CARNAGE II: Tú y yo.
❝Mis ojos siempre están sobre ti, eres el único ángel que deseo tocar.❞
—
El hombre mayor observó a Jeongguk, luego al lindo bailarín que salió detrás de este con su cabeza baja y algo tímido, y no pudo evitar sonreír un poco.
-Oh ¿Quien es este lindo chico de aquí, eh? ¡Je, je, je!
El bailarín sonrío un poco nervioso. Su mirada se levantó y enseñó sus bonitos ojos azules hacia el hombre para presentarse como era debido, siempre con una pizca de educación, mientras sus manos toman el brazo de Jeongguk para mantenerse seguro.
-Me llamo Jimin.
El hombre mayor lo observó de arriba a abajo y luego asintió con una sonrisa agradable.
-Se bueno con él, viejo mentiroso. No quieras ser un trozo de carne. - Murmuró Jeongguk cuando lo observó acercarse a Jimin, extendiendo su mano en su dirección.
-¡Oh claro que sí! -Dijo el mayor, luego tomó la mano del bailarín y la estrechó un poco en un saludo.- Es un gusto, Jimin, bienvenido a mi cabaña.
Park solo deseó asentir con cortesía ante su bienvenida, le regaló una leve sonrisa y luego observó a los ojos grises de Jeongguk, los cuales lo observan suavemente a diferencia de cuando observa al hombre mayor. Una mirada feroz para el hombre de la cabaña, una mirada dulce y suave para Park.
-Por cierto, mi nombre es Doctor Aurelio. Es solo un apodo junto a mi nombre real, pero no se preocupen, solo soy un carnicero y no un doctor. Obtuve ese apodo porque tengo buenas manos para los objetos cortantes y puedo cortar muy bien la carne. - Expresó Aurelio, luego se volteó para encaminarse a la cocina, sin antes indicarle que se pongan cómodos en el sofá.- Tomen asiento, nos encargaremos de sus cosas luego. Déjenme servirles un buen trago de whisky de la casa.
Una vez solos en la sala principal, Jeongguk rascó su nuca algo nervioso cuando las manos de Jimin aprietan un poco su brazo y sus ojos azules están clavados en su rostro, en los segundos restantes en el que están solos. Pensó y rompió el silencio con una pregunta.
-¿Te gusta esta cabaña? ¿Te sientes incómodo aquí? ¿Ese viejo es incómodo para tí?
Jimin sonrío hacia él y negó un poco para luego observar a su alrededor. La decoración era bonita, las llamas de la roja chimenea hacen un buen juego con los colores de la cabaña y la alfombra roja debajo de los sofá del mismo color, todo era limpio y cómodo a la vista. Nada de que quejarse. Incluso el ambiente era cálido.
-No hay nada malo, me gusta mucho. Se siente demasiado familiar.
-¿Familiar? Si.. familiar.. supongo. - Musitó el carnicero, su cabeza se bajó un poco y sus ojos grises observaron el hacha de su mano.
El bailarín lo notó. No quiso herirlo o traerle recuerdos del pasado o quizá el recuerdo de que su familia jamás estuvo con él. Soltó su brazo y luego se movió hasta quedar frente a él, sus dedos elevaron el rostro del azabache a través de su mentón y ambas miradas se encontraron de nuevo.
-No me malinterpretes, no quiero verte así.
Jeongguk sonrío un poco mientras que en lo profundo de su interior. Los impulsos comienzan de nuevo y desea besarlo un poco aunque no es el mejor lugar, pero no puede resistir. Sus labios delgados se acercan a los suyos, suelta el hacha que cae al suelo para colocar sus manos grandes sobre sus hombros y así acercarse más a su rostro. Estaban tan cerca, sus labios rozaron mutuamente hasta que se detuvieron por culpa de Aurelio con sus dos tragos en cada mano, al regresar a la sala.
-¡Dos tragos-! ¡Mierda! ¿Debería volver a la cocina y fingir preparar más tragos para no interrumpir?
Jimin empujó a Jeongguk en cuanto escuchó al hombre en la misma sala nuevamente. Fingió que nada sucedió y sonrío de la mejor forma para disimular. Mientras tanto, el carnicero se hizo un poco hacia atrás por el empujón y tomó el hacha del suelo, luego se rascó de nuevo su nuca fingiendo estar bien.
-Esta bien, Aurelio. Tomaremos los tragos. - Respondió el bailarín, luego se movió hacia el sofá para tomar asiento con la mirada de Jeongguk sobre él, pero antes de encaminarse al sofá, Jimin guiñó un ojo al carnicero logrando ponerlo nervioso.
-¿Qué mierda me pasa? - Murmuró el carnicero. Su corazón late cada vez más rápido cuando el bailarín hace cualquier movimiento o gesto, incluso cuando respira, su corazón se enloquece por nada.
Aurelio colocó los dos tragos en la pequeña mesa de café frente al sofá y delante de la chimenea. Park tomó asiento en el sofá, tomó un vaso de whisky y luego se inclinó un poco sobre el cómodo mueble para sentirse en casa. Por otro lado, Jeongguk se sentó a lado de Jimin, sintiéndose nervioso y un poco intranquilo.
—Y... ¿Puedo preguntar que son realmente?
—Humanos. — Bromeó Jeongguk. Su mano tomó el vaso de whisky y luego se inclinó hacia atrás en el sofá, tomando mejor comodidad.
Aurelio negó con una sonrisa ante la respuesta que no esperaba. Y rogó con su pregunta de nuevo, en saber la verdad.
—Hablo en serio está vez. ¿Qué traen ustedes dos? ¿Compañeros solamente?
—Si. —No. —Ambos respondieron al mismo tiempo. El bailarín y el carnicero se tomaron unos segundos de silencio para observarse mutuamente cuando respondieron con respuestas opuestas.
Ante la mirada de Aurelio, ambos se ven algo confundidos sobre su relación, pero no prefiere interferir hasta que ellos mismos lo aclaren perfectamente.
—¿Si o no? Vamos, carnicero.. ¿acabas de decir que si? ¿Compañeros que se besan? Hace unos minutos atrás casi lo logras, si no fuera por mi. — Soltó Aurelio, seguido de una risilla rasposa y luego tose un poco.
El rubio volteó un poco hacia Jeongguk cuando no esperaba esa respuesta de su parte. No estaba molesto, pero claro que esperaba algo mejor. Después de la noche anterior, creyó que serían algo más. Los ojos grises de Jeon no se pierden el rostro neutro del rubio al observarlo en su dirección.
—No lo sé aún, estoy experimentando mis gustos. — Terminó Jeon, sin quitarle la mirada a Jimin.
—¿Experimentando? Hombre, tú y él no tienen nada que experimentar. Eres un hombre adulto ya, no experimentes, solo acéptalo. — Aurelio se recostó un poco mejor en el sofá individual y se sintió aún más cómodo.
—Quizás a Jeongguk no le gustaría aceptar que se siente mejor con un hombre. — Bromeó el rubio, como si el nombrado no estuviera a su lado o en la sala. Jeongguk lo observó algo confuso.
Aurelio soltó otra risilla rasposa y señaló a Jimin al ser una buena broma para su sentido del humor.
—Hablen de mi como si yo no estuviera aquí. Adelante, ¿Algo más que decir?
Jimin negó con una leve sonrisa mientras sus ojos le dieron una mirada a Aurelio, antes de beber un sorbo de su trago. Por otro lado, el hombre mayor tosió un poco y se puso de pie con una tarea en mente.
—Nada más que decir, Jeon. Solo quiero decirte que deberías darle ese beso antes de que vayan a dormir está noche. Prepararé la habitación vacía y la cama con cobijas que tengo. Quédense aquí.
Aurelio se alejó de ambos y desapareció de la sala, adentrarse en otra habitación y dejando solos a ambos invitados en su cabaña. Un poco de tiempo a solas, no les vendría mal. Después de lo que vió minutos antes, esos dos traían algo en común.
Jeongguk bebió su trago en un fondo blanco hasta vaciar su vaso, luego lo colocó de regreso en la pequeña mesita y se puso de pie con su hacha en mano. Listo para empezar a trabajar en lo que Yoongi le ordenó.
—¿Necesitas ayuda con tu trabajo? — Preguntó el hombre mayor hacia el carnicero.
—Nah, puedo hacerlo solo. ¿Puedes llevar nuestras mochilas a nuestra habitación? Están en el vehículo, Jimin puede ayudarte.
El carnicero azabache salió de la cabaña con la mirada del bailarín sobre él hasta que desapareció al cerrar la puerta, dejando a Aurelio y Park solos en la sala principal. Ambos mencionados se observaron mutuamente sin comprender, pero se pusieron en marcha minutos después con lo que Jeongguk les ordenó.
Ante los ojos del bailarín, su mente no pierde el tiempo en deleitarse con la imagen de Jeongguk cortando troncos de madera con aquel hacha. Sus brazos fuertes toman impulso en el aire, elevando el hacha y luego corta un tronco de madera sobre otro gran tronco para apoyarlos.
Aurelio se encargó de llevar las mochilas dentro de la cabaña, pero Park solo se quedó de pie y concentrado en ver al carnicero desde la distancia. Observarlo cada segundo que pasa, despiertan sus impulsos de acercarse a él y besarlo cuando lo ve hacer un trabajo tan varonil como ese, y aunque solo cortaba muchos troncos, igualmente se veía atractivo.
Dió un paso, otro paso y otro. La distancia se acortaba rápidamente cuando aceleró sus pasos hacia el ocupado carnicero cortando los troncos de maderas, quien no se percató que el bailarín se acercaba a él, solo hacia su trabajo pensando en cuántos troncos debía llevar para Yoongi.
Jeongguk dejó su hacha por un segundo para colocar otro tronco sobre el gran tronco de madera. Se colocó en leve cuclillas para colocar bien aquella madera antes de volver a tomar su hacha, tomar impulso con sus brazos y cortarlo por la mitad, pero las piernas de Jimin se colocaron delante de su visión y detrás del tronco a punto de cortar.
Sus ojos grises se desviaron para observar el rostro del bailarín y bajó el hacha para entender que ocurría ahora.
—¿Que pasa ahora? ¿Aurelio te dijo algo que no te gustó? — Preguntó el carnicero, luego le regaló una pequeña sonrisa.
—No es eso. Solo quiero compartir tiempo contigo, aunque se que es tu trabajo ahora, estoy dispuesto a ayudarte para pasar tiempo juntos.
—Estamos pasando tiempo juntos, estás aquí conmigo aunque no solos del todo. —Jeongguk ladeó su cabeza hacia un lado en señal de que se refería a Aurelio, quien caminaba de regreso a dentro de la cabaña. — ¿Verdad? ¿No te gusta de esta manera?
El rubio observó el tronco sin cortar y luego el rostro del contrario. Una pequeña sonrisa traviesa se dibujó en su cara y una propuesta divertida surgió de sus labios gruesos.
—¿Deberíamos decirle a Aurelio que vaya por algo fuera de la cabaña y déjanos solos?
— Después de que corte este último tronco. — Respondió el azabache, elevando nuevamente la hacha para cortarlo con fuerza, partiendo este a la mitad.
—¿Es un sí?
—Aún no lo sé. Necesito más troncos de madera, todos los que corté no son suficientes. ¿Quieres venir conmigo? —Dijo el carnicero alejándose y siendo seguido por el bailarín hacia el vehículo, dónde tenía sus armas de caza.— También tengo que cazar un poco de carne para que Yoongi tenga carne para los sobrevivientes del bar.
—Te ayudaré a buscar troncos, al menos quiero hacer algo contigo.
Jeongguk asintió y abrió el maletero de vehículo, fijando su mirada en cada arma y solo tomó una escopeta de caza junto con la munición, la cual se la extendió a Jimin para que se ocupe de llevarla para cuando la necesite.
—¡Hey, hombresitos! ¿Van algún lado? —Aurelio se percató de lo que ambos hacían detrás del vehículo, es por eso que salió de la cabaña para asegurarse de que ocurría hasta que vió a Jeongguk con una escopeta de caza.
—Iremos de caza y por unos troncos. — Gritó el azabache mientras se encaminaba hacia más al centro del bosque, junto con Jimin a su lado..
—¡¿Troncos de madera?! Mejor déjame a mi, buscaré algunos por tí. ¡Ve a cazar y vuelve a salvo! ¡Ten cuidado con el bosque! — Gritó está vez Aurelio, quien saludó desde la distancia al bailarín que lo observó un poco con una sonrisa mientras se alejaba con Jeongguk.
—¿A qué se refiere con tener cuidado con el bosque? ¿Aquí también hay zombies? — Interrogó Park hacia el carnicero mientras caminaban aún más, adentrándose en el lugar.
—No lo creo.
Durante todo el camino, el frío del invierno aumentó tanto que pequeños copos de nieve comenzaron a caer de cielo nublado. Al principio, no era creíble, ya que era una coincidencia que comenzará a nevar de un momento a otro. El suelo del bosque se volvió más blanco del que estaba cuando la nieve caía cada vez más.
Park sonrío cuando la nieve era bonita pero fría en la palma de su mano cuando atrapaba pequeños copos de nieve. Jeongguk le dió una mirada rápida a su rostro y no pudo evitar sonreír al verlo sonreír también.
En un acto de verlo tan tierno junto con la nieve, ambos caminaban tan juntos que sus manos chocaban, rozaban y se acariciaban con el movimiento de los cuerpos al avanzar por el bosque. Al principio, sienten algo extraño que se remueve en sus estómago cuando siente como sus manos se tocan y solo puede bajar sus miradas o observar hacia otro lado, intentando disimular el bombeo de sus corazones y como sus ojos reflejan sentimientos mutuos.
Jeongguk apretó sus labios mientras tragaba saliva algo nervioso. Su otra mano apretaba con fuerza la escopeta para controlarse un poco, su respiración y corazón acelerado iban a delatarlo si no se tranquilizaba en los próximos minutos, pero para Park era diferente, el bailarín podía aceptar que su corazón latía por algo y que sus mejillas estaban levemente sonrojadas por la situación.
—Es la primera vez que vemos la nieve juntos. — Comentó el bailarín, rompiendo el frío hielo que podría derretirse si alguno de los dos da el primer paso.
—Si, bueno... es blan-blanca y.. es nieve, nieve de invierno.. nieve.. — Susurró el carnicero, disimulando su nervios, pero su tartamudez lo delata por completo, sacándole una pequeña risita al bailarín.
Unos pasos más, la nieve comienza a caer de manera más suave sin ser un estorbo. Jeongguk observó a su alrededor para buscar algún animal, pero su corazón no puede parar de latir tan rápido por culpa del roce, pero también su mente se desconcentra con cada roce que su mano hace con la del rubio. No puede soportarlo. ¿Este era realmente él?
Descubrió que realmente era él. Era la primera vez que sentía así, no puede soportar que su corazón intente salir de su pecho y su estómago siente cosquillas. Deberia lanzarse a la oportunidad, comprobando si realmente podría ganar si lo intenta. ¿Que podría perder en esta situación? Incluso cuando su mano roza la suya, no puede soportar dejar pasar al situación, y aunque tomó su mano antes, ahora era diferente.
Jeongguk respiró un poco antes de que su mano se mueva para tomar la de Jimin, todo fue tan delicado y suave, solo quería sentir su piel suave nuevamente y asombró un poco al bailarín. Creyó que Park le quitaría la mano, pero cuando entrelazó sus dedos, entonces la situación se volvió otra en camino a formar algo nuevo entre ambos.
El carnicero desvío su rostro serio hacia un lado para comenzar a sonreír de felicidad desconociendo su propio yo por segundos, pero aún así no dejo de sonreír cuando sintió como sus manos se entrelazaron. Si realmente este era su nuevo yo, sonriendo como tonto solo por tomarle la mano y fingir que nada lo conmovía por fuera, pero por dentro celebraba.
—Tu mano está algo fría.. — Expresó Jimin.
El bailarín buscó su mirada hasta que la encontró y también encontró las mejillas sonrojadas de Jeongguk. Sin duda, Jimin tuvo que reprimir una risita cuando se veía adorable con sus cachetitos rosados, pero con una sonrisa bastó para estar muriendo de ternura.
Jeongguk caminó lento pero también rozando su hombro y brazo con el rubio, formando un pequeño coqueteo indirecto, intentando molestarlo con estar tan pegados del uno al otro.
—¿Y por qué no me calientas?
Pero el bailarín conocía todo tipo de coqueteos, y aunque el azabache intenté disimular con sus actos, podía comprender perfectamente ya que las noches en el club como bailarín exótico le enseñaron cómo los hombres tienen diferentes tipos de coqueteos. Recuerda cuando un tipo chocaba su hombro con el suyo al tomar un trago juntos y reconoció ese deseo de contacto físico.
—Si te concentras en tu trabajo, es posible que lo haga. ¿Olvidaste que soy realmente? Tendrás una recompensa si haces bien el trabajo. — Comunicó el rubio, deteniéndose al mismo tiempo que el contrario.
Jeongguk sintió como el calor de su mano se desvaneció cuando Park la soltó. Tenía razón, tenía que cumplir con su trabajo, nadie más podría hacerlo si no fuera él.
𝐂𝐀𝐑𝐍𝐀𝐆𝐄
Un ciervo adulto caminaba entre los árboles altos del bosque en busca de comida. Su olfato lo guiaba hacia donde posiblemente podía existir algún fruto que lo ayude a saciar su hambre, pero su sentidos le indicaron que algo más se encontraba en el mismo sitio en el que caminaba en busca de comida. Quizás algún depredador o humano, pero no estaba muy seguro. Sus ojos redondos apenas podían ver con exactitud, y aunque giraba su cabeza para buscar algún depredador cerca, se mantuvo cauteloso en caso de tener que escapar rápidamente.
Un pequeño sonido a una rama de un árbol al romperse captó su atención, pero no se movió cuando la escuchó, solo se mantuvo en alerta observando a su alrededor. Todo el tiempo en alerta hasta que sintió como algo hería su lado lateral de su cuerpo junto con un sonido de arma. Al ser tan solo un animal, su mente reconoció el sonido, por desgracia, cuando los humanos solían cazar en este bosque.
Intentó escapar, intentó huir rápido aunque su herida era muy profunda y la sangre brotaba demasiado con cada esfuerzo que ejerció, pero se dió por vencido cuando cayó al suelo mientras su respiración se volvía densa y escasa, como también su corazón al latir tan rápido por el miedo que sentía.
Los pasos de humanos se acercaron al ciervo adulto rendido sobre el suelo, sus ojos lo observaron como ese animal los observaba. Claro que el animal no podía comprender lo que decían entre ellos, eran cuatro hombres con escopetas y uno de ellos empuñó un cuchillo, pero antes de ser apuñalado hasta la muerte, su excelente audición de animal supo que algo más se escondía en bosque. Tres zombies hambriento que ahora los cazaria a ellos.
Los cuatros hombres corrieron cuando escucharon que se trataba de tres zombies, que gruñían hambrientos y que se aproximaban a ellos, es así que comenzaron a alejarse del ciervo herido y desaparecieron cuando siendo perseguidos.
El pobre ciervo comenzó respirar con dificultad, su corazón se aceleró tanto que el flujo sanguíneo dejaba fluir la sangre de su herida hasta que su último respiro se volvió doloroso. La sangre brotó tanto que la nieve debajo de su cuerpo, se manchó y dejó ver la evidencia de que solo fueron minutos para perder su vida por causa de un sangrado imparable.
Lo último que sus ojos redondos observaron, fueron a esos hombres vestidos de trajes oscuros y un símbolo de calavera en sus atuendos, siendo diferentes a los humanos que solían cazar en este bosque.
Incluso cuando los minutos pasaron, el cuerpo del animal continúo arrojado sobre el suelo sin nada alrededor que tome el valor de acercarse para llevarse la carne fresca, hasta que un azabache con su escopeta, corrió hacia el cuerpo cuando lo divisó desde la distancia.
Jeongguk se colocó de cuclillas cuando observó el pobre cuerpo del ciervo herido y muerto desangrado por la herida lateral de su torso, justo en la zona de sus pulmones.
—La sangre aún está fresca y el disparo fue aquí. — Comentó el carnicero al observar al animal sin vida. Es una lastima, su sangre fresca indicaba que su muerte muy reciente, y por lo tanto, la carne estaba fresca.
Park observó hacia otro lado cuando le daba lastima aquel animal, pero no existía otra opción, porque no eran tiempos para morir de hambre cuando humanos infectados también se alimentan de humanos. Era una nueva cadena alimenticia, no-humanos que comen a humanos y los humanos comen animales para sobrevivir.
—¿Hay más personas que nosotros en este bosque?
Jeongguk asintió a su pregunta al ponerse de pie y observó a su alrededor para asegurarse de que no sean atacados o posiblemente sorprendidos por alguien no esperado.
—¿Puedes sostener el arma? Llevaremos la carne de este ciervo, ten cuidado no te vayas a lastimar. —El carnicero extendió su escopeta para que Jimin la tomé, mientras que él, se encarga de examinar mejor la carne.— Aurelio puede ayudarnos a llevar la carne a la cabaña.
Al retroceder unos pasos, Jeongguk escuchó un sonido animal provenir de unos metros de donde se encontraban. Al desviar su mirada del ciervo del suelo, sus ojos encontraron otro ciervo vivo en la distancia que los observaba asustado por encontrar a un ciervo muerto junto a esos humanos.
Su sentido animal se activó y corrió lejos cuando supo que podía acabar como ese ciervo. Jeongguk le arrebató el arma a Jimin y lo persiguió por el bosque, no demasiado, pero si corrió tras el animal para intentar cazarlo.
Aunque sus patas era muy rápidas, tarde o temprano, tenía que detenerse y finalmente lo hizo frente a un gran lago congelado en el bosque. Su desesperación no lo llevaría más que a la muerte cuando sus patas avanzaron por el agua congelada y se resbalaban sobre este. Las pequeñas grietas en el hielo indicaban que pronto iba a romperse si uno más que ese animal, caminaba sobre este, Jeongguk no se dió cuenta de eso.
Él solo siguió los pasos del animal mientras su botas se resbalan un poco aunque intentará mantener el equilibrio. Cuando dejó de avanzar sobre el hielo, fue cuando el animal se detuvo y se volteó a mirarlo con una clara señal de que él había ganado esta vez. Aceptó que no podía escapar, lo mejor era morir de una vez, el hielo no es muy amigo de sus patas.
—No te muevas... — Susurró el carnicero, elevando su escopeta hacia la dirección del ciervo, apuntando perfectamente en su cabeza pero su disparo no acertó como quería. Jimin bajó su arma hacia el hielo y le disparó a este, provocando que el animal huya de nuevo como pudiese.
Jeongguk volteó a verlo con una expresión molesta en su rostro. Acababa de arruinar su mejor disparo mientras oía como el ciervo se escapaba sobre el hielo, mientras que ambos se observaron mutuamente con miradas diferentes.
—¿Tienes idea cuántos sobrevivientes pudieron comer de allí? Muchos.
—No me importa, déjalo vivir. — Decidió Park, quién desvío su mirada al pobre animal que logró llegar al otro lado de lago congelado y volteó a mirar a los humanos.
—Tiene que ser una estupidez. Tú comiste de la misma carne en el bar cuando había, ahora quieres que lo deje vivo.. mejor dicho, ya está vivo por tu culpa. —Jeongguk le dió una mirada a Park antes de observar aquel animal en la distancia.— Que no se te olvide que tienes que comer para sobrevivir.
—¿Y asesinar a cada animal que existe? Podemos comer otras cosas.
—Yoongi quiere carne.. somos carnívoros también, matas o te mueres. Tú eliges.
Park observó fijamente a los ojos al carnicero, listo para responder a sus palabras. Estuvo decidido como los pasos que dió para estar cara a cara con el azabache, pero antes de hablar, el chillido de dolor del animal que prometió escapar llegó a sus oídos. Ambos voltearon asombrados y fue horrible encontrar al pobre ciervo siendo atacado por un zombie, que se abalanzó sobre el animal mientras sus manos lo toman como sea y sus dientes muerden su carne en su cuello.
El ciervo intenta quitarse al caminante hambriento de encima, no importa cuánto se sacuda o patee, ese zombie no se quita de encima y siente como sus dientes muerden aún más fuerte su carne hasta que arranca un trozo, provocándole un gran chillido más fuerte que el anterior.
Jeongguk tomó del brazo a Park cuando no se trataba de un solo zombie, se trataba de más de uno que salían detrás de los árboles y pasaban por un lado del zombie devorando aquel animal, que se resistía a morir de esa manera, luchando y luchando entre chillidos.
Esos tres caminantes tenían otras presas en su visión, aquellos dos hombres que se encontraban en la distancia y divididos por un lago de hielo con grietas, podría romperse si alguien caminaba por encima de este, era demasiado frágil. Pero a esos zombies no les interesa saber si un hielo debajo de sus pies se rompe, solo quieren comer, comer la carne de esos dos humanos. Es por eso que comienzan a correr hacia ellos, mientras sus bocas manchadas de sangre gritan desesperadas por comer.
Seguramente los gritos de esos zombies alerten a más zombies que rondan el bosque, y es posible que pronto, se encuentren rodeados si no escapan rápidamente.
Jimin permitió que Jeongguk lo jale del brazo para comenzar a correr lejos de esos zombies, sus ojos azules no pueden quitarse sobre ese animal, que deja de luchar cuando poco a poco pierde la vida siendo devorado tan salvaje, sus chillidos ya no se escuchan y es una señal de que no permanece con vida.
El carnicero corrió jalando y jalando cada vez más el brazo de Park. Debían regresar a la cabaña como sea, no podía morir ahora cuando sobrevivieron demasiado tiempo sin ser atacados por un zombie. Correr sobre la nieve es cada vez más difícil, sus botas se hunden con mucha facilidad y elevarlas para avanzar se vuelve todo un obstáculo. Sus respiraciones se agitan cuando la adrenalina y la desesperación se mezclan en sus cuerpos.
Jeongguk desvío un poco su mirada hacia atrás para estar seguro de que los zombies no pueden alcanzarlos lo suficiente, pero se equivoca, ellos corren cada vez más rápido sin importar que el hielo este a punto de romperse en pedazos. Aún no comprende como es que pueden correr tan rápido, debía ser la euforia por comer o quizás sus cuerpos estaban tan infectados que podían ser mejor que un humano. Es un desastre de teorías en su cabeza mientras corre con el hombre que le gusta a su lado, intentando salvarlo.
No importa dónde corran, se aproximan más zombies desde diferentes direcciones, y temen que salgan con vida de esta ocasión, los hambrientos caminantes intentan abalanzarse sobre ellos, pero caen sobre la nieve del suelo, fracasando para luego comenzar a arrastrarse intentando sujetar sus pies.
Fueron cuestión de segundos cuando el camino de regreso a la cabaña, se convirtió en el camino de la muerte con todos esos zombies intentando bloquear el camino para devorarlos a ambos con solo extender sus brazos o abalanzarse sobre sus cuerpos. Jeongguk empujó a Jimin hacia adelante pidiéndole que se adelante cuando un zombie, detrás de ellos corrió más rápido para intentar atrapar al rubio, pero Jeon logró salvarlo de sus manos manchadas de sangre.
Si continuaban saliendo más zombies entre los árboles, lo mejor sería dispararles en la cabeza para despejar el camino con más facilidad. Jeongguk no dudó en dispararle al zombie que los perseguía, el cual también intentó agarrar a Jimin, y le disparó en la cabeza logrando que está explote por el impacto de la bala.
Mientras tanto, desde la perspectiva de Park, solo podía correr como Jeon le indicó que lo haga. No importaba lo que podría oír detrás de sus espaldas, no tenía que dejar de correr, incluso si se encontraba asustado o impresionado, debía seguir adelante. Lo único que puede oír, es como la escopeta del carnicero suena mientras los zombies gritan persiguiendolos y luego caen al suelo con un disparo en sus cabezas.
Poco a poco comienza a sentir que necesita un respiro, pero no puede detenerse ahora mismo, no cuando están en la línea delgada entre la vida y la muerte. Es cuestión de escapar para sobrevivir.
Jeongguk se detuvo unos segundos para dispararle a un zombie, luego a otro que se aproximaba y al último que corría desde muy lejos, despejando sus espaldas para continuar corriendo y poder seguir los pasos rápidos del bailarín. Creyó que ya no se aproximaban tantos zombies ahora, incluso cuando se giró para continuar detrás de Park, sus ojos se abrieron de par en par cuando un zombie se abalanzó sobre el rubio, provocando que ambos caigan al suelo. Aquel hambriento muerto viviente cayó encima del bailarín, y sus dientes amenazaron con morder su cuello, pero Park luchaba por quitárselo de encima cuanto antes.
—¡Park!
En una situación desesperada y sin pensarlo dos veces, Jeongguk corrió hacia él para ayudarlo a liberarse del zombie que tenía encima.
El carnicero intentó avanzar, pero otro muerto viviente lo tomó de sorpresa, y se abalanzó sobre él para arrojarlo al suelo, enseñándole que podría devorarlo al demostrar sus dientes machados de sangre cerca del rostro del azabache. La sangre fresca gotea de sus labios mezclada con saliva, y cae sobre una de las mejillas de Jeongguk, no puede quitarlo de encima pero sus manos pueden luchar por intentar empujarlo.
Ese zombie parecía poseer mucha más fuerza que él, pero nunca se dejó vencer. Incluso cuando escuchó como Park lo llamaba pidiendo ayuda, jamás se dejó vencer, sus ojos grises observaron de reojo como el rubio luchaba por alejar al zombie que el también tenía encima, el cual no paraba de morder en el aire amenazando con morder sin piedad.
Jeongguk golpeó el rostro del zombie como sea para lograr quitarlo de encima y luego tomó su escopeta, que dejó caer cuando fue arrojado al suelo, para disparar la cabeza del zombie y aproximarse a Park en el momento exacto en que aquel zombie intentó morderlo. Jimin no resistiría demasiado tiempo luchando por su vida, es posible que pueda morir y no tenía otra opción.
Es así como Park cerró sus ojos cuando el caminante intentó morder su cuello y arrancar un trozo de su carne, pero eso nunca sucedió cuando escuchó como grito familiar que provocó que vuelva a abrir sus ojos en par, asustado y sorprendido, sin poder creer en lo que ve.
Jeongguk acababa de colocar su antebrazo en la boca de ese muerto viviente para evitar que Park sea quien pierda la vida al ser posiblemente devorado. No pudo reprimir el grito desgarrador al sentir como demasiados dientes penetran su carne viva hasta lo más profundo, y muerden casi hasta el hueso de su antebrazo, provocando demasiado dolor que tuvo que apretar su mano en un puño al sentirlo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro