CARNAGE II : Nueva Cabaña.
❝No llores, no voy a morir porque siempre estaré contigo.❞
—
Es doloroso.
La manera en la que el dolor aumenta cada vez que ve aquella alucinación detrás de SeokJin, el dolor de cabeza se intensifica y se mezcla con el dolor interno de sus extremidades a medida que los segundos transcurren lentamente en su punto de vista.
Los escalofríos recorren la espalda de SeokJin. El simple hecho de no poder observar algo que el azabache puede ver con sus propios ojos, aunque no sea real y su mente le esté jugando una mala pasada, lo pone nervioso. Sus manos se mueven con un poco de rapidez mientras busca una vez más algo dentro de su maletín y finalmente tiene lo que necesita con solo extraerlo con una jeringuilla.
—Va a doler al principio, pero es parte del efecto de este calmante que te inyectaré. Me indicaras cuánto duele y entonces sabré cuan infectado se encuentra tu cuerpo ahora.
Por supuesto que Jeongguk se mantuvo en silencio mientras observaba como la filosa jeringuilla se acercaba a la unión interna de su brazo y antebrazo, justo donde se encontraba una vena en la cual se podría inyectar aquel calmante.
Cuando SeokJin estuvo seguro de pinchar la vena, el líquido dentro de la jeringuilla se movió hacia afuera con el impulso que su dedo hacía. Poco a poco, el rostro de Jeongguk se formaba en una queja dolorosa pero el dolor era soportable hasta que su realidad se alteró frente a sus ojos cuando más líquido entraba en su torrente sanguíneo.
La alucinación detrás de SeokJin, tomó forma de una persona desconocida con una túnica roja y una capucha que cubría su rostro pero dejando expuesta su cínica sonrisa manchada de sangre. Estaba disfrutando como Jeongguk necesitaba ayuda para calmar el dolor, pero no le gusta que un científico lo ayude. Quiere asesinarlo y torturarlo con sus propios medicamentos por entrometerse.
El color gris de los ojos del carnicero asesino cambian a un tono más oscuro y luego vuelve a la normalidad en un segundo cuando el dolor se va. Incluso cuando la alucinación de ese hombre intenta atacar a SeokJin, rápidamente se desvanece gracias a los efectos del calmante que recorre todo su cuerpo. Se siente bien en la manera que en su cuerpo y mente se relajan, se asimila a los efectos de una buena droga.
Al principio, su corazón que bombeaba con fuerza pero lentamente su ritmo se calmó hasta regular su respiración lenta y calmada. Pueden sentirse cómodo de cerrar sus ojos cuando siente calma y paz mental.
SeokJin sonríe un poco cuando ve como mejora su estado con el paso de los minutos y retira lentamente la jeringuilla de su brazo para luego arrojarla en el cubo de basura de su habitación.
—¿Como te sientes ahora? ¿Cuánto dolor crees que sentiste al principio?
—Era un dolor tolerable.
El científico asintió un poco antes se acercar una de sus manos a la frente del carnicero, asegurándose de que el calmante no diera efectos secundarios y evitando un posible aumento de calor corporal indeseado, pero se encontraba bastante bien por ahora y no tiene motivos para preocuparse. Puede observar la relajación en el rostro de Jeongguk, tiene sus ojos cerrados y su pecho baja como también sube con calma.
Por el ritmo de su respiración, está seguro que el azabache cae en un sueño profundo al paso de los segundos gracias a la medicina y luego no vuelve a abrir sus ojos. Sus pequeños ronquidos le confirman que ya se encuentra descansando.
—Tenemos tiempo.. perdóname Jeon, pero Yoongi tiene que saberlo. — Susurró el científico mientras su cuerpo se coloca de pie y cierra su maletín al mismo tiempo mientras sus ojos no se quitan de ese rostro relajado.— Alucinaciones y dolor.. aún te queda un tiempo más pero cada vez será peor.
SeokJin sabía perfectamente en que fase de infección se encontraba Jeongguk. Era la primera fase, luego vendría la segunda dónde su cuerpo podría sentirse inquieto mientras sus dientes ansían por probar la carne mientras las alucinaciones le dan ánimo a comer, y la tercera parte era peligrosa, es posible que su mente ya sea manipulada por la plaga y acabe comiéndose a un humano para alimentarla. El bar corre peligro con todos los sobrevivientes aquí.
Jeongguk era una bomba de tiempo para todos los sobrevivientes de este bar. El carnicero podría devorarse a todos si no detiene los efectos, sería mejor que busque otros medicamentos en su maletín para utilizarlos hasta el final.
𝐂𝐀𝐑𝐍𝐀𝐆𝐄
A la mañana siguiente, Jeongguk tuvo que despertar rápidamente luego de dormir en una habitación que no era suya. En su mente pasó la imagen de Jimin durmiendo solo en su propia habitación, y sin fijarse si SeokJin se encontraba con él, salió del lugar con rapidez y con leves mareos al levantarse tan rápido de la cama.
Aunque ya no le duele la cabeza, su cuerpo se encuentra un poco adormecido pero por suerte puede caminar rápido sin caerse mientras se apresura en llegar a su habitación y recostarse al lado del bailarín para que este no sospeche de que ha pasado la noche en otra habitación.
Cierra la puerta, se quita sus zapatos y sube a la cama lentamente para recostarse con una leve sonrisa. Sus ojos adoran ver cómo el rubio aún duerme plácidamente y con pequeños ronquidos de cansancio por lo de la noche anterior. Sus bellos mechones rubios caen sobre sus ojos cerrados y no puede reprimir el impulso de moverlos un poco para observar mejor su rostro relajado al dormir.
Sus pequeños y tiernos ronquidos van cesando hasta que sus labios gruesos dibujan una bonita sonrisa. Jimin sabe quién es el dueño de esos dedos que acarician su mejilla al dormir y que poco a poco va a despertando de la manera más dulce que existe. Y cuando abre sus bellos ojos azules, su mente tiene la expectativa de encontrar a ese hombre que hizo de su cuerpo un océano de placer y su expectativa se cumple siendo una realidad.
Sus dientes de conejito y su sonrisa que los acompaña es tan hermosa en su rostro como su voz cuando le susurra un suave buenos días en la mañana.
Jimin sonríe un poco más mientras estira sus brazos y su espalda sobre el colchón, luego coloca una de sus manos en la mejilla de Jeon mientras mueve un poco más su cuerpo para estar juntos sin espacio entre ambos.
—Esto es lo que siempre deseé, despertar con un hombre totalmente caliente en la misma cama y a mi lado en la mañana.
Jeongguk sonrío ante sus palabras y aproximó sus labios hacia los suyos para darle un pequeño beso como un verdadero saludo entre ambos.
Al separar sus rostros, Jimin le dió un pequeño toque con su dedo índice a la punta de nariz del azabache, quien borró su sonrisa y soltó un chasquido de lengua acompañado de una mala cara. El rubio no pudo reprimir una risita ante su reacción y remedió la pequeña situación con un pequeño besos en sus labios para borrarle esa expresión leve de molestia que tenía.
—Tantos besos solo me llevan a desear una cosa. — Susurró el bailarín cerca de su rostro.
—¿Y que es lo que deseas?
Y cuando sus ojos azules observaron cada detalle del rostro del azabache, su mente ordenó cada palabra con las que expresaría su deseo, el primer deseo de la mañana.
—¿Podemos hacerlo como anoche? ¿Podemos tener otro round más?
Jeongguk abrió su boca fingiendo sorpresa mientras llevaba sus manos a esta, cubriéndola en un gesto de asombro y luego las apartó en un segundo cambiando su expresión rotundamente, y finalmente se mostró nada emocionado.
—No.
Jimin negó cuando no comprendió porque lo había rechazarlo de esa manera. ¿Acaso Jeongguk no sintió lo mismo que él en la noche anterior? Podía jurar que ambos estaban conectados más allá del cuerpo. Observarlo ponerse de pie lejos de la cama le provoca que su corazón se estrujé en su pecho y al extender su mano para detenerlo, Jeongguk se mueve rápido dándole la espalda.
Su mirada observa como el carnicero rodea un poco la cama para encaminarse a su armario y abrirlo. Concentrado buscando algo grande en el gran mueble, el ángel se niega al rechazo, sabe que puede obtener lo que quiere, y es por eso que se coloca de pie, y camina hacia Jeongguk aún dándole la espalda.
—No me gusta que me rechaces. —Dijo en un tono firme el rubio. Su camisa de pijama desabotonada y larga hasta sus muslos aún viste la parte de su torso, pero no sus piernas por completo, debajo de esta aún se encuentra desnudo.
—Tengo trabajo. — Respondió el carnicero al ponerse en cuclillas para buscar mejor dentro del armario. Vaya desorden que tenía dentro del mueble, lo que intentaba buscar aún no estaba en su visión.
—¿Que tipo de trabajo? ¿Otro en dónde debes irte y déjame solo? No quiero estar aquí sin ti. Una noche me bastó para admitir que sin tu calor no es lo mismo.
Jeongguk dejó de buscar dentro del mueble, apretó sus labios y luego mordió un poco su labio inferior intentando buscar una respuesta a sus palabras, que expresaban más de lo que se esperaba. Oírlo hablar de esa forma le remueve el estómago y es extraño. Tan extraño que cuando giró un poco su cabeza hacia atrás, sus dientes casi se hunden con más profundidad en su labio inferior.
Se le remueve el estómago cuando lo observa al rostro en los próximos segundos mientras recuerda sus palabras. No quiero estar aquí sin ti. La última vez que se alejó, Jimin sufrió consecuencias. ¿Pero como puede llevarlo consigo sin que Yoongi lo sepa? El trabajo era trabajo y no era para divertirse, solo para ser responsable cumpliendo con lo que se le ordena. Min es tan jodidamente exigente.
Una de sus manos dentro del armario, salió de este para acercarse lentamente la camisa que aún viste ese bello cuerpo y apartó un poco la tela de esta para observar más allá de lo que cubría. Si, realmente estaba desnudo. Podía observar sus muslos y todo lo demás cuando subía su mirada de abajo a arriba, llegando a su rostro.
—¿Que es lo que quieres decir con eso? ¿No quieres estar sin mi? — El carnicero lo observó desde abajo alejando su mano un poco de la tela de la camisa y esperó por su respuesta. Quiere aclarar su mente y dejar de sentir la extraña sensación en estómago.
—No quiero dormir solo desde ahora, no cuando se que se siente compartir la cama con alguien que me gusta, sea como sea. ¿Sabes cómo se siente cuando te gusta alguien? Mi corazón late un poco más rápido ahora.
Jeongguk solo observó en silencio. No responde porque es preferible seguir escuchando lo que tiene que decir. El ángel continúa.
—¿Alguna vez has sentido como es sentir gusto por una persona? Pienso todo el tiempo en ti, me preocupo por ti, quiero abrazarte y besarte, pero tengo miedo de tú no sientas lo mismo como yo y quizás me aterra decirlo como ahora, pero mi valor en este momento es más grande que mi vergüenza y miedo.
El carnicero bajó la mirada a sus botas y se colocó de pie. No tiene nada en mente con que responder a sus palabras. Solo puede observarlo en vez en cuanto mientras Jimin espera algo de él.
No se esperó que el bailarín lo abrace por la espalda, sus manos son cálidas cuando rodean su abdomen y cintura. Siente como coloca su rostro contra su espalda y sus brazos rodean más su torso, profundizando el abrazo.
—Si al menos vas a irte, llévame contigo.
Jeongguk se giró dentro del abrazo, pero antes Jimin aflojó sus brazos para que ambos puedan observarse cara a cara y tan cerca mutuamente. Sus ojos conectan con el contrario y pensó que el carnicero iba a safarse del abrazo, pero fue todo lo contrario cuando sus manos tomaron el rostro del bailarín y sus labios se colocaron sobre los suyos, dandole un beso sin mover sus labios pero que era puro y sincero.
—Puedo llevarte sin que nadie lo sepa. —Le susurró el carnicero, al alejarse de sus labios y sentir el roce de los contrarios al susurrar.
No puede describir su emoción. Pensó que sería rechazado, pero Jeongguk no le tomó mucho tiempo en decidirlo. Quizás es lo que deseaba y este fue un buen momento de coincidencia para llevarlo con él. Por fin podrían ir solos a otro lugar, mientras finge trabajar.
Min esperaba a Jeongguk abajo junto con SeokJin, Taehyung y el resto de los sobrevivientes para despedirlo cuando bajó con su mochila con las cosas necesarias, listo para irse.
Mientras le brindaba su mejor sonrisa a Yoongi, el bailarín bajó por las escaleras minutos después con su mochila de cosas necesarias y propias. La sudadera que llevaba lo ayudó a cubrir su cabeza y rostro para escabullirse a la salida del bar, para esperar por Jeongguk fuera.
El carnicero le dió una mirada rápida al rubio encapuchado que se movió entre los sobrevivientes para salir del bar y regresó su mirada al rostro de Min para oír lo que sus palabras tienen que decirle.
—Tienes trabajo, Jeon. —Yoongi le lanzó en aire, una llave dorada y otra de color plata, las cuales Jeongguk atrapó con el aire con ambas manos.
—¿Dos llaves?
—Una es de la cabaña que dónde vive un buen colega, en el bosque a kilómetros de aquí y saliendo de la ciudad. La otra es del vehículo que necesitas. ¿No piensas irte caminando o si? —Yoongi soltó una pequeña risilla luego de su pregunta.— Tienes trabajo, debes traer troncos de madera y algo de carne, ya sabes. ¿Eres carnicero, no? El frío del invierno no es bueno para los sobrevivientes y la carne está por escasear, solo tenemos vegetales y demás. Consigue una buena carne y troncos para el calor del bar, tienes armas en el maletero del vehículo.
Jeongguk observó las llaves en su palma de la mano y luego las guardó dentro del bolsillo de sus oscuros pantalones de mezclilla holgados. Luego subió un poco la cremallera de su abrigo oscuro hasta su cuello para evitar el frío del exterior. Sujetó mejor la mochila en sus hombros y volvió a oír a Yoongi.
SeokJin le dió una mirada de reojo a Min y luego observó a Jeon mientras movía su mano con una tableta de píldoras a un lado de su pierna y escondida ante la vista de Yoongi, solo quería que Jeongguk pueda percatarse de esta para entregársela antes de que se marche.
—Jeon, es mejor que no regreses medio muerto aquí. Estoy seguro que te llevará algunos días, los animales no suelen caminar por el bosque con el frío del invierno, pero lo lograrás. Suerte.
Yoongi abrió sus brazos para que Jeongguk se aproxime a él y abrazarlo como saludo de despedida. Mientras el abrazo de ambos duraba, Jeongguk le dió una mirada rápida al rostro de SeokJin y luego a la tableta de píldoras de su mano. Al separase de Min, el carnicero abrazó a SeokJin para despedirse.
—Si tienes algún síntoma, toma una píldora y descansa. — Susurró SeokJin en su oido, Jeon asintió con una media sonrisa para luego quitarle la tableta de píldoras de la mano al romper el abrazo.
Taehyung observó como su mejor amigo se acercaba a él con una sonrisa divertida y ambos se abrazaron bruscamente en forma divertida mientras se daban palmadas en la espalda. Solo intercambiaron miradas y sonrisas antes de alejarse mutuamente. Kim observó como Jeon se alejaba de él en camino a la puerta de salida del bar y luego le dió una mirada dudosa a SeokJin, quien se percató de su mirada y bajó su cabeza fingiendo no ver nada.
Los sobrevivientes elevaron sus manos para saludar al carnicero que se marchaba, excepto, Junseo y Doyun. Ambos solo observaron como Jeongguk se marchaba del bar y todo regresaba a la normalidad como cada día, pero Doyun demostraba una expresión de pena cuando no deseaba que el carnicero se marchara. Mientras tanto, Junseo parecía contento, ya que tendría una oportunidad con Jimin pero jamás esperó que esa mismo día, el bailarín no esté en su habitación.
Fue imposible no maldecir al carnicero cuando no tenía dudas de que fue quien posiblemente se lo llevó.
Por otro lado, Jeongguk subió a su vehículo, arrojó su mochila a los asientos traseros y encendió el vehículo aparcado fuera del bar. El motor rugió bajo el acelerador y arrancó a toda velocidad hacia la cabaña, que se encontraba en medio del bosque, fuera de la ciudad.
Era imposible que en su rostro no se dibuje una sonrisa divertida cuando su mano se alejó del volante del vehículo y ajustó el espejo retrovisor para observar mejor detrás. Sus ojos encontraron al bailarín rubio sonriente, sentado con sus piernas cruzadas en el asiento trasero, mientras en su rostro se refleja la complicidad con esa bonita sonrisa de lado.
—¿Necesitas un aventón, cariño? Iré a un cabaña fuera de la ciudad.— Preguntó el carnicero, sin desviar su mirada del camino al conducir.
— Llévame a una cabaña. — Respondió coqueto el bailarín, sus manos rebuscaron en la mochila del carnicero y buscaron un cigarrillo, el cual le colocó al azabache entre sus labios mientras reía coqueto.
Jeongguk atrapó aquel cigarrillo entre sus labios, pero lo quitó para hablar un poco más.
—¿Estás seguro? — Al carnicero no le importaba seguirle el juego, su tono también se coloca un poco coqueto y suave mientras sus ojos grises se desvían un poco hacia el espejo retrovisor para observar al contrario asentir.
—Contigo siempre estoy seguro. ¿Por qué debo dudar de lo que quiero?
El azabache apretó sus labios un poco nervioso cuando el rubio se acercó un poco hacia él. Aunque deseaba observar al rubio, necesitaba mantener su atención en las calles de la ciudad hasta que el vehículo salga hacia la carretera, en camino al bosque.
Será difícil conducir con un bailarín tan caliente como el que iba en los asientos traseros. Es difícil resistirse a no observarlo cada segundo que pasa, sus ojos son curiosos pero debe estar concentrado en conducir. En su mente puede maldecir por tener que conducir de esta manera, podría estar días observando a Park y no se aburriría. Es así que aceleró el vehículo para llegar a la carretera y llegar mucho más rápido a la cabaña.
[...]
El viaje no llevaría demasiado tiempo. Su pierna tiene que doler después de presionar el acelerador con toda su fuerza para llegar mucho más rápido a destino. Se siente orgulloso de saber en dónde se encuentra exactamente la cabaña, gracias al mapa que había en el vehículo, todo fue más fácil.
Al adentrar el vehículo al bosque a través de un camino marcado por otros vehículos, Jeongguk bajó la velocidad para acercarse a la cabaña y aparcar frente a esta sin problemas. Luego bajó seguido de Jimin, quien cerró la puerta detrás de él junto a Jeongguk.
—¡Que bonita cabaña! — Exclamó el bailarín al observarla con detalle.
Literalmente, la cabaña era demasiado bonita. La madera con la que estaba hecha, aún se mantenía brillante y limpia sin importar que las cuatro estaciones del año vengan, siempre se ve bien y es muy agradable. Tiene un diseño muy bien pensado y cómodo a la vista. Ventanas, puertas y luego el resto era todo de madera marrón oscuro.
Jeongguk le dió una mirada rápida antes de caminar hacia atrás de vehículo, abrir el maletero y observar las armas, hacha, abrigos y botas para la nieve que pronto estaba pronosticada para los próximos días. Aún era de dia y muy temprano en la mañana, las nubes cubren el sol en el cielo y lo vuelve un día nublado con mucho frío.
Ante los ojos del rubio, quien aún contempla la cabaña, una de las ventanas de esta solía tener iluminación desde adentro, pero inmediatamente se apagó y fue inesperado para él sospechar de posiblemente se encontraba alguien más viviendo allí dentro.
—Jeongguk, creo que hay alguien dentro.
—Es posible que así sea. — Confesó el carnicero, cerrado el maletero del vehículo pero no sin antes tomar un hacha, y encaminarse hacia un lado del rubio.
—¿Que hacemos ahora? — Preguntó Park, volteando su cabeza hacia el azabache a su lado.
—Entrar, no me quedaré afuera mientras nos congela el frío poco a poco.
Jeongguk dió unos cuantos pasos hacia la cabaña, siendo el primero de ambos en tomar la iniciativa con la razón de ansiar estar frente a la chimenea cuanto antes. La ropa que llevaba no era del todo buena para mantener el calor corporal de su cuerpo y tuvo que abrazarse un poco mientras se aproximaba a la puerta de la cabaña. Jimin solo lo observó de pie y quieto, hasta que el carnicero se percató de que no estaba siendo seguido por él.
Al voltearse hacia atrás y hacia a Park, el carnicero se detuvo para extender su mano hacia el rubio para que la tome. Si es posible, entonces ambos podrían entrar juntos a la cabaña en cuanto antes para no morir de frío afuera.
El bailarín observó su mano y luego dió unos cuantos pasos rápidos para tomarla con fuerza, y caminar juntos hacia la puerta de la cabaña con sus manos entrelazadas mientras no sospechan de lo que pueden encontrarse dentro. Park tenía un poco de miedo ante lo que sus ojos observaron segundos antes con respecto a la iluminación que se apagó dentro de la cabaña.
Cuando la puerta estuvo frente a los ojos de Jeongguk, no hizo mas que abrirla con la llave que Yoongi le entregó. Al colocarla en el cerrojo, la giró dos veces y el pequeño ruido de la puerta le indicó que finalmente estaba abierta. Solo con un empujón de su hombro, está se abrió de par en par, demostrando la oscuridad de la cabaña por dentro y sin pistas de que alguien esté dentro.
Jimin se aferró aún más a la mano del azabache, el apretón que ejerció demostraba lo nervioso y asustado que se encontraba con cada paso que ambos daban juntos, adentrándose en la oscuridad desconocida.
A un lado de la puerta se hallaba el interruptor de la luz de toda la cabaña, pero antes de presionarlo, la puerta se cerró en seco y ninguno de los dos lograron salir de la cabaña. Jeongguk activó la luz mientras Jimin se aferró a su cuerpo abrazándolo, olvidándose de la mano que los mantenía unidos.
Al activar la iluminación de la sala, un desconocido que los acechó desde la oscuridad, esperó el momento perfecto en el que atacaría con un cuchillo cuando Jeongguk apretó el interruptor y no dudó un segundo en acercarse peligrosamente elevando el cuchillo. Se abalanzó hacia el carnicero, quien por reflejos empujó con fuerza a Park lejos de su cuerpo y se alertó del descarado desconocido que se aprovechó para atacarlo.
—¡¿Quien eres?! ¡¿Metiéndote en mi cabaña de esta manera tan descarada?! ¡Pequeño gusano!
Jeongguk utilizó su hacha para bloquear el ataque del cuchillo y observó al desconocido al rostro, reconociendo de quién se trataba y se relajó completamente.
—¿Que haces anciano? Ya te dije que no puedes moverte demasiado. Un movimiento más y terminarás sin un columna vertebral decente.
El hombre mayor con barba blanca y cabello del mismo color, relajó su expresión de molestia en su rostro cuando observó de quién se trataba el intruso de su cabaña. Era aquel carnicero asesino que alguna vez conoció gracias a Yoongi, su viejo colega y amigo de parte de su padre, ex jefe de los verdugos.
—¡Oh, pero si es este pequeño gusanito! ¡El gusanito Jeon, eh! ¡Je, je, je! — Dijo el hombre mayor de voz rasposa y profunda. Alejó su cuchillo del rostro de carnicero y relajó su cuerpo cuando no tenía que preocuparse por tenerlo de invitado está noche.
—Pensabas destriparme y soy como tú, viejo tonto. — Expresó Jeongguk bajando su hacha y observarlo con mala cara al hombre mayor.
—¡Oh si! Olvide que eres carnicero como yo. Seguro Yoongi tiene sus motivos para enviarte aquí. ¿Comenzó a escasear la buena carne y los troncos de madera?
El carnicero le dió un vistazo rápido a su alrededor y a toda la sala principal de la cabaña antes de responder, también le dió una mirada a Jimin para asegurarse de que esté bien luego del empujón. Por suerte, el bailarín se acercó a Jeongguk y se colocó detrás para protegerse, aunque también se escondía.
—Algo así, así que no me jodas tanto, viejo. En cuanto tenga toda la carne y troncos que necesito, me habré marchado antes de que te des cuenta. Bueno, si es que aún sigues teniendo buena visión como para no verme.
El hombre mayor soltó una risilla rasposa y luego tuvo que toser un poco cuando su garganta no se encontraba en el mejor estado, por causa del frío del invierno.
—¡No hay problemas! Solo quiero hacerte saber que es mi cabaña, y por lo tanto, las mujeres me adoran, así que, no te sorprendas si ves una por aquí. — Bromeó el hombre, quien desvío su mirada y borró su sonrisa en cuanto vió a Jimin detrás del carnicero azabache. Esa cabellera dorada y ojos azules lo cautivaron.
—Todos saben lo viejo mentiroso que eres. Solo mirarte, ninguna mujer podría venir aquí y tampoco en medio de un bosque. — Expuso Jeongguk, aguantando una risilla pero la borró en cuanto se dió cuenta que ese viejo inclinaba su cabeza poco a poco hacia un lado para observar a Jimin oculto detrás de su espalda.
El hombre expresaba curiosidad en su rostro cuando esa cabellera dorada se ocultaba detrás de Jeon. Nunca antes había visto un cabello así con ojos tan azules como el océano, era una bonita combinación con esas facciones y rasgos delicados.
—¿Quien- ¿Quien vino contigo esta noche? — Indagó el hombre, inclinando su torso a un lado para observar mejor.— Se ve sospechoso.
—¿Y por qué te interesa tanto? — Jeongguk arqueó una ceja y ocultó aún más al bailarín detrás de su cuerpo.
—Solo tengo que estar seguro de quién entra a mi cabaña. — Mintió el hombre, relajando su postura y colocándose de pie normalmente.
Jeongguk lo observó de arriba a abajo con molestia que hasta él mismo desconoció. Fueron segundos después, que supo que estaba algo molesto de que ese hombre intente saber más del bailarín y se sintió extraño.
—En fin, ¿Cuánto tiempo necesitas quedarte? Tengo una habitación vacía para ti y para tú... compañero.— Decretó el mayor de los tres, dueño de la cabaña.
—El necesario como para que Yoongi no tenga que enviarme de nuevo aquí y ver tu cara.
El hombre mayor soltó otra risilla rasposa y con gracia, aunque en realidad Jeongguk no lo comentó en broma.
—¡Cuánto me adoras, hijo! ¡Puedo sentirlo en tus palabras adorables! — Ironizó el dueño de la cabaña con una voz en alto y graciosa.
El bailarín dejó escapar una sonrisa y una pequeña risilla, que ocultó y calló para que el mayor no se percaté, pero fue inevitable ya que el hombre si lo notó y sonrió encantado.
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