CARNAGE II: Mercenarios
❝Nuevos rostros, nuevas consecuencias.❞
—
El silencio puede compararse con otros lugares silenciosos, pero está situación era tensa y con un silencio que era incómodo de intentar romper.
La oficina de Sung era fría pero algo oscura también, decorada con pocos retratos y un escritorio con sillas suficientes para sus tres invitados, mientras que él se encontraba sentado detrás del escritorio fumando su cigarrillo y esperando alguna palabra de parte de los contrarios.
—Seré directo contigo carnicero, ¿Sabes que clan es este?
Jeongguk asintió mientras se sentaba mejor en su asiento y lo observó mejor.
—Entonces si sabes que clan somos, ¿Debes de estar pensando porque te lo he preguntado? Y la respuesta es que nadie que es de otro clan, entra aquí, así que... hazlo saber rápido.
Y Sung realmente lo advirtió con sus últimas palabras cuando en un momento rápido, se colocó de pie y una de sus manos sostenía un arma cargada que apuntaba directamente la cabeza de Jeongguk, quien no se inmutó cuando la vio pero Aurelio y Jimin se mantuvieron sorprendidos ante repentino cambio de actitud del jefe mercenario.
—No tengo ningún clan y no formó parte de ninguno, si es lo que buscas saber para estar seguro de quién soy realmente. —Jeongguk respondió sin miedo de perder la vida por culpa de sus propias palabras, estaba seguro cuando mentía.
—¿Y como se que no mientes..? — El arma cada vez se acercaba a Jeon y Sung moría de ganas de usarla, logrando no apiadarse de ese carnicero.
—Ya lo dije, estoy hambriento y necesito algo de ropa como también ayuda. ¿Crees que tengo ganas de mentir sobre clanes? Mi vida es más importante que ponerme a jugar a ser parte de un clan cuando todos estamos muriendo de hambre o asesinados por los jodidos zombies, pero si recibo ayuda por unirme a uno, entonces podría estar de acuerdo en formar parte de este clan. — Y nuevamente, la voz del carnicero no tiembla ni un segundo cuando habla y se mantiene su cabeza en alto hacia Sung.
Esto convence un poco a Sung, pero no tanto como para lograr bajar el arma.
—Escucha lo que dice, Sung. Este hombre está hambriento, y solo puede pedirnos ayuda, no seas terco una vez en tu vida.. y ayúdalo a ser parte.
Sung no se tomó un segundo en observar a Aurelio haciendo que entre en razón, solo pudo desviar sus ojos hacia el hombre rubio que lo observaba con cautela.. por primera vez.. sus ojos encontraron algo similar a un océano brillante y bonito en esos ojos azules.
—Para que tengan nuestra ayuda, deberán ser parte del clan.. no hay otra opción. — Susurró Sung, algo hipnotizado por el color de los ojos del bailarín.
Ante esto, Jeongguk frunció su entrecejo y giró su cabeza para seguir la mirada donde ese tal Sung se dirigía hasta darse cuenta que se trataba de Jimin, quien lo observaba serio.
Ambos se estaban observando.
El carnicero cubrió los ojos del rubio con su mano y evitó que ambos sigan observándose mutuamente, para asegurarse de que obtendría un si como respuesta.
—¿Entonces es un si? — Preguntó el carnicero ante Sung, quien asintió luego de ver esos bellos ojos.
𝐂𝐀𝐑𝐍𝐀𝐆𝐄
Aurelio abrió una de las puertas de una habitación de todas de las que se encontraba en el largo pasillo del lugar, y luego se hizo a un lado para dejar que los otros dos contrarios se adentren en la habitación.
—No es la mejor habitación, pero al menos tiene un baño y dos camas para dormir. Es la típica habitación de huéspedes que pueden ofrecer por ser nuevos aquí, las demás lujosas tienen un precio muy alto, pero estarán bien aquí.— Comentó el hombre.
Jeongguk arrojó su mochila sobre una de las camas y se recostó sobre está al sentirse finalmente algo cómodo. Su espalda ya le estaba doliendo demasiado como sus pies de tanto caminar por diferentes lugares.
El rubio también se recostó en la otra cama y luego observó a Aurelio aún de pie en la puerta de la habitación.
—¿Que harás ahora? — Preguntó Park hacia el hombre.
—Descansaré en la habitación de a lado, me aseguraré de que nadie los moleste, pero si no se sienten tan seguros entonces cierren con llave la puerta.
El carnicero se colocó de pie y caminó hasta Aurelio para tomar la llave, luego se despidió con un apretón de manos y cerró la puerta cuando desapareció el hombre mayor en el pasillo. La llave giró dentro de la cerradura de la puerta, y finalmente, estaban algo seguros allí dentro.
—Me daré una ducha.. ¿Necesitas algo? — Jeongguk observó al rubio por unos segundos esperando su respuesta.
—Estoy pensando en bailar para ellos.. ¿Cómo me ves? Siendo bailarín de los mercenarios. — Habló en tono encantador el bello bailarín, cruzando sus piernas al sentarse en la orilla de la cama.
El carnicero dejó que sus ojos se movieran por si solos hacia esas tentadoras piernas cruzadas, y negó.
—Te van a despedazar.
Y luego, el azabache se encerró en el baño para darse una ducha relajante, mientras que Jimin solo espera su turno.
En minutos de silencio dentro de la habitación, lo único que puede oír es la bañera del baño llenándose mientras que todo es silencioso. Park tiene en visión la mochila del azabache en la cama contraria a la suya, y su curiosidad no puede ser evitada. Es tentador intentar saber más de lo que escuchó esa noche cuando lo vió salir de la habitación cuando tuvieron su primera noche juntos. Él y Seokjin escondían algo con esa conversación que escuchó detrás de la puerta.
No podría ser atrapado revisando su mochila, después de todo, el carnicero se encontraba bañándose y no podría escuchar lo que ocurría afuera del baño. Era su oportunidad.
Sus delicadas manos tomaron la mochila con rapidez y la abrieron al mover el cierre hacia un lado, demostrando todo lo que tenía dentro, desde ropa hasta su pequeña navaja que solía llevar para protegerse. Lo normal del carnicero es que solía dormir con una navaja en su mano en lugares extraños como estos como protección.
Pero solo quiere encontrar una sola cosa, algo que le confirme realmente lo que piensa y lo que escuchó esa noche en la habitación de Seokjin. Buscando y buscando, sus manos remueven las ropas y cosas que tienen dentro hasta que en el fondo de la mochila encuentra lo que tanto buscó.
Píldoras.
Eran rojas, largas y en forma de cápsulas.
¿Entonces si era cierto? ¿Era cierto todo lo escuchó detrás de la puerta?
Su mano tiembla cuando sostiene las píldoras y contiene un poco la angustia que siente en su pecho al imaginar que algún día Jeongguk puede morir. No quiere quedarse solo, se niega a que ese carnicero realmente este infectado con lo que sea que fue.. no quiere verlo ser un zombie y no desea que Yoongi sepa de esto.
Mordió su labio para contener sus ganas de soltar al menos una lágrima que provoca la situación imaginaria en su mente, en la cual imagina una vida sin Jeongguk si tan solo lo ve morir infectado.
Su mente es tan cruel que no puede detenerse, cada segundo es una imagen nueva donde se encuentra solo y sin su carnicero.. no puede permitirlo, no dejaría que muera.. no es justo.
Un sonido desde el baño lo hace pisar de nuevo la tierra y su imaginación se interrumpe realmente cuando un quejido de dolor viene desde esa dirección, y no niega que se trata de Jeongguk.
Sin antes soltar las pildoras, sacó una píldora y la guardó en el bolsillo de su abrigó, luego colocó el resto de regreso en la mochila y acomodarla como estaba, se movió rápido hacia el baño cuando los quejidos aumentaron y abrió la puerta sin permiso, encontrándose con la imagen de un azabache demasiado sumergido dentro de la bañera repleta de agua.
«Se está ahogando.»
No pensó en otra cosa.
Solo avanzó, se adentró en el baño, sus pasos pasos se movieron rápido y sus brazos se extendieron hacia su carnicero, intentó sacarlo pero es tan pesado su cuerpo que le duele cuando hacer fuerza para ayudarlo. Siente desesperación, se desespera y ejerce aún más fuerza hasta que logra que su cuerpo desnudo salga de la bañadera.
Cuando ambos caen al suelo, Jimin podía sentir el peso del cuerpo de Jeongguk sobre el suyo y no pudo evitar abrazarlo con alivio después de salvarlo, pero se pregunta que fue lo que provocaba dolor en el carnicero hace largos minutos atrás. Tomando el rostro del azabache, checó que es lo que posiblemente estaba mal y nunca descartó la posibilidad de que la infección en su cuerpo estaba siendo una bomba de tiempo. Quizás está sufriendo en silencio para no preocuparlo, pero ya no puede esconderlo.
El rostro de Jeongguk se ve tan agotado, sus párpados parecen pesados y las ojeras debajo de sus ojos demuestran que el sueño es difícil de conciliar en tiempos como estos. Los brazos del carnicero tienen cicatrices y todos sus tatuajes se ocultan un poco por la cual de estas.
Sabe que el frío ambiente que los rodea puede enfermar al contrario, por eso mismo, debía cuidar de su salud de ahora en adelante y ser un buen compañero para él. Jimin no se negó en ayudarlo en esta situación, y se movió hacia la habitación, sin antes dejar recostado a Jeongguk por unos segundos en el suelo para buscar algunas toallas limpias para secar su cuerpo.
El rubio rebuscó dentro del armario existente en la habitación, buscando cada posible toalla que encontraba y estaba seguro que usaría cada una de ellas para cubrir el cuerpo del azabache, pero antes de tomar la última toalla y correr de regreso al baño, los pasos de alguien se aproximaron hasta llegar a su lado y eso le provocó que dejara de buscar más toallas dentro del armario cuando los escuchó perfectamente.
Lentamente, su cuerpo se movió un poco para saber quién estaba a su lado de pie y su mano cerró la puerta del armario que le ocultaba la apariencia de quién estaba de pie detrás, lento y con un leve miedo, cerró la puerta y sus ojos encontraron al azabache de pie frente a él.
Fue inesperado saber que estaba de pie nuevamente cuando hace unos minutos estaba desvanecido en el suelo después de salvarlo. Negó cuando lo vió de pie y fue absurdo sonreír cuando nunca creyó que podía verlo tan rápido de esa forma tan conciente.
—¿Jeongguk?
No responde cuando pregunta por él, pero es extraño como sus ojos grises lo observan con esa pizca deseo de devorar en su mirada lo que ve frente de él. Parece que ese rubio era una carne deliciosa a la vista.
El tono gris de su mirada se apaga lentamente, se tiñe de un hermoso tono rojizo que provoca escalofríos en el cuerpo del bailarín cuando esa mirada ya no es gris, pero si una mirada de deseo de devorar con ese tono tan rojo que se vuelve irreal la forma en que el cambio de color transcurrió.
El carnicero no parece ser quien era en ese momento y el ángel supo cuando observó mejor su mirada... Era la primera vez lo observaba de esa forma y se sentía en peligro.
Su cuerpo estaba en trance pero su mente deseaba retroceder y alejarse del azabache, pero todo lo que pudo hacer es quedarse observando como este último se acercaba a él y lo tomaba con rudeza del cabello rubio en un puño para acercar sus rostros mutuamente.
—Tus ojos.. son rojos.. ¿Por qué? — Susurró el rubio, sintiendo como el aliento del contrario baja a su cuello y siente como huele su piel.
No existen las palabras, solo pueden verse los movimientos de ese carnicero hambriento, la forma en que su brazo se mueve lentamente y rodea la cintura del bailarín para atraerlo más él.. no deja que se escape y sus finos labios quiere devorarlo completamente. Ese exquisito aroma que tiene la piel de ese rubio enloquece su jodida mente, está intentando resistir en lo profundo de su ser, pero es tan difícil cuando pasa su lengua por la piel de su cuello, saboreando y deleitándose en ese aroma.
No quiere que se escape, ya casi lo tiene para comerlo entero, y es por eso que lo atrapa contra las puertas cerradas del armario y no deja que tenga otro espacio por donde escapar con su pequeño cuerpo.
El ángel siente como su respiración se incrementa, su corazón late, y sus labios se abren para soltar un jadeo inconsciente ante lo atrapado que se encontraba su cuerpo. El miedo no lo ayudaría, la desesperación echaría todo a perder, y la brusquedad podría asesinarlo.
Tenía que mantenerse calmado, tenía que mantener la calma y intentar no hacer una locura si deseaba seguir vivo.. no sabe si Jeongguk puede asesinarlo y lo rechaza, pero a la vez piensa en escapar. Es difícil de elegir en su mente y es inevitable que su cuerpo tiemble ante cada mínimo movimiento del carnicero.
El azabache de ojos ahora rojos, se acercó a su oído para hacerle saber lo que deseaba mientras sus fuertes y delgadas manos acarician la espalda del rubio, pero en vez en cuando, aprietan la cintura del mismo.. disfrutando todo lo que toca de ese cuerpo sin descaro.
—Dejate comer... no es tan difícil.. me duele.. el hambre es doloroso... por favor, podría morirme aquí si un amor como el tuyo no me deja alimentarme de su carne.
Para el ángel, sería muy egoísta dejarlo sufrir de hambre, pero no puede morir solo para saciar su hambre.. pero cree que negarse podría complicar la situación, entonces podría morir a la fuerza. Tenía que pensar como podría manejar la situación.
Era momento de que por primera vez intente pensar en como sobrevivir, y estaba siendo puesto a prueba con un hombre que estaba infectado y hambriento.
Fue difícil tragar saliva antes de comenzar a poner su pequeño plan en marcha.
—Podría saciarte.
Y es irresistible la forma en la que la lengua de ese azabache lame su oreja sin descaro cuando oye lo que deseaba escuchar del rubio, y una sonrisa cínica que se dibuja en su rostro de ojos rojos.
Poco a poco, el ángel vuelve a encontrarse con esos ojos y no se resiste en llevar una mano al rostro del contrario, pero cada movimiento lo sorprende y aún más cuando el carnicero atrapa dos dedos del rubio con sus labios y los succionó mientras sus miradas se conectaban mutuamente.. hasta que el azabache sintió como algo no estaba bien en su propio cuerpo y se alejó bruscamente del bailarín.
Sintió como algo se movió en su garganta cuando tragó saliva y supo que algo le dió de tomar ese rubio.. sus manos rodearon su propio cuello cuando aún la sensación seguía en su garganta mientras que observaba con molestia al ángel que lo engañó para que tomará una de sus propias píldoras.
La plaga que infectaba su cuerpo se retorció de dolor cuando sintió que los efectos de esa píldora evitó que pueda tener control en el cuerpo del azabache, se retuerce como la mente del humano lo hace ante el dolor que sienten ambos por estar conectados entre huésped y marioneta.
Esa plaga intentó controlar a Jeongguk para comerse a Jimin. Sabía que si seducía al rubio, podía comérselo cuando indagó en todos los recuerdos del carnicero junto a este.
La inteligencia y la astucia de la plaga hizo que utilice la seducción que Jeongguk jamás usó en Jimin, y fue fácil saber que se trataba de ese juego sucio.
—Jodida plaga.. si que eres una mierda astuta intentado engañarme... — Escupió algo molesto el rubio mientras observa como el Jeongguk de ojos rojos ríe cínico ante sus palabras.
Entre el dolor que siente su mente y su cuerpo ante la píldora, la plaga obligó a Jeongguk a sonreír de lado ante el rubio y sus ojos rojos lo observaron con odio cuando sabe perfectamente que algún día finalmente logrará comérselo, y cuando ocurra, entonces la plaga finalmente podrá controlar el cerebro del azabache para siempre como a todos los zombies.
«Necesita la carne de ese bailarín para mutar a la siguiente fase.»
El ángel borró su sonrisa que consiguió cuando minutos atrás logró darle la píldora, y observó como esa plaga aún se comunicaba con él a través de Jeongguk.
—Puede que me mantengas bajo control, pero soy conciente de que te gusta este hombre, ¿Verdad? Voy a mutar dentro de este cuerpo, comeré hasta que me canse y dejaré que su cuerpo se pudra..
Y antes de que Park responda, el azabache cayó de rodillas y se desvaneció en el suelo, perdiendo la conciencia.
𝐂𝐀𝐑𝐍𝐀𝐆𝐄
Unas cuantas palmadas en su espalda bastaron para sacarlo de sus pensamientos, y luego su voz le hizo recordar dónde se encontraba ahora mismo.
Jeongguk se frotó el entrecejo cuando escuchó a Aurelio sentarse a su lado para que ambos compartan un desayuno en la mañana.
El bar del lugar estaba casi vacío, la barra de trago estaba desolada y el único que estaba sentado era Jeongguk, pero la presencia de Aurelio a su lado cambiaba el ambiente completamente.
—¿Mala noche? — Bromeó Aurelio antes de alzar su mano en el aire para pedirle al bartender de la barra, un buen café cortado con un poco de leche.
El carnicero bufó cuándo su pregunta no era fácil de responder, solo le dió una mirada rápida antes de seguir frotando su frente, intentando recordar lo que ocurrió anoche.
Mientras el café era preparado por una ruidosa cafetera, Aurelio sacó una caja de cigarrillos de su bolsillo trasero de su vaquero y sacó dos para compartir. Uno lo colocó entre sus labios, el otro se lo extendió al carnicero, quien lo tomó sin dudar.
—Jimin no durmió conmigo anoche.
El hombre mayor quedó quieto ante sus palabras, solo escuchó aquello y luego sonrió un poco cuando no encontró el sentido a sus palabras.
—¿No es normal? — Preguntó Aurelio para luego encender su cigarrillo.
Jeongguk lo observó de reojo antes de copiar sus movimientos, pero con la diferencia de que encendió su cigarrillo con un fósforo que sacó de una caja de fósforos que había sobre la barra y no con un encendedor como Aurelio.
Antes de responderle, el bartender de la barra los interrumpió con una taza de café para Aurelio, y antes de retirarse, reconoció a ese hombre que no pudo evitar olvidar en su vida cuando se marchó del bar hace mucho tiempo.
—¿Aurelio, eres tú?
La voz femenina captó la atención de ambos hombres cuándo su conversación ahora se convirtió en una de tres junto a esa mujer que atendía la barra de tragos.
—¿E-elizabeth?
Los ojos asombrados del hombre mayor al carnicero demostraron sorpresa al volver a verla después de tanto tiempo. Su primer amor.
Después de tanto tiempo, los años pasaban pero jamás se acaba la hermosa belleza de Elizabeth, confirmando que cada día se volvía cada vez más hermosa de lo que es, y Aurelio siempre pensó que era la mujer más hermosa que había conocido, aún su corazón late por ella sin importar cuántos años pasaran. Realmente la amó demasiado, y aún puede seguir amándola.
— Has vuelto.. no sabes cuándo te he extrañado, deseando volver a verte por aquí. — Exclamó la bella mujer con una sonrisa agradable.
—Ya he vuelto. — Susurró un hipnotizado Aurelio ante su belleza femenina.
El último nombrado codeó a Jeongguk para que pusiera atención ante la situación y decida saludar a Elizabeth como era debido, a lo que el azabache tuvo que evitar fumar para darle un saludo y sonrió hacia la desconocida mujer que tenía en frente antes de seguir fumando pensando en su ángel como si nada hubiera pasado.
—Ha.. disculpa su comportamiento poco caballeroso, es que no durmió lo debido y-
—Esta bien, Aurelio, no me molesta.. solo estoy feliz de conocerlo y volver a verte a ti nuevamente. — Habló dulcemente Elizabeth ante el hombre mayor que solía ser su amor en el pasado.
La bella mujer observó como ese hombre tomó la taza de café y le dió un pequeño sorbo para degustarlo con mucho gusto para luego sonreírle. Nunca perdía su encanto con sus excelentes cafés.
—Siempre has sido buena con los cafés, nunca dejas de enamorarme con ellos.. ¿Deberíamos hacer un cortado juntos? — Dijo Aurelio con una sonrisa encantadora y guiñó su ojo al terminar su pregunta, logrando obtener una pequeña risita nerviosa de parte de Elizabeth.
¿Y Jeongguk?
Él dejó de fumar para observar todo con una mueca de disgusto al entender aquella pregunta cuando debía ser Elizabeth la que debía entenderla...
—Mi estómago se retuerce de asco.
No hay otro lugar donde mirar, sólo se aleja un poco de ambos mientras espera que en algún momento el ángel se decida bajar para desayunar juntos, pero nada de eso iba a ocurrir cuando fue todo diferente a lo que su mente tenía pensado. Sus ojos grises se movieron hacia la puerta del bar que se abrió y dejó pasar a tres hombres con apariencias conocidas, y que provocaron que su sangre comience a fluir por su cuerpo con odio.
Su sangre comienza a hervir cuando ve sus rostros después de tanto tiempo y sus ojos se vuelven fríos al seguirlos por el bar, puede verlos caminar hacia un pasillo y no evita la tentación de querer seguirlos.. aunque Aurelio lo observa colocarse de pie, no se entromete en su asunto y deja que se aleje de la barra de tragos para seguirlo con la mirada hasta que su silueta desaparece en un pasillo.
No tiene nada de que preocuparse, sabe que Jeongguk es fuerte pero le es confuso saber que se adentró en un pasillo sin antes hacerle saber lo que haría, pero no deseaba estar demasiado encima de él, era mejor dejarlo solo un poco aunque no sepa lo que estaba ocurriendo realmente.
Un pasillo como ese, oscuro y con algo de iluminación, Jeongguk se adentro con curiosidad mientras observa hacia todas las direcciones posibles y evitar encontrarse con algún mercenario que quizá pueda descubrirlo.. pero si era descubierto, debía tomar la responsabilidad de mala manera.
Siguió los pasos de esos tres hombres hasta que los perdió de vista, pero cuando se detuvo en el pasillo, su audición se agudizó un poco logrando escuchar sus voces en una cierta distancia y su supo que al seguirlas, provenían desde una de las puertas del pasillo.
Dió unos cuantos pasos hasta que se colocó a un lado de la puerta para escuchar lo que esos tres hombres hablaban, pero no fue demasiado hasta que dos de estos salieron del baño y tuvo que esconderse detrás de la pared al girar al final del pasillo para no ser descubierto, solo asomó levemente su cabeza para ver cómo se alejaban del baño y supo que solo quedaba uno dentro..
Jeongguk caminó hacia dentro del baño, al adentrarse no divisó a nadie, ni siquiera al tipo que reconoció en la parte del bar y no se negó a marcharse tan fácilmente.. así que, comenzó a caminar hacia los cubículos del lugar y buscó al tipo que deseaba encontrar.. hasta que supo que lo encontró de espaldas orinando en un mingitorio colocado contra la pared.
Su mano se movió para tomar la navaja debajo de su ropa y sostenerla para atacarlo, pero antes de atacarlo, el hombre de espaldas se giró rápidamente y le dió un golpe con su puño en el rostro, evitando que Jeongguk lo ataque por las espaldas.
—Sabía que era tú.. seguramente él también esté aquí contigo.. ¿Que tal? ¿Sigue siendo igual de caliente como siempre?
Su asqueroso tono jamás se desvanecía de él, siempre hablaba de esa manera sobre el ángel como si solo fuera un simple objeto de satisfacción. Sabía que estaban aquí buscándolo y jamás se cansaban se hacerlo.
—Sigues siendo el mismo enfermo asqueroso de siempre.. ¿Acaso tu obsesión con él te llevó a no tener vida propia? Estás pendiente de él todo el tiempo. — Habló el carnicero, para luego escupir al suelo la poca sangre que el golpe provocó en su boca, y le dió una sonrisa sarcástica.
—No creo que tú seas el mejor en decirme algo como eso.. después de todo, a ti también te gusta lo mismo que a mí.. ¿No te sientes un enfermo también al gustarte algo tan sucio como un bailarín como él-
Y antes de que sus oídos no puedan soportar lo que tenían que decir, Jeongguk se abalanzó sobre aquel hombre que solía atormentar a Jimin todo el tiempo, y tan solo recordarlo, su sangre comienza a hervir de enojo y sus puños lo transmiten con cada golpe que le da en el rostro.
El hombre escupe la sangre de su boca y ríe ante el enojo que causó, pero se siente satisfecho cuando el último golpe lo siente completamente en su abdomen, lo que le provoca que su aire se escape por sus labios y se doble en busca del mismo.. Jeongguk sin duda era fuerte, pero no sé dejaría vencer tan fácil.
—Estamos a mano.. yo lo atormento y tú lo curas del miedo.. pobre y inútil bailarín.. solo sirve para satisfacer hombres.
Y antes de que el carnicero tome fuerza para golpearlo nuevamente con su puño, el contrario recupera el aliento rápido y lo empuja con violencia acompañado de un golpe fuerte en su rostro, provocando que el azabache choque contra la puerta de uno de los cubículos, provocando que pierda el equilibrio.
Por minutos, su cuerpo falla en volver a colocarse de pie cuando al perder el equilibrio y caer al suelo, ya que esto le dió oportunidad al otro hombre de colocarse encima para sentir como rodeaba con sus manos su cuello y intentar asfixiarlo. Jeongguk comenzó a luchar contra el contrario cuando sintió como su cuello se sentía cada vez más apretado por las manos del otro y su aire podría comenzar a escasear si no lograba safarse del agarre.
— No te preocupes, si hoy te logro asesinar, entonces cuidare muy bien de tu bailarín favorito como tú lo haces... Cobraré mi parte que me debe y quizás me lo folle mejor que tú.
Cada segundo que pasaba, su respiración ya no existía, sus pulmones ya se daban por vencidos y sus manos ya no tenían tanta fuerza como para golpear la cara de ese tipo para sacarselo de encima, sus ojos cada vez tenían una visión borrosa del rostro del contrario mientras que a lo lejos podía oír su risa que disfrutaba de como estaba muriendo poco a poco..
La risa del tipo desagradable finalmente acaba y se ve reemplazada por una sonrisa cínica cuando el rostro del azabache se desvanece cómo sus manos tatuadas que se dan por vencidas después de tanto luchar en contra de su muerte, y finalmente caen rendidas a cada lado de su cuerpo indefenso y sin vida.
Creyó que todo había terminado tan fácil que aflojó si agarre en su cuello, pero cuando pensó en quitar sus manos alrededor de su cuello, su antebrazo fue violentamente apuñalado por una navaja que el mismo azabache enterró con brutalidad cuando solo fingió estar muerto por segundos para que el agarre en su cuello aflojara un poco.
La navaja se enterró en su carne, y en cuanto lo hizo, el grito desgarrador del hombre desagradable resonó en todo el baño con el eco que provocó al chocar contra todas las paredes del mismo. Por suerte, nadie más que ellos dos se encontraba dentro. Pero aún más ruidosa fue su voz, cuando Jeongguk movió la navaja hacia abajo, creando una herida larga, profunda y vertical en todo antebrazo hasta su mano, logrando que el agarre en su cuello desapareciera.
Tan pronto estuvo libre, se colocó de pie y observó como el tipo se tomaba su antebrazo con dolor mientras la sangre brotaba a borbotones del brazo, manchando cada parte del suelo son dejar un centímetro limpio.
—¡Jodido, hijo de puta! ¡Juro que te mataré! ¡A tí y a ese prosti-
No tenía tiempo para escucharlo, Jeon lo tomó desde su ropa justo en la parte de su espalda y lo arrastró más cerca del inodoro para luego golpear su cabeza contra el mismo, una vez, otra y otra hasta que lo ensució de su sangre que salía con cada golpe en su cabeza.
—Me encargaré que tú asqueroso culo no nos siga nunca más.
El hombre desagradable río burlándose ante sus palabras y escupió el rostro del carnicero, salpicando con gotas de sangre la piel del mismo.
—¡Chupa mis jodidas bolas, carnicero! ¡Tú nunca podrás librarlo de sus deudas jamás.. siempre alguien va a atormentarlo.. es parte de la vida que tiene como los hombres que siempre desean follarselo!
Si existiera un concurso de no enojarse, entonces Jeongguk pierde en primer lugar, ya que su ira ya no puede contenerse y su sangre esta demasiado caliente de odio hacia ese tipo, por lo tanto, su paciencia se acabó. No hay tolerancia cuando se metían con el único ángel.
Con una mano limpió la sangre del contrario que tenía en su rostro, y sin quitarle la mirada de enojo encima, ese hombre aún seguía riéndose de lo que le encantaba provocar en ese carnicero, pero se acabó para ambos cuando con la otra mano tomó del cabello al hombre y lo acercó aún más al inodoro con una sola idea en su mente.
—Me voy a asegurar de mantener esa maldita y puta boca tuya bien limpia.
La risa del hombre cesó y ante de que pudiera decir algo más, su rostro fue hundido en el agua del inodoro con fuerza mientras que su única mano sana intentaba quitar la mano de Jeongguk de su cabeza, la cual empujaba su cabeza aún más adentro en el retrete.
Las burbujas en el agua indicaban que su oxígeno estaba siendo expulsado de su boca abajo el líquido debido a la presión y desesperación que sentía por escapar de la muerte que tendría si no luchaba contra el carnicero. Era inútil, cuánto más se desesperaba por no morir, más rápido se le acababa el aire que aún reserva en su pulmones.
—¿En serio eres tan resistente? — Jeongguk arqueó una ceja al ver cómo ese tipo aún resistía morirse de una buena vez.— No te preocupes, te la haré mejor y más difícil.
Al no sentir la presión en su cabeza, el hombre elevó un poco su cabeza buscando aire cuando ya no sintió la mano del contrario, pero se equivocó cuando creyó que podía respirar porque el carnicero volvió a empujar su cabeza pero esta vez con todo su zapato algo sucio y lo obligó con violencia a sumergir su rostro dentro del retrete.
El momento acabaría rápido si no fuera por los dos mercenarios que entraron al baño sosteniendo una ruidosa conversación sobre mujeres, pero eso no detuvo que Jeongguk tenga que maldecir por lo bajo mientras ejercía aún más fuerza con su bota sobre la cabeza del tipo hasta que las burbujas cesaban y su única mano sana luchaba por liberarse del carnicero que lo ahogaba con fuerza.
Y cuando vió la última burbuja explotar en la superficie del agua, entonces sonrió satisfecho ante lo que logró y luego quitó su bota su cabeza.
Seguramente algo de él podría servirle cuando observó mejor su traje negro que vestía, así que tomó su cabeza y la quitó del retrete para arrojar el cuerpo al suelo, acto seguido, comenzó a palpar en los bolsillos de su traje hasta que encontró algo duro dentro de uno de estos y luego se dió cuenta que se trataba de un teléfono en perfecto estado, y no lo vió tan mal si le daba un buen uso.
Tuvo suerte esta vez cuando vió como esos dos mercenarios salieron del baño, a lo que tuvo la oportunidad de acercarse a los lavamanos para limpiar la sangre de su rostro y manos lo más rápido posible para regresar rápidamente al bar para no ser descubierto como un asesino.
Al salir de baño, se cruzó en el camino de los dos hombre que seguían a ese tipo desagradable que acaba de asesinar, pero cubrió su rostro con su antebrazo para que no lo reconocieran en absoluto y así pasar desapercibido hasta llegar a dónde se encontraba Aurelio, pero para su sorpresa, también se encontraba Jimin esperando por él y su rostro se encontraba serio. Demasiado.
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