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49) La boda

Domina estaba cada vez más segura de lo que quería para su boda y yo cada vez más ocupado con proyectos escolares, tareas, exámenes y otras cuestiones que me reservaba para mi. Mi tiempo libre era limitado así que solo me reunía con las chicas si era de suma importancia, lo más común es que Domina me depositara dinero y yo iba a hacer algún contrato para el evento: Limusina, música, decoración, flores, comida. Era mucho gasto, pero McAdams estaba decidida a tener la mejor fiesta y sus padres estaban dispuestos a pagar todo el evento solo para callar las bocas de aquellos que decían que Domina nunca iba a encontrar a quien la quisiera porque era muy "liberal".

—Las bodas son todo un ritual, necesitan padrinos y damas para puras cosas simbólicas. Digo, es bonito, pero creo es innecesario —Le explicaba a Carissa en una milagrosa tarde que tuve tiempo libre y lo iba ocupar para seguir ayudando a mi mejor amiga.

—Aquí viene una enorme queja de porqué la gente no debería casarse, ¿Verdad?

—No. Bueno si iba a explicar eso, pero mejor me lo guardo. Es que no entiendo: Gastar tanto en un evento que durará una noche y todo para complacer a los invitados.

—Domina así lo quiere, para ella vale la pena. Es un momento que se quedará para siempre en su memoria —asentí con la cabeza, la respuesta de Carissa era obvia y no me ayudaba a entender nada.

Bajamos en un local donde hacían catas de vino y otras bebidas alcohólicas, ayudaríamos elegir el brindis, eso si me agradaba. Unas horas después salimos los cuatro digamos que con un ambiente más amigables y decidimos parar en un bar, donde nos embriagamos hasta la madrugada.

—Yo recuerdo que por acá se ponía una persona a vender comida —insistía Domina parada en medio de un parque solitario. Salimos del bar con mucha hambre, necesitamos algo de comer.

—¿A las tres de la mañana? Vamos Dom, ese señor ya se fue a dormir —le explicó Omar.

Su prometida se sentó en un columpio y recargo la cabeza en señal de derrota, yo empecé a empujarla para que se asustara o vomitara, las dos cosas parecían muy divertidas en ese momento. Omar me ayudó luego de que me diera un ataque de risa al oír a Domina gritar.

Carissa se encontró con un "Avioncito" dibujado en el suelo y me reto a jugar.

—Estás viendo que difícilmente puedo mantenerme en pie y quieres que salte en uno solo. No.

—Ven, yo te ayudo a jugar.

Así nos pasamos un par de horas volviendo a ser niños por esta ebrios. fue estúpidamente divertido, terminamos tirados en el pasto hablando sobre anécdotas de borrachos.

—Es hora de ir a casa —sugirió Omar, le hicimos caso porque él era el único que no había bebido.

Llegamos a casa de Domina, yo había dejado mi auto ahí pero en el estado que estaba no podía usarlo. Así que después de una buena cena, tuve que llamar a mi madre para avisarle que me quedaría a dormir en casa de McAdams. Llámenlo plan con maña, pero la única cama disponible era la de Carissa y nadie objetó por eso, al contrario insistieron mucho para que me quedará. Hablamos los cuatro un rato más sobre la boda, faltaban dos meses y solo quedaban algunos detalles menores pendientes. Estábamos en la cima del éxito, según Omar.

Me fui a dormir con una sensación grande de incomodidad, no por el hecho de dormir con ella, sino por miedo a que se me soltara la lengua —Y no en el sentido perverso que yo quería—.

—¿No puedes dormir? Estás dando muchas vueltas —Me reprochó Carissa una vez metidos en la cama.

—Perdón. No estoy impuesto a dormir con alguien más, digo no es que me incomode pero...

—¿Pero?

—Carissa, ¿Te quedarías conmigo? —me atreví a preguntar.

—¿De qué hablas, Chris? Sabes que tengo que regresar.

—Lo sé, pero quiero saber: Si tuvieras la oportunidad, ¿te quedas conmigo?

—Si me gustaría —Me respondió casi en un susurro.

—Te vi desnuda —confesé, ella soltó una carcajada.

—¿Y? Yo te vi te desnudo a ti.

—Pero eso no era lo que quería expresar: Te vi desnuda, te tatuaste un caracol como el que te dibuje, lo tienes en el muslo. Quise decirte en ese momento, pero mi mano siguió su recorrido y bueno, ya sabes lo que pasó.

—No se me olvidará —volvió a reír—. Te dije que me lo tatuaría, no mentí. Dejaste huella en mi, digamos que te inmortalice de cierta forma que solo yo pudiera reconocerlo. Bueno tú y yo.

—Es precioso. Te he extrañado mucho, este tiempo que se supone deberíamos estar juntos no ha sido suficiente o no ha sido como me imaginaba. Quería estar más tiempo contigo.

—Aún nos quedan dos meses.

—No. Ya empezaré los exámenes, proyectos finales y demás cosas que te hacen querer arrancarte el cuero cabelludo y verter cera caliente en el cráneo. No te rías, es verdad, me volveré loco —tomé aire para animarme a seguir hablando—.

》Quiero hacerte una pequeña confesión, tengo planes muy certeros que si llegan a funcionar... No sé, sería genial. No quiero hablar mucho, pero necesito terminar el semestre con una calificación casi perfecta. No puedo distraerme, así que a partir de aquí nos veremos mucho menos. Ya lo hablé con Domina, le estaré ayudando hasta donde me sea posible, quizá te toque más trabajo a ti. No quiero oírme egoísta, pero necesito concentrarme en mi —Carissa me vio con intriga

—Entiendo. ¿Entonces cuando despierte te veré hasta que puedas? —asentí— Dame algo para recordarte —pidió mientras se acercaba para besarme.

La hice sentarse sobre mi sin dejar de besarnos. Tenía una mano enredada en su cabello y con la otra desabrochaba su brassier. En cuanto tuve oportunidad le saqué la camiseta junto a la otra estorbosa prenda que ni siquiera sé para qué se usa.

Contemple a Carissa semidesnuda frente a mí, su olor a frutas y licor me tenía al borde del éxtasis, ella lo sabía, eso le encantaba. Tenía en su ser la mezcla perfecta de cinismo y decencia. Lo sagrado y lo profano en una sola mujer. Sentía una conexión tan fuerte, tan sólida que cada vez estaba más convencido de mi plan.

—Quiero quedarme contigo —soltó de pronto—. No sé cuándo pueda volver a verte, pero quiero quedarme contigo y no dejarte ir.

Esas palabras tan exactas me hicieron sentir la persona más feliz del mundo, tenía que celebrarlo y demostrarlo sin pudor, con placer y esta vez sí me detuve a contemplar el pequeño tatuaje de caracol que posaba entre sus piernas.

Después de la faena Carissa se quedó dormida, me daba una especie de alegría verla dormir plácidamente y saber que ella estaba feliz, que ya no se despertaba de la nada. Así que salí de ahí sin despedirme para no levantarla.

Como había explicado, tenía un plan que requería estar concentrado en la escuela al 100%. Mis padres lo sabían y me apoyaban, al igual que Omar y Domina. Finalizar ese semestre fue más duro de lo que pensé, era un buen alumno, pero yo quería ser el mejor. Era mi último semestre como estudiante, después de eso sería un año de prácticas y si mi calificación era sobresaliente podría hacer mis practicas en una mina real, trabajar mano a mano junto a otros ingenieros de más potencial y experiencia. Había grandes opciones para mis pasantías, pero yo tenía una muy especial en mente.

Faltaban solo dos semanas para la anhelada boda, y yo estaba deseando morir.

—Si alguien se encuentra con mi yo del pasado háganle un favor y mátenlo —supliqué al par de chicas que estaban conmigo.

—No. Quiero que sigas sufriendo mucho —dijo Domina mientras pelaba una naranja. Estábamos en la cocina de mi casa, Carissa me preparaba un té.

—Come tierra, maldito alien. No pudiste cumplir tu misión, si nos atacan será tu culpa.

—Relájate, CriCri. Necesitas descansar un poco, Te estás presionando mucho a ti mismo —dijo Carissa mientras me pasaba la taza con un té de quién sabe qué.

—Necesito tener una calificación perfecta, tendré respuesta la próxima semana y al tenerla podré descansar —respondí.

—¿Respuesta de qué? —preguntó Carissa.

—Ya dile —presionó Domina.

—¿Por qué ella sabe y yo no? —reprochó Carissa.

—Porque ella es mi mejor amiga y tú... —me quedé en silencio, Carissa me miró a los ojos, estaba dolida pero no dijo nada. No hasta que:

—Ustedes tienen un tema pendiente, yo me robo otra naranja y me pondré a ver televisión hasta que terminen de hablar —dijo Domina, de pronto el ambiente se sentía tenso, el tema estaba sobre la mesa y Carissa quería hablar.

—Me iré después de la boda, Christian, pero ya no quiero hacerlo. Siento cosas por ti, estoy feliz de estar contigo, feliz de estar con ustedes... No sé que decisión tomar, sé que es patético pero una respuesta tuya me ayudará con la mitad de la carga —ella se contenía, quería parecer segura pero no le salió. Con el temor de que todo se fuese al caño decidí hablar, me arme de valor.

—Carissa aunque quiera pedirte que te quedes no es justo para ti. Tú estabas feliz, has crecido como persona y yo estoy admirado de eso. No puedo quitártelo, te has esforzado, te ha costado mucho estar bien y quiero verte bien. Por fin tienes la estabilidad que habías deseado —Ella asintió con la cabeza, dio un sorbo al té y sonrió tranquilamente, pero no estaba feliz.

—Gracias —dijo, después de eso por más que quisimos conversar la conversación no fluyó.

Carissa decidió marcharse antes. La acompañamos a la puerta y una vez que se fue nos sentamos en la cajuela del auto de papá.

—Tomaste una buena decisión, bebé —Me animó Domina.

—Espero que si. Ha sido más complicado de lo que creí —suspiré y tomé un trago de té.

—Mirate, todo un hombre tomando té. Antes nos hubiéramos sentado aquí a beber una cerveza mientras pensamos que hacer en la noche.

—Ya no tenemos diecinueve... Mírate tú, en dos semanas te vas a casar, perderás tu libertad legalmente y a voluntad —Domina soltó una carcajada.

—Estoy tan emocionada. ¿Sabes? Yo no siento que he perdido algo, al contrario: No sabía lo mucho que me hacía falta Omar en la vida. Desde que él apareció me ha hecho ver el mundo de otra forma, me ha cambiado totalmente, incluso a veces me digo a mi misma: "¿Qué te pasó?"

》 Y es que no me siento mal por haber cambiado. No siento que vaya a perder mi libertad, de hecho me siento más libre que nunca porque Omar me conoce y no me quiere cambiar nada. Yo no vivo por él, él no vive por mi, simplemente nos complementamos. Es cuando me doy cuenta que tenía todo, pero al final siempre había un vacío en mi interior... Y luego apareció él —tomé la mano de Domina y le di un beso.

—Me alegra verte así de feliz... ¿Quién pensaría que la chica que hizo toppless a cambio de una botella de vodka en un antro con su máxima capacidad, terminaría casándose de blanco en una iglesia reconocida?

—Ay, ¡Vete a la mierda! Arruinaste el momento. Recordaré eso la próxima vez que me llames para que te saque de la comandancia por tener sexo en la vía pública —solté una carcajada de nervios.

—Bueno, pero eso es más digno que correr con una teta de fuera por la playa y no darse cuenta por andar en severo estado de ebriedad.

—Ay, callate. ¿Acaso no recuerdas que te tuve que llevar casi arrastrando a la cama y vomitaste mi closet pensando que era el baño?

—La verdad no lo recuerdo y que bueno —volvimos a reír al recordar esas tonterías—. Me hace feliz saber que de todas las probabilidades, la menos probable es la que más feliz te hizo. Eso me ayuda a elegir.

—Estás tomando la decisión correcta, creeme, empiezas una nueva etapa en tu vida y será la mejor —respondió Domina, yo sonreí.

—Me sentía estancado. Sabía lo que quería, pero no tenía la disposición para hacerlo, no encontraba la manera, hasta que Carissa reapareció en mi vida y de nuevo me cambió el panorama —McAdams sonrió tiernamente y me acarició el cabello.

—Tendrás la respuesta esta semana y otra semana para plantear la pregunta. ¿Estás nervioso?

—Ansioso. No me siento asustado, al contrario, tengo la sensación de que todo irá bien —confesé.

Nos quedamos hablando un poco más antes de que Omar llegara por Domina.

Los dos semanas posteriores fueron un poco más tranquilas respecto a los estudios. El caos empezó el día de la boda, nos empezamos a mover desde muy temprano, hicimos muchas llamadas solo para confirmar que los servicios que contrataron estarían listos. Todo tenía que ser perfecto o Domina enloquecería y los aliens nos declararían la guerra.

Al ser el "Damo de honor" tenía que estar del lado de Omar, Carissa estaría junto a Domina dándole el apoyo moral que fuera necesario y en verdad agradecía no estar en su lugar.

Estábamos en el departamento, aún faltaba para que empezara la misa y Domina había rentado una suit de lujo en un hotel. Ella se arreglaría ahí y después haría su entrada triunfal. Por mi parte yo me tomaba un frappé mientras veía a Omar pasearse por acá y por allá.

—¿Asustado? —le pregunté.

—Nervioso, no me malinterpretes. No por la boda, sino por Domina, si algo sale mal se pondrá como loca. Este es nuestro día, no quiero que nada la afecte.

—Gracias por quererla así.

—La amo, Christian, la amo como jamás pensé amar a nadie. Sé que suena patético, pero no puedo evitar pensar en mi anterior matrimonio. Juré que nunca volvería a casarme y mírame ahora, más feliz y ansioso que la primera vez.

》Domina ha sido una fuente de energía, me ha impulsado a seguir, me ha hecho cambiar mi postura de la vida. Quiero estar con ella hasta el final y no tengo miedo. Cuando me casé con mi anterior esposa, las cosas fueron mal desde el principio, yo ni siquiera quería casarme, pero ella insistió demasiado... Está vez es tan diferente, que me emociona, me emociona saber que me uniré al amor de mi vida para siempre.

—Estoy feliz por ustedes. Se lo merecen, ambos merecen ser las personas más felices del mundo.

—Tú también mereces ser feliz, Christian y me alegra saber que has decidido empezar a dejar tus miedos atrás, has tomado una decisión difícil y lo hiciste con una madurez admirable. Yo te felicito a ti —me sonrojé, Omar había sido una especie de mentor desde que Domina lo incluyó en nuestras vidas, me parecía un hombre admirable, recto y que me hiciera ese comentario era algo para estar orgulloso de mi mismo.

Partimos a la iglesia un poco antes de lo planeado para recibir a los invitados. La gente se iba dispersando por el lugar en la espera del sacerdote y Domina, que como era costumbre tenía que llegar ya que todos estuvieran ahí porque nadie podía perderse la entrada de Domina McAdams.

La limusina llegó antes que el sacerdote así que esperamos pacientemente, Omar saludaba a los invitados, se veía tan casual como un día cualquiera, pero su sonrisa era más auténtica que nunca. Una vez que el párroco se digno a entrar todos tomamos nuestros lugares.

Carissa entró y se formó junto a las otras damas. Todas iban con un vestido color rosa palo, largo, hombros y espalda descubiertas, era un bonito vestido, todos exactamente iguales. Carissa tenía el cabello recogido, podía ver su rostro sin ningún problema, no recordaba que su frente fuese tan bonita ¿O es que yo la veía bonita por que ella me parecía hermosa?

—¿Estás nervioso? —Me preguntó Omar con una risa burlona

—¿Por Carissa? No —respondí confundido

—No por ella, sino porque Gisel está a escasos metros de ella —Gisel era una prima lejana de Domina, con la cual tuve un encuentro casual veraniego.

—Ah, no —empecé a reír de nervios—. Digo, solo fue una vez y no significo nada importante.

—Mhh, creo que olvidas que ustedes regresarán en la limusina solos. Domina y yo iremos en el Rolls Royce. El salón está lejos, quién sabe que pueda pasar en el camino —Omar soltó una carcajada nada discreta, eso me hizo recordar porque se llevó tan bien con McAdams.

Por mi parte me reí. No sabía porque razón, pero no me sentía afectado por tener encuentros casuales en el pasado, no creía que Carissa tuviera que molestarte por eso, mucho menos me sentía en la necesidad de dar explicaciones.

No pude pensar más porque Domina hizo su espectacular entrada, si tuviera que describirla en una palabra sería: Celestial.

El vestido le quedaba perfecto, no enseñaba de más —Como estábamos acostumbrados—, su cabello caía grácilmente en su espalda, tenía un llamativo tocado en el velo y todo eso coronado por su increíble sonrisa.

Se posó al lado de su futuro marido y ambos se miraron de esa forma que me llenaba de admiración. Se amaban, no había duda. Estaban felices y agradecidos.

Mientras escuchaba hablar al sacerdote y veía a la pareja que estaba a punto de decir: Sí; me puse a reflexionar sobre mi vida. Después de que la ida de Carissa empecé a ser chico más social, gracias a la confianza personal que había adquirido. Mi segundo noviazgo a pesar de serio fue insípido. Quería ser amado, pero no estaba dispuesto a sufrir, por eso no di nada más, solo me resigne a decir adiós sin luchar.

Con Melissa fue todo diferente, pues creía que entre más diera, más recibiría. Nuestra relación era tan perfecta al principio, pero se fue volviendo tóxica de manera gradual, tan gradual que no me di cuenta. Primero me pedía las cosas "amablemente" que casi no me daba cuenta que era chantaje:

"Amor, ¿Podrías pasarme tu contraseña? Yo te pasaré la mía. Es para que tengamos más confianza".

Luego empezó a exigir:

"No le hables a esa persona"

Después vino el chantaje emocional y daño psicológico:

"¿Quieres terminar conmigo? Pero mírate, tú sin mi no vales nada, yo soy mejor que tú en todo. Recapacita, piensa un momento si de verdad quieres tirar lo único bueno que tienes en la vida".

Dejé de salir, dejé de hablar con mucha gente, incluso llegué a faltar a la escuela, todo por miedo. Si, es patético, pero así fue: Tenía miedo de que Melissa me reclamará y empezara otra pelea, porque incluso amenazaba con quitarse la vida. Me sentía solo, y llegué a tragarme el cuento de que sin ella no valía... Hasta que descubrí todas sus infidelidades:

"Es que me descuidaste" Intentó explicar.

Melissa sabía como hacerme culpable de cualquier problema y me di cuenta muy tarde. Cuando terminé con ella me quedé muy vacío, mis amistades eran contadas, hasta la relación con mis padres se vio afectada. Pero no es el tiempo el que cura todo, si tú pones el empeño puedes salir adelante más rápido. Admito que tuve dos grandes empujones que casi me hacen caer de cabeza: Domina y Carissa.

Aprendí que caer no es perder. Aprendí que el amor también también trae dolor y quién te quiere te hará sufrir pero nunca a propósito.

Es inevitable sufrir por amor, cuando amas a alguien entregas todo. Cuando la otra persona sufre, sufres con ella. Si se enferma, si algo le duele, si alguien la decepciona, te dolerá a ti. Pero una persona que te quiere no te dirá: "No vales nada" "Si me dejas te quedarás solo para siempre" "Me descuidaste por eso hice lo que hice".

Anteriormente tuve la oportunidad de sacar una beca para estudiar en algún lugar fuera del país, pero no la tomé porque a Melissa no le pareció, lloró por horas, me escribió largos mensajes, me buscó a media noche. Fue tanta su insistencia que me quedé por ella. Muy tarde me di cuenta que quien te ama te ayuda a crecer, y a ella no le importaba mi crecimiento personal: Solo le importaba su persona.

Mi ciclo con aquella persona se había cerrado y era hora de empezar una nueva etapa. Había aprendido a diferenciar entre el amor y amor tóxico. Ahora más que nunca sabía lo quería, ya había dado un paso, no iba a retroceder. Quería que Carissa me acompañara en mi travesía.

Que me perdonara Domina, pero su noche sería nuestra noche.

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