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CARNAGE II: Hueco.

❝No hay razón para que me dejes, siempre debes tenerme contigo❞


Cada vez que sus dedos trazan una nueva línea en su piel, es una línea que quema y hace que su cuerpo tiemble por ansiar que nunca se detenga, pero no puede esperar más. Necesita sentirlo ahora mismo contra su cuerpo.

Sus ojos de océano se cierran cuando otra línea se traza en su piel, en la piel de su cuello y luego sube hasta su mejilla en camino a sus ojos cerrados, sintiendo como pasa sus dedos sobre sus párpados y escucha como desde ahora son los ojos más bonitos que ese carnicero vió.

"Tus ojos son tan bonitos, son los ojos más bellos y me enloquecen."

Poco a poco, su cuerpo es recostado sobre el sofá y el cuerpo del carnicero se coloca sobre él, pero no tiene intenciones de aplastarlo con su peso, solo quiere estar cerca y sus caderas se meten entre sus piernas. Sus manos levemente ásperas acarician su cintura, suben desde esta hasta su pecho y luego a su cuello para terminar en su rostro.

Esos labios delgados rozan contra los suyos, el exquisito roce entre ambos labios es tan tentador, solo quiere que lo bese ahora mismo y dejé de jugar con tentarlo, pero realmente solo estaba jugando cuando sintió como el azabache se alejó de su rostro y se volvió a sentar en el sofá con una sonrisa burlona en el rostro ante el incrédulo Park al creer que lo besaría ahí mismo.

Jimin abrió sus ojos, y observó confundido su repentino cambio de decisión.

—Por un momento, creí que ibas a besarme.

Jeongguk lo observó de reojo, y luego soltó leve una pequeña sonrisa ante su rostro confuso.

—Iba a hacerlo, no voy a negarlo, pero prefiero guardalo para un momento en el que menos te lo esperes. ¿Por qué despreciar un beso en este momento? Si puedo dártelo cuando quiero..

Ese carnicero sabía jugar a las tentaciones, incluso cuando le tomó el mentón y volvió a rozar sus labios mutuamente con el rubio, pero antes de que el bailarín le robara un beso, Jeon se alejó rápido.

—Tendrás que esperar, tengo trabajo que hacer. Podría decir que este lugar no es el correcto aunque deseaba mucho hacer un bonito desastre en esa carita..

Las mejillas del bailarín se sonrojaron, el rubor natural rojo de estas era idéntico al de sus labios regordetes, y sus ojos azulados demostraron sopresa por esas palabras.

—Supongo que Aurelio regresará pronto.

Jeongguk asintió ante sus palabras mientras ajustaba su propia ropa y buscaba su mochila en toda la sala, encontrando la misma y colocándola en su hombro. Jimin no se quedó atrás cuando lo vió, mejor se preparó rápido.

Para cuándo ambos se enlistaron, Aurelio apareció en la puerta de la cabaña, abriéndola con una sonrisa en su rostro y buenas noticias salir de sus labios.

—¡Tengo un lugar seguro donde pueden darles provisiones de comida y algo de madera para ustedes!

El carnicero se acercó a él con intriga de saber más, no fue falta preguntar, Aurelio respondió en segundos.

—Son los mercenarios, son otro gran grupo de sobrevivientes que se encuentran en la ciudad de Hueco negro. La historia es tan oscura como la misma ciudad en la que se esconden de los diablos.

Jeongguk soltó una risita sarcástico.

—¿Quieres que me asesinen? Son mercenarios, enemigos de los verdugos. Si saben que soy uno, me van a despedazar en mil pedazos.. Aurelio, ¿Que carajos pensaste cuando creíste que buscar provisiones en ese lugar iba a ser lo correcto?

El hombre mayor lo tomó de los hombros intentando calmarlo, logrando esto, decidió explicar su plan que debían seguir con mucho cuidado para salir vivos.

—Será fácil. Cuando menos te lo esperes, tendrás lo que necesites y te irás con Yoongi, pero ahora tienes que entender que soy parte de los mercenarios, son los únicos que tienen lo que necesitas y mucho más. ¿Eres capaz de fingir no ser un verdugo para sobrevivir? Solo por esta vez, solo debes fingir que no lo eres y lograrás ganarte al jefe de los mercenarios.

El carnicero alejó las manos del hombre mayor, lo observó por unos segundos en silencio mientras pensaba en dónde carajos se estaba metiendo para conseguir provisiones, y además, estaba metiéndose en lugares que Yoongi nunca le pidió y estaba poniendo en peligro a Jimin al estar junto a él.

—Solo por esta vez, pero si me fallas te cortaré el cuello y te dejaré morir aquí hasta que pierdas tu última gota de sangre. Yo no bromeo.

Jeongguk salió de la cabaña, seguido de un Jimin que lo seguía a dónde iba. Aurelio solo sonrió y negó con su cabeza mientras cerraba su cabaña, luego se encaminó hacia su camioneta, dónde ambos hombres lo esperaban.

Tendrían un largo viaje donde sabría porque debían ir allí, más allá que Aurelio era parte de los mercenarios, existía una historia que resumía completamente porque los verdugos eran odiados por los mercenarios de la ciudad Hueco Oscuro, una ciudad que fue abandonada y marginada, ignorada socialmente en tiempos pasados hasta la actualidad y luego se volvió invisible para el resto del país, como también para el gobierno.

Nadie podía juzgar y criticar los malos actos en esa ciudad, todo lo que deseabas hacer era permitido, ya que las autoridades se retiraron de esa ciudad hace mucho tiempo y permitieron que las personas que la habitaban hicieran de ella lo que deseaban. En una tierra sin leyes, solo de maldad y no de buenos actos.

En camino hacia a la ciudad de los mercenarios, Aurelio encendió la radio de su camioneta mientras no quitaba su visión de la larga y vacía carretera que estaban transitando. A su lado, estaba sentado Jeongguk, quien observó por la ventanilla, como todo alrededor de la carretera era más que tierra y nada de árboles, mientras que a su lado, un Jimin nervioso recostaba su cabeza en su hombro.

—Mercenario. — Soltó el carnicero mientras sus labios sonríen de lado.

—Fue una decisión de vida o muerte, tenias que verme en ese jodido momento. Los jodidos mercenarios amenazaron con asesinar a mi hija si no me unía a ellos.  Después de todo, logré salvarla mientras yo formó parte de algo que no quiero ser. — El hombre mayor tomó un cigarrillo de su bolsillo de su grueso abrigo y lo llevó a sus labios.— Por cierto, tú me recuerdas a ella, tienes su misma edad.

Jeongguk sacó un mechero de su ropa y se lo extendió a Aurelio para que pueda encender su cigarrillo, luego fue él quien encendió uno para fumar juntos.

—Creí que serías un verdugo después de haber criado a Yoongi cuando su padre murió. —Soltó el carnicero.

Aurelio le dió una calada a su cigarrillo y luego soltó aquel humo antes de responder.

—Yo crié y ayude a Yoongi a ser lo que es hoy, gracias a mi ese hombre siguió con su vida. Claro que siempre me agradece por lo que he hecho, pero prefiero no tener muchas conversaciones con él cuando estoy metido en asuntos con mercenarios. Si el jefe de mercenarios se entera de que Yoongi es un hijo para mí, entonces yo podría acabar muerto.

La velocidad de la camioneta disminuye tan solo un poco, Aurelio quiere explicar lo que ocurrió exactamente con el padre de Yoongi, mientras que Jeongguk solo es todo oídos. Es así que procedió a explicar la verdad, la otra cara de la historia.

—El padre de Yoongi solía ser un mercenario, pero su amorío con una mujer del clan verdugo arruinó las cosas. Los mercenarios y los verdugos se odian por un choque de creencias, religiones y pensamientos que no comparten en absoluto. Una mujer verdugo y un hombre mercenario.. Era una mala combinación para ambos clanes y eso provocó la muerte a ambos, dejando a Yoongi solo a mi cargo, a pedido de su propio padre antes de morir. — El hombre mayor bajó un poco la ventanilla a su lado y sacudió un poco el cigarrillo para quitar el exceso de cenizas del mismo para poder darle más caladas. — ¿Qué hay de ti? Nunca me has mencionado un padre o madre en tu vida, admito que se de tí hace tiempo, pero aún me pareces muy reservado cuando hablas conmigo.

—Eso es porque no tengo la menor idea de quién es mi familia realmente. — Responde el azabache luego de soltar el humo de su cigarrillo de sus labios.

Aurelio desvía un poco la mirada de la carretera y observa al rubio descansar su cabeza sobre el hombro del carnicero. Era inevitable no sonríe ante esa imagen que sus ojos observaban antes de regresar la vista a la carretera.

—¿Que hay de él? Solo se su nombre.

Jeongguk detuvo su mano que acercaba el cigarrillo a sus labios para dar otra calada, y observó a Jimin recostado con su cabeza en su hombro y sonrió un poco. Ángel. Fue lo pensó al verlo tan bonito al descansar.

—Él.. es un bailarín, de esos que.. bueno.. poca ropa.

Aurelio soltó en tono bajo un pequeña risita al oír las últimas palabras del azabache, quien fingía toser un poco al mencionarlas para que el rubio no se molestara.

El toque de la mano del carnicero fue delicado, esa caricia suave en su cabello dorado mientras no dejaba de observarlo descansar. Entre sus dedos, su cabello era siempre suave y para su olfato siempre olía bien todo el tiempo.

Algún día, tendrás que confesarle quien eres, Jeongguk.

y después de esto, Aurelio solo lo observó, pero prefirió no emitir ninguna palabra más en el viaje ante esto para concentrarse en la carretera.

Pronto estarían dónde el hombre mayor tenía pensado sacar provisiones para Yoongi.

𝐂𝐀𝐑𝐍𝐀𝐆𝐄

Hueco negro, la famosa cuidad donde el mal es lo mejor para todos. Lugar donde todos pueden cumplir con sus necesidades mientras que nadie ve y pueden controlarla aquellos que han cometido más actos crueles que otros. Mercenarios.

Los mercenarios eran conocidos por ser un clan con demasiados muchos recursos, como armas, ropas, comidas, y todo lo que imaginas, pero en lo mejor que se daban era hacer sufrir a los demás con actos demasiados crueles para quien aún mantiene una leve inocencia.

Ellos si sabían corromper.

Mercenarios, o, hijos del demonio, eran un clan como los verdugos, pero su hermandad entre miembros era demasiado extrema. Una tración podía costarte una extremidad menos en tu cuerpo, así es, mutilaban a las personas que eran traidores frente a todo un clan para que el dolor y la humillación sea un verdadero castigo que jamás olvidaría psicológicamente.

Cómo carnicero y verdugo, debía tener cuidado desde el primer momento en que se adentre en ese lugar. Tiene un objetivo; cuidar de Jimin mientras busca las provisiones para Yoongi.

Los mercenarios fueron astutos, realmente tenían todo lo que un sobreviviente necesitaba para sobrevivir y sabían que podrían atraer nuevas personas para hacerlas sufrir bajo el estúpido encanto de mentirles que podrían ofrecerles comida si dejaban que se diviertan con su cuerpos.

Cómo clan, el sufrimiento de otras personas era una fuente de diversión.

Aurelio podía observar la confianza en los ojos grises de Jeongguk cuando se volteó para apagar el motor cuando el vehículo se estacionó frente un callejón sucio repleto de basura y ratas corriendo por todos lados debido al ruido del motor encendido minutos atrás.

—Jeongguk.. antes de bajar y caminar hacia el callejón, quiero que sepas que no te dejare solo aquí.. se tu relación con Yoongi.. se lo buenos compañeros que son y no dejaría que el buen colega de mi hijo adoptivo sea carne para mercenarios aquí.. pero tendrás que seguir mi plan. — Aurelio estaba serio, su entrecejo se frunció levemente con su últimas palabras.

El azabache solo podía observarlo.

—Hablame del plan que tienes.

—Es tan simple como seguirme a mi, pero te prohíbo que respondas a sus provocaciones. Escucha, Jeon, si tú.. si tan solo dejas que sus provocaciones, no importa cuáles sean, serán demasiadas.. intentarán probarte para que pises el jodido palo y asesinarte.. nunca respondas a sus provocaciones.. son conocidos por diferentes formas pero una de ellas es intentar que provocar el enojo en personas que no conocen como una prueba.

Jeongguk intentó decir algo, pero Aurelio interrumpió rápido cuando ya sabía su respuesta.

—Jeongguk, no deseo verte muerto.. y si estás dispuesto a obtener las provisiones necesarias para tu gente, entonces puedes abrir la puerta de mi vehículo y bajar para seguirme dentro del lugar.. de lo contrario, si te rehusas a enfrentar la situación.. entonces tu gente morirá de hambre, incluso el hombresito a tu lado. — La mirada del hombre se desvío hacia el bello rubio que elevó su cabeza para observarlo.

El carnicero le dió una mirada rápida al rubio antes de llevar su mano a la puerta y abrirla, provocando que este acto le dibujara un sonrisa en el rostro del viejo Aurelio, quien se detuvo ante la voz de Jeongguk.

Voy a cumplir con mi objetivo, tendré lo necesito y me marcharé antes de que sepan quién soy realmente.. pero debes llevarte a Jimin de regreso a la cabaña.

Un pequeño vuelco en el corazón del bailarín. Jimin tomó el brazo del azabache con fuerza para hacerle saber que no deseaba alejarse o separarse de él.

—No quiero.. quiero estar contigo.. no pienso volver. —Pero aunque jalaba del brazo del carnicero, este se bajó igualmente del vehículo sintiendo su brazo siendo jalado por el rubio.

Pero Aurelio interrumpió al rubio con su mano apoyada en su hombro, llamando su atención.

—Jimin.. es lo mejor para ti.. puedes quedarte en mi cabaña. Estarás protegido y tendrás comida como también algo para beber, suficiente para uno solo.. deja de que Jeongguk cumpla con su objetivo. —Susurro el hombre con una expresión cálida en su rostro.

No son las palabras que Park le gusta escuchar. Él quiere estar junto al azabache.
Se negaba a soltar a Jeongguk, hasta llegó a quitar la mano de Aurelio de su hombro para bajar del vehículo y apegarse al carnicero para que le sea imposible dejarlo.

—Obedece Jimin. — Susurró el carnicero en su oído cuando lo abrazó para despedirse. — Entra de nuevo al vehículo y regresa a la cabaña.

Volvió a negarse, el bailarín solo deseaba avanzar por el callejón con el carnicero a su lado, pero Jeongguk solo quería safarse del abrazo del rubio que lo retenia.

—No volveré, me quedaré contigo dónde vayas.. contigo me siento seguro.

—En este lugar es diferente, no puedo cuidarte todo el tiempo es peligroso hasta para mí.. imagínate.. un hombre podría aprovecharse de ti y jamás podría protegerte.. la mejor forma de protegerte es que vuelvas a la cabaña y esperes por mi. — Jeongguk tomó su rostro entre sus manos y observó esos ojos azules un poco vidriosos, podían llorar en cualquier momento.

Aurelio bajo del vehículo, rascó su cabello y se encaminó hasta la parte de atrás para sacar su mochila, luego se acercó a la pareja con un rostro algo serio. Puede comprender la situación, alguna vez también tuvo alguien que deseaba estar con él siempre para que la proteja. Su hija.

Ante sus ojos, el bailarín negaba ante las palabras que Jeongguk le susurraba mientras sus manos acariciaban el rostro de ese rubio.

—Volverás a la cabaña, y todo estará bien, estaré bien y tú también. — Susurró entre dientes el carnicero cerca de los labios gruesos del contrario mientras sus miradas se conectan mutuamente.

Jimin negó y Aurelio solo asintió con la cabeza ante la situación que observaba.

—Puedo cuidarlo por ti.. mientras sigues mi plan, puedo hacerlo por ti. Deja que se quede aquí con nosotros, pero bajo mi custodia.

—Algún imbécil deseara hacerle algo.. — Respondió Jeon.

—No si está bajo mi custodia, además conozco a estos hombres y se que desean como tambien lo que no desean. Pronto será de noche y debemos protegernos de los muertos que aún caminan.

Aurelio se volteó y comenzó su caminata para adentrarse en el callejón, el cual era la entrada desapercibida del gran bar del clan mercenario.

Seguido por el carnicero y el bailarín, el hombre mayor continúo por el callejón, siendo atento ante posibles mercenarios que se crucen en su camino. Debía estar preparado para mentir ante el clan despiadado, tendría que pensar en como proteger a Jeongguk y al bailarín para que nada desafortunado ocurra.

Al llegar frente a la puerta del bar, el letrero rojo se ilumina ante la inesperada visita, indicando que esperan que abran la puerta.

Para suerte de Aurelio, la puerta se abre antes de que sea tocada por él. Un mercenario la abrió antes de que tocará, y lo observó de arriba a abajo cuando le tomó unos segundos en reconocerlo, luego sus ojos se desviaron del hombre mayor hacia el azabache y rubio que se paraba detrás de este.

Ese hombre azabache tenía una mirada fija y intimidante para la primera impresión del mercenario al verlo por primera vez, pero su impresión se cambió cuando desvío su curiosa mirada hacia el bello rubio a su lado, y no pudo evitar abrir la puerta rápidamente.

¿Por qué has vuelto, Aurelio? Creí que ya no deseabas trabajar para el clan, además, el jefe te dió una de sus mejores cabañas en el bosque para evitar verte la cara todos los días vagando por aquí. ¿Por qué deberías volver?

Ese mercenario estaba siendo algo cruel con sus palabras desde la perspectiva de Jimin, pero en la perspectiva de Jeongguk, todo era diferente.. al carnicero solo le provocaba molestia y su sangre fluía con violencia en su cuerpo, y lo único que debía hacer era contenerse ante la situación y sonreír levemente para disimular. Aunque ese mercenario era rudo con Aurelio, igualmente le molestaba.

—Necesito provisiones, las que tenía se acabaron más rápido de lo que creía y necesito más. — Respondió Aurelio de forma indiferente.

Que extraño, hace dos semanas el camión de provisiones marchó hacia tu cabaña... ¿Es para ellos dos y solo mientes en mi rostro? —El mercenario sonríe en burla.

—No debo hablar contigo sobre mi organización de provisiones, es algo que consulto con tu jefe.. tu solo eres su peón. ¿Me dejaras pasar o aún debo responder a tu estúpido cuestionario? Soy tan mercenario como tú.

Aurelio se mantiene firme con sus palabras como su mentón en alto, mientras que detrás, Jeongguk sonríe un poco de satisfacción.

Algún día se que podré saber que realmente escondes, anciano.

El mercenario no tuvo más opciones que hacerse un lado y dejar que Aurelio se adentre al bar seguido del carnicero y el bailarín, pero antes de que el rubio entre completamente, el mercenario lo observó de arriba a abajo con curiosidad pero Jeongguk rodeó los hombros de Park con su brazo y lo atrajo hacia él para que no evitar el contacto visual de ese mercenario con el bailarín, y en su lugar, el carnicero fue quien lo observó a los ojos a ese mercenario. Lo observó sin miedo y fijo.

El curioso y confundido mercenario cerró la puerta detrás de él cuando los nuevos invitados se adentraron completamente en el bar, luego regresó a su lugar de trabajo, ignorando rápido la situación hace unos minutos antes.

Aurelio buscó una mesa vacía dentro del bar mientras todas las miradas despectivas se colocaban sobre Jeongguk y Jimin al ser rostros nuevos que se adentraron el bar por primera vez, pero el azabache solo se aseguraba que Jimin no hiciera contacto visual con nadie que seguían a Aurelio a una mesa para sentarse y esperar por el jefe del clan.

— Tendremos una conversación con el jefe, le diré que no tienes clan y quizás algunas palabras más para que de alguna manera pueda darte las provisiones sin tanto problemas de por medio.. estos hombres son rudos de verdad, intentarán buscar problemas hasta en dónde no quepa el lío. — Comentó Aurelio.

Jeongguk tomó asiento junto a Jimin luego del hombre mayor y se mantuvo tranquilo ante la situación, pero el rubio a su lado tenía curiosidad por observar el lugar pero los hombres lo observaban de forma despectiva y curiosos a la vez.

— Ante la posibilidad de que puedas unirte al clan para el acceso a lo que necesites, tendrás que mentir.. debes decirle que no perteneces a ningún clan y finalmente tendrás que ganarte la aceptación del jefe para ser parte del clan.

La mirada gris del carnicero observa como dos hombres mercenario pasan por a lado de la mesa donde los tres se encuentran sentados y no puede evitar saber que están susurrando sobre ellos. Jeongguk solo los sigue con la mirada hasta que los pierde vista y finalmente habla en tono bajo hacia Aurelio.

— Dime todo lo que sabes para qué ese jefe tuyo me acepte aquí.. puedo hacer cualquier cosa por mi gente y por Yoongi como también por el clan.. sabes que soy leal y dejaría la vida por eso.

Aurelio se humedece sus propios labios antes de hablar y le da un vistazo rápido al entorno, asegurándose de que nadie más escuche.

— Se cuan leal eres para tu propio clan.. pero esto será un sacrificio que debes hacer y antes de ser parte del clan, debes participar en un evento donde se realiza para demostrar cuan dispuesto estás para entrar aquí.. tienes que pelear para matar o te matarán.

Jeongguk asintió ante sus palabras y desvió su mirada hacia el bailarín a su lado, asegurándose de que todo esté bien para él.

— Mientras Aurelio se encarga de ti.. quiero que te mantengas alejado de cualquier hombre de aquí.. no llames la atención. — Susurró el carnicero cerca del rostro del rubio, quien esté último asintió con una leve sonrisa para que se mantenga tranquilo.

El ambiente en el bar del clan mercenario era demasiado denso para alguien nuevo y demasiado oscuro para personas con un ideología diferente a la de estos hombres. Los retratos colgados en las paredes del lugar demuestran que tienen una gran admiración por la muerte, solo pueden verse retratos dibujados con un persona encapuchada y túnica negra... Ideología para nada buena ante los ojos de Jeongguk.

— Será mejor que ocultes tu colgante, Jeon.. ellos no piensan como tú.. van a odiarte si ven esa cruz colgar de tu cuello. — Advirtió Aurelio rápidamente cuando desde lo lejos captó la figura del jefe de mercenarios bajar las escaleras del lugar, seguido de varios hombres detrás.

Automáticamente, como si se tratara de un dios superior, todos los hombres que bebían en el bar se colocaron de pie ante la presencia del jefe del mismísimo clan del que formaban parte y inclinaron sus cabezas hacia abajo cuando esté hombre poderoso pasaba por enfrente de cada uno, avanzando hacia Aurelio cuando uno de sus hombres le informó que este anciano había vuelto, pero no solo y eso le captó su atención. El jefe tenía que asegurarse de quienes eran los dos nuevos intrusos que venían con Aurelio, y asegurarse si debía asesinarlos o no.

Jeongguk se colocó de pie junto a Jimin cuando Aurelio se lo pidió con señas de manos y los tres se mantuvieron de pie con la mirada fija hacia el jefe de los mercenarios, quien finalmente se acercó con todos los miembros del clan detrás de él y observando la situación con sonrisas cínicas en sus rostros.

Tres contra todo un clan.

Esa era la perfección descripción de la situación.

Jeongguk se aseguró que Jimin se mantenga detrás de él ante tantas miradas perversas que se posaban sobre el bailarín, mientras que Aurelio se tomaba unos segundos en observar al jefe a los ojos antes de hablar... Pero fue interrumpido.

— A veces creemos que tenemos el valor para alejarnos de quienes alguna vez nos extiende la mano con un poco de comida, pero al día siguiente no estamos tan seguros como creíamos y volvemos a querer ser alimentados por la misma mano.. Aurelio, ¿No fue suficiente la cabaña que te he dado? ¿Por qué estás aquí?

— Señor Sung, entiendo que ya no deseaba ver mi cara por aquí nunca más, pero debes admitir que aún sigo siendo parte del clan y como parte del clan, todavía tengo acceso a las provisiones y otras necesidades.

Sung desvío su mirada hacia el azabache a un lado de Aurelio y contempló esa mirada gris que en lo profundo lo desafiaba con cada segundo que pasaba en el momento. Y regresó su mirada al hombre mayor enfrente de él.

Si.. tienes razón, como parte del clan, aún tienes derechos en este lugar como miembro... Pero, ¿Por qué estás tan bien acompañado? ¿No piensas traer nuevos amigos aquí, o si? ¿Quienes son?

Aurelio le dió una mirada rápida a Jeongguk para indicarle para que se presentará ante su jefe.. era el primer paso del paso.

—Jeongguk, soy carnicero y busco ayuda por las diferentes ciudades dónde intento encontrar comida pero también algo de ropa para sobrevivir. Aurelio es alguien que conocí cuando llegue a la ciudad, casi me asesina cuando intenté pedirle algo de comida pero rápidamente se apiadó de mi cuando me vio algo herido.. — El azabache extendió su mano hacia Sung, pero este último solo lo observó indiferente ante sus palabras.

¿Y crees que podemos ayudarte? Es por eso que Aurelio te trajo aquí.. ¿Pero quien es el rubio a tu lado? Puedo pensar en tu situación, y hacer una excepción, pero a tu lado hay alguien que es un desconocido.

Jeongguk sintió como Jimin se ocultó detrás de él y evitó hablar para no causar problemas.

Es mudo.. no puede hablar aunque se esfuerza para poder comunicarse.

Sung dudó de las palabras del carnicero, pero aunque deseaba ver el rostro de ese rubio, Jimin aún más se ocultaba mientras negaba rodando sus ojos al escuchar y soportar tener que ser una persona muda ahora en adelante por culpa de Jeongguk. Tendría que fingir serlo.

—Tienen suerte de que estoy de humor, de lo contrario, te hubiera asesinado junto a tu amigo mudo. Pero Aurelio, ver tu rostro de nuevo quizás me cambio el humor.. pensaré en que haré contigo carnicero.. y mirándolo mejor, tienes suerte que necesitemos un carnicero aquí.. la carne no se corta solo en estos días de muertes. Ya no existen buenos hombres que corten buenos cortes de carne.

Aurelio sonrió levemente hacia Jeongguk antes de que su jefe vuelva a hablar.

Aún eres un desconocido, carnicero, ¿Pero que tal si continuamos nuestra situación en mi oficina?

Sung tenía una sonrisa que poco a poco se extendía más y más hacia las orejas con cada palabra que salía de sus labios, dónde en las comisuras de estos se esconde una pizca de maldad.

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