Eras virgen
Después de una buena sesión de besos fuimos a la actividad y lo sorprendente era ver a algunos jóvenes con los arbolitos con demás cosas.
―Vaya pensé que esto iba a estar casi vacío―comenta asombrado Cristian.
―Pensé lo mismo, vamos apúrate.
Hago que acelere el paso, para reunirnos con los del grupo. Una vez que llegamos esperamos poco tiempo y uno de los chicos empieza a organizar a todos.
―Bueno chicos aquí todos vamos a ayudar por igual, así que armen cinco grupos, no importa que sean muchos en unos lo importante aquí es que trabajemos bien.
Una vez dicho eso Cristián toma mi mano y vamos a un pequeño grupo, con la mirada puesta en cada uno de ellos intentó grabarme su rostro, si los piden algo más.
―Bueno chicos al ser el grupo más pequeño les daré una tarea y es ayudar a limpiar el área que se va a ocupar y al final ayudarán a guardar todo lo utilizado, ¿dudas?
Todos negamos y él solo sonríe.
―Vamos chicos interactúen que aquí van a estar casi todo el día.
Una vez dicho eso se va dejándonos solos.
Esto de verdad que es incómodo, todos nada más nos miramos y nadie dice algo, resignada suspiró y trato de romper el hielo.
―Bueno, hola chicos yo soy Lupe y es la primera vez que colaboro en una actividad así.
Termino de decir eso y agradezco que Cristián me siga.
―Y yo soy Cristián el novio de Lupe un gusto trabajar con ustedes.
Al decir eso me abraza por detrás, dándome un beso en la mejilla, lo bueno es que los demás se van presentando y todo va normal, excepto yo que me da nervios tener esta clase de afecto con un chico, creo que Cristián lo nota, ya que lo escucho reír.
―Vamos cariño solo te estoy abrazando, ahora que si quieres otro tipo de tacto tú dime y estaré más que listo―comenta bajo, para darme un beso húmedo en mi cuello.
Suspiró.
―Espero y hoy en la noche lo cumplas cariñito―comento igual que él.
Me volteó para dar un beso a Cristián, pero verlo todo saqueado de onda me da risa.
Hago que me suelte y camino con los demás por las cosas.
¤¤¤¤¤¤¤
Ya terminamos con todo lo que nos pidieron y todos estamos más que cansados, al final ayudamos en casi todo y bueno eso no quita que el cansancio de todos sea el mismo, la única cosa buena de esto es que nos van a regalar la cena y un arbolito de algodón.
Aún con el cansancio la tensión de mis palabras han tenido un efecto en Cristián, todo el rato estaba ido y varias veces evitaba estar cerca de mí. Entiendo su actitud, y aprecio que sea considerado conmigo, siendo que pocos chicos son así.
―Lupe vamos a cenar.
Comenta una chica con quien estuve platicando.
―Si ya voy.
Busco con la mirada a Cristián, lo encuentro guardando algunas cosas y decido ayudarlo.
Me encamino a él, para terminar rápido e ir a cenar.
―¿Te falta mucho?―le preguntó.
Lo veo brincar del susto, voltea a verme con mala cara.
―Si, ya casi termino, pero no vuelvas aparecer así.
Su comentario me da risa y eso lo molesta más.
―No te enojes cariñito, no fue a propósito, mejor te ayudo aquí para ir juntos a cenar.
Como puedo le doy un beso en la barbilla y me dispongo a acomodar lo restante, cuando estoy por dejar unas bolsas en el suelo siento un azote en mi trasero, volteo para encarar al culpable y cínico, lo veo sonreír coqueto acorta la distancia de ambos en un abrazo, pero con lo que dice me deja intranquila.
―Que linda te veías así agachada, pero prefiero ver eso en otro lado.
Trata de que su comentario se vea inocente, pero sé que de eso no tiene nada. Así que juego a lo mismo.
―Te sorprendería ver la resistencia de mi cuerpo, no juzgues por la apariencia.
Por segunda vez lo dejo mudo, rompo el abrazo y tomando su mano lo dirijo a cenar.
Al llegar la chica con la que platique nos lanza una mirada pícara, ella es una desconocida, pero me dijo algo importante.
*
Me encaminó con los del grupo a sacar lo que necesitaremos y noto que una chica me mira mucho.
Genial lo que faltaba que se burlen de mí.
Eso me molesta mucho, odio que me miren y creo que mi cara mostró molestia, ya que la chica se me acerca.
― Hola, lamento si te incomodó mi mirada pero no lo puedo evitar, me da curiosidad saber...
― Saber exactamente ¿qué?―la interrumpo.
― Tranquila yo quiero saber como es que te incomodó la acción de tu novio, digo si son novios y todo eso.
―Perdón pero me molesta ese tipo de miradas y con tu duda no sabría como explicarlo.
―Vaya, yo que tú tomaba rienda en ese asunto para que no vuelva a pasar.
―¿Tanto se notó?―pregunto en voz baja.
― Si―imita mi acción―pero es adorable verlos juntos―comenta con una sonrisa―te aconsejaría que te encierres con él y trabajen en eso, hasta que no tiembles por su tacto, bueno depende de que estén haciendo.
Su comentario me da risa y en silencio agradezco eso.
Veo a la chica que me hace señas y la sigo.
*
Siempre que un chico me gustaba por más mínimo tacto con él yo temblaba y me ponía muy incómoda.
―Cariño allá hay lugar vamos―me jala―estabas toda ida y no me hiciste caso a lo que te decía―comenta con fingida molestia.
―Perdón cariño recordaba algo que me comentaron.
―Está bien iré por la comida ahorita vengo.
Me da un beso y se va.
******
Terminamos de cenar y ahora vamos a la cabaña, los dos vamos algo pensativos, todo gracias a que mañana nos iremos, hoy fue nuestro último día...
―Sabes estos días pasaron tantas cosas, pero me gustó venir y conocerte un poco más.
Su comentario da ternura.
―Tienes razón, también conocí que el primo más tranquilo es un excelente boxeador.
Nos comenzamos a reír.
Llegamos a la cabaña, espero a que abra la puerta, pero no lo hace y voltea a verme.
―Pero con golpes o sin ellos estás aquí conmigo.
Toma mis labios y me besa de una forma profunda.
―Ejem.
Al escuchar eso nos separamos lento y veo a mis primos, había olvidado que ellos estaban aquí y eso que no los vi en todo un día.
―¿Qué sucede?―pregunto cortante.
Veo dudar a Luis, Enrique sonríe y el que me contesta es César.
―Solo para avisarles que mañana nos vamos a las dos de la tarde. Buenas noches.
Toman los hermanos a Luis de los brazos para encaminarlo a su cabaña.
Cristián y yo solo nos miramos y reímos ante eso, vaya teatrito el que arman.
Ahora si abre la puerta y me deja pasar, al estar dentro siento como tira de mi mano, haciendo que quede de frente a él que está recargado a la puerta.
―¿Qué pasará con nosotros?―pregunta dudoso.
Pone sus manos en mi cintura, tratando de acortar la distancia entre nosotros.
―No lo sé―me sincero―yo quisiera tratar de seguirte viendo, pero si, tú no lo quieres lo entenderé.
―Yo también quiero seguirte viendo y más ahora que comprendí que no te dejaré ir.
No entiendo cómo es que llegamos a esto pero seguiré esta corriente.
Tomó impulso y acorralo a Cristián contra la puerta, su rostro está confundido, aprovecho eso para besarlo, al momento siento sus manos en mi cintura.
Mientras nos besamos sus manos bajan a mi trasero, lo estruja fuerte para después darme un azote igual de fuerte, haciendo que brinque y me separé un momento de él. Me encamina a un lado y yo solo me dejo guiar.
Al ver que vamos a la habitación me suelto de él y corro a la puerta, noto que está confundido pero no me detengo, hasta poner seguro no seguiré con lo planeado.
Regreso a su lado y ahora soy yo quien lo guía.
―Ahora si cariñito nadie nos va a interrumpir.
Escucho su risa, para luego sentir como se me pega por detrás besando mi cuello a la vez que toma mis senos, los mueve y aprieta.
Me encanta esta sensación.
―Nada de primos entrometidos―murmura en mi cuello, para dar un apretón fuerte en mis senos.
Suelto un suspiro.
Llegamos a la habitación y me encamina a la cama, se sienta y con la mirada me indica que haga lo mismo pero sobre él, al llegar no lo dejo hacer nada más que besarlo, sus manos inquietas toman mi trasero para acortar la inexistente distancia entre los dos.
―Cariño tenemos que parar―alcanza a murmurar.
―¿En verdad eso quieres?―pregunto a la vez que me froto contra él.
Lo veo suspirar y negar.
―Eso pensé―beso su cuello.
**ATENCIÓN CONTENIDO EXPLÍCITO Y SEXUAL**
Maldición.
Ni en mi sueño había visto tan fogosa a Lupe y la verdad eso me gusta.
Como puedo tomó el borde de su blusa para subirla poco a poco, no quiero que se asuste.
Una vez fuera su blusa beso sus senos, me encanta sentir su piel, como puedo quito su brasier, quiero hacer todo lento para que ella no se asuste.
No quiero ser brusco como lo fui hace un rato, pero ella saca eso de mí.
Tomo con mi boca uno de sus senos, juego con su pezón más que duro; mordiendo ligeramente y succionando fuerte, mientras que el otro lo estrujo, una vez que terminó cambio de seno, dando el mismo trato.
A ella solo la escucho suspirar.
Sigo dejando besos húmedos en sus senos, a la vez que dejo algunas marcas en su pecho, me detengo a observarla y su mirada es de satisfacción, pero lo que yo busco es algún tipo de temor y no hay nada, solo deseo.
Eso me anima a quitarle su pantalón junto con sus bragas lento, por algún motivo quiero que esté segura de esto. Una vez fuera esas prendas me dedico a besarla e introducir en ella un dedo, la siento tensarse pero seguimos en lo nuestro, hago movimientos circulares lentos cerca de su clítoris. Mientras una de sus manos viaja por mi abdomen y sigue su recorrido hasta mi miembro, me da un apretón que me hace brincar, para luego meterse debajo de mi pantalón y sobre mi bóxer es que sigue frotando.
―Más rápido―me pide tímidamente y mueve sus caderas marcando el ritmo.
Hago caso y aumento la velocidad, ella igual aumenta el ritmo, mientras me dedico a besar su cuello. Siento sus paredes contraerse al mismo tiempo se aprieta mi miembro gimiendo, saco mi dedo de su interior y ella suelta un gruñido bajo.
―Ya estás más que lista―le aviso.
Me paro de la cama y bajo su atenta mirada es que me terminó de desnudar, lo hago rápido sin perder más tiempo, su mirada se detiene en mi virilidad, la tiento moviendo mi miembro lentamente de abajo hacia arriba, poco a poco noto como su mirada se transforma.
―Te quiero dentro ya―comenta.
Subo a la cama de forma que me acomode arriba de ella, beso sus labios tiernamente y entró en su intimidad rápida. La veo quejarse un poco, tarda en reponerse, aprovecho para embestirla lento, no la quiero lastimar, poco a poco voy aumentando el ritmo.
Ella solo gime y araña mi espalda, sus piernas las enrolla a mi cintura para más profundización.
―Más―pide.
Aumentó las embestidas, en un momento tomó con brusquedad su pierna derecha y la pongo arriba de mi hombro, ella me encaja sus uñas en mi piel mientras gime fuerte. Me encanta. Sigo así hasta sentir como tiembla y sus paredes aprietan, esta por llegar y yo también, vuelve a encajarme sus uñas a la vez que llegamos al clímax.
Salgo de ella y con la misma posición hago que ella gire de forma que su trasero me dé la bienvenida.
***
Después de un rato bastante excitante, caigo a su lado cansado y tratando de normalizar nuestras respiraciones.
Una vez más tranquilo analizó algo que noté en ella. Debo sacar esa duda.
―¿Por qué no me dijiste que eras virgen?
Dedicada a EvelinGonzalez363
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro