💐4
Sunghoon está mirando la pantalla de su celular, con una estúpida sonrisa en el rostro.
La plática con Jake había salido mejor de lo que esperaba, y estaba seguro de que si seguía así conseguiría que el castaño le aceptara una cita muy pronto.
No importaba que esa plática hubiera sido el día anterior, él seguía leyéndola, demasiado entretenido con ella como para prestar atención a algo más. Incluso si se dirigía a la escuela en un nuevo día escolar, él seguía releyendo su plática con Jake una y otra y otra vez.
—Detente aquí, mamá, por favor.—dice el de cabello pelinegro apuntando hacia una floristería.
Su madre, algo confundida, asiente y estaciona frente al lugar que su hijo le está señalando.
Sunghoon se baja del auto y corre hasta adentrarse a la floristería, haciendo sonar la campanita que cuelga sobre la puerta del lugar.
—Buen día, joven. ¿Buscaba algo en específico, o sólo pasa a observar?—pregunta un hombre de edad algo avanzada llegando hasta él con una amigable sonrisa y tono amable.
—Buenos días, señor.—dice Sunghoon haciendo una reverencia.—En realidad, buscaba tulipanes tardíos simples.
—Oh, bueno, tienes suerte, justo ayer recibí un pedido que había hecho.
El señor camina hasta una cortina que hay dividiendo la parte trasera del local, haciéndole una señal a Sunghoon para que lo siga. El azabache lo hace y pronto se encuentra rodeado por muchísimas flores, y sintiendo mucho más frío que en la parte delantera del local.
El hombre le pregunta cuántos tulipanes va a querer y Sunghoon le responde que diez, de color rosa. Se las pone en un bonito ramo y después de pagarle, sale del lugar agradeciendo al señor.
—Listo, vámonos.—dice Sunghoon subiendo al auto.
—¿Para quién son esas flores, cariño?—pregunta su madre mientras sigue el camino a la escuela de su hijo.
—Un chico al que casi le rompo la nariz, mamá.—su madre se le queda viendo sólo un momento, ni siquiera sabiendo qué decir ante aquello. Sunghoon entonces ríe.—Son para el chico que me gusta.—su madre rueda los ojos divertida y asiente.
Al estacionar frente a la escuela, Sunghoon toma todas sus cosas y se despide de la mujer con un beso en la mejilla, deseándole un buen día en el trabajo.
Baja del auto y ajusta los tirantes de su mochila y maleta (donde guarda todas sus cosas del fútbol) a sus hombros, al tiempo que camina decidido hasta donde Jongseong le dijo que siempre él y Jake esperan para que las clases comiencen.
Todos los que están pasando a su lado le miran con los ojos abiertos de par en par, susurrando enseguida suposiciones de para quién podrá ser el precioso ramo de tulipanes. Sunghoon los ignora a todos y cada uno de ellos olímpicamente y sigue su camino hasta aquel árbol en medio de la plaza de la escuela.
Ya puede ver a Jay y Jake sentados en la banca que está ubicada en este lugar, y casi olvida cómo se respira cuando Jake comienza a reír, golpea el pecho de su amigo, y oculta su rostro entre sus manos.
Todo esto mientras un hermoso carmín adorna sus mejillas.
Camina más decidido que nunca hasta que el silencio se hace en el lugar. Nota a Jay señalarlo con la mirada, y entonces su corazón estalla al topar su mirada con la perruna de Jake.
—¿Su-Sunghoon...?—pregunta Jake entre asombrado, nervioso y tímido.
—Buenos días, para ambos.—dice, sonriendo amigablemente.
—Buenos días.—responde Jay.
Pero Jake está pasmado.
Se miran tan fija e intensamente, que Jay tiene que toser para traerlos de vuelta a la realidad.
Sunghoon sonríe encantado cuando las mejillas de Jake se ven adornadas por un intenso carmín.
—Jake, yo quería-
—Iré a ver si ya puso la marrana.—comenta Jay de repente, interrumpiendo a Sunghoon, ganándose una risotada del pelinegro por tremendo comentario y una mirada asesina de Jake por traicionarlo de esta manera.
Se pone de pie y toma sus cosas, besando sonoramente la mejilla de Jake y yéndose del lugar, dejando al castaño y el pelinegro a solas.
—¿Qué haces aquí?—pregunta Jake de repente.
—Aquí estudio, ¿recuerdas?—comenta divertido Sunghoon.
—Idiota, no me refiero a eso.
—Oh, entonces ya estamos en ese tipo de cercanía.—dice tomando asiento donde antes estaba Jay.
—¿Uh?
—Me has insultado. No insultas a alguien a menos que lo merezca, o que sean muy cercanos. Quiero pensar que no merecía ese insulto, así que sólo queda una opción.—Sunghoon le guiña un ojo, bromista.
El carmín viaja a las mejillas y punta de las orejas de Jake a la velocidad de un parpadeo.
—No quería insultarte. Lo siento. Salió natural.
—Lo que me hace suponer que sueles insultar mucho a Jongseong.
El carmín se intensifica, expandiéndose por el resto de su rostro.
—Él se lo busca.—Jake hace un puchero y joder si Sunghoon no quiso atrapar esos labios entre los suyos en ese momento.
—Sí, Jay es un completo idiota.
Jake comienza a reír por su comentario. Y Sunghoon se siente flotar entre nubes.
—Le diré que lo insultaste en su ausencia.
El pelinegro se encoge de hombros.
—No es como si mintiera.—comenta sonriendo.—Oh.
—¿Oh?
—Casi olvido el motivo principal por el que vine aquí.
Sunghoon había notado que varias personas se habían reunido para ver a ambos dialogar. Mejor. Así les quedaba a todos claro que Jake ya tenía a alguien.
Extiende el ramo de tulipanes hacia el castaño, sin despegar la vista de su rostro.
Los ojos de cachorro de Jake se abren en demasía, resaltados en ese delineado y esas tenues sombras en sus párpados. El corazón de ambos latiendo demasiado fuerte.
Las manos del castaño tiemblan cuando las extiende para tomar el ramo, sus dedos rozando los ajenos en una caricia apenas perceptible que genera chispas entre ellos, chispas que pareciera que todos los expectadores hubieran podido ver, pues sus ojos se abren aún más.
—Estos son-
—Tulipanes tardíos simples. Sí.
—¿Cómo supiste que son mis favoritos?
—Yo hice mi tarea.
Jake sonríe negando con la cabeza, mientras se hace una nota mental de asesinar a Jay más tarde.
Este chico era increíble.
El ramo de diez tulipanes está entre las manos del castaño, pero Sunghoon no ha alejado las suyas aún.
—Son hermosos.
—El señor de la floristería hizo un excelente trabajo escogiendo los más lindos del invernadero. Creo que notó la importancia del asunto.—Jake le mira fijamente, y el corazón de Sunghoon se detiene un momento ante la visual.—Lo único que hice fue decirle que necesitaba que fueran color rosa.
—¿Por qué?
¿Cuándo la distancia entre sus rostros se redujo tanto?
Sunghoon inspecciona con su mirada cada pequeño trazo en el rostro de Jake. Cada peca, lunar, arruga, cicatriz; el color sandía de sus labios relucientes por la saliva, la profundidad en ese par de luceros que le miraban con un brillo sin igual, esas pestañas tupidas y oscuras, junto a sus cejas con perfecta forma, y esa mirada gatuna que estaba regalándole justo ahora.
El pelinegro suelta un suspiro enamorado antes de responder:
—Porque es el color que tus mejillas toman antes de tornarse de ese rojo carmín que tanto me encanta.
Ambos pudieron escuchar el grito de fondo de las personas que les miraban antes de que Sunghoon redujera la distancia entre sus rostros y uniera sus labios.
Quiero agradecer a DANUs_room por dejarme hacer esta adaptación.
Nos leemos pronto~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro