus dedos acarician su rostro suavemente comenzando desde su frente, luego baja lentamente su párpado derecho cerrado y llega la piel suave de mejilla para moverse hacia sus labios gruesos dónde sintió con solo acariciarlos lo suave que se sienten. Está vez solo con su pulgar acaricio sus labios mientras los observaba como se mueven debajo de su dedo y el ángel puede sentir lo que sus impulsos quieren.

Sentí como tus labios me besaron esa noche. Recuerdo verte regresar a tu cama junto a Tae pero mis ojos no soportaron tanto tiempo antes de volver a dormir. — Susurran sus labios siendo observados por el ángel que suelta un pequeño jadeo de asombro cuando su pulgar se entromete entre sus labios.

Su rostro se encuentra tan cerca, su mirada gris puede penetrar hasta su alma pero no siente intimidado de esta forma, solo se siente bien. Es la fantasía que su mente creaba desde que la iglesia fue un sitio para ambos, la forma en que espió su cuerpo semi desnudo y la tentación de tocar todo su torso sin ser rechazado, besarlo mientras duerme para no ser descubierto en esa misma noche del motel, todo eso encendió todas las fantasías que desconocía cuando solo un hombre tan sencillo y masculino como ese azabache podían crear en su mente.

Park solía ser un bailarín exótico con grandes pretendientes pero su actitud es pretensiosa y no era tan fácil ser aceptado por el. Siempre se abalanzaba hacia el lado de hombres con rangos poderosos como soldados, policías, mafiosos o simplemente hombres que poseían poder, le encantaba los hombres con poder. Eso enloquece su mente.

Honestamente, jamás se vio en esta situación, juró que jamás le gustaría un hombre con un rango tan bajo como un carnicero que le confiesa que ha sentido el tacto de sus labios presionar sobre los suyos y que se sintió tan delicioso que estaba seguro que las fantasías que tenía en su mente sentirían de la misma forma.

El camino por debajo de su ropa se retoma, sus pequeñas manos vuelven a tener contacto con la piel de su torso marcado, el que tanto espió y deseo tocarlo, saber cómo se siente tocar algo tan duro y fuerte. Su fantasía se cumple con cada pequeño camino que sus dedos trazan sobre sus abdominales y mientras disfruta de lo que deseó hacer, el azabache disfruta de como se sienten sus gruesos belfos rodear su pulgar de una manera tan caliente que provoca que su mente comience a enloquecer.

Señor sacerdote, ¿Usted ya tiene su ángel?

Jeongguk sonrió ladino cuando la pequeña succión en su dedo pulgar enloquece su mente, el ángel se comporta tan travieso que sus ojos se cierran mientras sus belfos succionan con un plan de seducción en su mente traviesa de bailarín.

No te lo diré hasta que tú lo tengas, pequeño Jeongguk.

Un pequeño jadeo se escapa de sus finos belfos cuando la succión en su pulgar se vuelve más fuerte como la manera en sus belfos lo rodean. Puede sentir como las manos de ese ángel ahora se mueven hacia su espalda delgada y decorada de aquel gran tatuaje que espió para verlo, el que tanto le gustó ver.

¿Entonces que haré con él, señor sacerdote?

La confusión desde pequeño aún puede sentirla en su mente con cada palabra que recuerda haber dicho en el pasado y ahora mismo recuerda mientras sus ojos se posan en ese rostro hipnotizante como en esos belfos que le dan una pista de lo que pueden brindarle. Poco a poco, quita el pulgar de sus labios y lo observa un poco más,
contemplando la imagen de un ángel travieso que toca sin pudor su espalda por debajo de sus ropas.

Besarlo, solo besar sus labios hasta enloquecer su mente.

Las palabras y la voz de ese sacerdote en su mente suenan como una orden, un orden poderosa que lo hace tomar una decisión inmediata, una de la cual su mente no escapara jamás y se convertirá un recuerdo cerca del pecado carnal.

Solo con una mano toma rápido su rostro, siendo algo brusco, sus delgados belfos se acercan y chocan contra los belfos contrarios, sorprendiendo al dueño de estos cuando algo se entrometió entre sus labios mientras sus labios se mueven al ritmo de los contrario que lo besan con necesidad y deseo de probar lo que probó esa noche mientras dormía como un idiota sin saber que en lo profundo estaba disfrutando de algo delicioso como un beso.

Jeongguk alejó una mano, la extendió para palmar el suelo en busca de la linterna que ahora su iluminación era molesta y cuando la tomó, simplemente la apagó sin dejar de besar esos labios con un ritmo caliente y una danza de invitadas sin hueso entre sus labios.

¿Los ángeles también son traviesos?


[...]


El amanecer fue testigo de los besos ardientes que solo existieron, si tuviera la oportunidad de poseer una voz entonces podría explicar detalladamente lo que observaba cuando el bailarín permitía que sus labios sean devorados sin oponerse al sentir un beso de ese hombre que lo rodeaba con sus brazos tan fuerte para que no se escape de sus besos. Aunque desviaba su rostro para darse un descanso, el carnicero los buscaba desesperados de seguir deleitando su mente.

Al regresar al vehículo, Taehyung lo esperaba recargado en este con los brazos cruzados y su celo fruncido algo molesto cuando ambos hombres desaparecieron de manera inesperada para el. Sus ojos examinaron los labios de Park completamente rojos, más de lo normal, pero no pudo preguntar cuando el rubio se adentró rápido al vehículo sin emitir ninguna palabra porque su actitud nerviosa lo delató por completo mientras que Jeongguk se aproxima a él con una sonrisa que jamás vio en su vida en ese rostro serio.

— Marchamos a la siguiente ciudad, Orrinshire. —Dijo el azabache seguido de un Kim completamente confundido con su buen animo.

—¿Irás a Orrinshire con esos labios hinchados? Pensaran que estuviste besuqueando a alguien.

—Es porque puedo hacerlo.

Jeongguk caminó hacia la puerta del conductor, luego ladeó su cabeza en dirección a la puerta contraria del copiloto para que Taehyung suba al vehículo para marchar de una vez hacia el próximo objetivo.

El castaño cruzó nuevamente sus brazos mientras rodeaba el vehículo hasta el asiento del copiloto para subir a este al mismo tiempo en el que su mejor amigo lo hacia. Mientras tanto, Park acarició sus propios labios y noto que se sentía algo dolorosos como también hinchados, rodó sus ojos cuando su plan arruinó sus bellos labios cuando permitió que ese hombre lo besara.

Pero Jeongguk se tomó un segundo para suspirar cuando lo observa a través del espejo retrovisor y al conectar miradas junto a ese ángel, lo único que hace es sonreír con burla cuando logró besarlo hasta dejar sus labios hecho un desastre.


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